miércoles, 30 de diciembre de 2009

COP15


Voy terminar el año tratando de convenceros de que el mundo es una mierda y nosotros lo hemos cagado. Antes de que me fuese a España a esconderme un poco de mí mismo, tuvo lugar aquí, en Copenhague, esa pantomima político-mediática llamada COP15. Las Naciones Unidas, como organidoras del evento, dijeron al mundo que allí iban a arreglar el gravísimo problema de calentamiento global y miseria climática que ellas mismas habían causado.

Eso erá mentira. Allí nadie fue arreglar nada. De lo único que se trató en el COP15 fue de cómo parchear un sistema económico y social que hace aguas aprovechando el tirón mediático que tiene el ser verdes, ecológicos y buen rolleros. De lo único que se habló fue de cómo seguir aumentando los beneficios a pesar de la crisis que ellos mismo provocaron, engañar al planeta y quedar bien los periódicos.

¿No os lo queréis creer? Vale. . . ¿De qué se iba a discutir en el COP15? De calentamiento global. ¿Cuántos científicos había en la sala? Y me refiero a esa sala pequeñita a la que sólo podían entrar cuatro amigos y sus guardaespaldas; los otros quince mil acreditados estaban allí para que todo pareciese abierto, público y democrático no pudieron ni asomarse a la sala donde discutían los líderes del mundo libre. ¿Cuántos? Ninguno, no había ningún científico. Sólo sesudos políticos. No sé vosotros, pero cuando se me estropea la bici, se la llevo a mecánico de la esquina, no al Ministro del Exterior de Camerún. Alguien dirá que para eso están los asesores y comisiones científicas de cada país, para informar a sus gobernantes y que así puedan discutir de decidir con conocimiento de causa. Eso es una falacia barata. Eso es como mandar al presidente de un club de futbol a entrenar al equipo basándose en las notas que unos periodistas le han recopilado sobre cómo ganar partidos. Ningún club pone a su presidente a cargo del banquillo, no, todos contratan entrenadores. Será que nos preocupa más ganar la champions lig que detener el calentamiento global.

Así que en aquella sala no había nadie cualificado para discutir sobre calentamiento global. Ni falta que les hacía, porque ellos sabían que iban a discutir de otra cosa. Esa gentuza fue la misma que hace poco más de un año decidió que un bosque tropical y una plantación de pinos eran lo mismo. Firmaron un documento, según ellos destinado a proteger los grandes bosques del planeta, en el que daban luz verde a las multinacionales maderas para talar el Amazonas y plantar eucaliptos. Según ellos tanto da lo uno como lo otro. Eso sí, en los periódicos se dijo que se había alcanzado un importantísimo acuerdo global para preservar las grandes masas verdes del planeta. A eso es a lo que se dedican las Naciones Unidas. Eso es lo que hacen nuestros politícos y sus asesores científicos. Esta gentuza debería estar entre rejas en vez de dirigiendo países. Y ciertas pediodistas y periodistos, colgados de los cojones, las cojonas o del clítoris, segun corresponda, es lo que tiene esto de la iguadad y lo igualdado.

Esa chusma que vino a repartirse el bacalao a Copenhague, o Hopenhagen (hope en inglés significa esperanza) como ponen ahora los anuncios de Coca-Cola, tócate los cojones Mariloli, esa chusma, decía, no tiene la más mínima legitimidad moral o científica para decidir sobre nada. Pero por desgracia son la chusma que hemos elegimos en nuestras flamantes urnas cada cuatro años. Eso si eres de un país con suerte, porque allí también había dictadores bananeros, charlando con nuestros aladides de la democracia sin que ninguno se ruborizase lo más mínimo. Poderoso caballero es don Dinero. . .

Es galán y es como un oro;
tiene quebrado el color,
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero
es don Dinero.


Gracias, don Francisco. Y gracias que no llegaron a ningún acuerdo. Esta vez su avaricia no les ha servido ni para ponerse de acuerdo en el color de la mierda que nos querían hacer tragar. Lo que casi nos hacen tragarnos es que la culpa de que el calentamiento no se vaya a solucionar la tuvo la mala organización del evento. Manda güevos. . . Leyendo los periódicos, parece que Copenhague fue un campo de batalla, un desastre y que nada funcionó como era debido.

No estoy de acuerdo con ciertos métodos policiales usados durante la conferencia. Tener a mil personas arrodilladas en el asfalto durante dos horas de noche, a tres bajo cero, no son ni formas ni maneras. Y menos con la disculpa de que estaban disparando con escopetas; eran petardos, y ni siquiera se los lanzaron a la policía. Es un atropello contra la libertad de expresión, que la policía irrumpa en una charla y detenga al conferenciante porque sospechan que al día siguiente va a ir a una manifestación. Tampoco es de recivo que se impida la entrada al recinto de congresos a personas acreditadas porque vayan a decir cosas que nadie quiere oír. Pero de ahí a querer vendernos que esto fue una batalla campal permanente y que a los organizadores el asunto les vino grande y se les fue de las manos, va un mundo. Eso es lo que debería de haber pasado y no pasó. Eso es lo que podría haber ocurrido si en vez de policías daneses que sonreían cuando les fotografíaban con payasos burlándose de ellos hubieran sido guardias civiles castizos. Casi me da miedo pensar cómo hubiese terminado en cualquier otra ciudad del mundo una manifestación de cien mil personas abucheando a san Obama. ¡Cien mil! Un uno y cinco ceros: 100 000. Ha sido curioso ver como la prensa internacional, española incluída, hablaba peor de la policía que los propios manifestantes y detenidos. A algo había que echarle la culpa del fracaso, nunca jamás a nuestros bienintencionados y angelicales líderes mundi.

El calentamiento global, se va arreglar el día que tengamos la voluntad de arreglarlo, no faltan ni tecnología, ni recursos, ni dinero. Lo arreglaremos el día que obliguemos a los políticos a mirar más allá de las próximas elecciones. El día que nos demos cuenta que el mismo modelo productivo que genera el problema, no puede ser a la vez la solución. El día que comparemos los ochenta y siete millones que ha costado organizar el COP15 con la ficha de Cristiano Ronaldo y se nos caiga la cara de vergüenza. Hasta entonces, tendremos lo que nos merecemos: cantamañanas en las listas electorales, calentamiento global y gran hermano ad nauseam.


FELIZ AÑO NUEVO. . . O algo. . .



jueves, 17 de diciembre de 2009

¡Invierno, por fin!

Cinco grados bajo cero. Sensación térmica de catorce bajo cero. Copenhague, preciosa, cubierta con unos quince o veinte centímetros de nieve. Entre las nubes, el sol sonríe tímido y dorado antes de ponerse. Días como hoy me recuerdan por qué adoro el invierno en Escandinavia. Aunque venir al trabajo en bici halla sido una aventura. Empezando porque se han helado los cambios y siguiendo por la diversión de pedalear sobre esa fina capa de hielo que se esconde bajo la nieve. Todo el mundo debería probarlo. . .

Está siendo todo un detalle que la cuidad se halla vestido de blanco para despedirme antes de que me vaya a España. Hasta me da pena irme ahora que ha llegado el invierno de verdad. Así que, encuanto termine de escribir esto me voy para a casa, cogeré la cámara y iré a ver si encuentro alguna foto que poneros aquí antes de irme de vacaciones.

Mañana vuelo a Barcelona. Pasaré el fin de semana con unos amigotes. El domingo, otro avión a Asturias para disfrutar la Navidad con la familia y los colegas de toda la vida. Y este año, rompiendo con todas las tradiciones, el decoro y la decencia, me vuelvo a Dinamarca el lunes veintiocho para pasar la Nochevieja en Copenhague. Este va a ser mi cuarto invierno danés, así que ya iba tocando.

Poco más hay que decir, a parte de que, como veis, sigo sin tener mucho trabajo. Llevo toda la semana persiguiendo virus en el ornador y a mi co-director de tesis para que me explique, tres semanas después, qué demonios quiere que haga con los datos del tercer artículo. Los virus han sido erradicados. Mi co-director sigue en búsqueda y captura. Y dudo que vaya a encontrarlo antes de irme; más que nada porque no voy a buscar. Así que espero que me cuenten algo decente en enero. . .

Supongo que nos veremos antes, os debo una del COP15, pero por si las moscas:

¡FELIZ AŇO!


Imagen: metropolismag.com

jueves, 10 de diciembre de 2009

He visto cosas. . .


No puede ser. No puede ser que tenga esto abandonado tantos días sin predenderlo y sin una buena disculpa. Y no será por falta de cosas que contar. Claro que, pensándolo bien, cuantas más cosas hace o le pasan a uno, menos tiempo le queda para contarlas.

¿Y de dónde estoy sacando el tiempo hoy? Pues de supuestas horas de trabajo. Aunque parezca inaudito, ahora, en los momentos finales del doctorado, cuando debería desbordarme el trabajo, resulta que no tengo nada que hacer. Aquí estoy, de brazos cruzados esperando a que los jefes se vuelvan de sus vacaciones, conferencias o lo que quieran que estén haciendo. Mal síntoma, esto de no tener que hacer cuando uno está a las puertas finales del doctorado. . . Me temo que no va a ser un buen final. Ahora se trata de minimizar el drama, supongo.

Y si no es el trabajo lo que me mantinene alejado del trabajo, la única opción que queda son las malas amistades. Empezando por un gallego que ha tomado la decisión más sensata de su vida y ha decidido, otra vez, venirse a buscar trabajo a Copenhague. Lleva tres semanas alojado en mi sofá y siempre encontramos algo mejor que hacer juntos que sentarnos delante la pantalla del ordenador. Además, aprovechando el puente, otro amigote se ha venido de Barcelona. Nos hemos pasado el fin de semana rememorando y brindando el debido homenaje al tiempo que pasó aquí. Todo con la malasana intención de convencerle de una vez por todas de que regrese a vivir al frío norte.

Hemos sacado a relucir nuestras peores artes estos días: compras, cenas, cafés, cervezas, bares, fiestas. Grandes fiestas por cierto. . .
Este fin de semana he visto cosas que vosotros humanos no creeríais. Atacado escenarios incendiados a hombros de músicas impías. He visto rayos laser brillar en la oscuridad cerca de las puertas del infierno. Todos esos. . . momentos se perderán en el tiempo, como el sudor. . . en la lluvia camino a casa. Es hora. . . De contaros más; pero no me creeríais, así que cambio de tema.

Ayer, además de pasarme por una de las charlas del
Foro Alternativo y Paralelo a la gran pantomima mediático-climática que es el COP15, alagarmos la velada con otro viejo conocido que paró a visitarnos tras horas al volante en su largo camino de Uppsala a Praga. Y hoy, en cuanto termine de escribir esto me ire a casa a planear barruntar y preparar la despedida que se merece el gallego. Se vuelve mañana a pasar la navidades a España. Hasta los dedos de los pies tengo cruzados para que una casualidad muy casual ocurrida ayer evolucione en golpe de suerte y vuelva ocuparme el sofá en enero.

Lo dicho, me las piro. Espero tener algo de tiempo en breve para contaros de primera mano algo sobre el COP15 y de los millones de cosas que están pasando en la ciudad estos días.



Imagen: Blade Runner, la película de Ridley Scott que deberías de haber visto, dos veces. Y si ya lo has hecho, vétela otras dos.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Limbo y desidia

. . . Ayer. Hoy. Es noviembre. Lo sabemos todos. Saber dista de ser consciente. Y lo sabía, pero vivía inconsciente en noviembre. Dan igual las cosas distintas hechas cada día, noviembre hace iguales los días. Lo cubre todo con una pátina de monotonía y el clima se convierte en metáfora del alma, nubes oscuras, colores apagados. Los recuerdos se llenan de repeticiones y la memoria se olvida lo irrepetible. Los días pasan entre lluvias y noches alargadas. Escandinavia termina por hacerte consciente. No lo olvides. Eres humano. Limbo. Desidia. . .

Puedo sentirlo cada día de camino al trabajo, lluvia golpeándome la cara fría, tambores que anuncian batallas retumbándome en los huesos. En el norte, los vientos de noviembre despiertan el origen de las leyendas. Mirándo los cambios del espejo, entiendes las historias. Dos ejércitos batallan cada año. Dentro y fuera. Corte oscura. Frío. Invierno. . . Verano. Calor. Corte luminosa. El ciclo repetido. Este año creía habarme librado. Pero me descubro en un limbo de desidía. El tiempo fugándose ante mi pereza para obligarlo a hacer lo que quiero. La batalla librada entre los vientos, la misma historia contada en las leyendas, ocurre cuando el invierno pretende aletargarme el alma.

Es entonces hora de romper el ciclo. Acechar al tiempo y robarle momentos para escribir la historia como me place. Colarse en castillo helado de la reina del invierno para salvar las memorias que, oh perfidia, pretendía repintar en blanco y negro. Salir del limbo y enceder unas cuantas velas para alejar las sombras de la desidia. Llenar la copa de vino y reírnos todos juntos del invierno.

. . . Shhh. . .

Pero no gritéis mucho, que no es conveniente despertar al verano antes de tiempo. No es conveniente ignorar que al otro lado de la ventana aún nieva. No debemos olvidar que hay historias más largas que un invierno y un verano. Hay ciclos más amplios, limbos más profundos y, tal vez, desidias más importantes. A veces es bueno tener inviernos, para sentarse y pensar, para callarse y mirar, para terminar antes de volver a empezar.



Imagen: Fibonacci Spiral, Cabin Fever Arts.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Otra semana. . . ¿Ya?

Domingo por la tarde. Por primera vez en toda la semana tengo algo de tiempo para sentarme, a solas, sin que mi cuerpo quiera esconderse en la cama. Supongo que es bueno, andar ocupado, que los amigos vayan arrastrandome de un sitio para otro, hacer mil cosas y no parar un momento en casa. . .

Durante los últimos meses he contado demasiadas veces esta historia. Qué pena. Qué ocupado estoy. No tengo tiempo para escribir. Mal. A lo mejor es que no encuentro cosas que contar. Peor. . . Meditaré sobre ello.

Ahora, antes de largarme pitando a otra cena, os haré un resumen de lo que va del fin de semana. Viernes: cena/fiesta/evento-italo-festivo y muchos bares. Ayer: limpieza general, compras varias, cena y concierto doble. (Valravn, viejos conocidos que no defraudaron y Euzen, nuevo descubrimiento que habrá que añadir a la lista de descargas.) Hoy: plácido domingo y, como he dicho, otra cena en casa de unos amigotes. Después, creo que ignoraré al universo durante unas horas antes de acostarme con la esperanza de que la semana que viene no sea tan caótica.

Y con Euzen os dejo. subid el volumen y molestad a los vecinos:


domingo, 15 de noviembre de 2009

Hareskov

Aunque no es el país en que muestra sus mayores esplendores, en Dinamarca, la naturaleza también tiene sus momentos. Si uno vence la pereza, se coge unos amigos, algo que comer y un tren, puede encontrarse una tarde de otoño paseando por bosques como éste:




P.S.- Podéis ampliar las fotos pinchando en ellas.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Siete días. Cinco ciudades.


En una hora me voy para el aeropuerto. Iré con una sorinsa y la cabeza y la conciencia despejadas. Ayer, a última hora de la tarde terminé y envié a los jefazos el borrador del segundo artículo. Tres hurras por mí. . . Ahora me voy a pasar una semana dando vueltas por España visitando parientes y amigotes.

Va a ser un pequeño road trip de siete días. Hoy, vuelo a Madrid y voy cenar a Valladolid. Mañana, nacional VI hasta Lugo. El viernes, de fiesta a Santander. Sábado, Gijón; descansaré un par de días y el martes cogeré un tren de vuelta a Madrid. Y en una semana, miércoles otra vez y regreso a CPH.

Así que, los que vayamos a vernos: hasta pronto. Y los que no, también: hasta pronto; Bitácora se toma una semana de descanso, por motivos obvios ;)


P.D.- Ya, ya. . . Ya sé que la foto no es de España; pero es que el viaje a Islandia dio para mucho y no puedo, ni quiero, dejar de ir soltándooslas de cuando en cuando.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Abu Dabi 2009: Campana y se acabó

Menos mal que el circuito de Yas Marina es una preciosidad. He de reconocer que aunque correr al atardecer me parecía una chifladura, nos ha dejado imágenes preciosas. Una hermosa puesta de sol en el desierto. Ese hotel de ciencia ficción iluminándose al caer la noche. Un circuto que, gracias a lo pequeñas que tiene las escapatorias y lo cercanos a la pista que están los muros, muestra mejor la velocidad de los coches. Y menos mal, decía, que pudimos entretenernos mirando el decorado, porque la carrera fue un tostón.

Cuando quedó claro que Vettel iba a adelantar a Hamilton en el primer repostaje, adiós emoción. Lo único digno de mención fue la lucha por el segundo puesto entre Weber y Button en la última vuelta y el adelantamiento de Alonso a Kobayashi. Nada más pudo hacer con el peor R29 de la temporada. Ya que acercarse a los puntos fue imposible durante todo el fin de semana, dejó como regalo de despedida a su querido equipo, a Renault, un adelantamiento de libro, dándose, a sí mismo y a todos, el gustazo.

Poco más hay que decir de una carrera que ha sido como el resto de la temporada, anodina, sosa. Una vez más, el ganador lo hizo de calle y sin rival. No me malinterpretéis, la victoria de Vettel y el doblete de Red Bull son merecidísimos. Si no hubiera sido por esos más que turbios difusores dobles que Brawn se sacó de la manga, el coche diseñado por Newy hubiera ganado este campeonato. Ni siquiera pudimos ver un duelo digno entre Kimi y Kovalainen por la tercera posición del mundial de constructores. Tampoco Kimi pudo despedirse a lo grande con ese Ferrari que, como el Renault, ha dejado de evolucionar hace meses para centrarse en el monoplaza del año que viene. Esperemos que la decisión dé buenos resultados.

Temporada sosa, con carreras sosas y campeón soso. Lo cual es muy muy muy sorprendente, porque nunca jamás en la historia de la Fórmula 1 han estado los coches tan igualados ni los tiempos tan ajustados. Esta temporada, fue habitual ver los sábados clasificaciones donde entre el primero y el décimo había menos de un segundo; algo inaudito hace dos años. A pesar de las nuevas reglas aerodinámicas para facilitar los adelantamientos, que han funcionado bien, creo que la congelación de motores, la payasada de que los pilotos tengan que usar los dos tipos de neumáticos durante la carrera y la insensated de que las limitaciones de ocho motores y cuatro cajas de cambio por piloto y temporada, se han cargado el espectáculo. Estas reglas limitan, a menudo a una única opción, la varidad de estrategias y reglajes que se pueden usar, no dando margen de maniobra a la creatividad de los ingenieros y la genialidad de los pilotos. Quienes además pasan más tiempo preocupados de cuidar la mecánica para la próxima carrera que de exprimir sus cualidades al máximo. Así, todo termina igualado y aburrido, porque las reglas sólo dejan una opción buena y porque arriergar no merece la pena. Esperemos que ahora que el capullo de Moxley se ha retirado, su sucesor a la cabeza de la FIA, el señor Jean Todd, haga algo sensato para mejorar las cosas.

Ahora, momento de despidas. Temporada que se termina con más pena que gloria; pero dejándonos un montón de cambios a la vista. Tres equipos nuevos, uno de ellos español (Campos Meta), y mucho ajetreo en el mercado de pilotos. Entre ellos, como no, el que ha abierto la caja de Pandora: Fernando se despide de Renault. Y me da pena. Porque es su equipo de toda la vida. Porque es el equipo que siempre confió en él. Porque es el equipo con el ganó sus dos campeonatos. Porque siempre he sido fan de Renault y mis amigos cercanos saben cuanto me alegré cuando fichó por la marca francesa allá por el 2001, poco despúes de arrasar en la última carrera de la temporada de Fórmula 3000 en el mítico Spa. Pero aunque me dé morriña que deje Renault, también me alegra su fichaje por Ferrari. Porque es la mejor opción para volver a lo más alto. Porque un piloto como él merece formar parte del mito italiano. Y me alegro sobre todo, porque él está exultante pudiendo cumplir su sueño. Así que, hasta la vista, mil gracias y buena suerte, Renault. Ahora, toca empezar a pensar en rojo. . .


Imágenes: Autosport.com y TheF1.com.


viernes, 30 de octubre de 2009

Último día


Una sensación de indiferencia que parece fuera de lugar. Antes de apagar el portátil y marcharme del trabajo, compruebo la cuenta bancaria. Allí está, como al final de cada uno de los últimos treinta y cinco meses, el treinta y seis, el último sueldo que recibiré de la Universidad de Copenhague.

Uno casi siente ganas de enfadarse, como casi siempre que ocurre algo relevante, porque o no nos damos cuenta o porque su relevancia se limita al ámbito de nuestras pequeñas miserias. Ni fuegos artificiales, ni fiestas, ni extravagancias varias, porque ni quiero ni el día las merece. El lunes, a eso de las ocho de mañana volveré a estar en mi despacho. En frente del ordenador. Trabajando. Como si no hubiera pasado nada. Como cualquier otro día. O casi. . .

Si parase aquí, se nos podría escapar la relevancia de ese hecho. Que el lunes vaya a trabajar gratis podría ser motivo de frustración, enfado o desesperación; pero al contrario de lo que puedieramos pensar, es una buena noticia. Que el lunes vaya a trabajar gratis significa que hemos encontrado la solución al problema que amenazaba con joderlo todo. Significa que, aunque aquel ambicioso plan no haya salido, vuelvo a creer que el doctorado puede llevarse a buen puerto. Significa que he dedicido darme dos meses más para terminar los tres artículos y empaquetarlos en forma de tesis. Luego, ya veremos.

Voy a dejar los balances y las reflexiones para otro día. Mejor esperar a ver cómo terminan las cosas. Mejor cuando me apetezca. Ahora, lo que siento es una sorprendente sensación de alivio, de libertad. A pesar de que vaya a tener que vivir de mis ahorros, a pesar de que en breve tenga que dedicarme a la odiosa labor de buscar trabajo, a pesar de que hoy gran parte de mi buena vida se va al carajo, me da igual. Supungo que el alivio mezclado con la incertidumbre, han dado como resultado esta indiferencia, o extraño sosiego, o calma antes de la tormenta, o qué se yo. . . Y también estas ganas de que llegue el miércoles para desparecer durante unos días. Para difrutar de la soledad del avión y la carretera, para disfrutar de personas que no me acompañan a menudo, para ignorar lo cotidiano por unos días, para descansar.

Ahora, voy a terminarme el café. Voy a cambiar el sofá de esta cafetería por del de mi casa y empezar a preparar el fin de semana de finales y principios. Hoy se reparte la primera cerveza de navidad, hecho nada trivial por estos lares. Mañana es Samain, noche con ecos de muertes y renaceres. Pasado veremos la última carrera del campeonato. Je. . . Finales. Principios. Parece que no sólo para un servidor. Dan ganas de pensar que el universo anda conspirando. . .

domingo, 25 de octubre de 2009

Cosas que pasan


Levantarse un día y que sea otoño. Cielo despejado, frío y los árboles han cambiado verdes por rojos y amarillos. O cielo plomizo, frío, orbayo y que los árboles apenas tengan colores. En cualquiera de los dos casos, el resultado es el mismo: todos los años, a principios del otoño, hay un día en que sales de casa con guantes. Y seguirás haciéndolo durante los proximos seis meses, al menos. Hay un día en que miras el reloj: cinco de la tarde. Miras al cielo: noche. Noche que se alargará hasta que amanecer y atardecer se confundan. Cosas que pasan. . .

También puede pasar que te llamen del banco. Que te pregunten si has comprado ayer algo en Estados Unidos por valor de tres cientos cincuenta dólares. No, no he. . . Entonces te alegras que un desconocido en el banco se haya dado cuenta, de alguna forma misteriosa, de que otro desconocido te ha birlado los datos de tu tarjeta de crédito. Tarjeta cancelada, por suerte, antes de perder ni un duro. Sentimos las molestias, le enviaremos otra en una semana. Que pena que ocurra justo el día que sólo tienes diez coronas en el bolsillo. Cosas que pasan. . .

Hay una hoja de papel en la mesa del despacho. La dejé allí el viernes, esperando. Es una hoja blanca, común, tamaño A4. Tiene un gráfico en líneas finas, sin título ni leyendas, y un párrafo caligrafiado por mi mano. Es una hoja de viernes que espera a que la mire con ojos de lunes. Mañana decidiré si ese gráfico va a salvar el segundo artículo, y puede que el doctorado. Mañana decidiré si la dejo caer, como una más, sin arrugar ni rencor, en la caja de papel para reciclar. Una de las dos será. . . Cosas que pasan. . .

Mañana, lunes, primer día de la última semana de doctorado pagada. Cinco días para decidir si hay motivos para seguir trabajando un par de meses más. Cinco días. . . Y la libertad caerá como una losa. Uno puede subierse a ella con la libre de mirar al futuro en cualquier dirección. También puede aplastar a los incautos con el peso de la incertidumbre y levantar polvaredas de temores que cieguen los horizontes. Horizontes, ciegos o no, que desconozco si están más cercanos o lejanos que hace hace tres años; pero hoy, si mis ojos no me engañan, parecen más que entonces. Cosas que pasan. . .

lunes, 19 de octubre de 2009

Interlagos 2009: descafeinado con sacarina

Me costaría poco decir que esta ha sido la mejor carrera de la temporada, puede que lo haya sido, y ya iba siendo hora de ver un Gran Premio con adelantamientos, peleas, sustos y alguna que otra situación insólita. El problema si dijese que esta ha sido la mejor carrera de la temporada es que alguien podía quedarse con la impresión errónea de que fue divertida, vibrante, apasionante. . . Y no, no fue así. Tan sólo fue la mejor carrera de una temporada gris y sosa.

Esta carrera estuvo deslucida por la misma gran pega que el resto de la temporada. Algunos dirán que ha sido agradable ver equipos y pilotos distintos de los habituales peleando por el campeonato. Y no les voy a quitar razón, ha tenido su gracia ver a los Red Bull y a los Brawn ganar carreras y a McLaren y Ferrari recuperarse a mitad de temporada y complicarles la vida. Pero a consecuencia de esto nos hemos quedado sin ver a los mejores pilotos de la parrilla enfrentados cara a cara. He aquí el problema que ha tenido esta temporada: estando los mejores pilotos más preocupados de pelearse con sus coches que con sus rivales, nos hemos quedado con unos contendientes al título que nunca se han enfrantado de tú a tú en la pista. En dieciséis carreras nunca hemos visto un duelo entre los aspirantes. Cuando uno ganaba, los otros estaban perdidos tres o cuatro posiciones más atrás o con un buen puñado de segundos y órdenes de equipo de por medio.

Ayer, vimos más de lo mismo. La carrera la ganó Webber con comodidad porque Kubica tuvo problemas de refrigeración durante más de media carrera y a Barrichello le amargaron el día el tráfico y un pinchazo. Pero da igual, eso no le importó a nadie, porque Jenson Button llegaba quinto y se coronaba Campeón del Mundo sin haberle visto la cara a sus rivales en todo el año. Al principio de temporada porque gracias a esos más que túrbios difusores dobles, el Brawn no tuvo rival y luego, cuando los demás se pusieron al día, nunca estuvo a la altura de sus rivales.

Por eso esta temporada, que aunque le quede una carrera ya está terminada, ha sido sosa, deslucida, anodina, porque nunca hemos visto ni a Vettel, ni a Webber, ni a Barrichello, ni a Button disputarse una frenada, ni hacerse un rebufo, ni perseguirse durante veinte vueltas y jugársela en un repostaje tras tres vueltas rápidas. Hemos visto grandes actuaciones, grandes coches; pero nunca hemos visto pilotos. Al menos no entre los primeros de la tabla. Sin embargo, Kimi, Fernando, Robert y algún otro, cuando el coche y la fortuna les acompañó nos hicieron añorar años pasados y desear que en el futuro las aguas vuelvan a su cauce y veamos a los mejores pilotos en las mejores máquinas pelearse de verdad, mirándose a la cara, por el galardón más prestigioso del automovilismo.

De la "mala fortuna" de Kimi y Fernando ya hablamos otro día, si eso. De momento, habrá que felicitar a Button y a BrawnGP, que, nos guste o no, son Campeones del Mundo.



Imágenes: Autosport.com

domingo, 11 de octubre de 2009

Estado de bienestar

Un mantel de papel blanco, con marcas de comida y comensales anteriores, cubría nuestra mesa y todas las que llenaban el comedor. Tres platos de cartón con arroz, pollo con especias y algo con habas pintas a medio camino entre potaje y salsa. Dos de los platos tenían ensalada. El de la señorita M no; se les había terminado. En la Kulturnatten (Noche de la Cultura), en cualquiera de los cientos de eventos que se organizan, o llegas a tiempo y aguantas la marabunta de personas, o vas destiempo y te evitas el follón, pero comes frío.

Habitual en ella, la señorita M, inspeccionaba el pollo y el arroz casi fríos revolviéndolos con el tenedor antes de empezar a comer. Si no la conociese, hubiera pensado que es una remilgada; pero sabía que inspeccionaba la comida por deformación profesional. Como la media sonrisa de la señorita W mientras mastica los primeros bocados. Flirteadora empedernida, siempre mira como si supiese algo que te gustaría saber pero que no te va contar. A mi derecha, sin quitar los ojos del plato, la cabeza del señor S asentía con el mismo ritmo que masticaba.

Un servidor había cenado una hora antes, mejor y más caro. Repantingado en la silla, estaba dispuesto, incitado por mis tres compañeros de mesa, a usar mi boca desocupada en amenizarles la cena. Cena ofrecida a precio razonable por una organización dedicada a fomentar la comida saludable y ecológica, el comercio justo y la sensatez. Fue una idea fugaz viéndoles comer. Empecé a ponerla en palabras para decidir si sonaba a gillipollez.

En las democracias europeas, el estado nos proporciona ciertos servicios sociales: médicos, carreteras, educación y demás. Vale, pagamos impuestos por ellos, en el fondo no son gratis; pero es una manera de redistribuir la riqueza. La mayoría de nuestros sueldos no podrían pagarnos una intervención quirúrgica simple si la necesitásemos. Muy pocos podrían pagarse su profesor particular, y menos aún construirse sus propias autopistas. Visto así, es una buena idea pagar impuestos. Puede que nunca necesite esa intervención quirurgica, pero está bien saber que, llegado el caso, no me voy a morir aullando como un perro, porque alguien está compartiendo el gasto conmigo.

Damos todos los meses un pellizco de nuestros sueldos al estado a cambio de tener cubiertos ciertos servicios básicos. ¿Cómo de básicos? Hay cosas más básicas que los médicos, las carreteras o la educación; pero esas nos las pagamos nosotros mismos. ¿Por qué? ¿Por qué cuando diseñaron eso que llaman "estado de bienestar" no se les ocurrió garantizar comida grátis? Comer es más básico que tener carreteras, ¿no? ¡Y beber! Uno puede sobrevivir treinta días sin comer, pero sólo tres sin agua. Y el agua es de todo menos gratis. . . ¿Por qué no se les ocurrió garantizarnos una vivienda a cambio de nuestros impuestos? No morirse de frío en invierno podemos decir más básico que no morirse de un infarto, ¿verdad? ¿Por qué no nos dan esas cosas básicas, más que básicas, esenciales, a cambio de nuestros impuestos?

Barrunto pufo. . . ¿En qué estaban pensando cuando decidieron cuales eran los servicios sociales básicos de que deberíamos disponer? ¿En qué estarían pensando cuando decidieron incluir en la constitución española el derecho a la vivienda digna (que aún así no es gratis) y olvidarse por completo del derecho a la comida digna?

Barrunto pufo. . .

Habiéndoles amenizado la cena, nos levantamos y nos fuimos a seguir disfrutando de una de las primeras noches frías del año. No fue una noche larga, y la pregunta siguió colgando del aire.


Imagen: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

lunes, 5 de octubre de 2009

Suzuka 2009: cosa de Vettel

Este fin de semana me lo han puesto fácil. Vettel llegó, se libró del desaguisado de la clasificación y consiguió la pole. Hizo una arrancada espectacular. Dio cincuenta y tres vueltas perfectas. Gano la carrera. Y se lo pasó en grande. El resto se pegaron por las migajas en medio de la confusión.

Empezando por el chico maravilla, que se tuvo que tragar sus palabras del sábado: "Si yo fuera Vettel mañana tendría miedo", dijo. Pues a Vettel no le entró canguelo, sino la risa. Y mientras el KERS del McLaren renqueaba, llegó Trulli y le comió la tostada a Hamilton en el segundo repostaje. Tampoco vimos ningún signo de miedo en el italiano. Al contrario, pilotar para Toyota en Japón es correr en su casa, su circuito, su asfalto, sus neumáticos, su afición. Con esos ingredientes los ingenieros japoneses saben como poner un coche a punto. Una pena que Glock no anduviese fino, ni de manos ni de salud, para redondear la jugada.

Kimi peleó y peleó, pero se quedó a las puertas. No llegó al podium, pero se sobró para dejar en evidencia a Fisichella, duodécimo con el mismo coche. Parece que no era sólo torpeza de Badoer. Mientras, Rosberg volvía a demostrar lo que vale, esta vez sin meter la pata, y a confirmar la mejora el Williams. Igual que el BWM. Los bávaros quieren irse la Fórmula 1 dejando buen sabor de boca. Además, Heidfeld y Kubica quieren mostrar lo mejor de si mismos en su caza de volante para el año que viene.

Al contrario que Button, que parece querer ganar el título de la manera más sosa posible. Nunca me pareció un candidato digno; pero después de sus últimas carreras me va a dar vergüenza si gana. Tanto Vettel como Barrichello están haciendo más méritos que él; sólo la mala fortuna los ha puesto a 14 y 16 puntos por detrás. Y si me preguntan, diré que este campeonato se lo merece Barrichello, por razones históricas y por coraje.

Y así llegamos al puesto diez. Con un pilotaje de diez, como siempre que pone sus manos en un coche, Alonso sólo pudo terminar décimo. Al neno se le juntaron el hambre con las ganas de comer: un R29 que no evoluciona desde Junio y una penalización cuestionable el sábado, terminaron con una de sus últimas oportunidades para hacer un regalo de despedida a Renault. Aún así, remontó siete posiciones a base de magia, de ahorrar gasolina y cuidar los neumáticos a la vez que matenía el ritmo de los coches que le precedían. Eso le permitió hacer su último repostaje más tarde de lo planeado y ganar en el pit lane lo que no podía recuperar en la pista. No sé si será coincidencia, buena suerte o qué, pero llevamos dos carreras sin Pat Simmons en el muro y, de pronto, las estrategias de Renault no sólo tienen sentido sino que funcionan a la perfección. Pena, pena que esta vez todo se le pusiese cuesta arriba a Fernando, porque con una clasificación normal y sin tener que cargar gasofa hasta los topes, tal vez hubiera estado peleando con Kimi. Pero agua pasada no mueve molinos. . . Quedan dos carreras, y esperemos que tengan algo más de emoción que ésta. Porque si no este campeonato va camino de convertirse no sólo en uno de los más extraños de la historia, sino en el más muermo y con el campeón más anodino que se recuerda.


Imágenes: Autosport.com.

jueves, 1 de octubre de 2009

Uno


Hace dos, quedaban tres. Ahora, sólo uno. Un mes, damas y caballeros. Un mes y el menda estará sin contrato y sin sueldo. No creo que recordéis el plan; pero da igual, porque como la lógica, el sentido común y la experiencia apuntaban, no está saliendo.

Hace dos semanas y media, lunes, recien llegado de Islandia, entre los casi cien correos electrónicos que tenía atrasados había uno de la jefa: las correciones al primer artículo. Sí, ese que escribí hace más de un año. Lo leo. Despacio. Diez minutos mirando la pantalla incrédulo. Medito: ¿me corto las venas o la mato a ella? No hay datos suficentes, me dice. Falta chicha para hacer una historia sólida. . . Casi apago el ordenador, lo meto en la mochila con el cabreo y me voy a casa con viento fresco.

No hay datos suficientes. . . ¡Eso ya lo dijo un servidor hace año y medio! Y no lo dije ni una ni dos ni tres veces. . . Pero no, los jefazos insistieron: que no había problema, que era un buen trabajo para publicar, que tampoco tenía que ser un artículo de Nobel y bla, bla, bla. . . Año y medio después,
y después de intentar echarme la culpa, me dan la razón. Mongolín de oro. . . Ahora no hay ni datos ni tiempo ni forma de conseguirlos, porque la mitad salieron de seis meses de trabajo una persona que ya no está en el grupo. Ahora no hay quien sepa hacer ese trabajo y un servidor no tiene tiempo de aprender. Así que, como le dije a mi jefa, o lo publicamos así o lo tiramos a la basura. Han decidido esperar hasta que tengamos listo el segundo artículo.

Esa es otra, el segundo artículo, que un servidor dejó listo en tiempo y forma antes de ir a Islandia; pero ahora a mi codirector de tesis no le parece que los resultados sean concluyentes. Y oh, que pena, cuando estábamos midiendo en el sincrotrón no se dio cuenta que deberíamos a ver medido también no sé qué que nos hubiese solucionado la vida. Segundo mongolín de oro de la tarde. . . ¿Y ahora qué? Ahora llevo tres semanas pegándome con un bucle infinito. Cada día es el día de la Marmota. . . Lo peor de todo, es que si no resuelvo esto, tampoco hay tercer artículo.

¿Os acordáis de aquel wonderfuloso experimento que se ocurrió a mi jefa para el tercer artículo? Pues no salió na'. . . Y después de un mes tirado a la basura con su idea feliz, me dice que me busque la vida, que no me lo van a dar todo hecho. ¡Tó ca té los cojones, Mariloli! Cuando el menda llegó a la reunión en la que se planeó el experimento con un proyecto ya preparado: sota, caballo y rey; ir, medir y publicar; ella dijo, naaaah, eso es muy aburrido, necesitamos algo más interesante. Interesantísimo, a la vista está. . . Tercer mongolín de oro de la tarde. Así que sí, me he buscado la vida, otra vez, y tengo otra idea y otros datos para otro tercer artículo; pero como sería una continuación del segundo, como no resuelva primero ese entuerto no voy a ningún lado.

Resumiendo: hace dos meses tenía un artículo y medio, algunas ideas y poco tiempo. Ahora no tengo ningún artículo, ni ideas, ni tiempo. . . Menos mal que hay otras cosas.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Singapure 2009: La suerte de los campeones

Suerte. A base de suerte se labró el chico maravilla su victoria de este fin de semana. Pero fue una clase especial de suerte. Esa suerte que consite en mantenerte imperterrito en la pista mientra tus rivales van metiendo la pata uno tras otro. La misma clase de suerte que, un año después, por fin a devuelto a Fernando Alonso al podium. La suerte que se forja a base de manos, temple y vueltas rápidas.

Todo comenzó el sábado. El accidente de un Barrichelo nervioso, acariciando otra vez el campeonato y sin poder agarrarlo, le regaló a Hamilton la pole y a Fernando una quinta plaza que hubiera sido difícil de mantener hasta el final de la clasificación. Durante la carrera, los únicos dos hombres que podían inquietar al inglés cometieron errores estúpidos. Nico Rosberg, que hasta el momento estaba haciendo un sorprendente fin de semana con el Williams, se saltó la curva a la salida de boxes. Error de novato. Error inexplicable en un piloto de su calidad. Poco después Vettel se saltó el límite de velocidad a la entra del pit lane. Sólo fueron 1.4 km/h de más y él jura y perjura que su limitador de velocidad estaba activado. Si fue un error en la electrónica del Red Bull, en el radar o otra de esas decisiones turbia de los comisarios, lo sabremos en los próximos días. Así las cosas, el chico maravilla se quedó sin rivales que inquietasen. Y esta vez no metió la pata en la última vuelta y se alzó con su segunda victoria de la temporada. Así las cosas, Alonso se encontró en el tercer escalón del podium. Porque él tampoco cometió errores, no es su estilo. Porque volvió a hacer lo increíble con el R29. Viendo como sobreviraba el Renault a la salida de cada curva sigo sin creerme que fuera capaz de marcar la vuelta rápida y seguir la estela de Glock durante sesenta y un vueltas.

Y hablando de Timo Glock: carrerón del alemán. Sacó petroleo del habitual exceso de agresividad de Webber cuando trató de adelantar a Alonso en la primera vuelta, adelantando a ambos. Luego defendió su posición hasta alzarse con el segundo puesto a bordo de un Toyota irregular.

Aprecio a Mark Webber. Me parece un gran piloto y estaría encantado de que el camponato lo pudiera ganar él en vez de Button; pero me toca las narices cuando se empeña en creerse que para adelantar vale todo. Le gusta jugar sucio en el cuerpo a cuerpo, hacer la animalada y esperar que el otro se aparte para evitar el choque, estilo Schumy. No es ni la primera ni la última vez que lo hará; pero al menos está vez se llevó la merecida penalización, aunque el daño ya estuviera hecho.

A parte del sorprendente podium, al que no se subieron ninguno de los aspirantes al título. . . Lo cual dice bastante de esta temporada y de estos aspirantes. . . A parte del podium, decía, hay que dar la bienvenida a los puntos a Kubica. Parece que en BMW-Sauber están echando el resto para garantizarse su presencia y sus patrocinadores la próxima temporada, cuando BMW deje la Fórmula 1. Los que no tienen ninguna intenció de dejarlo, aunque parezcan haber desaparecido, son los de Maranello. Ferrari ha decidido centrarse en el coche del año que viene y olvidarse es esta temporada loca en que, por mucho que me revuelva las tripas, parece que Button va a ser campeón, no porque lo merezca, hace demasiado que no pisa el podium, sino porque Barrichelo sigue tirando sus opciones a la basura.


Imágenes: TheF1.com y Autosp
ort.com.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Islandia


Si tuviese tiempo, la echaría de menos. . . Cada media hora, a veces cada diez minutos, repetíamos el ritual. Mirarnos boquiabiertos. Frenar. Apagar el motor. Cojer la cámara y salir del coche. Despacio. En silencio. Como si temiésemos que tanta belleza fuera a esfumarse ante cualquier movimiento brusco. Daba igual dónde estuviésemos o a dónde fuéramos. Daba igual la hora del día, mañana, tarde o noche. Daba igual que lloviera o brillase el sol, Islandia nos ofrecía cada media hora alguna maravilla para sorprendernos. Siempre diferente. Siempre cambiante. Siempre espectacular.


En unas pocas horas puedes pasear por playas de arena negra junto a un mar salvaje. Puedes conducir al pie acantilados monumentales y perder la cuenta de las cascadas que caen desde sus cimas. Cruzar kilómetros de llanuras negras, desoladas, vacías, donde lo único que destaca es la carretera negra, desolada, vacía. Puedes caminar al pie de gigantescos glaciares, deslumbrado por su blancura cuando el sol se cuela entre las nubes, o encontrar el mismo glaciar rompíéndose en una bahía tranquilla, dejando que las focas naden entre inmesos bloques de hielo azul. Conducir a través de cañones volcánicos, subir y bajar caminos de cabras, vadear ríos, dar una curva y descubrir un valle inmenso, lagos alimentados por ríos cantarines que bajan saltando por las laderas rocosas. Puedes detenerte junto a arroyos de aguas calientes y darte un baño contemplando montañas rojas de cimas nevadas.


Y cuando creas que Islandia ya no te puede sorprender, cambiará el viento, las nubes, pesadas como yunques, se descorreran dejando que el sol ilumine nuevas cimas, pinte el paisaje con nuevos colores resplandecientes. Colores que volverán a cambiar cuando se acerque la noche y el negro húmedo, el verde brillante y los bláncos prístinos se tornen naranjas, rojos intensos, reflejos terrestes de cielos en llamas. Y no tienes nada que decir. La naturaleza ha hablado y lo ha dicho todo. Y piensas en cómo, cómo serás capaz de contarselo a nadie; con qué palabras. . . Y te alegras de tener la cámra para hacer justicia, la poca justicia que te permitan tu arte y el saber que la lente no capturará el silencio inmenso, ni la frescura del viento, ni la caricia del sol sobre la piel húmeda.


La belleza de Islandia es una belleza monumental, salvaje, cambiante, sobrecojedora. Tratando de mirarla con los ojos de sus primeros pobladores, Hombres curtidos que llegaron en barcos de madera hace doce siglos, vi una belleza inóspita, cruel, violenta, vibrante. Islandia es un lugar joven, sin terminar. Es una tierra donde las montañas son agresivas y orgullosas, donde los ríos aún no han decidido sus cauces y los redefinen con cada deshielo. Un lugar donde hierbas y arbustos no han tenido tiempo a acomodarse y siguen colonizando valles y laderas con timidez. El clima y las nubes corretean y cambian de idea como niños jugando, siempre en movimiento, siempre incansables. Islandia es un cuadro cuya luz transmite una energía especial, cuyas pinceladas son demostraciones de poder, cuya composición evoca una calma majestuosa.


Al final del día, o de unos cuantos días, cuando tanta belleza te halla dejado, no ya sin palabras, sino sin pensamientos, cansado y sin saber aún cómo te va a cambiar lo que has visto, te puedes refugiar en cualquier rincón de Reykjavik. Disfrutar de las acojedoras cafeterías: muebles desgastados, suelos de madera y velas. Saborear la esquisita e enorme variedad de carnes y pescados que sirven en cualquier restaurante en que se te ocurra entrar. O olvidarte de todo, tomarte unas cervezas y disfrutar de la incansable vida nocturna y su fauna, desenfadada, guasona y amigable. Qué gran gente los islandeses, aunque estén grillados, o precisamente por eso.


Islandia, sus cientos de caras, son el lugar más hermoso en el haya estado nunca. Añadiendo a sus habitantes, la comida, los balnearios naturales y la compañía, este ha sido el mejor viaje que he hecho en mi vida. Y recordad que esto lo dice alguien que viene de Asturias, donde la naturaleza es abundante y generosa, como las cazuelas.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Spa, Monza 2009: nostalgia y pasión.

Vais a tener que disculparme que haya tenido la Fórmula 1 aparcada las últimas semanas. Entre Islandia y una semana ajetreada apenas he tenido tiempo a relajarme frente al teclado, y cuando lo he tenido, estaba demasiado cansado como para escribir nada coherente. Pero ahora es sábado por la mañana, he dormido como un bebé y hace sol; así que antes de hacerme unos bocatas e irme a comer en cualquier parque, voy a poner un poco de orden por aquí; sólo un poco. . .

Spa. . .




Monza. . .



Nombres con un eco especial. Trazados históricos. Muy diferentes entre sí. Han ido cambiando con los años; pero conserban un mismo espíritu: Fórmula 1, velocidad, pasión. Poco circuitos en el mundo poseen el mismo aura que Monza y Spa. Escuchar los ecos de novecientos caballos desbocados en un valle boscoso escondido en las Ardenas mientras enlazan las secuencias de curvas más bellas de todo el campeonato, sólo es comparable al bramido furioso de esos mismos caballos lanzados al galope en las rectas interminables de Monza.

Al margen de los detalles, podemos sacar varias conclusiones de las últimas dos carreras. Hace falta una clase especial de hombres para enfrentarse a esos trazados donde se han forjado leyendas. Hace falta ser un piloto con una clase especial para brillar en esos asfaltos. Kimi y Alonso se lo demostraron a los hombres del Force India cuando intentaron conquistarles su reino belga. Hamilton, con su desafortunado accidente en la última vuelta italiana (no diré que me dio pena), mostró que el talento no es suficiente para domar estas bestias. Cualquier desliz es fatal en Monza o Spa, tan hermosos como crueles. Y quizá por eso, por su crueldad, porque la velocidad manda y nada ocurre despacio en sus trazados. Quizá por eso los errores se pagan con el deshonor y espectáculo siempre sale ganando. En Spa y Monza nos hartamos a ver luchas, coches emparejados, frenadas límite, adelantamientos perfectos y humeantes, fallidos y de quitarse el sombrero. En Spa y Monza puedes tener la mejor estrategia del mundo; pero eso no basta, aún necesitarás un piloto que sepa defenderla, lucharla y ganarla.

Un piloto y un motor. Sin una buena pieza de ingeniería tras el asiento el piloto no llegará lejos. Monza y Spa son la historia de la Fórmula 1. Y esa es una historia de potencia y velocidad pura, sin compromisos ni disculpas, como volvimos a ver este año. El mejor motor de la parrilla, incidentes a parte, deslumbró en ambos circuitos. El motor Mercedes que montan McLaren, Brawn y Force India ha mostrado tral superioridad que la FIA se está planteando descongelar las mecánicas para que es resto de equipos puedan ponerse a su altura. Sólo el motor Ferrari parace ser capaz de plantarles cara; como muy bien demostró Kimi con su merecida victoria en Spa. En Monza, por motor, estrategia y temple, BrawnGP no dio opción a sus rivales, y parece que el título se van a jugar entre Button y Barrichelo. A la vista de que, de los cuatro circuitos que quedan, en dos, Interlagos y Fuji, la potencia también es clave, salvo milagros o heroicidades, Red Bull parece haber perdido la partida. Adrian Newey ha contruido el que puede ser el mejor coche del año, pero las carencias del motor Renault obligan a sus pilotos a adoptar demasiados compromisos con la aerodinámica cuando se trata de ir rápido sin más. El mismo motor Renault que Fernando ha estado esprimiendo hasta lo increíble. Al asturiano le faltarán caballos, pero le sobran clase, talento y temple. A pesar del abandono en Spa (otra maldita rueda) y de no haber llegado al podium en Monza, llevó su R29 a unos nieveles de rendimiento más allá de esperado, lo que, no por habitual es menos sorprendente. Nunca llegó a codearse con los de arriba; pero volvió a reclamar a gritos un coche que le haga justicia.



P.D.- Ambos vídeos son extractos de la grandiosa película Grand Prix (1966). Fue rodada en los circuitos originales; si no la habéis visto, vedla. ¡Ya! Spa es ahora mucho más corto; pero sus sectores más carismáticos se conservan en el circuito moderno. En Monza, el óvalo peraltado ya no se usa, aunque aún existe. Se le han añadido tres chicanes por seguridad, para acortar las rectas; pero el trazado sigue siendo el original.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Þingvellin


El valle the Þingvellin, el lugar donde la falla Atlántica se abre, a un ritmo de un centímetro por siglo. El muro de roca que surge en la foto es el principio de América, la placa Europea, a vuestras espaldas.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Gullfoss


¿Veis avlas personitas en la roca que sobresale por la izquierda entre las dos cascadas?

jueves, 10 de septiembre de 2009

Landmannalaugar


Valle en el interior de una caldera volcánica, doce por dieciocho kilómetros de extensión. A la izquierda se ve un flujo de lava del que surgen arroyos a unos 35 grados; perfectos para un baño después de andar haciendo el cabra. Si hacéis doble click en la imagen también podréis ver el campamento a los pies de la lava.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Dyrhólaey


Acantilados y playas de arenas negras de Dyrhólaey, cerca de Vik.

martes, 8 de septiembre de 2009

Eldgjáfoss


Sobran los comentarios, ¿no?

lunes, 7 de septiembre de 2009

Skaftafell


Skaftafell, un valle entre dos lenguas del glaciar más grande de Europa: Vatnajökull.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Vik


Iglesia encaramada en la colina que domina un pueblecito llamado Vik.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Geysir


Strokkur, al lado del famoso Geysir, erupciona cada diez minutos. El chorro de vapor puede alcanzar los treinta metros de altura. Geysir sólo erupciona tras terremotos y puede lanzar vapor a más de setenta metros.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Bláa Loniđ


Aguas termales de Bláa Loniđ, La Laguna Azúl, por motivos obvios.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Seljalandsfoss


Atardecer tras las aguas de Seljalandsfoss.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Jörkulsarlon


Bahía de Jörkulsarlon, donde el hielo de la lengua glaciar de Breidamrkurjökull se rompe enormes icebergs.

martes, 1 de septiembre de 2009

Mýrdalssandur


La carretera que rodea Islandia cruzando Mýrdalssandur, una llanura de arena volcánica. Casi setenta kilometros de ancho. La arena proviene de la mayor erupción vólcanica de la que tenemos registros históricos: la del volcán Hekla en el siglo X. Cuando sopla viento cortan la carretera; la arena es capaz de arrancar la pintura de los coches.

lunes, 31 de agosto de 2009

Reykjavik


Atardecer en el centro de Reykjavik.

jueves, 27 de agosto de 2009

32


Ya me lo digo a mí mismo:

Epaaaaa. . . ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!

Para empezar: cambio de imagen. Las sugerencias no sólo son bienvenidas sino que se ruegan.

Y ahora, al tema:

Dicen por aquí que el día de tu cumpleaños el clima te da lo que te has merecido durante el año. Hace un sol radiante. Veinticinco grados. Ni una nube en el cielo. No sé si merezco tanto. . . También hay quienes usan días señalados para usar el cerebro, recapacitar y reflexionar. Es bueno que lo hagan en algún momento. Como un servidor suele ejercitar las neuronas todo el año, hoy pasa. Sólo voy a pintar este 27 de agosto y sus alrededores.

¿Cómo terminamos el año? Terminamos con caos y déficit de horas. Pasan muchas cosas, el tiempo apenas llega; no me estoy quejado, enuncio un hecho objetivo. El trabajo no sale según lo planeado; ya lo esperaba así, pero eso no evita tener que bregar con ello. Apuro lo que se puede apurar y paso de lo que no tiene remedio. Dejamos el año con cambio de piso. Ya lo hemos bautizado con una laaarga cena. Aún no está todo aposentado; seguimos sin internet, mecagüen. . . Y no me olvido del memorable homenaje a la salud física y mental que me di en Varsovia hace unos días.

¿Cómo empezamos el año? Empezamos con caos y déficit de horas. Pasan muchas cosas, el tiempo apenas llega; no me estoy quejado, enuncio un hecho objetivo. El trabajo no sale según lo planeado; ya lo esperaba así, pero eso no evita tener que bregar con ello. Apuraré lo que se pueda apurar y pasaré de lo que no tenga remedio. Empezamos el año en un nuevo hogar. Haremos otra cenorra el domingo para asegurarnos de que estamos en casa. Pero antes del domingo, hoy llega Vitor de su periplo Venezolano. Para hacer el debido homenaje al caos, habrá que salir todo el fin de semana para celebralo, todo. . . Después del domingo, si nada sorprendente ocurre en el universo, vendrá el lunes, y el lunes nos vamos a Islandia. ¡ISLANDIA!!! Mi gran autoregalo de cumplaños. Un lugar que tengo entre ceja y ceja desde hace lustros. Nos vamos sin más plan que el billete de avión y la reserva de un todoterreno. Lo demás no importa. El mapa y los vientos no llevarán donde tengamos que ir. Dos semanas. Dos semanas peregrinando los alrededores del fin del mundo. . . Veremos como recorre el fin del mundo al peregrino. . . ¡Estoy impaciente!

Implicaciones directas: es muy posible que esto sea lo último que publique hasta que vuelva de Islandia. Sin internet en casa, con el caos y la vorágine, dudo que vaya a tener la oportunidad de sentarme a escribir. Tampoco pienso llevarme el ordenata; pero me ronda por la cabeza hacer algo especial con este viaje. Aunque no escriba, tengo intención de poneros una foto al día; veremos si es posible.

. . . Casi se me olvida. La foto de arriba, cortesía de Ángela en Skagen: día radiante como hoy. Un día para mirar al horizonte. Al horizonte y al mar misterioso, cambiante, cruel, impredecible, hermoso. Un día como hoy: para todo menos para quedarse en la orilla mirando. . . Aunque sepa que

En el mar puedes hacerlo todo bien, según las reglas, y aun así el mar te matará. Pero si eres buen marino, al menos sabrás dónde te encuentras en el momento de morir.

— Arturo Pérez-Reverte.

martes, 25 de agosto de 2009

Varsovia 2009: tras el telón caído


Domingo. Dos de la tarde. Sol radiante. Semáforo rojo. Miradas expectantes. Rugen los motores. Semáforo apagado y corazones detenidos una décima de segundo. Luego, el mundo acelera empujado por novecientos caballos. Primera curva y. . . Y no puedo contar nada más de la carrera en las calles de Valencia porque no la vi.

A aquellas horas estaba en la Galería Nacional de Varsovia. Paseaba entre las joyas pictóricas de Polonia. Apenas quedaba medio día para volar de vuelta a Copenhague. El mosaico de monumentos, calles, comidas, melodías, aromas, bares y gentes recolectado durante sensenta horas empezaba a formar la imagen de quién era Varsovia.

Varsovia se presenta fría, indiferente, reuyéndo la mirada. Arrasada por las bombas rusas y alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Reconstruida monóntona e impersonal por la economía soviética. Las avenidas amplias, los árboles omnipresentes y los enormes parques apenas la humanizan.

En rincones del laberinto de buses y tranvías, ocultos bajo la superficie, buscando detrás de monumentos nacionalistas, aparece la verdadera Varsovia. Aparece un pueblo amable, con leguaje susurrante y maneras tranquilas. Una nación entunsiasmada por volver a ser Polonia, por recuperar lo que los últimos siglos de historia les han robado. Alzan monumentos a poetas que ensalzaron su nombre. Resucitan héroes que la post-guerra olvidó. Recuerdan, tratando de entender lo incomprensible. Los treinta y cinco mil muertos en la prisión de Pawiak. Las trescientas mil almas hacinadas en trenes, en una estación desaparecida, camino a Auschwitz, Treblinka, Mathausen. . . Y no olvidan dónde estaban los muros del ghetto. Tampoco cómo era su ciudad. Han reconstruido el casco antiguo como era antes de las bombas para albergar su propia sirenita, la hermana con escudo y espada.

Pero si de verdad queréis entender quién es Varsovia, sentaros entre los árboles un domingo a medio día. Escuchad con el resto de la ciudad, niños y ancinos, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, solitarios, grupos y parejas, el susurro de los árboles coreando al piano de Chopin.