jueves, 30 de noviembre de 2006

La duda...

... reside en por qué hace ocho días que no os escribo nada; lo cual es todo un record en Bitácora. Ya os lo había advertido, ya me había ido mentalizando de que estas semanas no tendría apenas tiempo a escribir. Mucho trabajo; pero hasta en eso estoy teniendo suerte: no es monótono, a veces, es incluso creativo y otras viene con sorpresas incorporadas a media tarde. Pero ese no es el único motivo de que haya tardado tanto en ponerme otra vez frente a la tecla. También tienen parte de culpa, que la wi-fi esta que pirateo en casa, lleva unos días que va de pena y se me cae cada dos por tres, o que cuando me siento con alguna pequeña intención de escribir, me asalta alguien por el messenger, y ya está liada. Como ahora mismo... Lo siento colegas, os he mentido, no me he metido en cama, estaba aquí escondido, escribiendo a la una de la madrugada a pesar de que mañana a las siete hay que estar en pie.

Por qué os estoy contando esto? Por qué diantres me estoy justificando por no escribir? Al fin y al cabo es algo que hago porque quiero, como quiero y cuando quiero, no? Faltaría más... Pero aún así, me siento un tanto culpable cuando pasan los días y no os cuento nada. He adquirido una responsabilidad para con todos los que dedicáis algunos preciosos minutos de vuestras a vidas a leer lo que a un servidor le da por escribir. Podríais estar abrazando a los que queréis, dando un paseo por algún lugar bonito del mundo, tomándoos un café con los amigos o leyendo algo más intersante que todo esto; pero no, estáis aquí, conmigo. Y luego encima os tomáis la molestia de dejarme comentarios, de regalarme otro pedacito de vuestro tiempo y de vosotros mismos. Por eso me siento culpable cuando no acudo a la cita, cuando me escabullo convenciéndome de que no tengo nada que merezca la pena contar.

Además, lo hecho de menos. En cuando pasan un par de días,
si no me pongo a escribir, siento que me falta algo; aunque buena parte de mi trabajo estos días consista en eso, en inglés no es lo mismo y el contenido, por supuesto, tampoco. Necesito la pequeña catarsis cotidiana de sentarme a ordenar las ideas para construir un texto coherente. Me estoy volviendo adicto a los alagos, a los elogios implícitos que son para el que firma cada comentario y a los que hacéis explícitos en muchos de ellos. Luego me cuesta mantener a raya a mí ego; la mejor manera de hacerlo es no caer en la autocomplacencia y seguir buscando algo mejor que ofreceros cada vez. Tengo que seguir pagando tributo por todo lo que recibo a cambio de un puñado de horas frente al teclado. Joder!! Si hasta he hecho amigos gracias a Bitácora. Sois conscientes de lo que eso supone? Saber que puedes contar con una persona más en tu vida... Cómo pongo valor a eso? Cómo cuando además ya ha ocurrido en varias ocasiones... Magia, otra vez magia. Sé más de algunos de vosotros ahora, que cuando os veía la cara casi todos los días... Je, je... Y vosotros sabéis mucho más de mí.

Cada vez que escribo tengo que olvidarme de todas esas facetas que uno muestra según la situación y la compañía,
esos detalles del comportamiento que varían la percepción que tienen de ti en cada ámbito. El que escribe no es el que conocía mi familia, tampoco el que veían mis amigos, tal vez lo reconozcan mis alumnos, pero ni de lejos mis amiguetes, conocidos o coleguillas. Si lo que hago es inventarme una nueva cara o enseñar una menos maquillada para mostrárosla a todos, vamos a dejarlo a parte. Lo que sí es cierto es que cada palabra tecleada me obliga a mirarme a la cara, aguantarme la mirada y dejar a un lado alguna de las mentiras me cuento a mí mismo... Algunas... No os confiéis, que uno es un cabrón y ya os explicó una vez que a lo que más teme es a su propia espada.

Escribiendo camino por dentro de mí mismo. Cómo voy a dejar de hacerlo si además, cada andanza, es una mano que me tienden, es una pregunta incómoda cuya respuesta no quiero escuchar, es una sonrisa susurrada, es un cosejo que me abraza, es algo que alguien sabe y me relaga, es...

... es una respuesta en sí misma.


P.S.- Sí, esta también es de Frank Herbert. Buenos días!!

martes, 21 de noviembre de 2006

La lluvia de otoño templa el acero

Orbaya. Lleva todo el día haciéndolo. Una lluvia fina, suave, pausada que no se ve a menudo en Dinamarca. Hoy no sopla el viento suficiente para llevarse estas nubes bajas, grises y pesadas que tantas veces he visto en Asturias, atrapadas durante días entre el Cantábrico y los Picos. Un día encantador de noviembre, todo parece ocurrir más despacio, adormecido y húmedo de orbayo.

En las últimas semanas la ciudad ha ido perdiendo los colores del otoño. Los ocres, amarillos y naranjas alfombran ahora las aceras. Los arboles, grandes y majestuosos que guardan esta ciudad, son ahora almas desnudas que se dejan abrazar por el viento helado del atardecer. En noviembre sólo existen atardeceres y noches, plagados por millones de luces meláncólicas que se multiplican en los pavimentos húmedos, en los ojos tristes de estas niñas tan bonitas.

Es una tristeza insidiosa. Se te acerca sin que te des cuenta. Te la contagian los ojos grises; como el cielo, sólo son azules en verano. Te adormece. Te susurra que abandones tú también los colores del calor. Te desnuda el alma. Te obliga a mirarte las miserias y los errores. Surge de tus sombras el viento helado. Tienes que abrazarlo y bailar con él. Seguir moviéndote para poder devolver las sonrisas. Para que las luces bohemias intercambien sombras con luces. Para despertar viendo la mañana otra vez hermosa; sabiendo, que la noche fue preciosa.

jueves, 16 de noviembre de 2006

Esto es un no parar!

Estoy hecho polvo... A ver si no me enrollo mucho y me meto pronto en cama. Esta semana está siendo movidita. He empezado otro curso, lo que implica un buen puñado de horas de clase a la semana y bastante trabajo extra. Además en el grupo estamos planificando un montón de cosas para los próximos meses y empezamos a tener resultados sobre los que discutir, es decir, un montón de reuniones. En resumen, doble trabajo y mitad de tiempo; vamos, que me lo estoy pasando en grande.

No, no lo digo en tono irónico. A pesar del cansancio es un placer ver que las cosas van rodando y avanzando. Es muy interesante ver como este proyecto enorme va tomando forma y empiezan a concretarse las cosas. En los próximos meses el número de personas en el grupo va a crecer a lo bestia. Seremos unas sesenta, con los trasfondos más diversos, trabajando juntas por sacar esta historia adelante. La verdad es que me siento muy afortunado de formar parte de esto desde su principio, de estar en un grupo que trabaja y piensa a lo grande y que, a pesar de ello, no te deshumaniza o te hace sentir pequeñito; todo lo contrario, se pone especial cuidado en las personas, sus motivaciones, espectativas y bienestar, en las relaciones, comunicación y creatividad dentro del grupo. Gran culpa de ello la tiene Susan, mi directora de tesis y cabeza de todo este tinglado. Es sorprendente la capacidad que tiene para cuidar de todos esos detalles que nos hacen a todos la vida más fácil y al grupo más dinámico y eficiente.

Bueno, dije que no me quería enrollar, así que, a lo que iba. Si estos días están siendo un no parar, diciembre va a ser de órdago. Cuatro semanas, cuatro países diferentes. Primero, a cuenta del curso que os mencioné, nos iremos a hacer unas prácticas seis días al MaxLab en Suecia, del 4 al 6 y del 11 al 13. Con el consiguiente montón de curro.

Segundo, del 14 al 16 me voy con mi codirector de tesis y un par de compañeros al SLS, en Suiza, a hacer unos cuantos millones de medidas, que luego habrá que analizar, así que cuando el 21 me vaya para Asturias me llevaré el disco duro lleno de datos. Yyyyujú! El 16 de enero se supone que tengo que dar una pequeña charla con los resultados, o con alguno, al menos. A esto me he apuntado voluntario. Después de más de medio año aquí creo que ya va siendo hora de que dé mi primer speech en inglés. Empiezo a echar de menos dar la chapa y ser el centro de atención por unos minutos... Je je.

Lo mejor para el final: en enero, otro país. El 28 el grupo al completo nos cogemos el ferry y nos vamos una semana a una estación de esquí en Noruega. Macro-meeting de grupo, para estrechar lazos, poner proyectos, datos e ideas en común y, de paso, divertirnos un poco. Hoy hemos estado mirando la agenda, no vamos a parar ni un segundo; pero la verdad es que hay un montón de propuestas interesantes y curiosas, además de las típicas charlas y conferencias. Y a ver si aprendo a esquiar...

Bueno, pues ya véis amiguetes, que no os extrañe si Bitácora se queda un poco abandonada los próximos dos meses. Espero que no sea así; de hecho, en aras de mi salud mental, miraré a ver de donde puedo arañar minutos para serguir contándoos cosas; pero si no hubiera minutos que arañar, recordad que os quiero igual.

Y ahora, pa'la piltra, que mañana será otro día laaaargo... Felices sueños!

martes, 14 de noviembre de 2006

El día de las sorpresas

Por fin!

Lo bueno de los funcionarios y burócratas daneses, es que, a pesar de ser tan metepatas y apalancados como los españoles (ya, ya sé que no se debe generalizar...), si te pones un poco firme y les haces ver que la han cagado, les toca la moral y pierden el culo por ayudarte; incluso se disculpan si les agradeces el esfuerzo. Parece que les toca el orgullo patrio que llegue un extranjero a decirles que su eficiencia escandinava ha fallado.

A lo que iba: por fin encontraron los de correos esa enorma caja verde que habéis enviado. Por fin la tengo en mis manos. Qué sorpresa! Muchas gracias a todos los habéis puesto algo en ella, aunque fuese no fuese nada material, una pizca de cariño que se coló dentro mientras la cerraban.

Jo! Cómo me han mola'o las cartas! No pude esperar a la tarde para leerlas y me las llevé al curro, cosa que tratándose de mí no es vanal, creedme. La tuya también Noe ;-) Aquí lo tengo, encaramado a la lámpara del escritorio.

Pedro, tu carta es la única que me coge en la cartera. Y ahí seguirá, por mucho tiempo.

Covi, tú tranqui que me siguen trantando bien; pero podéis venir de todas maneras, eh.

Marcos, menos mal que alguien tiene ideas, que si no... Lo de la partida no se me olvida, estamos en ello.

Olatz, y yo que pensaba que eran paranoias mías cuando abrí la carta; pero no, olía a mandarina de verdad. Y sigue oliendo...

Un abrazo a todos, muchisísimas gracias. Ahora si que no voy a pasar frío, y no sólo por el regalo ;-)

La segunda sorpresa del día, os la va dar el que firma. Después de muchos avatares, cábalas y esperas, hoy he comprado los billetes de avión para haceros una visita esta Navidad! Aterrizaré en tierras asturianas el jueves 21 de diciembre a eso de las 20:45, si la autoridad, el tiempo y los imprevistos aeroportuarios lo permiten. Me quedaré hasta el 11 de enero, así que malo será que no encuentremos un momento aunque sólo sea para tomarnos un algo.

Sí, sí, estoy hablando con vosotros. Ahora no miréis para otro lado. Creíais que no iba a ir, eh? Pues ahora vais a tener que hacer como que me queréis... Veis, eso os pasa por andar diciendo mariconadas.

P. S.- Una pena lo de la cestita rosa, Marcos; para tu consuelo te dire que la última bici que me he agenciado es toda rosa, bueno, de un morado chungo que cambia de color según el día.

viernes, 10 de noviembre de 2006

La segunda oportunidad

Aunque muchos no os lo creáis, siempre he sido partidario de escuchar a mis mayores. Puede que luego no esté de acuerdo con ellos o que incluso termine por no hacerles ni puto caso; criterio y experiencia propios, es como me gusta llamar a esto. Hoy voy a mostraros algo que me descubrió uno de mis mayores, tampoco muy mayor, dicho sea de paso; pero no por ello merece menos respeto esta perla de sabiduría, este documento histórico de valor tan incalculable como una vida.

Se trata de unos videos recuperados del olvido gracias al YouTube. Son de un viejo programa que emitió Televisión Española, hace muchos, muchos años, llamado "La Segunda Oportunidad". El programa, en capítulos de apenas diez minutos, analiza las causas y condiciones que provocan los accidentes de tráfico más comunes, para después proponernos soluciones que podrían haberlos evitado. Son una segunda oportunidad, una lección de conducción, que no de educación vial, no nos confundamos, explicada de una manera simple, práctica y contundente.

Sin embargo; aunque las virtudes pedagógicas y la utilidad de estas lecciones, queda, en mi opinión, fuera de toda duda, deberían ser de uso obligatorio en las autoescuelas; lo que más me ha llamado la atención es el tono, los argumentos y la forma que se expresa el director y presentador del programa: Paco Costas. Ha sido toda una sorpresa ver como se hablaba en televisión allá por 1977. Me parece increíble que alguien pudiera dirigirse a la audiencia con las palabras que lo hacía el señor Costas, hablando alto y claro, sin pelos en la lengua. Es lo más políticamente inorrecto que he escuchado en muchos años, sin tapujos ni zarandajas. Ya quisieran los creadores de esa plétora de programas que pululan por los canales españoles tan orgullosos de su humor irónico, incisivo y opinión alternativa, poner el dardo en la palabra como lo hacen en "La Segunda Oportunidad". Me resulta muy triste que hayamos llegado al punto en que para decir una verdad sólo podamos hacerlo con un chiste, con una gracieta de tres segundos, o que nos terniminemos creyendo que entregarle unas gafas de sol al rey sea el acto máximo y sublime de la contracultura y el criterio independiente. Ahí reside la gran virtud de este viejo programa, en su exposición de argumentos y realidades crudas sin recurrir al chiste fácil, sin maquillarlas de "fina ironía", hablando en serio, pese a quien pese. Acompañando las palabras con imágenes explícitas que no se recrean ni en el morbo ni el mal gusto. Deberían aprender esos de las "campañas agresivas" de la DGT, que educar no es lo mismo que meter miedo, que saber conducir no es levantar el pie del acelerador para evitar que te quiten puntos.

Lo mejor es que lo comprobéis vosotros mismos. Aquí os dejo el que fue primer episodio de la serie. Os recomiendo que le prestéis especial atención a los primeros minutos y a los argumentos de cómo, ser un perfecto ejemplo de prudecia y respeto por el código de la circulación es condición necesaria, pero no suficiente para salvar vidas en las carreteras.

La Segunda Oportunidad - 01 - Frenada en curva


El resto de capítulos, en YouTube o, si sois un poco vagos, pinchad aquí. Védoslos. Sí, es un imperativo, no un consejo ni una sugerencia. No caigáis en el error de creeros que ya sabéis todo lo que tenéis que saber para poneros detrás del volante. Y aunque lo sepáis, a veces no está mal que nos lo recuerden. Además, la musica y la infografía no tienen desperdicio.

Petición a los dirigentes de los canales televisivos españoles: Sean ustedes tan amables de sustituir la próxima reposición de Verano Azul por una de La Segunda Oportunidad. Muchísimas gracias; de mi parte y de la de los muertos anónimos de aparecen los fines de semana en los paneles informativos de la red vial española. Que, dicho sea de paso, gran parte han perdido la vida en carreteras secundarias y no en las grandes autovías donde la DGT se empeña en poner la mayoría de controles y radares, eso sí, con talante eminentemente educativo y en absoluto intimidatorio o lucrativo, no te jode...

lunes, 6 de noviembre de 2006

Dinamarca: esa gran desconocida V

Feliz Navidad!

No, no estoy de coña, ni me he vuelto gillipollas de repente, ni es una campaña promocional del Corte Inglés para que la Navidad dure todo el año; es que vivo en Dinamarca. Os lo había dicho, no? Pues aquí la Navidad empieza cuando dice la Tuborg, esa wonderfulosa cerveza que le hace la competencia a la Calsberg, a pesar de ser de la misma compañía... A mí no me preguntéis por qué, vale? Un servidor sólo cuenta lo que hay.

Que qué demonios tiene que ver la Navidad con la cerveza? Pues todo! En Dinamarca TODO tiene que ver con la cerveza.
Ahora empiezo a comprender que es el combustible que mueve Dinamarca. Por semana todos muy serios, trabajadores ellos. El fin de semana se ponen hasta las cejas de cerveza. Se tranforman en los tipos más simpáticos del mundo. Decargan toda la mala leche acumulada. El domingo duermen la mona y el lunes tan sobrios y felices a trabajar de nuevo. Y si te he visto no me acuerdo; esto último es literal.

El país se colapsa cuando no hay cerveza. La última vez que hubo sequía de cerveza, de la otra no ha habido nunca, fue cuando se anunció una huelga del sector; pero no fue porque la Calsberg agotase sus reservas, no, fue porque los daneses se volvieron chiflados, asaltaron los supermercados y arramplaron con toda la que fueron capaces de meter en el coche.

Abuela, usted espere aquí, que en su asiento caben otras tres cajas. Voy a casa a dejar esto y vuelvo a por usted, y así de paso cargamos otra vez el coche. Le presto la tarjera de crédito para que me vaya comprando más y así, entre que las saca y no, no me coge usted frío.

No había empezado la huelga y ya se habían terminado las existencias de cerveza. Los daneses se atrincheraron en sus casas, reconvertidas en bunkers de almacenamiento para soportar el duro invierno nuclear que se avecinaba. Al final la huelga fue tan corta, que la Calsberg tuvo beneficios extra por el excedente de cerveza que se vendió. Sin comentarios...

A lo que iba, que este viernes empezó la Navidad. Porque
cada primer viernes de noviembre la Tuborg distribuye su cerveza especial de Navidad. Ya lo veis, aquí ni sidra El Gaitero, ni turrón de chocolate Suchar, ni las muñecas de Famosa. Aquí lo que vuelve a casa por Navidad es la Tuborg. Por el método tradicional, además. Los tíos se calzan toda la pueden durante la noche y luego tratan de llegar a su casa, o a alguna casa al menos; porque con las mangadas que he visto, alguno, efectivamente, no va a encontrar el camino a casa hasta el día Navidad.

Menos mal que en un alarde de eficiencia danesa decidieron cambiar la fecha tradicional del evento, que no tengo ni idea de cual era, por el primer viernes de noviembre. De la otra manera era un caos. Al día siguiente no iba a trabajar ni el Tato y los institutos y los colegios vacíos, por supuesto. Día de fiesta oficioso, vamos.

Tanto cuento por una cerveza, estaréis pensando... Pues sí, porque además de estar buena que te cagas, imaginaros la que se puede montar si durante toda la noche se dedican a recorrer la ciudad camiones cargados de Tuborg, acompañados por unas señoritas muy amables, de hecho las más amables que habéis visto en vuestra vida. A ver, cuándo fue la última vez que una niña os invitó a una cerveza? No, Adán, las manzanas no cuentan. Venga, no pongáis cara como de hacer memoria, que no cuela. Pues a eso es a lo que se dedican las señoritas de los camiones: a regalar cerveza a diestro y siniestro. Como si hiciera falta que a los daneses los animasen.

Ya me venía oliendo algo raro estos días. No acavaba de entender esas caras de felicidad, esas sonrisas bobaliconas, esos suspiros cada vez que salia la Navidad cualquier conversación casual. Es tan bonito, me decían. Las cenas, los regalos, como un pequeño verano de calor humano en medio del frío y oscuro invierno. Ya estaba empeazando a creer que no sólo eran raros, sino que habían sido abducidos por una nave tripulada por clones de Anne Igartiburu, corazones... A mí no me engañan más. Ahora ya sé porque el maricón de Rudolf tiene la nariz roja. Y por qué va todo el día descojona'o, Joh Joh Jooh, el Santa Klaus ese. Qué güevos los tuyos... Pimplando desde el tres de noviembre y luego claro, lo dejamos todo pa'l último día. Así nos luce el pelo, que tenemos que llenarlo todo árboles con luces horteras pa'qu'encuentres las casas, cabrón. Y mentirles a los niños por tu culpa. No, no podéis quedaros despiertos, que si lo veis os dejará ningún regalo. Vamos, no dejaría que te viesen mis hijos ni jarto grifa, gordo borracho; que todos los años tienes que andar haciendo la gracia. La chimenea, la chimena... Como este año te vuelvas a sentar en la parabólica, no te van a hacer falta los renos pa' volver al Polo Norte, Rovaniemi o donde coño vivas con los duendes esos. Pervertido!

En fin, como dicen por aquí estos días:

Glædelig jul og godt Tub'år

(Leído: Gldglj gwl o' g'd Twb'lg)


Explicar el chiste va ha ser lo más trite del universo. A ver... En traducción libre y palabra por palabra, la cosa viene a ser:

Felices fiestas y buen [...]

... "år" significa año y se lee "or" (más o menos). Decidme que ya lo habéis pillado, que no hace falta que siga destrozando el chiste... Pues eso, ya lo veis, humor danés. Festival de la risa... Joh Joh Jooh... Mecagüen!! Quién ha dejado entrar al gordo?

Feliz Navidad!

Feliz Navidad... El Herodes ese era un incompetente. Amigo de los italianos tenía que ser... Pa'uno que tenía que matar y se le escapó.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Está nevando!

Pues sí. Primero de noviembre y nieva en Copenhague. Lo venían anunciando desde hace unos días. Al parecer no es nada más que una tormenta de otoño que nos durará hasta el sábado; pero hoy tenemos dos graditos, nieva y el cacharro este me dice que la sensación térmica es de cinco bajo cero. Y doy fé. Hace un viento de mil demonios. Cuando venía en bici al curro casi no podía avanzar. Me dolía la cara del frío, y eso que la tengo muy dura (la cara). No podía mirar hacia delante, el viento me clavaba la nieve en los ojos. Toda una experiencia... He tenido que esperar diez minutos para volver a sentir los dedos y poder escribiros esto. Tengo que comprarme unos guantes decentes ya.

Aunque no os lo creáis, bueno, conociéndome sí que os lo vais a creer, estoy sonriendo. Es un día precioso. El frío seco de la nieve haciéndote sentir vivo por la mañana. El viento soplando con decisión, desde el norte, arrancando las hojas amarillas, rojas, ocres de los miles de árboles que pintan de encanto la ciudad estos días. Algunos susurran enfadados, negandose a abandonar el verde del verano; pero el viento helado aulla con confianza, sabe que ganará esta guerra. Las largas noches son sus aliadas. Y aquí, son muy largas. Con esto del cambio de hora a las cinco apenas queda un resquicio de luz en el cielo. El sol no vuelve a asomar hasta las ocho de la mañana. Los días seguiran menguando hasta el solsticio de invierno; pero el sol no volverá a calentar hasta abril, o finales de mayo, como este año.

Este va a ser mi primer invierno de verdad. Estoy intrigado, espectante. Los daneses empiezan a andar un tanto sombríos. Miran resignados por la ventana cuando empieza a atardecer. La verdad es que trastoca un poco que anochezca tan pronto; pero en los ojos de esta gente veo algo más, una tristeza vieja, saben lo que se acerca, llevan generaciones sabiéndolo. Me miran y sonríen, guardan un secreto, una lección que quisieran enseñame pero que saben que sólo puedo aprender por mí mismo...

De momento, voy a seguir mirando por la ventarna. Sonriendo calentito en mi despacho. Nieva!!!! :-)

Ya veremos si dentro de un par de meses sigo sonriendo.

Bueeenos dííías!!