jueves, 31 de agosto de 2006

Fotos y algunas cosas más.

La mayoría sabéis que este fin de semana fue mi cumpleaños. Empezamos a celebrarlo el vienes con una cenorra en mi casa. Luego fue non stop party hasta el domingo a las cuatro de la mañana (bueno, ya era lunes). Pero no adelantemos acontecimientos. Tenía que contaros algo de hace un par de fines de semana, otro de esos extraños; pero como me temo que no me va a dar tiempo a escribirlo todo y hay alguien que ya lo ha hecho, os voy a poner su dirección para que hagáis un poco de turismo cyberespacial:

http://captainflint.blogdrive.com

Lo interesante de la cena del viernes, aparte de que nos pusimos como gorrinos, es que tengo fotos. Ehhh... Más bien las fotos son de la post-cena; porque mientras hubo comida en la mesa estabamos demasiado ocupados para hacernos fotos. Creo que son ciento seis fotos las que tengo; asi que me vais a permitir que
os elija un par de ellas pensando un poco por vostros (esto no se os va a hacer raro, Windows lo hace permanentemente, el gobierno también, la tele está para eso...) Aquí va la primera:



De derecha a izquierda: Paco y su sonrisa después del primer pelotazo de ron con cola; Tine, una danesa que a veces nos hace de guía nocturna; Kirsten, una compañera del curro que se esta conviertiendo en una buena amiga, y un servidor jodiendo la foto. Lo que no son personas o botellas es uno de los salones de mi casa, sí, eso del fondo es un piano. Ya os dije hace tiempo que era un sitio con un encanto especial, añejo, victoriano. Otra:


La morena que no salía antes es una griega amiga del fotógrafo, que no me acuerdo como se llama. Y aquí está el fotógrafo:

Giorgos, un griego que trabaja con Paco. Nunca dice que no a salir de fiesta o a otra copa. Jamás lo he visto irse para casa cansado. Un fiera el tipo.

Veeenga, vaaale... Un par de fotos de las danesas:



Pues esto a sido todo por hoy. Me voy pa'la piltra, que ayer también la liamos y el martes estuve en una macro carrera con los del curro: cinco kilómetros bajo la lluvia y sobre el barro. Divertidísimo... Otro día os lo cuento con más calma. Besinos y abrazos.

lunes, 28 de agosto de 2006

Estambul 2006: carrerón polémico

Ayer volvimos a disfrutar de otra de esas carreras que están haciendo de esta temporada una de las más apasionantes y divertidas de la historia de la Fórmula 1. De nuevo pudimos disfrutar de un duelo sin cuartel entre dos de los mejores pilotos de todos los tiempos, y no me refiero a de entre veinte mejores, porque sin duda están entre los cinco primeros y en mi opinión entre los tres más grandes.

Aun así, me hubiese gustado disfrutar del espectáculo sin tanta polémica de por medio, sabiendo que el juego fue limpio, divirtiéndome viendo a dos genios batirse sobre el asfalto a los mandos de esas máquinas extraordinarias. Pero no fue así. Llegamos a Turquia con historia del mass-damper de marras demasiado fresca, con demasiados antecedentes como para seguir creyéndome que estaba contemplando un espectáculo limpio. Y por si fuera poco, ciertos detalles de esta grandiosa carrera, no hacen más que confirmar el secreto a voces de que hay alguien en las altas esferas de la F1 empeñado en que Schumy se haga con su octavo título a cualquier precio.

Lo del mass-damper sólo es otra más. Qué curioso que decidan prohibirlo después de que en Ferrari llevasen toda la temporada intentando usarlo y desistieran incapaces de hacerlo funcionar. Los argumentos para la prohibición fueron ridículos y además ya os los habrá contado Lobato, asi que no os voy a aburrir con ellos. Pero esta historia me ha resucitado un fantasma de principios de pretemporada, cuando la FIA decidió cambiar de opinión respecto a la reducción de costos y volver a permitir los cambios de neumáticos en carrera. Qué curioso que los mayores beneficiados volvieron a ser los de rojo, pasando de no comerse ni los mocos a luchar por el título. Qué curioso también que en la reunión previa de pilotos cuando de la Rosa le preguntó a Charlie Whiting (el director de carrera, el tipo que se encarga del semáforo, de la bandera a cuadros, de decidir cuando debe salir el safety...) por las maniobras del alemán en Hungría, éste contestara muy serio: "maniobra legal", a secas. Esta bien saberlo, vino a responderle Pedro. Y hablando del Sr. Whiting, por qué no hizo salir al safety car cuando la pista se llenó de las esquirlas de fibra de carbono de algún estropicio? Por qué tardó dos vueltas en decidir que saliera cuando era obvio que el coche de Liuzzi suponía un peligro donde se quedó parado (para los pilotos y para los comisarios que debían retirarlo)? En Hungria el muy capullo no lo dudó un instante... Ah, claro, me olvidaba que en Hungria no iban delante los caballinos rampantes.

Y hay más! Qué me decíis de la salida? Conocéis esa norma que se impuso a mediados de los noventa para evitar montoneras que dice que, entre la salida y la primera curva, un piloto sólo puede hacer un cambio de dirección para defender su posición? Michael ayer hizo dos, el último, sutil. Lo cual, jugándose un campeonato del mundo pudiera ser aceptable si no hubiera provocado un accidente. Sí, sí, así de claro. Se apagó el semáforo y se fue como un tiro a tapar a Alonso, no sólo no lo consiguió y el neno se le puso a la par sino que cuando se dio cuenta que también se le colaba Fisico por el otro lado, decidió cambiar de trayectoria para tapar aquel hueco. Ok, un cambio, hasta aquí todo bien. Pero entonces se percató de su error, porque el fiel Massa había frenado demasiado en al primera curba para dejarle pasar; pero el que se colaba era el asturiano! Schumy, en una de sus típicas maniobras suicidas, decidió tirarle el coche encima con un nuevo cambió de dirección: PPPRRRR!!! MANIOBRA ILEGAL = Drive through. Al final, para variar, no pasó nada. Bueno, sí, Fisico tuvo que hacer un trompo, el inicio del carajal que vimos todos, para no comerse a Alonso, que se debía estar acordando de la difunta madre del germano. Menos mal que no es la primera en que se ve sólo contra los de rojo y se conocía la jugada.

Creíais que había acabado? Pues no. También anda el personal muy mosqueado con esos tapacubos nuevos que ha puesto Ferrari en las ruedas traseras. Y al margén de que sean legales o no, lo que es inadmisible es que les dejasen ponerlos para la carrera cuando en la clasificación no los habían usado. Regalmento dice muy clarito que no se pueden tocar los coches entre ambas. Podría seguir, y vosotros seguro que os acordáis de alguna otra; pero vais captanto la idea, no?

Pues lo mejor de la carrera fue que ni con esas. Que no hubo cojones. Que por mucho que lo ayuden y muchas trampas que le consientan, al alemán cuando le soplan a la oreja le tiemblan las manos. Metió la pata dos
veces en la crono, se comió la curba ocho tratando de ponerse a la altura del campeón y, durante catorce vueltas memorables, fue incapaz de adelantarlo con un coche que Massa nos demostró que está a otro nivel. Y es que Alonso volvió a estar soberbio, impecable. Sacó petróleo de un pequeño destello de fortuna. Con su calma imperturbable y sus manos geniales le hizo pagar caros los errores a su rival. Uno por uno y al contado, con un coche inferior le arañó dos puntos y el orgullo. Dos puntos inestimables para el campeonato. Igual que lo serán para de la Rosa a la hora de buscarse un volante para el año que viene, los cuatro que colocó en el casillero de McLaren con otra carrera espectacular contra viento y marena.

martes, 22 de agosto de 2006

Dinamarca: esa gran desconocida IV

... Como os iba diciendo, estos daneses son muy raros.

Hace un par de sábados estaba preparando el plan nocturno con Paco, un tipo muy simpático que conocí gracias este blog y que se vino a Copenhague hace cosa de un mes, cuando se le iluminó la neurona y se acordó que la hija de su casera le había dicho que iba a haber una "fiesta ilegal". El asunto sonaba, cuando menos, intrigante; así que nos dispusimos a pedir más referencias aprovechando que la criatura estaba en la habitación de al lado. Por qué la hija de la casera estaba en el apartamento de Paco, es algo que nosotros tampoco entendemos muy bien, así que no preguntéis. A lo que iba: nos contó que estas fiestas se montan tres o cuatro veces a lo largo del verano, avisan por SMS y la dirección se sabe media hora antes de que empiece.

-Oye, y quién la organiza?

-No sé. Alguien.

-Aah... Y hay que pagar entrada?

-No, es gratis.

-Vale. Y cuanto durará, más o menos?

-Hasta que llegue la policía.

Pa'llá nos fuimos. Llegamos al sitio, y no os creáis que era en algún lugar olvidado de Copenhague, sino en Nørrebro (leído Ng'rbr),
que no es el centro, pero casi. Donde mataron un italiano, os acordáis? Era una especie de escuela abandonad y estaba hasta el culo de daneses. Vamos, que la fiesta podía ser ilegal, pero no secreta. "Alguien" había llevado un equipo de música que te cagas, algunos focos y lo habían montado todo en una nave que había cruzando el patio. La peña se había llevado sus cajas de cerveza y andaba subiéndose por los tejados, literal. Cómo? Tampoco lo tengo muy claro... Será que la Calsberg también te da alas.

Al margen del chunda-chunda y de beber cerveza, los dos pasatiempos oficiales de la fiesta eran:

a) recorrerse todas y cada una de las habiataciones, salas, aulas o lo que fuesen del edificio. Si había que andar a patadas con alguna puerta testaruda, mejor. Y...

b) llenarlo todo de grafitis a destajo.

Y oye, entre birras, paseos y pintadas, un buen rollito universal que te cagas. Nunca vi daneses tan comunicativos (sin estar borrachos, se entiende). Un fiestón!

Hasta que se fue la luz... Abucheo general. Silencio repentino. Tres segundos de miradas cruazadas. Esto, a que va a ser que la han cortado. La madera, no? Se acabo la fiesta, colega...

Qué va, hombre! La peña salió sin prisas, con mucha calma y la música siguió en la calle mientras la policía iba llegando. Primero un par de coches. Luego ocho furgones de antidisturbios cercando la avenida por ambos lados. Paco y yo nos miramos preguntándonos si se habrían dado cuenta de que los tipos que se bajaban de las grilleras eran muy grandes, tenían cada de mala leche y unas porras enormes, porque de allí no se movía ni el Tato. Aquello iba contra todos mis instintos universitarios, quiero decir, que uno ve un antidisturbios y, o echa a correr, o le tira algo, una lindeza dedicada a su insigne madre y a sus diversos padres suele ser un buen comienzo.

-Oye, qué están haciendo estos tíos?

-No sé.

-Por qué se vienen hacia aquí como si nada?

Cuando nos dimos cuaenta estabamos tomándonos nuestras Tuborgs al lado de los maderos, que se dedicaban a pasearse en medio de aquel percal como si la cosa no fuese con ellos. Pero claro, al final, ni Dinamarca ni hostias; aquello no era normal, vamos, seguro. Trescientos individuos montado una fiesta en medio de una avenida a la una de la noche con la pasma paseándose por el medio? Al final pasó lo que tenía que pasar... Qué alivio.

Primero fueron unos gritos y abucheos. Luego voló algún vaso de plástico. Y al final acabaron lloviendo botellas. La cagamos, Luis! Va siendo hora de darse las de Villadiego que aquí va a haber ondonadas de hostias.

-Oká.

-Espera, espera... Estás viendo lo que yo?

-Eeeh... Sí, creo que sí.

-Se están pirando, no?

Analizadlo un segundo, vale? Mano. Botella. Botella vuela. Botella se estampa contra coche de la politi. Más botellas vuelan. Y más. Y... Y la politi se mete en los furgones y ejecuta un movimiento retrógrado hacia posiciones preestablecidas. Vamos, que se alejaron unos doscientos metros y se quedaron mirando.

La cosa acabó decayendo, y a los veinte minutos decidimos irnos a seguir el sábado noche en otra parte. Bueno, lo que de verdad pasó al final (de esto me enteré al día siguiente) es que algún capullo se cargó un par de escaparates, quemaron no sé qué y acabó habiéndo cincuenta y nueve detenidos. Lo cual, comparado que con lo que cabría esperar dada la situación, no es na'. Quiero decir, un servidor ha visto cargas policiales porque alguien había lanzado una bola de papel, y ni exagero, ni es broma, ni fruto de ningún sentido figurado.

Aún así, lo raro de toda esta historia no es la actitud de la policía danesa, que se dedicó a cuidar de las personas y no a darles de hostias;
evitó enfrentamientos innecesarios y actuó sólo cuando cuatro energúmenos sacaron las cosas de madre. Lo raro es la fiesta en sí misma. Allí ni se estaba reevindicando nada, ni había ningún objetivo común entre los asistentes que no fuese correrse una juerga saltándose un puñado de normas porque sí.

Esta actitud de al carajo con todo porque me sale de los ovarios, no es la primera vez que la veo en este país. No sé... Entre tanto bienestar, tanto dinero, tanto diseño, tanto civismo, tantas normas y tanto orgullo patrío...

... Algo huele a podrido en Dinamarca.

lunes, 21 de agosto de 2006

Disculpen vuesas mercedes...

... que haya tardado tantos días en ponerme frente al teclado para contarles algo. Y perdonazme también que hoy no os vaya a contar gran cosa. Por suerte, en ambos casos no es ni por pereza, ni porque no tenga nada que contar; sino porque, como ya os había advertido, esta temporada mi tiempo escasea.

Era mi intención contaros hoy algo un poco más largo; pero este fin de semana ha sido un no parar y estoy que me caigo de sueño, así que voy a ver si recupero los atrasos y me sobo ocho horas del tirón. De lo que quería hablaros era de ciertas peripecias y curiosidades de estos dos últimos fines de semana locos; os dejo un anticipo...

... fiesta "ilegal",

... una noche, dos paises,

... Gay Pride Copenhagen 2006

... y Fuck up your monday.

Si queréis saber más, estad atentos. Puede que mañana o pasado le arañe alguna hora al reloj. Ahora, directo a la piltra... Besinos y abrazos.

Mmm... Bueno venga, para los que tengáis ganas de leer algo más, aquí os dejo una historia de alguien que también tiene una espada...

Noventa y cinco centímetros

... Porque no es lo mismo tener una espada que colmillos... Y eso también os lo explicaré otro día. Ahora sí: buenas noches!

martes, 15 de agosto de 2006

Desperezando neuronas...

Tengo un par de novedades que contaros. Primero, que por fin he encontrado un grupo para seguir entrenando. Empecé el lunes pasado. Es un estilo parecido en cuanto al tipo de técnicas y objetivos que se plantean con el entrenamiento; aunque la dinámica de las clases y sistema es un poco más tradicional (raro sería...). Stan, el maestro, es un tipo joven, pone un cuidado exquisito en los detalles técnicos y sabe lo que se trae entre manos. Es agradable discutir con él esos detalles y las divergencias entre su estilo y el mío. El nivel del entrenamiento es bastante básico y con un componente físico alto, lo que me está dando la oportunidad de reforzar sutilezas técnicas y ponerme otra vez a tono, que andaba un pelín fuera de punto. Además, este mes estamos entrenando al aire libre, en uno de los muchos parques del centro de la ciudad, lo cual le da un punto extra al tema.

Uff... Cómo hechaba de menos pillarme una buena sudada de vez en cuando; de esas que al terminar te duele todo y duermes como un bebé toda la noche. La unica pega es que las clases son lunes y jueves (hora y media) y, por desgracia, a partir de esta semana sólo voy a poder ir los lunes. Por qué? Esa es la segunda novedad...

Esta tarde empiezo el curso de danés. Todos los martes y jueves tres horas y media. Bastante intensivo, sí. Son unos cursos gratuitos que oferta la ciudad para hacernos la vida más fácil a los extranjeros, la idea que aprendas danés cagando hostias. Por lo que me han contado son bastante eficaces y tienen una metodología muy dinámica. A ver... Ya os contaré como me va con este idioma vikingo, que aunque ya me empiezo a pispar de algo cuando me hablan, eso de las nueve vocales me parece que va a ser todo un reto. Pero bueno, quién dijo miedo habiendo hospitales? Y de paso a ver si me hecho unas risas y amplío el círculo de amistades.

Bueno, pues con todo esto, creo que a partir de ahora mis tardes van ha estar mucho más ocupadas. Además tengo que tomarle la palabra a algúnos compañeros de entrenamiento que querían quedar para entrenar algún día más; así que, con un poco de suerte, no va a ser sólo los lunes. Lo dicho, que el margen de tiempo libre se va a reducir bastante, lo cual, como supondréis, implica que no voy a poder escribiros tanto como me gustaría. Sniff, sniff... De hecho, ahora mismo debería de estar currando; pero me ha entrado un sueño de aquella manera. Vamos, que se me caía la cabeza encima de los papers (literal); asi que para despertarme decidí cambiar de tercio, que además llevaba unos cuantos días sin contaros nada. Y ha funcionado, mis neuronas empiezan a desperezarse.

Bueno, ahora me voy a hacer la compra antes de ir a mi primera clase de danés, y a ver si antes de que acabe la semana me pongo y os cuento un par de movidas curiosas de este fin de semana. Sí, creo que ya se está fraguando en mi cabeza la cuarta entrega de "Dinamarca: esa gran desconocida." Mmm... Ya veremos...

jueves, 10 de agosto de 2006

Dedicado a las mujeres.

Estás muy guapo...

Estas tres palabras son un comienzo tan bueno como cualquier otro para nuestra historia. Por supuesto, vosotras sabéis que no soy guapo y tampoco creo que estuviese especialmente resultón. Pero aun así, eso fue lo que me dijo Pre el día que nos encontramos por casualidad. Si las he escrito en cursiva es porque no lo dijo de una manera cualquiera. Las tres palabras salieron de su sonrisa acompañadas por un brillo en los ojos que, como no sois tontas, deberíais saber lo que significa. Sabréis entonces, que a pesar de que aquello no era cierto, ella no mentía. Lo que puede que sea más difícil de entender, es que no me hubiera dado cuenta hasta aquel instante de lo mucho que había echado de menos aquel brillo, aquellos ojos, su sonrisa. Por todo eso, aquellas tres palabras tuvieron la culpa de que todos los firmes propósitos que me había hecho se fueran al carajo.

De verdad, hasta ese momento, tenía intención de respetar lo que me había pedido en un mail hacía un puñado de semanas: no me llames, no me escribas, no vengas a verme cuando vuelvas, no me lo pongas más difícil... Pero no pude, y desde aquel instante, tampoco quise. Porque me había pasado tres meses separado por dos mil quinientos kilómetros de la persona que amaba. Tres meses en que tuve sus fotos guardadas en una bolsita junto a la cama y sólo las sacaba una o dos veces al día. Me daba miedo ponerlas donde pudiera encontrarmela a cada segundo. Igual que me dieron miedo todos los esfuerzos que, queriendo o sin querer, había hecho por no pensar en ella y, en cierto modo, lo fácil que había sido. Y sin embargo, ahora, sólo necesitaba caminar veinte minutos para estar frente a la puerta de su casa...

Dos mil quinientos kilómetros...

Veinte minutos...

Al día siguiente fui a verla. No la encontré. Así que me pasé toda la noche de bares y con los pocos amigos con los que contaba, esperando a una hora razonable para ir a despertarla. No quería ir de madrugada porque suele levantarse de mal humor si la despiertan. Volví a las ocho de la mañana. Bajó y me explico que en su cama había alguien que la quería y con quien se sentía muy a gusto. Aunque se me revolvió el estómago, en el fondo me daba igual. Claro que había alguien en su cama! Si me había dejado era porque yo no estuve para abrazarla por las noches, para susurrarle con un beso que todo iba a ir bien. Pero ahora estaba otra vez allí. Le pedí y le ofrecí un abrazo. Lo aceptó, me lo dío y lloró sobre mi pecho tres meses de soledad. Me dijo que me quería con palabras entrecortadas, con los ojos brillantes, apretandome tan fuerte que dolía. Y apretados, lloramos juntos por tres meses perdidos. Reímos secándos las lágrimas el uno al otro. Nos besamos para no seguir llorando, nos abrazamos para alejar el miedo y...

... Nos volvimos a despedir. Había alguien esperándola arriba. Ella me quería a mí; pero quería querer al que se quedaba. No quería dudas en su vida. No quería esperar más. Prefería ser querida a amar desde tan lejos. Pasar página...

Era sábado por la mañana, y me vais a permitir que dé un salto hasta el miércoles. Por el medio hubo demasiadas horas pensando, demasiada impotencia, bastantes lágrimas y buenos ratos, comidas y cenas con personas que me quieren, que escucharon y hablaron lo que debían.

Miércoles, decía. Me levanté temprano e hice las maletas despacio, a conciencia, un ritual para templar el ánimo, sabiendo que no iba a coger el avión de vuelta a Copenhague a las 14:20. Después de llamar a mi jefa para explicarle que tenía que quedarme unos unos días más en España, fui a ver a mi señora madre a su floristería y le dije que me hiciese un precioso y enorme ramo de rosas rojas. Vale, esto tengo que explicarlo, porque quienes nos conocéis un poco sabéis que semejante mariconada no pega ni conmigo ni con Pre. Era uno de esos chistes privados y estúpidos que sólo tienen gracia con tu pareja. Claro, como parte del chiste, tuve que pagar el ramo, a precio de hijo, eso sí, y me fui a buscar a la Melona.

Necesitaba verla, teníamos que hablar, nos merecíamos hablar. No me valía un puto mail después de tres años y medio. No estaba dispuesto a irme sabiendo que me quería. Iba a luchar hasta el final. No iba a subirme a un avión sin haber agotado hasta el último recurso. Me daba igual aquí, allí o en Pernanbuco; pero teníamos que estar juntos. Tenía que hacerle ver de una vez por todas que podía confiar en mí. Hacerle entender que si antes no le había prometido un futuro juntos era porque no tenía un futuro que ofrecer. Quería que dejase de creer que si no había querido que se viniese conmigo desde el principio no fue por huir de ella; sino, como me cansé de repetirle hasta la saciedad, porque temía que no todo fuera bien y tan bonito como parecía. Y de hecho no lo fue, joder, tuve que vivir mis dos primeros meses con seiscientos euros, y eso en Dinamarca no da para mucho, coño. Por todo eso me importaba una mierda perder el avión, por eso me mojé el culo alargándome las vacaciones por la jeta, por eso aparecí ante su puerta con once rosas rojas en la mano.

Abrió enfadada. No quería creerse que de verdad lo hubiera mandado todo al carajo por ella. Pero esta vez no pudo concebir ninguna explicación retorcida para lo que estaba viéndome hacer. El motivo era evidente y no pudo seguir enfurruñada. Hablamos, por fin hablamos... Entre muchas cosas me decía que sentía que hubiera hecho todo aquello para nada, que ya no quería quererme, que ya no tenía fuerza, que la soledad se había llevado la ilusión por un nosotros.

Pero nosotros estábamos allí, y seguíamos hechándonos de menos... Hicimos el amor rápido, nos follamos sin contemplaciones, como tantas otras veces. Con el ansia de tres meses apretándonos fuerte al uno contra otro, arañandonos, mordiendonos, concediéndonos la calidez olvido durante unos minutos.

Por qué te querré yo tanto?

Nos lo susurramos con los ecos de tres años temblándonos en la voz.

Comimos juntos entre risas y miradas cargadas de recuerdos y añoranza, de alegría compartida con un y por qué no bailando entre nosotros. Luego la dejé en el trabajo con la promesa de volver a vernos y unos pasteles para que merendase, que las rosas son una mariconada, pero un pastel es un pastel.

Fueron las cuarenta y ocho horas más largas de mi vida; pero el viernes por la tarde volvimos a vernos. Paseamos
bajo el cielo nublado del Cabo de Peñas mientras nuestras manos se encotraban sin querer. Entre el ronroneo del mar hablamos de trivialidades y de nosotros mientras se nos escapaban los besos. Bajo una llovizna fría tratamos de recuperar con palabras lo que no habíamos vivido juntos; pero sólo nos compensaban los abrazos.

Y al final, ocurrió lo único que no debía haber pasado. Todo estaba ya claro: tú a Copenhague y yo a ser feliz al lado de otro. OK, ya no podía hacer ni decir más. Había perdido la batalla. Era el momento de pagar la cuenta e irse. Los dos estabamos cansados, ella más que yo, seguro. Los dos estabamos confusos, yo más que ella, sin duda. Se acordó de que había alguien esperándola hacía más de tres horas. Que tenía que irse, decía, ahora sí. Y susurraba que lo que le apetecía era que nos bajáramos de coche, subiéramos a su casa y nos despertásemos abrazados por la mañana. Entenderéis que no podía escuchar aquello y dejarla irse. Cansados y confusos. Yo no quería entender y ella no sabía explicarse. Tiré un poco más de la cuerda y ella no la soltó... Se rompió...

Tuve que salir corriendo detrás de ella. Llevarla casi a rastras hasta el portal. Trate de tranquilizarla; pero cada palabra mía, cada gesto, le arrancaban una lágrima y un grito más. La seguí escaleras arriba. Por mucho que me lo gritase, que me empujase, no iba a dejarla de aquella manera. Se calmaba, sentada en el sofá, acunándose entre mis brazos, los brazos de un amigo, ya no los de un amante, y, sin saber cómo, volvía a gritarme, golpear las puertas, volvía llorar. Tenía que olvidarme de todo y quedarme allí; no podía, no debía, por más que me lo pidiera, irme dejándola así. Llamé a su cuñado y le dije que viniera a buscarla. Le prometi que no me iría hasta que él llegase.

Prefiero creer que escuchó lo último que le dije antes de subirse en el coche agotada, e irse. Pero va a dar igual, porque despúes de aquello no recordará que fue una tarde preciosa, que sigue olvidándose de todo entre mis brazos, que alguien escribió el guión de una película para ella. Todo quedará en el su gran cajón de cosas que Iván hizo mal, junto con casi cuatro años de recuerdos. Por eso esto es una historia triste. Cuando decidí pelear sabía que podíamos ganar o que me volvería solo a Copenhague. Asumido. Lo importante de la mayoría de las batallas no es ganarlas o perderlas, sino lucharlas; no dejar que los vientos del destino te arrastren por la vida, sino desplegar las velas y navegar hacia tus sueños...

... Mientras termino de escribir esto, empiezo a entender, por mucho que me joda, que si no hubiera sido así, no nos hubiéramos despedido nunca; mientras nos hubiera quedado una sonrisa que compartir nos hubiésemos quedado juntos. Tal vez la opción de separarnos con un abrazo y un que todo te vaya bien sólo puede existir en mi cabeza. Quizá esa era la única manera de perder esta batalla... Quizá no se podía salvar nada del naufragio...

Llevo un rato buscando una manera elegante de terminar. No busco una moraleja; no la hay. Creo que lo que intento deciros es lo difícil que ha sido escribir esto. Por qué créis que no ha habido artículos en tres días, ni los hubo el fin de semana? Por eso mismo quería escribirlo. Aquí están las esquirlas de la espada. Ahora ya sabéis cómo se rompió.

Hace bastantes años me encontré al principio de un libro una cita de Gottfried von Strassburg. El libro podréis encontralo en el centro de un estante sobre la cabecera de mi cama allá en Asturias, y sé que también en algún rincón de alguna de vuestras casas. Lo escribió un tipo peculiar llamado Tad Williams, se titula El Trono de Huesos de Dragón (The Dragonbone Chair). Alguna de vosotras nos haría el favor de regalarnos a todos esas palabras? Gracias. Así podréis ponerlas como final a esta historia. O como principio... Lo dejo a vuestra elección; yo las llevo siempre conmigo.

lunes, 7 de agosto de 2006

Hungaroring 2006: Justicia poética

Lo que más siento del abandono de Alonso este fin de semana, no es la oportunidad perdida de darle un hachazo al campeonato, ni el no haber podido disfrutar con la imagen de dos extraordinarios pilotos españoles abrazándose en el podium, ni que al final la potra de Schumy le regalase un punto a costa del novato Kubica. Lo que de verdad me jode, y sé que esto es bastante superficial e infantil, es que la remontada más épica que he visto en los doce años que llevo disfrutando con la Fórmula 1, pasará a la historia deslucida, eclipsada, porque quien sonreía exultante desde lo más alto del podium no fue el verdadero héroe del día; sino alguién que se encontró su primera victoria en la categoría porque los grandes no estaban. Y precisamente por eso: felicidades Button! Aunque me caigas como una patada en el culo. Porque para ganar hay que estar ahí, con la caña de pescar o con lo que sea, y ayer, tú y tu equipo, supisteis estar en el momento y en lugar justos.

Después de todo fue un podium bonito, no? Primera victoria para el ganador (después de, ejjjem, 113 carreras...). Primer y merecidísimo podium para un de la Rosa magistral, templado, contundente. Ahora todos deberían tener claro por qué merece y mereció siempre ser piloto oficial. Y en el tercer escalón, Quick Nick celebrando el primer podium para la breve historia de la escudería BMW. Lo dicho, bonito, diferente, merecido.

Pero volvamos a lo que hizo de esta carrera la más apasionante de la temporada. Y eso tiene nombre propio: Fernando Alonso. El campeón del mundo volvió a demostrar que es el mejor piloto de la parrilla. Aunque le ayudaron un poco. Primero lo comisarios le impusieron una rigurosa penalización de dos segundos en todas las tandas de la crono por increpar a un piloto (Robert Doornbors, de Red Bull-Ferrari...) que llevaba estorbándole un buen rato y por adelantar a no han dicho quién con una bandera amarilla que no se sabe por qué estaba allí. Al final ya sabéis que Schumy hizo otra de sus maniobras incomprensibles (adelantó tres coches con bandera roja) y se ganó también otros dos segundos. Así, las cosas volvieron casi a igualarse. Lo que no me queda claro es, si tan rigurosos eran los comisarios del GP de Hungría, por qué no le metieron a Schumy un drive through por la maniobra que le hizo a de la Rosa y otro por la que intentó liarle a Alonso cuando le dobló. Tal vez sea por el mismo motivo por el que en la anterior carrera descalificaron a los Midland, alegando que sus alerones eran un poco más flexibles de la cuenta, y a Ferrari les consintieron correr con unos mucho más ilegales durante cuatro carreras... Dejemos de revolver mierda, porque en éstas Alonso salía décimo quinto, el kaiser décimo primero y llegó una lluvia atípica decidida a dar el toque de gracia al escenario ideal para que Alonso hiciera su exhibición.

El semáforo se apagó y comenzó el recital. El neno volvió a salir como un tiro. Se pegó al difusor de Michael hasta que alguien casi lo echa al prao. Por eso sólo adelantó un coche en la salida. Y menos mal, porque para cuando volvió a pasar por la meta ya iba sexto. Bestial!! Adelantó a ocho coches en una vuelta!! Por dentro, por fuera, apurando frenadas, dejándolos clavados a la salida de las curvas de un circuito donde es casi tan difícil adelantar como en Mónaco. En la vuelta siguiente pasó el quinto. Sólo tardó tres más en ponerse tercero, regalándonos por el camino un adelantamiento imposible al heptacampeón. Schumy, el de la 130R en el 2005 lo olvidaste; pero este irá contigo hasta la tumba. Ya le habías cerrado la puerta, y entonces apareció por fuera, por la parte sucia, en medio del diluvio, con el R26 cargado hasta los topes, el único piloto que te ha plantado cara de verdad. Sabes de sobra quién es; aunque casi no lo vieras.

De verdad, once adelantamientos en cinco vueltas (Klien salía de boxes), es algo inaudito, genial, épico. Pero no fue sólo eso; ha habido grandes remontadas en la Formula 1, la diferencia es que ayer no fue una cuestión de estrategias, ni de que los delante tubieran problemas. Los adelantó a todos a base manos, saber hacer y genialidad (quizá el único que podríamos quitar de la lista sea Fisico, y menos mal que por una vez...). Y la cosa no terminó ahí. El podium no le bastaba. Fernando se la lanzó a por la victoria. Fue a la caza y captura de las dos flechas plateadas que comandaban la carrera doce segundos por delante.

Arañando segundo a segundo trazando cada curva de una manera única, pasando a más de un metro de los vértices, buscando las zonas más mojadas y evitando brusquedades. Cuidando unos neumáticos que sabía que le tenían que durar más que a nadie. Porque, por si fuera poco, Alonso llevó a cabo su gesta cargando con combustible para al menos diez vueltas más que sus rivales. Así dio alcance a Pedro y a Kimi en la vuelta quince. En la dieciocho pararon a repostar y ya no había nadie que parase al campeón. O al menos eso parecía, porque para cuando salió el safety (vuelta 27) le llevaba cuarenta segundos de ventaja al segundo.

A partir de aquí el camino a la victoria pasaba por no cometer errores, poner los neumáticos adecuados en el momento justo y la siempre inefable fortuna. Y fue esta última la que falló. Fue el dispositivo de seguridad de la tuerca de la rueda trasera derecha el que se rompió, el que evitó que una carrera épica se tornara en leyenda al final de la vuelta setenta. Ayer en Renault lo hicieron todo bien: estrategia, elección de neumáticos, decisiones improvisadas. A Fernando todos se quedan sin palabras para describirlo. Pero después de 22 carreras sin abandonar ya iba tocando. Una pena que fuese en está.

Al final, la justicia poética hizo acto de presencia y Schumy pagó cara su mierda de elección de neumáticos y sus malas artes para con Heidfield. Rompió un tirante de la suspensión delantera en un toque cuando su compatriota lo adelantó. Aún así,
el de Ferrari se quedó con el punto del octavo puesto, porque los rigurosos comisarios Hungaros descalificaron al debutante polaco (Kubica). Al parecer sus ruedas estaban tan desgastadas que el coche no llegaba al peso mínimo por dos kilos. Lo que me pregunto, a la vista de como quedaron nos neumáticos de Schumy es: pesaron también el coche número cinco?

En definitiva, una carrera inolvidable y unos protagonistas de lujo, Alonso, Schumacher, los McLaren resucitados con de la Rosa al volante y Toyota y Honda dando guerra, nos presagian un final de temporada a la altura de lo que está siendo una de las más apasionantes, reñidas y divertidas de las últimas décadas. Y ahora, tres semanas de descanso (para todos menos para Ferrari, que hará pruebas en su circuito privado, pasándose por el forro de los cojones todo lo que sea hacer una competición justa y limpia) hasta el GP de Turquia, diez puntos de ventaja para Alonso, siete para Renault y el cuchillo entre los dientes. No os lo perdáis!

viernes, 4 de agosto de 2006

Hoy va de fotos

Tenía pensado contaros una historia dedicada a las mujeres; pero me he acordado de que os debo unas fotos, así que, lo siento chicas... Bueno, en realidad no; pero queda bien decirlo ;-)

Antes de nada tengo que advertiros un par de cosas:

a) Las fotos no las hizo un servidor.

b) Es difícil beber cerveza, mantener dos conversaciones y decidir que rubia mirar mientras sujetas la cámara.

Y ahora al tema. Tengo fotos de danesas y alguna de la ciudad, cuáles queréis ver primero?

...

Quién lo hubiera dicho... Por mí no hay problema. Aquí va la primera:


Me hubiera gustado enseñaros una de la calle donde vivo; pero esta es muy muy parecida y os podéis hacer una idea del encanto que tiene el centro de Copenhague. A dos minutos de aquí está mi apartamento, y si camináis en la otra dirección os encontraréis esto:


Detrás de los cuatro colgados del ancla (Larena de Bucarest, un servidor, Hugo de Helsinki y Vítor, el gallego de Oslo), está Nyhavn (Puerto Nuevo). Puede que no sea lo más espectacular de la ciudad, que siempre esté lleno de turistas y que los bares sean carísimos; pero, coño, es precioso, sorprendente encontrarse con veleros entre las casitas de colores del centro de la ciudad. Otro de mis sitios favoritos son las antiguas defensas de agua que rodean Copenhague por el oeste, ahora son unos bonitos lagos que los daneses usan para correr alrededor.


Podría seguir así hasta mañana. No tengo por costumbre hacer fotos cuando viajo; pero al llegar a está ciudad eché de menos una cámara. Porque monumentos, estatuas y monumentas a parte, Copenhague parece hecha para sacarle fotos. Tiene un no sé qué, que qué sé yo, que... Que mejor os veníis y lo veis.

Y hablando de ver, tenéis que entrar en este bar, bueno, es una discoteca. Una discoteca un pelín especial, porque sólo ponen heavi, metal, trash, grunge, nü metal y otras clases de ruido afines. Esta es la fauna que uno se puede encontrar dentro:


Recordad, este es el bar macarra de la ciudad, a las niñas bonitas no las dejan entrar...


... Estas dos se colaron, y como se aburrían, se dedicaron al deporte nocturno nacional: poner caliente al personal. No, no son bolleras y hay que tener cuidadín con ellas, porque las bromas se las toman muy en serio; les dices cualquier bobada y...


... Acabas pareciendo Paco Martínez Soria.

Besinos y abrazos a to'os y to'as. Me voy a cenar, y luego creo que me van a llevar a un sitio donde sí hay niñas bonitas ;-)

Y tranquilas chicas, ya os dije que tengo una historia para vosotras. Por cierto, os había contado que los atardeceres en Escandinavia tienen una luz mágica?

miércoles, 2 de agosto de 2006

Magny Cours/Hockenheim 2006: Qué viene, qué viene...

Como estaba de vacaciones no os conté nada del GP de Francia; pero por aclamación popular (que no fueron ni uno ni dos los que me preguntasteis por el comentario) voy a hacer un refrito con el de Alemania. A ver que sale.

De Magny Cours tengo grandes y gratos recuerdos. Allí estuve el año pasado cuando Alonso cruzó la meta alzando la mano con los cinco dedos bien extendidos. Ya casi nadie se acuerda de aquella inconfundible manera que el neno tenía de gritarle a todo el universo, le gustase o no, las carreras que llevaba ganadas. Fue impresionante estar junto a toda la grada frente a la horquilla de Adelaida con los cinco dedos victoriosos en alto celebrandolo junto al futuro campeón. Pero eso forma parte de la historia, gloriosa, épica, pero historia al fin y al cabo. Porque este año Alonso no alzo la mano triunfal en la casa de Renault. Las tenía ambas muy ocupadas agarrándose los machos, porque los de rojo apretaban y por segunda carrera consecutiva sus neumáticos no estaban a la altura. Bastante hizo ya terminando por delante de Massa, el nuevo escudero fiel de Schumy, que le regaló unos segundos preciosos frenando al asturiano en los primeros compases de la carrera. Y dónde estaba Fisichella? Eso mismo lleva Alonso preguntándose toda la temporada, y tras bajarse del coche lo dijo alto y claro. Y es que en Renault no acaban de entender que hay una diferencia entre que no haya ordenes de equipo y que un compañero, las pocas veces que aparece, lo haga para joder.

A los hechos me remito: revisad el video de la primera curva de Hockenheim. Alguien puede explicarme qué ganó Físico cerrándole la puerta a Alonso? De hecho, si no se fueron los dos al prao fue porque el neno es bastante más sensato y viéndolo venir (igual que vio venir en la curva siguiente a de la Rosa) frenó antes de tiempo. O qué ganó pegándose a su difusor las diez última vueltas, presionándolo cuando sabía que tenía problemas con las gomas traseras?

Y no nos confundamos, eh. Soy el primero que detesta la manera en que los de rojo obligaban a Barrichello a regalarle carreras al alemán; pero hay una diferencia sustancial entre ordenar, por los santos cojones de Jean Todt, que Michael cruce primero la meta cuando ambos pilotos están en igualdad de condiciones de ganar el campeonato y ayudar a tú compañero no poniéndoselo difícil para que sume la máxima cantidad de puntos. En Ferrari lo tienen clarísimo: Massa podría haber ganado en Alemania con la gorra; pero decidieron que lo hiciera Schumy, porque al brasileño dos puntos más o menos se la traen al pairo, sin embargo para el que se juega el campeonato son cruciales y, al final, el equipo sumó lo mismo: 18 puntazos. Algo parecido podían haber hecho en Renault, que a Fisico el campeonato a estas alturas ni le va ni le viene y para Fernando cada punto es vital. Pero no, se han tomado al pie de la letra, y hasta sus últimas consecuencias, la filosofía de Briatore al fichar a Giancarlo. Dijo algo así como que lo habían elegido para que le metiera presión al neno, que con Trulli se estaba relajando. Que sí hombre, que apretar está muy bien; pero es que lo estáis ahogando, coño.

Conclusión: Alonso en cada carrera tiene que pegarse él solito con los dos Ferrari y sus cada vez más competitivos Bridgestone, con los McLaren cuando aparecen, con los Toyota el día que sopla la flauta y, por si fuera poco, con un compañero (por decir algo) que en las raras ocasiones en que está a la altura sólo piensa en demostrar que puede ganar a uno de los mejores pilotos de la historia. Por no hablar de sus ingenieros, que esa es otra... Ya me he enterado del posible motivo del cabreo monumental de Alonso tras la carrera de Indianapolis. Resulta que entre los dos compuestos que Michelin llevó para la carrera había uno más blando que era el que había elegido Alonso y para el que estuvo preparando los reglajes y la estrategia todo el fin de semana; pero, a última hora y pese a la insistencia del campeón, alguien decidió que tenía que usar los duros. Por qué? Porque no se fiaban de que fuesen a aguantar la presión en el óvalo, a pesar de que no habían dado ninguna muestra clara de que podría haber problemas. El resultado ya lo vimos todos.

Como último apunte sobre la carrera de Alemania decir que al parecer el fiasco de Renault, que a poco más y no puntúan con los de rojo se acercándose peligrosamente en la tabla, se debió sobre todo a problemas en los dos coches con las ruedas traseras. Usaron una suspensión trasera con una nueva geometría. A la vista está que no dio el resultado esperado, destrozó unas gomas cuyo rendimiento ya era de por sí un tanto pobre comparadas con las Bridgestone. En cuanto a la historia del mass-damper, lo van a volver a usar en Hungría y, por supuesto, regresarán a las suspensiones viejas. Y, hablando de Hungría, a ver si esta vez podemos disfrutar viendo a Pedro cruzar la meta en la posición que se merece, a ver si los de Michelin se ponen las pilas y a ver si el duelo Ferrari-Renault deja de ser un dos pa'uno.

martes, 1 de agosto de 2006

Aquí estamos de nuevo.

Bueno, pues se han acabado las vacaciones. No sé si por suerte, por desgracia o ambas; pero se han terminado. Estaba pensando en contaros lo que han dado de sí estos días, que ha sido para mucho; pero pensándolo bien, maldita la gana que tengo de escribir algo como la inevitable redacción del prime día de cole: hala niños, ahora vais a poner todos en un papel lo que habéis hecho estas vacaciones... No me da la gana, seño. Además, la mayoría de los que leeís esto ya os lo sabéis. Los que no, tranquilos, algo contaré... Puede que no sea hoy... Puede que no sea mañana...

¿Qué demonios os voy a decir entonces sobre las vacaciones? Pues que han sido inolvidables. Para lo bueno y para todo lo malo. Que he visto y aprendido muchas cosas. Pero por encima de todo, lo más importante de estos días han sido las personas. Tres semanas donde he podido confirmar una vez más lo que pensaba hace mucho tiempo; pero esta vez vivido y condensado de una manera brutal, intensa y dolorosa. He probado de nuevo que lo único que importa son las personas que nos rodean, y de paso he aprendido mucho sobre y de la mayoría de vosotros, de los que habéis estado y de los que no. Así que esta vez, además de un poco más de ropa y unos cuantos libros, me he traído una sensación agridulce de profunda tristeza que resulta reconfortante y maravillosa a su manera. Y es que, hay cosas que es imposible que te pierdan en un aeropuerto, con huelga de Iberia o sin ella.

Si todo esto os parece un tanto confuso, perfecto, estáis empezando a comprender cómo han sido para mí estas tres semanas. Lo que siempre estará claro y meridiano en mi cabeza son momentos como la despedida que me regalaron en la estación del Teatro Nacional de Oslo, con una gaita bramando bajo el abobedado de hormigón al son del Asturias Patria Querida y la Muñeira de Boal. O las horas de charla nocturna y bombones de vodka mirando el techo sobre la cama con los brazos tras la nuca. No olvidaré el cariño y respeto incondicional de los que fuisteis mis alumnos a pesar de lo poquito que hecho por vosotros últimamente. Ni tampoco la mirada triste de mis padres mientras me apollaban ciegamente en decisiones que sólo yo podía entender. Ahí estaréis siempre los que con un abrazo, un puñado de euros, una puerta abierta, horas de charla o invitaciones a comer me dísteis más de lo que me hubiera atrevido a pediros.
Y ya puestos, sería injusto que me olvidase de los que sólo habéis podido leer, preguntar o hacer un par de llamadas. Lo he ido dejando para el final porque, aunque duele o precisamente por eso, no quiero que se pierda por el medio: conmigo viajará siempre la última vez que hice el amor con Pre y también la ultima vez que la hice llorar.

Creo que será difícil de olvidar, y mucho menos perdonar, a los que miraron hacia otro lado. A los que pudiendo, no quisieron. A los que pidiéndoselo, no dieron. A los que estubisteis demasiado ocupados con la vida interior de vuestro ombligo. Ahora ya lo sé... Y no, por mucho que os extrañe a algunos, hoy no hay nombres. He peleado demasiado estos días. Necesito descansar. Esta vez no va a llegar con volver a afilar la espada; está rota. He aprendido tanto de mí mismo de todos vosotros, que sospecho que llevará un tiempo fundir todo eso en la forja y darle temple de nuevo.

Ahora me voy a dormir. Pensaba acostarme hace dos horas y, para variar, me habéis liado. Aún tengo el sueño atrasado desde jueves, me pican los ojos y después de releer esto... En fin, mañana más y os prometo que menos melodramático.

Gracias por hacer que fuelle siga avivando las brasas. Y recordad: personas, nada más que personas...