martes, 19 de diciembre de 2006

Fin de la segunda temporada

Sí, ya sé que aún me queda hasta el jueves para volar a Asturias; pero por razones históricas y de simetría, me vais a permitir que ponga un punto y aparte hoy y aquí. Otra vez es día diecinueve, eso quiere decir que hace ocho meses (Olatz, eran ocho, ya no sabemos ni contar...) que vivo en Copenhague. Siendo así, no me digáis que no es mucho más elegante que emprenda el viaje hoy. Por eso voy a empezar a hacer esta nochela maleta, que el fondo es cuando comienzan los viajes, y no cuando te subes en el avión, no?

Un abrazo a todos. A algunos os lo podré dar en directo en un par de días. A los demás, terminad bien el año y empezad mejor el que viene, es una orden, estéis donde estéis. Os meteré a todos en la maleta, aunque en este momento no tenga tiempo de dedicaros unas palabrejas a cada uno (reunión de grupo a traición a las 14:30).

Ahora os dejo con lo mejor del año. Je je. Si después de esto no os gusta la Fórmula 1, dejazlo, no os gustará nunca. Aquí lo tenéis, para verlo una y otra y otra y otra vez más. Las primeras vueltas de Alonso en el GP de Hungría 2006. Del decimoquinto a tercero en cinco vueltas, diluviando y con adelantamiento imposible al subcampeón. Las mejores vueltas y la mejor carrera de los últimos tiempos, y de nuevo, no lo dice sólo un servidor. Disfrutazlo, otra vez...


Alonso en Hungria 2006


Feliz año (ambos). Continuará...

viernes, 15 de diciembre de 2006

PSI... SLS... TOMCAT...

Suiza, en un lugar medio perdido en las estribaciones septentrionales de los Alpes. Un puñado de kilómetros al norte de un pueblecito llamado Brugg, a orillas del Aare, uno de los muchos afluentes del Rhin. Aquí está el Paul Scherre Institute (PSI), donde además de un generador de neutrones, otro de muones y algo más que no tengo muy claro que es, está la Swiss Light Source (SLS). Uno de sus catorce beamlines se llama TOMCAT (TOmographic Microscopy and Coherent rAdiology experimenTs), y en su sala de control está sentado ahora mismo el que firma. Lla intención es explicaros porque lleva aquí desde las ocho de la mañana y no se va a mover en toda la noche.

Imagen aerea del SLS (izq.) y esquema con los beamlines (dcha.).

El cacharro éste me dice que ahí afuera hay tres grados bajo cero. La niebla ha estado paseándose por el valle todo el día, así que poca cosa he podido ver de lo único parecido a montañas a lo que me he acercado en los últimos seis meses. Aún así, es agradable pasear con este aire frío y calmado. Ver los jirones de niebla deslizándose fantasmales a escasos centímetros sobre las aguas verdes, traicioneras bajo la aparente calma del Aare. Sin embargo, aquí dentro, hace calor, casi demasiado. El zumbido de los climatizadores, los ordenadores y los millones de trastos carísimos que dentro de este enorme donus, es implacable. Por cierto, aunque parezca mentira, toda esa cubierta blanca que veis en la foto es madera! Sí, el edificio entero está hecho en madera. Sólo sesenta pilares de acero sustentan en su apoyo exterior otros tantos grandiosos arcos de madera. El resultado es un espacio interior alto, espacioso y libre de elementos estructurales. Ahí termina la elegancia del SLS. Todo ese espacio está lleno de una maraña de casetas, cables, cachivaches de acero inoxidable, filas de torres de swichers, trastos a medio montar, bobinas de cable, material de repuesto y, corriendo por el corazón del donus, casi oculto en medio de todo este caos y cubierto por el blindaje antiradiación de hormigón, está el anillo sincrotrón. El tubo de apenas unos centimetros de radio por el que dan vueltas y más vueltas grupos de electrones despendolados, la razón última que explica todo este tinglado.

Sin entrar en detalles, os diré que los electrones cuando giran emiten luz. De esto tiene la culpa la Teoría de la Relatividad; ya veis, no era sólo una chifladura de don Alberto. El caso es que, si giran muy rápido emiten una luz potente que te cagas, rayos-X para los amigos. Esas aspas que se ven en el esquema saliendo del anillo son los beamlines, aparatos de entorno a unos veinte metros de largo cuya misión es aprovechar esos rayos-X para varios tipos de investigaciones. Tanto cuento para tener unos cuantos rayos-X? En cualquier hospitalucho de provincias tienen máquinas mucho más pequeñas para hacerte unas fotos supermolonas con ellos... Bueno, la diferencia entre los rayos-X de un hospital y los de un sincrotrón es la misma que entre una lampara de escritorio y puntero laser que fuese capaz de atravesarte de parte a parte.

Esquema de TOMCAT.

Aquí, en TOMCAT, los rayos-X los aprovechan para hacer fotos en 3D con una resolución, forzando un poco como estamos haciendo nosotros, de unos 350 nanometros por pixel. Venga vale, hay microscopios de varios tipos capaces de hacerlo mucho mejor; pero no en 3D. Sólo tenemos concedidas cuarenta y ocho horas para medir. Teniendo en cuanta que cada foto, a esta resolución, se tarda en hacerla algo más de dos horas, más otro tanto para que un grupo de sesenta ordenadores pongan toda la información junta y presentable, vais entendiendo porque no nos vamos a permitir el lujo de dormir. Ahora mismo, nuestra mayor preocupación es guardar los datos para llevárnoslos de vuelta a CPH. No tenemos muy claro que nos vaya a dar tiempo a copiar los sesenta y cinco gigas por imagen de aquí al sábado por la mañana. Algo se nos ocurrirá...














Caseta blindada contra radiación de TOMCAT, beamline y detector (izq., en rojo en el esquema) y sala de control (dcha., en verde en el esquema).

Ah! Qué de qué estamos tomando las imágenes? Je... Os va a dar la risa... De trozitos de tiza de medio milímetro. Pero no es una tiza cualquiera, viene de los pozos de petroleo del Mar del Norte. El objetivo es tener una mejor idea de la forma de los microporos; ahí es donde se queda el 70 % del petroleo y no hay manera de sacarlo. Podría decirse que este viajecito a Suiza marce el verdadero comienzo de mi doctorado. Los siguientes meses consistirán en analizar la montaña de datos que recojamos estos días, hacer otras cosillas menos elaboradoras con lo que tenemos en casa, que no es poco, y ver que sacamos en claro para la próxima vez que no concedan tiempo aquí o en otro sincrotrón.

Ahora ya sabéis cómo me gano la vida... A grandes rasgos; hay millones de detalles curiosos de pasarse unos cuantos días en un sitio como el SLS, que parece una nave espacial en construcción permanente. Llegas aquí y tienes que pasar un cursillo de unos quince minutos sobre seguridad y diferente normativa en instalaciones con riesdo de radiación y radioacción. Luego te dan un tarjeta supermolona para abrir puertas de ultra seguridad y un dosímetro para registrar el nivel radiación. Tranqui mamá, que con el protocolo de seguridad que hay que seguir para abrir y cerrar las puertas de las areas de riesgos, no se escapa ni medio fotón de más. Una de las cosas que no deja de asombrarme es la paradoja de que para hacer medidas a una escala de nanómetros haga falta un trasto de un kilómetro de circunferencia. Y cuanto más pequeña la escala, más grande las instalaciones. Por ejemplo el CERN, treinta kilómetros de circunferencia, escala de medida: fentómetros (poned un cero, una coma, catorce ceros más y luego un uno).

Son casi las ocho de la mañana. Hace dos horas que llegó el relevo y, ahora que ya le he puesto al día de todo lo que ha pasado durante la noche y las cosas siguen viento en popa, va siendo hora de pensar en meterse en cama. Después de una jornada laboral de veinticatro horas creo que ya va siendo hora, no?

domingo, 10 de diciembre de 2006

Sigo vivo

Ya veis, no me he muerto; aunque, como os dije, el tiempo para escribir a brillado por su ausencia esta semana. No ha habido ni siquiera horas que robar, esas me las guardaba para dormir.

Lunes, martes y miércoles trabajando sin parar en Suecia, de ocho de la mañana a una o dos de la madrugada. Con una horita para comer y otra para cenar. Bueno, en mi caso para cenar fueron dos. Decidí instaurarme como chef oficial de la expedición, así podía escaquearme otra hora a cocinar para doce, que no descansas, pero me servía para desconectar la cabeza antes de volver al tajo.

El resto de la semana el tiempo se ha repartido a medias entre congresos, reuniones y julefrøkost (leído, aunque parezca mentira, más o menos como está escrito), o sease, cenas de navidad. Aquí son una tradición casi sagrada. Tienes que hacer una con tus amigos, otra con los del curro, otra con la universidad, con los del gimnansio, con los amigos de tus amigos, otra... Otra disculpa danesa pa'ponerse ciegos como ratas, esquivar la depresión invernal y echarse una canita al aire con ese compañero del curro al que nunca le diriges la palabra, pero que te pone brutísima. Menos mal que como parte de la tradición, no se suele ir uno de restaurante. Como os podréis imaginar aquí son carísimos, sobre todo en el apartado "bebidas". La solución es reunirse en casa de alguien, en la sala de reuniones del curro o donde sea, y que cada uno lleve un plato, postre o bebida. Al final resulta divertido e informal (cosa highly non trivial en Dinamarca), sobre todo cuando terminas a las dos de la mañana bailando un tango descalzo con una danesa medio ciega de cerveza y snap, también conocido como aquavit; una especie de aguardiente que aquí no se toman sólo tras la cena para aligerar la digestion; sino antes para abrir boca, durante para acompañar y después porque ya total, pa'lo que queda...

Pues lo queda es otra semana el doble de diver. De lunes a miércoles, repetición de la jugada en Suecia. El mismo miércoles volamos con un compañero y uno de los jefazos a Zurich. Sospecho que no vamos ni a dormir. Según lleguemos, a aprovechar todo lo que podamos el tiempo que nos han concedido en el SLS. Por lo menos, en la horita de tren desde el aeropuerto, espero poder disfrutar de la vistas de los Alpes. Montañas! Esas cosas grandes y altas, hechas de piedras y peñascos que no te dejan ver el horizonte. Qué bien!! Nos volveremos el sábado; así que supongo que no habrá nada nuevo por aquí hasta el domingo que viene. Haré lo posible por robar alguna hora despistada...

sábado, 2 de diciembre de 2006

De luces y sombras

Ayer, 1 de diciembre, tuvo lugar por toda Dinamarca otro de esos eventos navideños de que tanto gustan por estos lares: el encendido de los árboles de navidad. A las 14:00, que aquí, no os olvidéis, es casi última hora de la tarde, nos reunimos todos en el enorme recibidor circular del GeoCenter. Del ápice de su cúpula, a cinco pisos de altura, cuelga un majestuoso péndulo de Foucoult que, dicho sea de paso, no funciona porque el alclaje no es isótropo. Estos días, compartiendo protagonismo con el péndulo, hay un enorme abeto engalanado como mandan los cánones.

Según la tradición, tras el discurso de rigor, se iluminó el árbol y todos bailamos cogidos de la mano en torno a él. La música la ponía una orquestucha que traspiraba de todo menos ambiente festivo. No echáis de menos algo?

... Pues no, esta vez no había cerveza de por medio. Para esta fechas tan señaladas los daneses tienen otro brebaje, el verdadero motivo de que se hubieran reunido todas aquellas personas; a mí ya no me engañan con esto del espíritu navideño. Consiste en vino tinto caliente con especias, unas pequeñas uvas blancas y trozitos de almendra. Se llama gløgg (leído glwhg) y la verdad es que está muy muy bueno. Se bebe acompañado de una especie de buñuelos con un toque a manzana, mojados en mermelada de fresa y azucar glas. To'o mu'rico.

Pero, aunque no deja de ser interesante participar en estos rituales socio-festivos, de los que en mi propia cultura suelo pasar como de la mierda, no fueron las luces de navidad lo que marcó el día. Ayer experimenté que por no ser danés, mi dinero vale menos, que por tener el pelo largo y ojos oscuros, soy merecedor de escasa o ninguna confianza. Esperaba que hubiera sucedido mucho antes; pero en otras situaciones, no sentado en una oficina bancaria.

Por fin se ha solucionado el pifostio que se montaron con mi contrato y he cobrado mi primer sueldo de verdad. Ole!! Era el momento de tratar de hacerme con una tarjeta de crédito, de débito o lo que fuese que me permitiera disponer de mi dinero en cualquier lugar del mundo; cosa indispensable a la vista del plan que ya os he contado tengo para este mes. Por eso
me pasé la mañana deambulando de banco en banco. Desde que me fui de España, no había escuchado tantas gilipolleces seguidas en tan poco tiempo. Del que he sido cliente hasta ahora me ofrecía la Visa, eso sí, con unas condiciones y comisiones descabelladas. Otros me dijeron que no era una buena inversión para el banco porque sólo tenía un contrato de tres años y luego, me podía largar dejandolos empufados; el tipo ni se despeinó, a mí me asomaron la mirada incredula y la sonrisa cínica... La más gorda de todas fue cuando uno me dijo que su banco no abría cuentas... Einch??!! De la Visa, ni hablamos, claro.

Por si os pudiera quedar la duda de que a lo mejor soy un poco paranoico y mal tomado, os aclaro que mis compañeros, cuyo sueldo es un poco más bajo que el mío, por cierto, tienen cada uno dos tres tarjetas de crédito con condiciones razonables, casi todos en varios de los bancos por los que me pasé. Eso sí, son daneses. En fin, menos mal que nos queda la banca por internet. Espero que si a Omid, el iraní, no le han puesto ninguna pega, a un servidor tampoco. Además, me ahorraré una pasta en comisiones.

Para mí, lo más sorprendente de todo esto, es cómo he reaccionado. No me he sentido ofendido, ni humillado. No me he cabreado, ni he puesto el grito en cielo, ni me he comido con patatas a ninguno de los tipejos que me regaron los oídos con argumentos estúpidos. Me he limitado a callar y tomar nota; ya sé otra cosa sobre Dinamarca. Será que en los últimos años he visto muchas veces ciertas miradas. Será que a pesar de todo la gran mayoría de los daneses son encantadores y este país sigue siendo acojedor. Será que las rubias siguen empeñandose en convencerme de que soy guapo... Son raras, muy raras, ya os lo dije. Será que está semana estoy demasiado orgulloso de mí mismo como para que un puñado de capullos me hagan sentir de menos. Estoy consiguiendo sacar un montón de curro adelante y disfrutando con ello. Además, el jueves se me ocurrió una idea feliz
para preparar las muestras que nos tenemos que llevar a Suiza dentro de semana y media. Sencilla y elegante, dijo la jefa. Si funciona, y todos creen que lo hará, nos va a ahorrar bastante dinero, mucho tiempo y quebraderos de cabeza. Porque yo lo valgo. Ja!