lunes, 2 de noviembre de 2009

Abu Dabi 2009: Campana y se acabó

Menos mal que el circuito de Yas Marina es una preciosidad. He de reconocer que aunque correr al atardecer me parecía una chifladura, nos ha dejado imágenes preciosas. Una hermosa puesta de sol en el desierto. Ese hotel de ciencia ficción iluminándose al caer la noche. Un circuto que, gracias a lo pequeñas que tiene las escapatorias y lo cercanos a la pista que están los muros, muestra mejor la velocidad de los coches. Y menos mal, decía, que pudimos entretenernos mirando el decorado, porque la carrera fue un tostón.

Cuando quedó claro que Vettel iba a adelantar a Hamilton en el primer repostaje, adiós emoción. Lo único digno de mención fue la lucha por el segundo puesto entre Weber y Button en la última vuelta y el adelantamiento de Alonso a Kobayashi. Nada más pudo hacer con el peor R29 de la temporada. Ya que acercarse a los puntos fue imposible durante todo el fin de semana, dejó como regalo de despedida a su querido equipo, a Renault, un adelantamiento de libro, dándose, a sí mismo y a todos, el gustazo.

Poco más hay que decir de una carrera que ha sido como el resto de la temporada, anodina, sosa. Una vez más, el ganador lo hizo de calle y sin rival. No me malinterpretéis, la victoria de Vettel y el doblete de Red Bull son merecidísimos. Si no hubiera sido por esos más que turbios difusores dobles que Brawn se sacó de la manga, el coche diseñado por Newy hubiera ganado este campeonato. Ni siquiera pudimos ver un duelo digno entre Kimi y Kovalainen por la tercera posición del mundial de constructores. Tampoco Kimi pudo despedirse a lo grande con ese Ferrari que, como el Renault, ha dejado de evolucionar hace meses para centrarse en el monoplaza del año que viene. Esperemos que la decisión dé buenos resultados.

Temporada sosa, con carreras sosas y campeón soso. Lo cual es muy muy muy sorprendente, porque nunca jamás en la historia de la Fórmula 1 han estado los coches tan igualados ni los tiempos tan ajustados. Esta temporada, fue habitual ver los sábados clasificaciones donde entre el primero y el décimo había menos de un segundo; algo inaudito hace dos años. A pesar de las nuevas reglas aerodinámicas para facilitar los adelantamientos, que han funcionado bien, creo que la congelación de motores, la payasada de que los pilotos tengan que usar los dos tipos de neumáticos durante la carrera y la insensated de que las limitaciones de ocho motores y cuatro cajas de cambio por piloto y temporada, se han cargado el espectáculo. Estas reglas limitan, a menudo a una única opción, la varidad de estrategias y reglajes que se pueden usar, no dando margen de maniobra a la creatividad de los ingenieros y la genialidad de los pilotos. Quienes además pasan más tiempo preocupados de cuidar la mecánica para la próxima carrera que de exprimir sus cualidades al máximo. Así, todo termina igualado y aburrido, porque las reglas sólo dejan una opción buena y porque arriergar no merece la pena. Esperemos que ahora que el capullo de Moxley se ha retirado, su sucesor a la cabeza de la FIA, el señor Jean Todd, haga algo sensato para mejorar las cosas.

Ahora, momento de despidas. Temporada que se termina con más pena que gloria; pero dejándonos un montón de cambios a la vista. Tres equipos nuevos, uno de ellos español (Campos Meta), y mucho ajetreo en el mercado de pilotos. Entre ellos, como no, el que ha abierto la caja de Pandora: Fernando se despide de Renault. Y me da pena. Porque es su equipo de toda la vida. Porque es el equipo que siempre confió en él. Porque es el equipo con el ganó sus dos campeonatos. Porque siempre he sido fan de Renault y mis amigos cercanos saben cuanto me alegré cuando fichó por la marca francesa allá por el 2001, poco despúes de arrasar en la última carrera de la temporada de Fórmula 3000 en el mítico Spa. Pero aunque me dé morriña que deje Renault, también me alegra su fichaje por Ferrari. Porque es la mejor opción para volver a lo más alto. Porque un piloto como él merece formar parte del mito italiano. Y me alegro sobre todo, porque él está exultante pudiendo cumplir su sueño. Así que, hasta la vista, mil gracias y buena suerte, Renault. Ahora, toca empezar a pensar en rojo. . .


Imágenes: Autosport.com y TheF1.com.


2 comentarios:

  1. POR FIN SE ACABÓ!!!
    Qué ganas tenía!.
    He de reconocer que, de las tres últimas carreras, en Suzuka me dormí (venía de doblete) la de Interlagos me la salté completamente, y esta la ví a medias... ya se que me perdí la mejor carrera de la temporada, pero es que.... vaya percal de mundial.
    Una desilusión total y completa este año de F1.
    Y si uno mira los tiempos tampoco se entiende el porqué pues, como tú apuntabas, es en la que más ajustados han andado todos los monoplazas. Pero si es que hasta el mundial en el que Schumacher ganó el título casi a mitad de temporada, sacándole 1s por vuelta al siguiente monoplaza en casi todos los grandes premios tuvo más emoción! Al menos allí se corría, se adelantaba, se hacían cafradas con las estrategias...
    Menos mal que Moxley se pira, que si no, en dos años, la F1 desaparece por aburrimiento.

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  2. Como dije, creo que no hay emoción porque no dejan a los pilotos y a los equipos correr a su gusto. En cada carrera están más preocupados de hacer malararismos con las ruedas y cuidar los motores, que de dar lo mejor que tienen.

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