domingo, 10 de diciembre de 2006

Sigo vivo

Ya veis, no me he muerto; aunque, como os dije, el tiempo para escribir a brillado por su ausencia esta semana. No ha habido ni siquiera horas que robar, esas me las guardaba para dormir.

Lunes, martes y miércoles trabajando sin parar en Suecia, de ocho de la mañana a una o dos de la madrugada. Con una horita para comer y otra para cenar. Bueno, en mi caso para cenar fueron dos. Decidí instaurarme como chef oficial de la expedición, así podía escaquearme otra hora a cocinar para doce, que no descansas, pero me servía para desconectar la cabeza antes de volver al tajo.

El resto de la semana el tiempo se ha repartido a medias entre congresos, reuniones y julefrøkost (leído, aunque parezca mentira, más o menos como está escrito), o sease, cenas de navidad. Aquí son una tradición casi sagrada. Tienes que hacer una con tus amigos, otra con los del curro, otra con la universidad, con los del gimnansio, con los amigos de tus amigos, otra... Otra disculpa danesa pa'ponerse ciegos como ratas, esquivar la depresión invernal y echarse una canita al aire con ese compañero del curro al que nunca le diriges la palabra, pero que te pone brutísima. Menos mal que como parte de la tradición, no se suele ir uno de restaurante. Como os podréis imaginar aquí son carísimos, sobre todo en el apartado "bebidas". La solución es reunirse en casa de alguien, en la sala de reuniones del curro o donde sea, y que cada uno lleve un plato, postre o bebida. Al final resulta divertido e informal (cosa highly non trivial en Dinamarca), sobre todo cuando terminas a las dos de la mañana bailando un tango descalzo con una danesa medio ciega de cerveza y snap, también conocido como aquavit; una especie de aguardiente que aquí no se toman sólo tras la cena para aligerar la digestion; sino antes para abrir boca, durante para acompañar y después porque ya total, pa'lo que queda...

Pues lo queda es otra semana el doble de diver. De lunes a miércoles, repetición de la jugada en Suecia. El mismo miércoles volamos con un compañero y uno de los jefazos a Zurich. Sospecho que no vamos ni a dormir. Según lleguemos, a aprovechar todo lo que podamos el tiempo que nos han concedido en el SLS. Por lo menos, en la horita de tren desde el aeropuerto, espero poder disfrutar de la vistas de los Alpes. Montañas! Esas cosas grandes y altas, hechas de piedras y peñascos que no te dejan ver el horizonte. Qué bien!! Nos volveremos el sábado; así que supongo que no habrá nada nuevo por aquí hasta el domingo que viene. Haré lo posible por robar alguna hora despistada...

6 comentarios:

  1. Zurich? Si pasas por ginebra dímelo y te invito a un café.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, kike; pero me temo que no va a poder ser :( Va a ser un viaja maratón, estoy haciendo cabalas para ver si me puedo escabullir aunque sea una horita para darme un paseo por Zurich, y lo veo complicado... Alguna otra oportunidad surgira.

    ResponderEliminar
  3. Lo ke son las cosas unos no paran de luchar por su destino en varios frentes y a otros les toca afilar la espada y curar las heridas hasta el nuevo año. Con tanto movimiento nun te embriagaras con el espiritu navdeño

    ResponderEliminar
  4. Perdón por utilizar tu página para hacer experimentos, es que me salió la vena sincrotrón (qué palabra más bonita). Confirmado: se pueden dejar comentarios en blanco.

    Lo dicho.

    ResponderEliminar
  5. Está vs. perdonada. Nunca se me había ocurrido pensar que sincrotrón es una palabra bonita...

    Artesano, interesante comentario. Lo que no me queda muy claro es quién está luchando y quién afilando... Tal vez todos un poco de todo ;)

    ResponderEliminar