lunes, 29 de diciembre de 2008

Idas y venidas

Voy con retraso. Si hubiese llegado a tiempo esto sería algo así como "Fin de la sexta temporada" y ahora mismo os tendría abandonados como acostumbro a hacer por estas fechas. Sin embargo, en medio des ajetreo de estas semanas, entre viajes, comilonas, visitas, reencuentros y cenorras, aquí estoy, aprovechando uno de esos escasos momentos de calma y tranquilidad para saldar cuentas. Sentado en salón de casa de mamá, con el portatil en las rollidas, ojeando el teledaria mientras ella, sentada en el sofá de al lado, se toma su café con leche con cara de pocos amigos. Luego tendré que preguntarle si hay motivo o sólo es cansancio.

Siempre, siempre que vuelvo al lugar donde viví tantos años, donde hay tantas personas que me esperan para darme un abrazo, todo tiene un regusto extraño. Por un lado la alegría, la ilusión del reencuentro. Las nuevas historias, ponerse al día. Volver a disfrutar y compartir esas cosillas que antes eran cotidianas y ahora son momentos especiales: una partida de mus, fabada y churrasco, un café a media tarde, un paseo por la playa, una cena tranquila en casa. Por el otro, saber que me vuelvo a ir en breve, que no se pueden hacer planes, que hay que aprovochar ahora y que suele saber a poco. Después de casi tres años, nos vamos acostumbrando. Empieza a ser normal que venga, pase unos días corriendo de un lado para otro, sin demasiado tiempo para casi nada ni nadie, y me vuelva ir. He aprendido a tomarme con calma el querer que ver a a tantas personas, a dosificar los días y de carreras las justitas. Vosotros me ayudáis a que todo sea un poco más normal; aunque nunca sea lo mismo, aunque las espectativas muchas veces se queden en eso, en espectativas.

Hablando de espectativas, antes de aterrizar en Asturias, pasé un fin de semana en Barcelona. Después de hacer los deberes con la Capital, era de rigor visitar a la competencia. En Barna, además de darme el gustazo de tomar unas cervezas con unos amigotes a los que no veía desde que se fueron de Copenhague hará año y medio, de volver a ver al compañero de fatigas en Shanghai y de practicar un poco de danés con la rubia, pude disfrutar de la ciudad. Barcelona me dejó una sensación agradable, de cuidad acogedora, manejable. Un lugar donde, al contrario que en Madrid, se puede ir de un sitio a otro paseando. Una ciudad viva, dinámica, que vive de cara al mar y se contempla a sí misma con orgullo. Y ojo, que digo orgullo y no obsesión. He vuelto a comprobar, esta vez in situ, que los catalanes no tienen rabo, ni cuernos, no escupen fuego por la boca. He visto con satisfación que la infuria catalano-independentista que nos venden ciertas instituciones catalanas y los medios de comunicación nacionales, están muy lejos de lo que se vive, se siente y se respira en la calle. En la calle uno se encuentra con unas gentes amables y educadas, que tan orgullosos se sienten de hablarte en catalán como en castellano, y que son igual de agradables compañeros de mesa ante un pulpo a feria que unos calamares fritos o una pizza.

En breve toca volver a CPH, y dudo que vaya a tener tiempo para ponerme al teclado hasta entonces. Aunque tengo muuuucho trabajo a la vista en Enero, no debería ser estilo "caos diciembre", así que espero que Bitácora vuelva por sus fueros cuando éste que firma tenga un poco más de tiempo para pensar en lo que escribe. Mientras tanto,

Feliz Año Nuevo a todos.

Sed buenos. . . O no ;)


Imágenes: Amaneces en Gijón (Juan Antuña), Barcelona desde el mar (David Guerrero).

jueves, 18 de diciembre de 2008

jueves, 11 de diciembre de 2008

Viajando entre nieblas

Os estaréis preguntando, o quizá no, por qué si llegué de Shanghai el lunes a medio día, no he actualizado todavía ni la Frase de la Semana. Pues porque desaparezco unas días y aquí se monta la de Dios es Cristo. Una hora después de llegar a casa tras veintidos horas de viaje, estaba trabajando, sentado en una reunión de urgencia con mi jefa para explicarme que los de la petrolera se han flipado con la charla que di unos días antes de irme a Shanghai. El resultado es que están dispuestos a correr con todos los gastos extras, como si ya diesen poco dinero al grupo, para que les hagamos un trabajito de aquí al quince de febrero. Así que desde que aterricé he ido de reunión en reunión y tiro por que me toca. Me toca ir y volver a Zurich el lunes y voy tener todo lo necesario para no aburrime durante enero y febrero.

Hasta aquí todo correcto, nada extraordinario, es lo que tiene este trabajo, que las cosas van y vienen cuando menos te lo esperas. Lo que quizá pueda sorprenderles a ustedes un poco más, es que escriba esto sentado en un tren camino de Hamburgo. Lo de la petrolera es un extra, esto otro entraba dentro de los planes. Planes que incluyen turnos de entre dieciseis y veinte horas en sincrotrón de DESY hasta el sábado. Y espero que sea sólo hasta el sábado, cosa que cada vez tengo menos claro, y pueda estar de vuelta en casa para disfrutar de mi última noche de fin de semana en Copenhague antes de irme a pasar las navidades a España.

Por si esto fuese poco jaleo, de hoy al sábado en Hamburgo y el lunes ida y vuelta a Zurich, me tuve que pasar medio martes y todo el miércoles dando clase. Bueno, dando clase. . . Más bien, de brazos cruzados en un laboratorio vigilando que los eficientes estudiantes daneses no rompiesen nada. Entre el aburrimiento y la sensación de pérdida de tiempo, no sabía si cortame las venas o dejármelas largas.

A todo esto añadidle que mi amigote Vitor, después de haberse pasado un mes en mi casa buscando trabajo en Copenhague, hoy se volvía a España. Os imaginaréis que ayer fue inevitable que nos diésemos un pequeño homenaje; así que, para variar, cambio de país quedando a deber horas de sueño. Y ojo, que no me estoy quejando. Bien contento que voy aquí sentado en el tren, el primer momento de tranquilidad desde que volví de Shanghai. Y hablando de Shanghai, os tengo que enseñar unas fotos y contaros un par de cosillas más; pero en otro rato. Ahora voy a contemplar el paisaje. Sjælland ha amanecido envuelta en niebla y cubierta de blanco, no de nieve, sino del medio centímetro de helada que ha caído esta noche. Por la ventana se desliza una tierra fantasma, sin colores, serena. Justo lo que necesito contemplar para dormir un rato.


Imagen: The Depot

jueves, 4 de diciembre de 2008

Calles de Shanghai

Shanghai mola. Es una ciudad alucinante. Llegas a ella
Shanghai es una mierda. Es una ciudad miserable. Llegas
en el único tren de levitación magnética del mundo.
a ella esquivando bicicletas oxidadas. Se juegan la vida
Cuatrocientos treinta kilómetros por hora sin ruedas.
entre el tráfico caótico, ruidoso, sucio y despiadado.
Cuando bajas puedes pasearte entre rascacielos de más
Puedes pasearte entre casuchas hacinadas y ruinosas,
de cuatrocientos metros, torres de cristal y neón,
museos de la supervivencia. Entre ellas, en las
monumentos a la osadía humana. Abajo, en las calles,
callejuelas polvorientas y olvidadas, te engulle un
avenidas llenas de luz y árboles, te engulle un enjambre
enjambre de almas que se deambulan entre puestos de
de almas que se mueven entre cientos gigantescos centros
baratijas y chatarra volviendo la cabeza al ritmo de tus
comerciales al ritmo de sus teléfonos móviles. La vida
pasos. La moda no existe. La tecnología es algo que
avanza vertiginosa. Última moda. Última tecnología.
vender para comer. Calles olvidadas sobre las que se
Surgen nuevas avenidas y nacen rascacielos por todas
ciernen cada día nuevas sombras. El futuro les ha dejado
partes ante tus ojos. Imparable hacia el futuro.
atrás. Shanghai se hunde entre las promesas rotas del
Shanghai avanza sonriente inmersa en el sueño
comunismo.
capitalista.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Qué raro

Qué raro que teniendo que coger un avión dentro de un puñado de horas me dé cuenta de que son las cinco de la mañana y acabo de llegar a casa. Que raro que los minutos que me quedan para dormir algo tiendan a cero con cada letra que tecleo. Pero bueno, todo sea por no perder las buenas costumbres, la de irme al aeropuerto de doblete, o casi, y la de quedarme sobado en el asiento de clase turista antes de despegar; eso si alguna azafata capulla no decide despertarme porque mi asiento está cinco grados desviado de la vertical.

Sea como fuere, mañana a medio día me las piro para Shanghai, así que Bitácora descansará durante once días; hasta que vuelva cargado de afotos e historias, espero. . . He de confesaros que este viaje me da un poco de miedo, o respeto. Los cuatro primeros días me los voy a pasar a mi aire, solo hasta que llegue un amigote de Barcelona y luego se nos vayan uniendo algunos más. Es un pequeño reto que tenía ganas de afrontar: viajar solo. Que sí, que vale, que cuando me vine a Copenhague también me vine solo; pero estaban esperándome los del curro que, aunque no los conociese, eran una garantía de que alguien cuidaría un poquito de mí. Esta vez mi único contacto es un antiguo compañero de trabajo, chino, residente en Shanghai, muy majo, muy amable, me ha ayudado bastante con la logística; lo malo es que sólo entiendo su inglés cuando lo escribe. . . Y tengo mis dudas sobre lo que me entiende cuando le hablo; pero esa es otra cuestión.

A lo mejor alguien tiene curiosidad por saber cómo decide uno irse a China, muy fácil: improvisando. Un día te llama un amigo. Oye que mi jefe me manda unos días a Shanghai, ¿te vienes? Déjame que mire los vuelos. . .
¡Uy! Si me va a costar poco más que ir a España en navidades. Nos vemos en Shanghai, neno. Luego descubres que a esa cuidad la llaman cosas como "el París del este" o "la puta de oriente" y es inevitable, tienes que ir.

Lo dicho, quién dijo miedo habiendo hospitales. . . ¡Me voy Chinaaaaaa!!! :D

Sed buenos. Vuelvo enseguida.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Primeras nieves



¡Nieva!

Han caído, están cayendo los primeros copos del año sobre Copenhague. La Tierra ha estado girando muy rápido estos días. Tan rápido que sin apenas darme cuenta ha pasado una semana desde que os conté algo. Por suerte, la nieve tiene la extraña cualidad de hacer que el tiempo fluya más despacio. Uno mira los copos, meciéndose en aire, cayendo con parsimonia y empieza a caminar despacio, a respirar despacio, a pensar despacio. Y cuando te das cuenta estás sonriendo, que ya puestos a que el aire gélido te congele la cara, mejor con una sonrisa :)

Un grado, es lo que dice este cacharro; sensación térmica de dos coma cuatro bajo cero. Aún no es suficiente para que la nieve cuaje, habrá que esperar a la noche; pero sobra frío para que la te duela la cara cuando vas en bici. Es suficiciente para que el atardecer largo y calmado tiña de dorado las nubes cargadas de nieve, para que incedie el azul pristino que asoma entre ellas. Suficiente para que el mundo parezca otra vez limpio, fresco y puro.

Aquí aprendes a querer al invierno, a alegrarte de su llegada y sonreir ante cada imeil con olor a navidad que recibes. Aprendes que va a ser largo, que tienes que disfrutar la belleza de los mediodías en penumbra, de las noches largas alumbradas por velas, si no quieres helarte antes de llegar a sentir de nuevo el sol de primavera. Descubres que el calor y el verano no vienen de los cielos, sino que habitan todo el año en los corazones de las personas que quieres y aprecias.

Un abrazo para esas personas, para todas vosotras, para las de aquí y las de allá. Donde quiera que estéis, seguid cuidando de mi verano.


Imagen: Puesta de sol sobre un Copenhague nevado, Flemming Bo Jensen.

viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Y luego qué?


Desde el martes, Vitor, amigo y compañero de viajes y juergas, está viviendo en mi sofá. Después de un año de aventuras y desventuras, ha decidido venirse a Copenhague a buscar trabajo, un trabajo que le permita aposentarse a medio plazo y volver a disfrutar de la vida escandinava (tiempo libre, viajes y mujeres guapas).

A parte de la alegría de tener a un buen amigo en casa, de compartir cenas, largas sobremesas y cervezas, ver a Vitor estos días es como viajar en el tiempo, viajar un año hacia el futuro. En noviembre de 2009 a un servidor se le termina el contrato y, aunque aún no es preocupante, la prengunta ya revolotea por algún rincón de mi cabeza.

¿Y luego qué?

Cada vez tengo menos claro que vaya a terminar este doctorado; pero con un título más o menos en el bolsillo, las dudas son las mismas: ¿Seguir en el mundo académico o o buscarme la vida en la empresa privada? ¿Seguir en con esto de la geofísica y el petróleo o cambiar de campo? ¿Seguir dedicándome a la ciencia o volver a la enseñanza? ¿A enseñar qué? ¿Tal vez liarme la manta a la cabeza, tomarme otro año sabático y dedicarme a viajar hasta que se me terminen los ahorros o el destino me haga otra oferta que no pueda rechazar? ¿O suplicarle a alguna ONG que me deje jugarme el pellejo repartiendo paquetes de harina en el Congo? ¿Y si me busco un trabajo de camarero a media jornada en Islandia y me dedico a escribir, escribir y escribir y pasear por los glaciares y fiordos, hasta que sea rico y famoso?

La pregunta ya está ahí. Un ruido sordo en el fondo de la cabeza antes de dormirme. ¿Y luego qué? Y digo qué, no digo dónde. Dónde será una consecuencia más que una causa. Pero, calma y tranquiliad, aún queda un año. Y aunque sé lo rápido que pasa un año, también sé cuánto puede cambiar todo en un par de meses, en un par de días; tal vez la pregunta se responda a sí misma en el momento menos pensado. Además, como dice el colega Vitor: "Lo bueno de las personas como nosotros es que tenemos miedo al riesgo cero. Y eso nos hace ver las puertas donden otros sólo ven muros." Confío en que tenga razón. . .


Imagen: Vitor y un servidor mirando al futuro (Autofoto en Nara, Japón).

lunes, 10 de noviembre de 2008

Ya está liada. . . Otra vez :D


Your flight :
Copenhagen - Shanghai
Friday 28 November 2008
AF1451 - Tempo 13:10 Copenhagen, Copenhagen Airport (CPH), DENMARK - Terminal 2


Last check in time : 12:40

15:10 Paris, Charles de Gaulle (CDG), FRANCE
Operated by : Air France Aircraft : A 319 Meal(s) served on board :
Meal
Class : L Duration : 02h00, non-stop Allowance : 20 kg
Friday 28 November 2008
AF112 - Tempo 15:55 Paris, Charles de Gaulle (CDG), FRANCE - Terminal 2F


Last check in time : 14:55

09:55 Shanghai, Pu Dong (PVG), CHINA
Operated by : Air France Aircraft : 777200 Meal(s) served on board :
Meal Breakfast
Class : N Duration : 11h00, non-stop Allowance : 20 kg

Your flight :
Shanghai - Copenhagen
Sunday 7 December 2008
AF111 - Tempo 23:45 Shanghai, Pu Dong (PVG), CHINA - Terminal 1


Last check in time : 22:45

05:30 Paris, Charles de Gaulle (CDG), FRANCE
Operated by : Air France Aircraft : 777200 Meal(s) served on board :
Meal Breakfast
Class : N Duration : 12h45, non-stop Allowance : 20 kg
Monday 8 December 2008
AF1750 - Tempo 07:15 Paris, Charles de Gaulle (CDG), FRANCE - Terminal 2D


Last check in time : 06:45

09:10 Copenhagen, Copenhagen Airport (CPH), DENMARK
Operated by : Air France Aircraft : A 319 Meal(s) served on board :
Breakfast
Class : L Duration : 01h55, non-stop Allowance : 20 kg


Imagen: BigYellowTaxi.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Sin tiempo

Ahora os voy a contar millones de cosas del fin de semana pasado. Millones de cosas que se han ido multiplicando a lo largo de esta semana, dejándome sin un segundo para sentarme a escribir. Mea culpa. . . Ni siquiera me han quedado horas que robar, ni fuerzas para acecharlas en la noche.

Todo empieza el viernes cuando me invitan a una fiesta en el estudio de arquitectura donde trabaja una amiga. El motivo de la fiesta, ni idea. Empezaba a las tres de la tarde; están locos estos daneses. Haciendo un esfuerzo, aparecimos a las siete; antes no son horas decentes de ir a ninguna fiesta. Allí que me encuentro un montón de comida: jamoncito, chorizo, queso, salchichón. . . Increble pero cierto. . . Y algún vino decente amén de las inevitables cervezas. Todo ello amenizado por cuatro tipos que se habían traído las guitarras, la harmónica, el violín y todo cacharro susceptible de produccir sonidos con cierto orden y harmonía que tuviesen por casa. Buena música y cena gratis,
¿qué más se puede pedir? Pues, por ejemplo, que después de la fiesta, unos cuantos y muchas risas terminar en una fiesta de Halloween islandesa. Los islandeses, como todos los escandinavos, están locos, pero estos lo saben, les gusta y es contagioso. Ese bar lo tengo desde hace semanas en la lista de sitios a donde ir cuando todo te da igual y tienes ganas de reir.

Con estos antencedentes entenderéis que el sábado no fue un día muy productivo. Un poco de limpieza, hogareña y personal, un poco de lectura, entrenamientos de Fórmula 1 y hacer la compra para la fiesta de la noche. Hacía mucho que no liábamos ninguna en casa. Así que, para celebrar que llevamos un año en el apartamento decidimos juntar a una docena larga de amigotes, cosas poco salubles para picar, unos que traigan menta, otros limas, alguno agua con gas, ron, por favor, no os olvidéis del azucar moreno y hielo que no falte. . .
Listo: fiesta de mojitos. En mi vida había preparado uno, el sábado me pasé tres horas haciendo mojitos. Os garantizo que la primera ronda era imbebible; pero a partir de la cuarta generación no tenían nada que envidiarle al mojito medido de sábado por la noche, y la séptima y la octava en el Vaticano están pensando en añadirlas la final de la lista de los siete pecados capitales.

Domingo. Llega el gran día. Se limpia en un plis el cristo de la noche anterior y nos sentamos todos juntos a ver la la últimísima carrera con las bocas llenas de patatitas y palomitas. Ya sabemos todos lo que pasó en Brasil, y ahora no quiero recordalo. Termina la carrera y salimos pitando. Bicis, guantes, abrigos, entradas. . . ¡Concierto!

Aunque un servidor los descubrió hace un par de semanas, ellos "inventaron" eso que llaman post-rock allá por el 95. Es lo que está sonando mientras escribo esto, y lo que lleva saliendo del iPod desde que los descubrí. Os dejo con ellos:

MOGWAI - Auto Rock (Imágenes de Ergo Proxy)



P.S.- No he encontrado ningún video en directo con un sonido decente; pero aquí os dejo otra de las canciones me abraza las neuronas estos días:



P.P.S.- Fijaros si se me enredan las cosas que empecé a escribir ayer a eso de las seis de la tarde y he terminado por piblicarlo a las siete de la mañana después de andar toda la noche. . . Bueno, después de toda la noche, ¿vale?

lunes, 3 de noviembre de 2008

Interlagos 2008: Un podium triste

En lo más alto, Felipe Massa, lo hizo todo bien y le salió todo mal. Fin de semana perfecto: pole, vuelta rápida y victoria; pero no fue suficiente. La lluvia que cayó en la ultima vuelta empapó sus sueños de campeón.

En el segundo escalón, Fernando Alonso, demostró con una carrera magistral quesigue siendo el mejor; aunque ya no sea el Campeón más joven de la historia porque el record se lo arrevataba su archienemigo gracias a otro golpe de suerte inudita.

Tercero, Kimi Raïkkönnen, que este año parece haber perdido algo más que el número uno que se ganó ha pulso el pasado. Parece haber perdido la garra necesaria para llevar el mejor coche de la parrilla al sitio que le corresponde.

Un podium triste. Un podium con tres personas que ayer perdieron algo. Un podium donde ninguno tenía nada que celebrar; sólo les quedaba el orgulló de saber que dieron lo mejor de sí mismos, magro consuelo cuando la fortuna se tuerce en la última vuelta. Es triste que una de las mejores carreras de la temporada, y sin duda la más emocionante, termine de manera tan injusta. Una carrera para la épica, para que los aspirantes dieran lo mejor de sí cara a cara. El escenario perfecto para un duelo que no llegó a ocurrir; el deporte no es justo cuando la suerte arbitra.

Alejado de toda aquella tristeza, estaba el chico maravilla, saltando, gritando, recibiendo abrazos y felicitaciones de familia y amigos. Ayer no estuvo a la altura. Ayer no se mereció el campeonato. No fue que jugase a ser conservador, simplemente no dio la talla. Mientras Alonso aguantó a Kimi pegado a su difusor durante diez vueltas, Hamilton no fue capaz de contener a Vettel. Mientras Massa hacía una vuelta impecable tras otra, él patinaba sobre mojado y quemaba las ruedas sobre seco. Lewis mendigó puntos en Intelagos y el dios de la lluvia se apiadó de él, como hizo en Mónaco, regalándole unas gotas de agua en el momento más oportuno. En esa última vuelta que dio al traste con la apuesta de Toyota de aguantar el chaparrón con los neumáticos de seco. Esa última vuelta en que Timo Glock no pudo hacer otra cosa más que quitarse de en medio y regalarle a Hamilton el campeonato que no supo disputarle a Massa ni defender frente a Vettel.

Y más triste aún fue día para David Couldhart, que se despidió de la Fórmula 1 en la primera curva. Una forma injusta de terminar catorce años como piloto. Catorce años de carreras que lo colocan en lugar digno entre grades pilotos como Alesi, Berger o Frentzen, que sin haber ganado ningún campeonato, han hecho este deporte apasionante.

Así termina esta temporada, este campeonato que se ha decidido más por los errores que por los aciertos. Una temporada que ha sido apasionante porque los tipos con verdadero talento o se han retirado o no tuvieron coche para pelear. Visto como empezó el R28, queríamos que pasase rápido, y ya ha pasado. La temporada 2008 es historia, la 2009 empieza hoy. Esperemos que Fernando, decida lo que decida, tenga un coche que esté a su altura y podamos volver a disfrutar viéndolo demostrar cómo gana un Campeón.

Ahora me toca despedirme a mí, con penita, como siempre que se acaba una temporada, como siempre sin saber que os voy a contar los lunes por la noche de aquí al 29 de marzo. . . Un abrazo y gracias a todos por compartir conmigo la afición por la Fórmula 1. Es hora de meterme en cama, a ver si me olvido de quién llevará el año que viene el número uno y me duermo pensando en el doble adelantamiento de Melbourne, en el que le cayó a Weber en Mirabeau, en la magia sobre mojado de Silverstone, Spa y Monza, en la inesperada victoria en Singapur, en el contundente triunfo en Fuji, el carrerón que Alonso hizo en Shanghai y el podium bizarro que nos regaló para cerrar la temporada. Con coche o sin él, el neno nunca se ha arrugado, carrera tras carrera ha hecho milagros. Y no s¡olo él, Kubica y Vettel prometen darnos grandes momentos en el futuro. Pero esa es otra historia. . .

El año que viene más. Nos vemos en Melbourne.



Imágenes: TheF1.com y Autosport.

viernes, 31 de octubre de 2008

Samain

Oíd, esta es una historia antigua, de cuando las historias no se escribían en papel y los hombres nos reuníamos a contárnoslas entorno a las hogueras para aullentar el miedo a la noche. Oíd, hoy es Samain, equinocio de otoño según el antiguo calendario celta. Hoy es el día en que hace siglos los habitantes de Europa celebrábamos el fin de año, el fin de la cosecha. Mañana será año nuevo, el comienzo de la oscuridad, el largo y frío invierno acecha. Esta noche. . . Esta noche a caballo entre el año que termina y el que empieza. Esta noche que marca el fin de la luz y el comienzo de la oscuridad. Esta noche los espíritus de los muertos caminan otra vez libres por la tierra. . .

He aquí el origen de la fiesta que, en paises de herejes e idólatras, llaman Halloween y que, en tierras de buenos y viejos cristianos católicos, apostólicos y romanos, siguiendo el tercer mandamiento —Santificarás las fiestas.— han convertido en el Día de Difuntos o de Todos los Santos. Sabed pues, que cuando esta noche os disfracéis de zombies, o cuando mañana acudáis a postrar flores antes las tumbas de vuestros difuntos, estaréis haciendo honor a una tradición mucho más antigua de lo que a los cristianos, expertos en colonialismo cultural por plagio y asimilación, les gusta creer.

Tampoco les gusta hablar de Mitra, el dios traído a Europa desde Persia por los soldados romanos. Según cuentan, Mitra nació de una virgen. Se le adoraba en cuevas oscuras donde los iniciados sacrificaban toros y ofrecían presentes. Vírgenes, cuevas oscuras (pesebres sombríos), toros (vacas y bueyes). . . Esta historia me suena. Dicen además que en los templos te Mitra había una sóla luz para guiar a los creyentes hasta el altar donde yacía la imagen del dios; pero a esa luz no la llamaban Estrella de Belén ni los devotos de Mitra eran tan ricos como para ofrendarle oro, incienso y mirra. Sabed que para iniciarse en los misterios de Mitra, los aspirantes debían pasar a través una muerte y resurrección rituales. Hay también quienes discrepan y cuenta que Mitra que no nació de una virgen, sino que nació adulto de un bloque roca sólida. Roca sólida como la del sepulcro sobre el que, según comenzaron a contar siglos después, resucitó el hombre-dios de los cristianos. Rocas, resurreciones. . . Os dejo que vayáis atando cabos. Samain es una gran noche para atar cabos.

Cuando terminéis, no os extrañará saber que el Emperador Teodosio, al mismo tiempo que proclamaba al cristianismo como religión oficial del Imperio Romano a fines del siglo cuarto, declaraba ilegal el culto a Mitra.
La religión es el enquistamiento de creencias pasadas: mitología, entramado de conjeturas, esas presunciones de confianza en el universo, esos pronunciamientos que los hombres han hecho en busca de poder personal, todo ello mezclado con jirones de iluminación. Y siempre el impronunciado mandamiento definitivo es "¡No harás preguntas!"

— Frank Herbert


Imágenes: PaperBlue y Wikipedia (imagen del interior de un templo de Mitra en Ostia Antica, Italia)

sábado, 25 de octubre de 2008

Mañanas frías

Tendrá unos doce o trece años. Aún es de noche cuando una mano le despierta sacudiéndole el hombro con cariño. El rostro entre las sombras le dice que desayuno está listo en la cocina. Es un rostro severo, el bigote siempre impecable, el pelo muy corto y oscuro empieza a escasear en las sienes.

Desayuna en silencio, disfrutando el café con leche caliente en la penumbra agradable. La
brasa roja de un cigarrillo que se mueve iluminado a intervalos el rostro silencioso. Luego se sienta frente a él, mientras da el último sorbo al café, la brasa roja se extingue en un replandor final.

En el corto paseo hasta el coche, entre la bruma que se empieza a teñir de amanecer y el canto de los pájaros, agracede haber seguido el consejo de ponerse una camiseta más. La carretera está vacía y húmeda. Las curvas pasan dóciles entre la niebla y los árboles. Despacio, sin desperdiciar palabras, hablan del tiempo, de si levantará la niebla o lloverá, de la película de ayer, del coche que les adelantó el otro día.

Cuando llegan al río ya ha amanecido. El canto de los pájaros, acompañado por el susurro deslizante del agua sobre las rocas, es una sinfonía de paz; el valle angosto, un teatro de acústica perfecta en el que los últimos fantasmas de la niebla danzan a ras del agua en
el aire frío, helado, húmedo. Huele a bosque, musgo y rocío. Huele a agua fresca y a vida. El sol aparece en el último momento, asomando sobre las montañas, colándose entre hojas verdes y doradas de las ramas inclinadas sobre el río. Las aguas resplandecen, se convierten en un espejo que duplica la belleza del mundo.

Agachado junto a la orilla, el muchacho contempla la figura erguida sobre una roca que sobresale en una curva del río, entre las sombras y las lanzas de luz. Con el cigarro colgádole de los labios y los ojos fijos en las sombras de la otra orilla, parece, sólo parece, ajena a la belleza natural del lugar. El muchacho contempla los movimientos lentos, deliberados, precisos. El arco elegante de la caña al lanzar la cucharilla. ¡Clop! Rompe la superficie en el lugar exacto, junto a la orilla opuesta, en el remanso sombrío bajo las ramas a ras de agua. Luego la ve recoger sedal despacio, siguiendo el anzuelo con la mirada. Intenta memorizar cada gesto, cada detalle mientras sigue respirando el aire frío de una mañana perfecta.



Quizá mañanas como aquella en que mi padre me llevaba a pescar a algún río escondido entre los Picos de Europa, tengan la culpa de que siempre sonría cuando salgo de casa y el frío me golpea la cara. Quizá por eso, tras un buen puñado de años y muchos kilómetros de por medio, uno de los mejores momentos del día sigue siendo cuando voy en bici en las mañanas frías del otoño escandinavo con el cielo límpido sobre mi cabeza. Y aunque ahora la sinfonía la ponga el iPod, mi respiración sigue dejando un estela de baho. Aunque no haya ríos sino lagos que reflejan los edificios del centro de Copenhague, la bruma sigue danzando sobre las aguas. Aunque esto no sea un bosque, sigue oliendo a musgo y rocio, agua fresca y vida. Quiza por todo eso, las mañanas frías, siempre serán mañanas perfectas.


P.S. - Pocas veces he visto a mi padre saltar de alegría, una de ellas fue el día que pesqué mi primera trucha :)


Imágenes: Blue Ridge Blog y Lago Peblinge (Flemming Bo Jensen).

lunes, 20 de octubre de 2008

Shanghai 2008: La sombra del miedo

Si Lewis Hamilton hubiera hecho a lo largo de temporada otro par de carreras como la de ayer, seguiría sin caerme bien, seguiría sin gustarme que tenga cada vez más opciones de hacerse con el título; pero tendría que callarme la boca y aguantarme. Ayer no dio opciones: pole, vuelta rápida y victoria. Corrió su propia carrera y nunca nadie llegó a amenazarle. Se sacudió con cincuenta y seis vueltas impecables las dudas de Fuji y las sombras chinas del año pasado.

Los dos Ferrari hicieron de comparsa. Impotentes. Paralizados. Incrédulos. Ni el mejor Kimi, ni el Felipe más templado pudieron seguirle el paso al chico maravilla. Y en el muro fueron incapaces de improvisar una estrategia para, al menos, incordiar al moreno, ponerlo nerviso, buscarle el fallo. No, decidieron calcar las paradas en boxes, minimizar el daño y dejar que Räikkönen hiciera de buen compañero y cediese el segundo escalón del podium a Massa. Tal vez no confían lo suficiente en sus pilotos como para diseñar osadías. Tal vez temían dar un paso en falso y que les mordiese el perro de presa que venía detras, paciente, incansable, sin nada que perder.

Otra vez cuarto; pero esta vez un cuarto que sabe a victoria. Alonso volvio a dar lo mejor. Puso el R28 a un par de décimas de los Ferrari vuelta tras vuelta, algo impensable hace un par de carreras. Su presencia, una sombre silencia, cazador incansable, atenazó las opciones de los de Maranello. El mejor coche se les escapaba por delante y el mejor piloto les marcaba el paso por detrás. Y, aunque demostró que no quería problemas perdonándole la vida a Massa en al primera curva, dejó claro, como siempre, que estaba allí para dar lo máximo devolviéndole a Kovalainen un adelantamiento de libro sin despeinarse.

Poco más hay que decir de una carrera que Hamilton hizo demasiada aburrida y Ferrari no supo aderezar. Mencionemos la lucha desesperada de Kubica, que vio sus escasas opciones de ganar este campeonato escaparsele entre las manos, las mismas sujetaban un volante que aún no está a su altura. Y no olvidemos a Piquet que, a base arreglar en carrera lo que estropea en la clasificación, esta teniendo algunas actuaciones que bien podrían valerle para conserver el asiento el año que viene.

Así las cosas, el chico maravilla ha dado un puñezado en la mesa que ha dejado a los de rojo temblando; Alonso, cuando no está haciendo lo imposible subido en el R28, se dedica a lanzar comentarios para diversión y desconcierto de todos; Kubica se despide de su sueño hasta el año que viene, y nosotros empezamos a cruzarnos todos los dedos posibles, confiando en Hamilton, puede volver a hacerlo, ya lo hizo el año pasado, puede volver a mostrar su clase en Brasil y regalarle el campeonato a Massa.


Imágenes: Autosport.

jueves, 16 de octubre de 2008

Un día de paz

Me levanto a las diez y media. Fresco como una rosa a pesar de haber dormido cuatro horas. Por alguna historia rara del mantenimiento del edificio del departamento hoy no podemos ir a trabajar. Qué pena.

Desayuno. Calma y tranquilidad. Llovizna. Hace frío. Un precioso día de otoño. Precioso para sentarme en mi sillón de leer con un buen libro. Ahora lo tengo aquí, a mi lado. Le quedan unas cuarenta páginas, que dudo que pasen de esta noche. Es una tragedia de proporciones épicas. Otro ejemplo de lo que dicen al principio de Braveheart:

La historia la escriben los que matan a los héroes.

Inmerso en las páginas, dejando fluir el tiempo con el corazón en un puño. Y llaman al timbre. Sin preguntar, le doy al botón de abrir el portal y vuelvo al libro. Y llaman a la puerta. ¿Cómo?
¿A estas horas? ¿Quién? ¿Por qué? Abro la puerta. Me enamoro. Allí está, con la ropa de trabajo menos sexy del mundo, ni falta que le hace, su sonrisa y los ojazos azules, la caja de herramientas y diciéndome no sé que los radiadores y los contadores. Sí, sí, pasa y comprueba lo que quieras, cariño. Si esto fuese una película o una de mis fantasías sexuales, ella se lastimaría o necesitaría mi caballerosa ayuda por cualquier gilipollez y terminaríamos al menos con un nombre y un número más en la agenda. Pero la niña es tan asquerosamente eficiente como bonita. Y un servidor está allí, incómodo en su propia casa, sin saber si mirarla más o ignorarla por completo. Tampoco es bueno para el ego necesario en caso de querer hacer una gilipollez saber que llevas puesto el pantalón roñoso de andar por casa, la camiseta con los lamparones de cocinar la cena, entre otros, los pelos según me los recogí al salir de la cama y el sudor de las horas de juerga de ayer envolviéndome en un aura de carisma y poder sobrenaturales.

Ya sé lo que sentiis vosotras cuando él, y no un él cualquiera, sino Él, por fin os hace esa proposición indecente que por nada del mundo querríais rechazar y resulta que, oh, divina casualidad, vuestra femininidad está en todo su apogeo. Por suerte lo mío tiene más fácil solución: a partir de ahora me ducho según me levante; por si las rubias.


¿Ya está? Sí. Me da el recibo, qué rica. Sonríe y se las pira. Hala, que tengas un buen día, cosa guapa. Mecagüen. . .

Y vuelvo a mí sillón de leer y al libro. Relajado. A él no le importa que huela mal y, además, tengo el conocimiento inefable de que el momento estelar del día ya ha pasado. Puedo estar tranquilo y despreocuparme hasta mañana. Ya me he deshecho de la oportunidad de hoy con una elegancia y temple asumbrosos.

En algún momento indeterminado entre entonces y ahora, mi estómago se pone pesado. Por suerte para él, tengo que ir a recoger la ropa a la lavandería y de camino hay un turco que hace unos durum de pollo wonderfulosos.

Satisfecha una de las necesidades básicas, es hora de ver lo que ocurre por el mundo. Un par de horas por el ciberespacio sobra para ponerse al día. Luego tenía pensado continuar con el relato que tengo a medias; pero me da pereza y vuelvo al libro. Cuando me doy cuenta ha anochecido. Es la hora sagrada. Hora de ir a entrenar.

El dolor es temporal. El orgullo es para siempre.

Me encanta entrenar con esta banda. Todos los días me empujan hacia algún límite. Y eso es de todo menos fácil después de veinticuatro años empeñándome en ponerlos un poco más allá. Me encanta. Vuelvo a casa con una sonrisa tonta. Camino despacio. Cansado. Relajado. Lleno de energía. Con la cabeza despejada. Con ese dolor en los brazos, las piernas, los hombros, el abdomen, el pecho y los dorsales, que mañana será el mejor recordatorio de que sigo vivo y luchando.

El dolor es temporal. El orgullo es para siempre.

Y después de la cenita acompañana por un par de capítulos de alguna de esas series frikis japonesas que me gustan, he decidido que antes de contaros algo más trascental sobre mí, tenía que compartir con vosotros un día como hoy. Tal vez así, todo termine teniendo un poco más de sentido.

Ahora, con vuestro permiso, y sin él también, para qué os voy a engañar, voy a terminarme el libro.


Imágen: encontrada en http://riowang.blogspot.com

lunes, 13 de octubre de 2008

Fuji 2008: ¿Estoy soñando?

Si estoy soñando, no me despertéis. . . Alonso ha vuelto a fabricar otro milagro. Ha vuelto a hacer lo impensable. ¡Ha vuelto a ganar!

Cierto que parece que el R28 a dado un gran paso adelante; pero él supo sacar lo mejor de un coche que sigue siendo medio segundo más lento que el McLaren y el Ferrari. Cierto que los errores de sus rivales le facilitaron las cosas
; pero él no cometitió errores. Nada de desluce la contudente victoria de ayer. Ayer, el mejor Fernando Alonso nos deslumbró. Ayer, no lo ensombrecieron ni un coche mediocre, ni los infortunios en la pista. Avergonzó a los dos aspirantes al título dando un recital de pilotaje vuelta tras vuelta, con una velocidad y consistencia que nadie pudo igualar, dando una lección magistral al dictar por la radio a sus ingenieros la estrategia a seguir para ganar la carrera. A base de manos y cabeza, Fernando se fabricó una ventaja que no tenía. A base de coraje y maestría, convirtió su ventaja en una victoria inolvidable.

Y mientras el Bicampeón regresaba al lugar que le corresponde, los dos aspirantes al título nos mostraron otra vez porqué no merecen los volantes que tienen entre las manos, ni mucho menos los laureles de campeón. El chico maravilla volvió a ser demasiado agresivo a destiempo, arruinando su carrera en la primera curva. Mientras que el brasileño demostró de que pasta está hecho queriendo arreglar sus propios errores a empujones. Aunque tanto Massa como Hamilton me parezcan unos torpes e indignos de ser campeones —para eso hace falta algo más que ser rápido, hace falta tener cabeza, guardarse la agresividad para cuando es necesaria y mostrar respeto por los otros diecinueve pilotos que hay en la pista, creo que las penalizaciones que recibieron fueron excesivas; justas, pero excesivas. La pasada de frenada del moreno, el toque de Massa y posterior de Bourdais, son incidentes de carrera. Son errores de los pilotos. Riesgos mal calculados. Cosas que pasan cuando te juegas un Campeonato de Formula 1 a trescientos kilómetros por hora. Hablamos de competitión, de carreras, de llevar las cosas al límite; no creo que los pilotos deban ser sancionas por cometer errores naturales en esas circunstancias, errores que caben dentro del margen de seguridad y son parte del espectáculo. Los límites de velocidad, los ceda el paso y las distacias de seguridad son para las vías públicas, no para los circuitos. Aún así, aunque discrepe con los comisarios, reconozco que fueron justos; justos en el sentido de que aplicaron el mismo rasero para todos, sin importar quien fuese, ni los puntos que llevase en el campeonato. Espero que estas deciones más estrictas de lo normal sean muestra de su intención de terminar escesos de agresividad antideportivos y peligrosos, como a los nos tiene acostumbrados el chico maravilla, y no de convertir a los pilotos en conductores modelo para anuncios de la DGT.

Así las cosas, la carrera de Fuji puso a cada uno en su sitio:

1. Alonso

2. Kubica

3. Räikkönen

¡Qué bonito podium! Tanto que incluso a pesar de perder las opciones matemáticas al título, Kimi sonreía.

Y, a parte del por podium, un servidor también sonreía: por la gran remontada de Piquet, de décimosegundo a cuarto, aunque al final se achicó con Kimi; por gran duelo de las últimas vueltas entre el Campeón finlandes y Kubica; por el empeño de Massa en apañar algún punto, con adelantamiento espeluznante a Weber incluido. Gran, grandísima carrera que, además, nos mostró quien es quien y fue un gran ejemplo de por qué este campeonato aún está por sentenciar: porque quienes lo merecen no pueden y quienes pueden no lo conseguirán por sus escasos méritos, sino por los errores el rival.

Pero al menos hasta la semana que viene, todo eso me va a dar igual; voy seguir disfrutando del sueño de volver a ver al neno subir a lo más alto tras escribir en la pista, curva a curva, vuelta a vuelta, otra página de su leyenda.

¡Grande, neno, muy grande!!!




Imágenes: TheF1.com y Autosport.

sábado, 11 de octubre de 2008

Semanas como ésta

Hay semanas que pasan como ésta, de puntillas, como sin darte cuenta. Semanas rápidas en las que la paciencia, las ganas y el tiempo para escribir se quedan atrás. Semanas que odiaría por haber pasado sin pena ni gloria, pero que se hacen querer gracias a un par de detalles entrañables.

Alguien me dijo hace algo más de un año que mientras tubiese algo que contar estaría bien. Si aquella frase fue una perla de sabiduría vital o una mirada a rincones dentro de mí desconocidos hasta entonces incluso para mí mismo, es algo que aún trato de descubrir. Lo que tengo claro es que
tenía y tiene razón. Tanta, que sé que el día que no tenga, que no quiera contar nada, será el día de hacer la maleta y largame.

Por eso me preocupan las semanas como ésta, por el inmenso cariño que le tengo a esta ciudad y porque me niego a que las semanas me pasen sin pena ni gloria. Pero echándo la vista atrás subido en este sábado, sería injusto decir que esta semana ha pasado sin más. Las escasas horas que he pasado en casa, la pereza para sentarme ante el teclado que las acompañaba, el que de repente sea sábado, hablan de lo ocupado que ha tenido esta semana y de las horas robadas al sueño. Los días se han ido llenando de pequeñas cosas compartidas con las personas que tienen gran parte de la culpa del cariño que le tengo a Copenhague. Bajo ese manto de cotidianeidad y familiaridad se ha ido escondiendo esta semana. Un café después del trabajo. Un paseo bajo atardeceres increibles, cada vez más tempranos y más largos. Un cena tranquila. Una cerveza en el bar de siempre. Pero si uno escucha con oídos atentos, descubre que el reto sigue estando ahí, en cada una de esas charlas en las que compartíamos nuestras espectativas, nuestras dudas, nuestros anhelos entre sorbos de café, trozos de sushi y ese humor cruel que sólo es posible entre amigos. Si uno mira con los ojos limpios, seguirá sorprendiéndose. ¡¿Y cómo no?!

Esta semana hemos descubierto un restaurante de los que echábamos de menos desde que estuvimos en Tokyo. Mesas bajas, sentatos en cojines, prohibidos los zapatos. Música agradable, todo sin prisas, los platos preparados con cariño.

Ayer descubrí tres bares nuevos en mi barrio. Música en directo, sofás acogedores o un pequeño mundo de luces y ritmo. Ya tengo más donde elegir.

El jueves rompimos la rutina laboral lléndonoes a Møns Klint. Tres kilómetros de acantilados blancos a cuyos bordes asoman bosques pintados de otoño. El már brillante, azul, frío como el cielo, como el viento que anuncia el invierno. Y los árboles rojos, verdes, naranjas, cálidos recuerdos del verano.

Sí, sería bastante injusto decir que esta semana está pasando sin pena ni gloria. Sobretodo sabiendo que no voy a tener tiempo a releer y corregir esto porque he quedado en diez minutos. Merienda en algúna encantadora cafetería del centro. Luego un cumpleaños. Después verermos si la noche es capaz de mantenernos despiertos hasta que empiece la carrera. . .

Nos vemos. . .


Imágenes: a lo mejor otro día, que ahora llego tarde.

P. S.- Je. . . Una hora y media escribiendo y va a resultar que esa última frase casual puede que sea la que mejor describa esta semana. . .



jueves, 2 de octubre de 2008

Seis cosas que me hacen feliz


Por primera vez en este blog, voy a participar en una de esas nuevas costumbres, hábitos, prácticas o como queráis llamarlo que van surgiendo por el ciberspacio. Esto que voy a escribir hoy, en la blogoesfera se llama meme. Consiste en que alguien lanza una pregunta en su blog, la contesta y sus lectores blogeros pueden subirse al carro y reponder la misma pregunta en su blog propio. Por lo general las preguntas son del tipo:

¿Cuáles son tus diez actrices porno favoritas?

¿Qué tres cosas harías si te fueses a morir dentro de dos horas (y lo supieses. . .)?

¿Quiénes serían los afortunados si te diesen carta blanca, medios e inmunidad total para matar a cinco personas?

Y cosas por el estilo. Pilláis la idea, ¿no?

En este caso, el meme lo recojo desde el blog de un ciberamigote que se hace llamar banyuken. Como él tiene mejor gusto y menos mala saña que un servidor, la pregunta en cuestión parece más inocua:

¿Cuáles son las seis cosas que te hacen más feliz?

Interesante invitación a mirarme en el espejo. Sobre todo teniendo en cuenta mi opinión sobre la felicidad. Sí, sí, esa, la cita de Gottfried von Strassburg que decora el encabezado de este blog y que ha protagonizado ya un par de entradas. Llevo dándole vueltas al asunto todo el día. Seis, sólo seis cosas. Las seis cosas que te hacen más feliz. Hay tantas. . .
¿Y cómo ordenarlas? Cada una tiene su momento. . . ¿Cómo escoger?

Solución: voy a enumeraros las seis cosas que me hacen más feliz y que puedo disfrutar de forma cotidiana. Y es curioso el parecido que guardan con las seis cosas que cuando las hago nunca siento que esté perdiendo el tiempo. Vamos a ello:

1.- Escribir. Este blog, los relatos que de vez en cuando os llegan a algunos, cartas (eléctronicas o a la vieja usanza) a los amigos, lo que esa. El placer de jugar con las palabras para contar una historia, expresar una idea, compartir algo que lleve dentro con el resto del mundo, me llena, me hace feliz.

2.- Entrenar. Vamos, una plancha más, arriba otra vez, otro puñetazo, otra patada. Prueba esto, y ahora así, una vez más. Mucho mejor. Ahora más fuerte, más rápido. Grita, salta, empuja, golpea. ¡Vamos! El dolor, el agotamiento,
la adrenalina, entrar en flujo y nada más importa, no piensas, actúas, sientes, bailas. Abrazar al otro después del combate. Y la satisfacción de que has vuelto a empujar el límite un poco más allá. Saber que hoy también vas a dormir como un bebé. Felicidad.

3.- Tener a los amigos desparramados por casa. Después de una buena cena, con un vino decente o unas cervezas en la mano, hablando, contándonos cosas, no estando de acuerdo. Aprender unos de otros. Descubrirnos libros, películas, música. Contarnos los planes. Confesarnos los miedos. Desvelarnos el pasado. Cambiarnos los unos a los otros. Y, a veces, quedarme sentado en una ventana del salón, observar cayado, dejándolos hablar a la luz de las velas, saborear los detalles, la perfección del momento. . . Momento eterno porque nadie va a mirar el reloj, a ninguno nos importa que mañana que levantarse a las siete.

4.- Ver a Fernando Alonso haciendo los pajaritos. Que aunque ya no sea algo cotidiano, volverá a serlo. Además, después de la última carrera, tenía que poner esto aquí ;)

5.- Enseñar. Esto también ha dejado de ser cotidiano; pero hubo un día en que lo fue y, ahora, cuando tengo la más mínima oportunidad vuelvo a disfrutarlo. Una charla, una presentación, una explicación detallada para algún compañero del trabajo, algún consejo para los quien entrene conmigo, lo que sea. Transmitir conocimientos a otros, ver el brillo en sus ojos cuando comprenden, el agradecimiento cuando mejoran, el reto de las preguntas capaces de poner patas arriba lo crees que sabes, todo se funde en el placer de haber sido útil a alguien, de haber influido en su vida, de haberle mostrado algo nuevo, de haberle hecho sonreir al cruzar un nuevo límite. Lo echo de menos. . .

6.- Ir y descubrir, volver y redescubrir. Dicho de otro modo viajar, aterrizar en lugares extraños, aprender otras maneras de hacer las cosas, maravillame, sumergirme en choque cultural, navegar por la historia, empaparme del paisaje, respirar aires frescos. Y luego volver y mirarlo todo con nuevos ojos y una sonrisa.

¿Y a ti qué es lo que más te pone?


Imagen: la encontré en el blog de Lobo Solitario, pero no tengo muy claro de dónde la sacó él.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Singapur 2008: La fortuna ama a los osados

Volvió al lugar que le corresponde. En el momento menos esperado. Cuando todo parecía perdido. Lo que la fortuna le arrebató el sábado, se lo devolvió el domingo como premio a su osadía. Era un regalo envenenado, una pequeña oportunidad para jugársela a doble o nada; pero era todo lo que le hacía falta al mejor piloto del mundo para demostrar eso: porqué es el mejor.

Cierto que ver volver a ver a Fernando Alonso en lo más alto de cajón, primero, vencedor del Gran Premio de Singapur, fue fruto de la fortuna, la buena fortuna que le ha esquivado toda la temporada; pero como dijo Bob Bell: la mala suerte del fallo de la bomba de gasolina en la clasificación, se compensa con la buena suerte durante la carrera. Además, la fortuna de ayer no fue sólo fruto de la casualidad, fue un triunfo buscado, peleado y defendido con tres armas:

Primera, un R28 que, por primera vez en lo que va de temporada, se ha mostrado al nivel de los grandes. Al menos si quien lo pilota es el Bicampeón del Mundo, que hizo su mejor vuelta personal en el giro 55 parando el crono a unas dos décimas de la vuelta rápida en carrera. Además de mostrarse muy sólido todo el fin de semana, quedando primero en la segunda sesión de libres del viernes y en la del sábado. Esperemos que el buen rendimiento del coche continúe en las carreras que quedan.

Segunda, una estrategia descabellada ideada por el propio Fernando. Todos en Renault sabían que saliendo décimoquintos no había nada que hacer y aceptaron su idea genial de optimizar la estrategia para el caso de que hubiera un coche de seguridad en la parte intermedia de la carrera. Apostaron por a salir con las gomas super-blandas y poca gasolina, para adelantar todos los rivales posibles al principio y repostar antes de la hipotética aparición del coche de seguridad. Hipótesis que se convirtió en realidad cuando, tras el accidente de Piquet, Alonso era el único piloto que había hecho ya su repostaje. La fortuna sonreía. La osadía daba su fruto; pero había que rematar la faena. . .

Tercera, el arma definitiva, el propio Fernando Alonso. Genial, magistral, soberbio como siempre, sacó partido como nadie de la oportunidad inesperada. Fue la única estrella que brilló en la noche de Singapur. Mantuvo la calma y controló la carrera y el consumo de su monoplaza mientras esperaba que las penalizaciones anunciadas y los repostajes programados le quitasen de delante a Rosberg, Kubica, Trulli y Fisichella. Luego, con la pista libre y sólo la gloria ante él, voló como en los viejos tiempos. Sacó lo mejor de un coche que por fin estuvo a su altura. Vuelta tras vuelta, marcó un ritmo infernal que nadie fue capaz de seguir. Consiguió en menos de diez giros la ventaja de veinticinco segundos que el permitía hacer su segundo repostaje sin perder el liderato. E incluso después de que el segundo coche de seguridad anulase la distancia que le separaba de Rosberg y Hamilton, resurgió endosándoles seis segundos en dos vueltas espeluznantes. Demostrando quién, con fortuna o sin ella, era el digno y merecido ganador de la carrera.

Mientras Fernando y Rosberg recogían el fruto de un año de esfuerzos y frustaciones por parte suya y de sus equipos, otros se sumían en la catástrofre causada por su propios errores. Lo único comparable en espectacularidad la victoria de Alonso fue la caída fulgurante de Ferrari. A Massa le engañó el semáforo (ya van dos está temporada) destrozando su carrera, la mangera y dejándole sin puntos. A Kimi se le volvió a ver incómodo en el F2008 y terminó estampado contra el muro tras otro de esos errores que antes eran inusuales en él. Mientras, cosa rara en él, Hamilton condujo pensando en el campeonato, sin arriesgar y contento de aumentar su liderazgo del Campeonato otros seis puntos. Esperemos que los de rojo vuelvan por sus fueros en las tres carreras que quedan y eviten, sea como sea, que tengamos que aguantar el año que viene al chico maravilla y a superpapi con el número uno en el morro del McLaren.

Para terminar, reconocer que me he quedado sorprendido con este Gran Premio, con esta carrera nocturna que siempre consideré una locura inecesaria; pero que, al margen de mi euforia por la victoria de Alonso, ha sido bonita de ver y con mucho más espectáculo, lucha y adelantamientos de los que todos preveíamos.
¡Y chispas! Para los pilotos sería un infierno, pero a mí, y seguro que a muchos otros aficionados, volver a ver tras tantos años una estela de chispas saltando de los difusores de los monoplazas nos ha traído nostalgia y recuerdos memorables. Casi tantos y tan memorables como volver a ver a Alonso con el dedo en alto y haciendo los pajaritos.

¡Bravo, neno!!!




Imágenes: TheF1.com y Autosport.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

P R I M E R


Mi primera reacción fue de excepticismo. ¿Una peli sobre unos ingenieros americanos que cacharreando en el garaje en sus ratos libres hacen un descubrimiento asombroso? ¿Viajes en el tiempo y paradojas temporales? Suena a ciencia ficción barata con tufo americanuzo, ¿verdad? Pero como suelo compartir gusto para libros y películas con la persona que me habló de esta, decidí curiosear un poco. Fue rápido; maravillas de internet:


Ahí, en la página oficial de la peli, además de unas cuantas imágenes que hablaban de una fotografía extraordinaria, encontré el dato que sacudió mi curisidad: siete mil dólares. Un siete con tres ceros y esté simbolito: $.

¡ 7000$ !!! Ésto es lo que ha costado la película. O "lo que cuesta un coche usado", como le gusta decir a Shane Carruth, que no es otro que el director, el guionista, el protagonista, quien se ha encargado del montaje, de la banda sonora y de gran parte de la producción y la postproducción. De matemático reconvertido en ingeniero a cineasta. Tres años de aprendizaje y cinco semanas de rodaje pidiendo prestadas las casas de amigos y vecinos, las bibliotecas, algún hospital y lo que fuese necesario para hacer su película.

El resultado es una estética limpia, cotidiana, cercana; un mundo poblado por personajes reales envueltos en una trama sorprendente hasta el punto de resultar confusa. PRIMER es una película donde lo que sabes juega con lo que no sabes. Un juego inteligente, inquietante, con el que Carruth logra que te delietes en tu propia confusión. Y al final de los ochenta minutos, sólo piensas una cosa: tengo que verla otra vez. . .

. . . Espero hacerlo antes de que termine la semana. Mi amigo tenía razón.

Sin embargo, lo más importante de
PRIMER, al margen de lo que cuente o deje de contar, son sus 7000$; siete mil patadas a los pilares de lo que creemos que es posible o imposible hacer en esta vida.


Imagen: http://www.primermovie.com

sábado, 20 de septiembre de 2008

Viktoriagade

Hace unos días me pregunté por qué después de casi un año viviendo en esta calle nunca os he hablado de ella, con la de juego que da. . .

Viktoriagade, "calle Viktoria" en cristiano y pronunciado Fvik-TO-(r)iagueldl, parece sacada de una canción de Sabina, toda llena de putas y camellos. Está en el corazón de barrio rojo de Copenhague y a cinco minutos del ayuntamiento. En dos minutos a la redonda tengo sex-shops y puticlús para aburrir. También puedo disfrutar de un ambiente más moderado en bares oscuros y roñosos con clientes entrañables, de esos que forman parte del mobiliario y hace años que no beben agua. También estoy bien servido de restaurantes: español, francés, tailandés, turco, árabe (repito: hablamos de restaurantes) y un par de sitios daneses tirando a pijos. Sí, sí, locales donde los señores entran de traje y corbata y las señoras con bisón. En Viktoriagade la alta alcurnia danesa convive con yonkis y alcohólicos, y todos tan contentos, oiga.

Una calle como Viktoriagade sólo debe de ser posible en Copenhague. Sólo en Copenhague los drogatas te dan los buenos días y jamás te molestan pidiéndote unas coronas sueltas para el próximo chute. Sólo aquí, cuando llegas despendolado en bici a medianoche, los camellos evitan avisándote a gritos que te comas la caja de vete tú a saber qué, tirada por algún extraño motivo frente a la puerta sin farola de tu casa. Que ellos se cargan las farolas, pero no por joder, eh, sino por el bien del negocio.

Me gusta mi calle. Me gusta mi barrio, una pequeña Babel con caferías pijas danesas, resturantes españoles cutres, antros argentinos, carnicerías árabes, ultramarinos vietnamitas, lavanderías chinas, bazares turcos; pedid, que lo tengo. Me gusta y me enfurece. . . Pasar las noches de invierno por delante del salón de té molón lleno las señoras pudientes cacareando y danesitas guapas chismorreando. Abrir la puerta de casa y encontrarme en el tunel que da al patio interior a dos figuras encorvadas entre capas de ropa mugrienta. Carraspean un perdón y un buenas noches. Apartan apurados los mecheros y el aluminio de quemar la base y vuelven a lo suyo en cuanto se cierra la puerta y me alejo dos pasos, indiferente, como sino les viese, huyo hacia mi apartamento caliente y mi vida cómoda.

En esas mismas noches heladas, desde la ventana de mi habitación, en la esquina donde Abel Cathrines Gade se une a Viktoriagade, puedo ver algo tan insólito como esta calle: un corazón. Cuatro metros de hierro oxidado y grafitti coronados por una llama que nunca sé quien enciende. Un inmenso corazón de hierro en medio de las sombras del siglo XXI, una llama en el lado oscuro del primer mundo.




Imágenes: olikristinn y abelviktoria.dk

lunes, 15 de septiembre de 2008

Monza 2008: Oooh. . . Yeah!!!

Había muy pocas razones, pero después de carreras como la de ayer nadie a quien le entusiasme la Fórmula 1 puede decirme que sin Alonso luchado por el campeonato la cosa no tiene gracia. Me reafirmo en lo que dije del Gran Premio de Valencia: con el espectáculo que nos han ofrecido estos dos últimos fines de semana circuitos clásicos, de los de toda la vida, como son Spa y Monza, ¿para qué queremos el marketing barato de Valencia o la locura que nos espera dentro de quince días en Singapur? Un circuito legendario, un poco de lluvia, los veinte mejores pilotos del mundo y el espectáculo está asegurado. Oooh. . . Yeah!!!

Tenía que pasar esta temporada, donde las cosas están tan igualadas que, un golpecito de suerte y un mínimo desliz de los grandes, han abierto las puertas de la victoria al joven talento de Vettel y a la modestia afanosa del equipo Toro Rosso. Poco a poco, con tesón y trabajo duro, el equipo de Faenza, los mismo hombres que hasta hace dos años se llamaban Minardi, han ido escalando en la parrilla hasta codearse con los grandes. Ayudados por el magnífico motor Ferrari, la experiencia de un equipo humilde pero con muchos años en el negocio y ese alemán rapidísimo que ayer le arrebatató a Alonso los récores de poleman y vencedor de un gran premio más joven. Se llama Sebastian Vettel y ayer culminó un fin de semana perfecto brindando desde lo más alto de podium. ¿Qué hubiera pasado si su compañero, Bourdais, no hubiese tenido aquel problema estúpido con la caja de cambios en la salida? Nunca lo sabremos; pero no es descabellado pensar que ambos habrían terminado abrazados en el podium. . . Lo que sí es seguro es que victorias como la de ayer son las que hacen grande a la Fórmula 1. Victorias como los dos campeonatos de Alonso y Renault. Victorias que nos recuerdan que no todo es dinero en este negocio, que a veces el talento, el trabajo en equipo, la tenacidad y la osadía pueden hacer saltar por los aires los pronósticos y hacer que nos replanteemos si lo que llamamos sentido común de verdad tiene sentido.

Pero además de la victoria deslumbrante de Vettel, ayer pasaron muchas otras cosas en la pista. Las condiciones infernales de la pista: mojada, cambiante y con mala visivilidad, pusieros a prueba a hombres y máquinas. Además de con Vettle, por supuesto, de la carrera de ayer me quedo con tres nombres: Alonso, Kubica y Heidfeld, por ese orden. Los tres apretaron los dientes vuelta tras vuelta, cargados con gasolina hasta en los bolsillos para hacer funcionar sus estrategias a una única para con una primera sección largísima. Lucharon por defender sus posiciones cuando sus coches no les permitían correr. Y sacaron el cuchillo cuando la estrategia daba sus frutos, con los neumáticos intermedios en el mejor momento y la misma carga que los demás, para cruzar la meta tercero, cuarto y quinto.

¿Y por qué vuelve a merecerme Alonso más respeto? Porque su carrera de ayer volvio a ser soberbia. Porque cuando la suerte no le traicionó volvió a hacer el milagro. Pocos dudan que a estas alturas la comparación entre el BMW y el Renault es odiosa, y más aún en un circuito como Monza, que requiere todo lo que le falta al R28: estabilidad en frenada y al pasar los pianos, buena tracción y velocidad punta. Con estas cartas en la mano y gasolina para treinta cinco vueltas, el sábado Alonso se clasificó octavo, el domingo derrotó a Heidfeld y le faltaron un par de vueltas para robarle el podium a su amigo Kubica. En las peores condiones, con el coche menos adecuado, volvió a sacar lo mejor de sí mismo. ¡Soberbio!

Esto se haría demasiado largo si hablase de todo lo que merecía la pena ayer. Pocas veces hemos visto a los pilotos dejarse la piel como este año en Monza. Hicieron una carrera limpia, con apenas accidentes a pesar de las condiciones, lucharon y nos direron espectáculo. Tengo que felicitarlos a todos, incluso a los desafortunados Ferraris. . . Bueno, a todos menos a dos. A todos menos a los chicos de McLaren. Empezando por ti Kovalainen: más te vale que de aquí a Singapur medites seriamente cómo fue posible que un jovenzuelo conduciendo un Toro Rosso, alias Minardi, te robase la pole y la victoria sin darte siquiera opción a que te acercases a él. ¡Y tú con un McLaren, tío! Tú actuación de ayer resulta aún más ridícula comparada con la velocidad endemoniada con la que remontaba Hamilton mientras llevaba los neumáticos de lluvia extrema, con los intermedios la cosa dejó de funcionar; algo tiene el McLaren que hace trabajar como ninguno los neumáticos con temperaturas bajas. Y hablando de Lewis, sí, muy bien, muy rápido, adelantamientos impresionantes; pero este niñato es un hijo de puta. Con ese coche, con el talento que tiene, manibras como las que les hizo a Glock, Alonso, Fisico y Webber sobran, están fuera de lugar, son sucias, rastreras e ilegales. No se puede conducir como si estubieses sólo en la pista. No se puede andar empujando a los demás arriesgansose a provocar un accidente en cada frenada. Si todos condujesen como ayer el cabrón de Hamilton, la meta la cruzarían cuatro. Por suerte, el otro que era como él ya se ha retirado, y los que quedan se respetan un poco más a sí mismos y entre ellos; claro, que él dira, como dijo de Kimi tras Spa, que el problema es que no tienen cojones.

Pero que el chico maravilla no nos distraiga de lo importante, del carrerón, del espectáculo, de las actuaciones magníficas de diecioche pilotos, con Vettel a la cabeza como flamante y merecido vencedor. No nos distraigamos de lo que vimos ayer:

Fórmula 1, nenos, !Fórmula 1!!!

Oooh. . . Yeah!!!



P.S.- Os dejo de regalo la última vuelta de Alonso en Spa: espeluznante. Y no os olvidéis de echarles un vistazo a los videos resumen de la güeb oficial de la Fómula 1.


Imágenes: F1-Life y Autosport.