martes, 30 de enero de 2007

Oppdal: nieve y.... nieve

El pueblecito perdido en medio de las montañas noruegas se llama Oppdal. Casitas de madera pintadas de rojo y amarillo, salpicadas por el valle cubierto con un metro de nieve. La nieve es blanca. Os lo había dicho? Pues sí, la nieve es blanca que jode. Blanca blanquísima, preciosa, esponjosa, con un encanto que forma parte del paisaje, no como algo que ocurre tal vez un par de semanas al año. Las montañas que flanquean el valle, ancho y muy largo, son suaves, viejas, redondeadas, enormes y tranquilas; vestidas con bosques de abetos y envueltas en el manto blanco que lo cubre todo.

Ha sido toda una experiencia llegar hasta aquí. Tres horas de autobus por una carretera que serpenteaba por gargantas heladas, cruzaba ríos congelados a medias y por completo y flanqueada por peñascos de los colgaban carámbanos de metro y medio. To'mu' bonito; pero parece que alguien se olvidó de explicarle a estos noruegos que había un palmo de nieve sobre el alfalto. Llevan esas ruedas con clavos, que aquí son obligatorias en invierno, y les da igual todo; como si fuese verano. Qué tíos!

Siguiendo con la nieve, hoy he probado por primera vez eso de esquiar... Bueno, esquiar, esquiar, no ha sido. La primera hora con ese invento infernal que llaman esquíes en los pies fue una desesperación; hasta que decidí ignorar al monitor, tampoco es que él nos estuviese haciendo mucho caso, y lanzarme cuesta abajo a mi bola. Ya voy cojiéndole el punto. En media sólo me fostio una vez cada cien metros. Eso sí, en las tres horas que me pasé ladera arriba y abajo me he caído de todas las maneras que os podáis imaginar: de morros, de culo, patas arriba, a derecha, a izquierda, rodando, volando, de arrastras, dando vueltas, con doble tirabuzón y todas las combinaciones posibles de las anteriores... La risa que me pasé, y alguno más también; pero, a parte de un huevo en el codo derecho y algo que duele en una rodilla, estoy entero y deseando que llegue mañana a ver si me he dejado alguna posibilidad de fostiarse por probar. Os mantendré informados. Ahora me voy a meter en cama, que salvo las tres horas de interludio "deportivo", hemos estado currando desde las ocho y media.

lunes, 29 de enero de 2007

Próxima parada: Trondheim

Dentro de tres horas tengo que coger un avión a Trondheim. Luego un tren que se perderá en medio de las montañas noruegas. Allí me han dicho que hay una estación de esquí (de cuyo nombre no puedo acordarme) donde nos vamos a pasar toda la semana. Y no, no son vacaciones, es una reunión de grupo de Nano-Ciencia. La agenda parece muy apretada; pero nos han reservado un par de horas cada día después de comer para esquiar... Primera vez en mi vida que me voy a poner unos esquíes. Llevaré la cuenta de los fostiones que me dé para que os podáis reir.

Más cosas interesantes de todo esto: que me toca hacer un par de presentaciones, en inglés, je je... Una con los resultados que hemos obtenido hasta ahora, y la otra sobre técnicas experimentales con rayos X. Por lo demás el plan diario es algo así como por la mañana charlas/cursos/presentaciones, después de comer a esquiar (o algo que se le parezca) y por la tarde actividades rollito socio-ciencio-colaborativas para atar lazos dentro del grupo. Ya veis que buen rollito...

Y hablando de rollos, voy a cortar el mío, que tengo que coger ese avión. Ya os contaré...

jueves, 25 de enero de 2007

Epidemia de Murphy

Parece ser que esta semana ha habido una pandemia de putadillas cotidianas; de Osaka a Madrid pasando por Copenhaque. Un montón de pequeñas cosas que si las miras con detalle no tiene mayor importancia; pero el día que se te van acumulando una tras otra tus neuronas se dividen entre las que están tratando de recordar si habrás matado a alguien, y las que están ocupadas en finos versos dedicados a la madre que parió a Murphy.

Como te decía, Hugo, no has sido tú sólo el que ha tenido una semanita gloriosa. La mía no ha llegado al nivel de la tuya; pero ya sabemos que en estos lances eres difícil de superar... Empezó el lunes, como suelen hacer todas las semanas decentes y respetables, cuando la lié de manera muy estúpida preparando el café por la mañana temprano. Habéis probado a poner primero el café y luego el agua en una cafetera italiana? El Iván sí, y es un sin diós. En aquel momento preferí pensar que la culpa era de Kamila, que se vino de visita desde Varsovia unos días y, como el domingo era su último día, nos dejamos liar para salir de juerga. El sueño atrasado fue sin duda la causa de mi necesidad de dos intentos para poner la cafetera, con el consiguiente desaguisado de sacar el café del filtro. Desaguisado, sí, está comprobado cientificamente que la probalidad de que se te caiga la mitad tiende asintóticamente a uno.

Detalles, son nada más que detallitos, como que luego, por la tarde, me volví a olvidar el bote de gel y mi querida (por ser única) goma del pelo en el gimnasio; el bote, por supuesto lleno, Murphy no hace las cosas a medias. Mongolín de oro! Después ocurrío algo casi inaudito: me corté con un cuchillo preparando la cena. A vosotros os parecerá algo normal; pero a un servirdor le sobran los dedos de una mano para contar las veces que se ha cortado con un cuchillo a lo largo de sus esplendorosas veintinueve primaveras y treinta otoños. Manda güevos! Tranquila mamá que no ha sido nada. Un corte de esos pequeños, que se empeñan en no dejar de sangrar cual gorrino en San Martín. De los que luego escuecen que joden durante una semana con el vinagre, la sal, el tomate, el limón y todo uno tiene por costumbre usar para hacer ensaladas... 'Pasa na', me dije, ahora te sientas a escribir algo en Bitácora, les cuentas algo gracioso a tus amados lectores, pa'relajar, que mañana será otro día. Por qué no me metí en cama? Ya os conté lo que pasó... Hala, sed buenos, miraos la entrada anterior y no me hagáis recordarlo... Kill Bill... Qué gran película!

Pero esto no fue todo, amiguetes, lo mejor estaba por llegar. Martes, por fin, día del dichoso examen del curso de rayos X que me tuvo escribiendo informes de prácticas el último mes y medio; a mis años. En principio todo muy fácil, muy claro. Examen oral, media hora por barba, diez temas debidamente explicados en el libro de turno y en las entretinas clases de Jens Als Nielsen. Qué problema iba a haber? Llevo pegándome con con esos fotones despendolados desde que llegué aquí, mal que bien, se de que va la fiesta; salvo que les diese por mandarme calcular algo a lo bruto, los años alejado de los libros no perdonan, aquello era un trámite. Ja! Y una mierda. Uno que llega. En la mesa de los examinadores un batiburrillo de papelitos verdes. Coge uno. Mmm... Me acabo de perder. Me lo pueden explicar? Explicar qué? Coges un papel, y el tema que te toque lo expones. Así, a lo bruto, enterito? No, hombre, puedes usar tus notas. Qué notas? Las que tenías que haber preparado para exponer los temas. La cagamos Luis... Aquello era una representación tragico-cómica de la peor pesadilla de Phi: en una oposición y sin notas, ni libros, ni na'.

A aquellas alturas, me vino a la memoria cierta conversación en Suiza con el sujeto que me estaba indicando con un amable gesto de su manos los putos papelitos verdes. Tú tranquilo, será un examen oral normal y corriente, pondremos toda la información en la página güeb del curso. Y una mierda! Allí sólo estaban el lugar, la fecha y la hora; del formato, de que te podías, de hecho debías, llevar unas notas preparadas para cada tema, ni palabra.

Sedatio et tranquilitas, colega. Venga, que esto te lo sabes. En peores plazas hemos toreado. Si pudiste improvisarte cinco horas de partida de rol en nochevieja, media horita de divagaciones sobres rayos X no son nada. Coge un papelito, venga... Redoble... Plano corto sobre la mano. Plano corto de la mirada. Mano. Mirada. Tchun-chung.
Tchun-chung. Tchun-chung. Iijh-iijh! Entonces Murphy me poseyó, no hay otra explicación, y con su manaza de cerdo cogió la tira de papel que ponía...

Cristalografía en 2D del sistema cobre-oxígeno.

No podía ser otro, noooo. Tenía que haber salido aquel. El único puto tema que sólo había mirado por encima, porque eran nada más que un montón de detalles técnicos y peculiares de aquel sistema, que para mi trabajo me la soplaban y, en caso de que me hiciese falta algún día, ya sabía donde buscarlo. Mecagüen!!

Chuspenso claro... O como dijeron ellos: hemos decidido que te vamos a dar una segunda oportunidad.

Conste, que a pesar de todo, conseguí contestar a más de la mitad de las cosas que me preguntaron. Razonando, tranquilo, haciendome las cuentas con las manos... Claro, porque si esto es una gaussiana, entonces su transformada de Fourier es otra, y esto es tal que así, con un factor dos pi que debería salir de por acá... Ya, ya; pero por qué no echas la cuenta? Qué pasa que está mal? No, pero mejor si haces la cuenta. Ya, pero es así sin notas, nos van a dar la uvas y meto la pata seguro; suponiendo que sepa por donde empezar. Nadie te dijo que tenías que traer notas para exponer cada tema? Nop. Deberías haber preguntado a un compañero. Un ejem mental, un suspiro y un diplomático, sí, sí, culpa mía por no preguntar, para otra vez ya lo sé. Choque cultural que se llama, no te jode. Lo peor es que un día de estos tendré que ponerme a perder el tiempo preparando una presentación por cada uno de los dichosos temas.

Y así estamos. Y otras muchas bobadas por el estilo que os podría contar de estos últimos días con Murphy. Menos mal que hoy parece que las aguas vuelven a su cauce. Por ejemplo, cuando volví al gimnasio me encontré, donde los había dejado, el gel y la goma del pelo. Je je... Además, no todo ha ido mál esta semana. El lunes nos cayó la primera nevada de un invierno que parecía que no iba a llegar nunca. Lo ha dejado todo con una bonita capa de nieve y el termómetro no a vuelto a pasar de cero. Eso a provocado la anécdota graciosa del día. Salgo de entrenar, con el pelo un poco húmedo después de la ducha de rigor; es difícil no salpicarselo un poco, vale? Bueno, pues se me ha congelado de camino a casa! Flipa! Se me ha congelado el pelo! Me moría de la risa. Era como tener cables en vez de rizos. Veinte segundos en casa, con la calefacción y tema resuelto; pero fue gracioso.

P.S.- Veis, hoy que lo he ido guardando no se ha colgado...

martes, 23 de enero de 2007

Lección de humildad

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!

MECAGÜEN BILL GATES Y LA PUTA QUE LO PROGRAMÓ!!!!!!!!!!!!!!

Mis más sinceras disculpas... Una hora y media escribiendo... Pantallazo azul y todo la mierda...

Me voy pa'cama. Quedaos con el título, que es lo único que a sobrevivido, y gracias al Firefox, que es gratis, por cierto. (Y no, no uso un juindous pirateado.) Otro día con paciencia lo reconstruiré, má y mejó.

Buenas noches!

viernes, 19 de enero de 2007

Las españolas son unas bordes

No, no, no, ahora no me pongáis esa cara de ofendidas... El experimento está hecho y los resultados son concluyentes. Uno decide irse tres semanas a España, os conté que estuve en España, no? Pues eso, con toda mi candidez y buena voluntad, decido dejarme los prejuicios en el aeropuerto: que sí, venga, ya verás como las morenas no son tan malas, ni las danesitas tan wonderfulosas, lo que pasa es que te pierden las piernas largas y los ojos azules, y en todos estos meses no has sido objetivo. Ya verás, raro será que en tres fines de semana no surja algún escarceo romántico-lujuriante, y si no, de lo malo (entiéndase no follar) seguro que te hechas unas risas con alguna. Iluso de mí...

Saben ustedes con cuantas desconocidas mantuve alguna conversación en esas tres semanas? Antes de que contestéis, un par de definiciones:

- Desconocida: señorita, es lo que uno debe suponer a priori, con la que nunca se ha cruzado palabra, o no se tiene recuerdo de ello, y con la que no existe ningún tipo de relación a parte de la mirada, digamos curiosa, que se pudiere haber cruzado con ella.

- Conversación: concatenación intercalada de al menos tres sentencias coherentes y relacionadas entre sí que tiene lugar entre dos o más personas.

Aclarado esto, sabéis cuantas de conversaciones con desconocidas de esas tuve?

. . .

Dos!! Y una de ellas no cuenta, porque empezamos a conversar en Malmö y terminamos en Madrid; con lo cual, técnicamente, ni ocurrió en España, ni la sujeta es representativa de la fémina hispánica típica.

Conste además, que no será por no haberlo intentado, hay pruebas y testigos; que uno es muy sociable y aunque guapo, lo que se dice guapo, pues no, sí que es de un resultón de la hostia. Pero no hubo manera, tú. No, niet, null, zero, nothing, nej, ikke... Ni en los garitos en los que uno solía parar y que a la vuelta me encontre para mi espanto convertidos en guarderías, ni diversificando opciones por otros lares en los que, si no fuese por la compañia, no hubiera puesto el pie ni jarto'grifa. Ni miradas casuales, ni frases ineniosas, ni entradas felices, na', cualquier intento de acercamiento era echado a pique con el afamado salero latino manifestado en cualquiera de sus variantes más comunes:

a) Hacerse la sueca, que justo al contrario de lo que una sueca haría, consiste en ignorarte por completo y fruncir los labios y el culo al mismo tiempo.

b) Ponerte cara'perro, mientras tiene un profundo diálogo interior del tipo qué asco por dios me está mirando, esto me pasa por ser tan superdivina, og seah.

c) Hacer como que... Escuchan lo que dices, sonreir y responderte algo que no tiene nada que ver poniendote ojitos de anda que majo el melenas... Podía morirse... Ahora!

Vale, si uno también está de acuerdo en que lo de entrarle a una desconocida es un tanto patético, estúpido e irracional; pero al final es la única manera de conocer a otras personas sin tener que esperar un par de años poniendo velas a San Judas Tadeo para que alguna de las amigas de la novia de algún amigo, además de estar presentable, no sea gilipollas.

Asi que, allá que me volví a Copenhague cargado de amor fraternal, maternal, paternal y sin haber mojado... Y aquí es donde empieza la segunda parte del experimento. Cuando llegué a las diez de la noche, a la vista de mi nevera vacía, decidí que un buen kebab era una gran opción y, ya puestos, una cervecita en el Moose estaría perfecta para que día no se limitase a aviones y aeropuertos. Pues en media hora en Copenhague conocí más mujeres que en tres semanas en España! Casualidad?... Va a ser que no...

Y, sí, además de estar buenas nos reímos un rato. Que, oye, seamos justos, follar tampoco follé esa noche; pero es de todos sabido que a falta de pareja estable es una cuestión estadística: cuantas más conoces, más mojas. Claro, que aquí hay que andarse con ojo, que Dinamarca es el país del número de teléfono inútil. Qui'i'cir, es rara la noche que uno no vuelve con un par de números más en la agenda; pero cuatro de cada cinco son inservibles: ni te van a llamar, ni van a contestar si lo haces tú. Y es que, con un par de cervezas son muy amigables, pero cuando sale el sol... Aun así, comparándolo con el hecho de que una manada de leones sólo consigue atrapar a su presa una de cada cinco veces, la estadística anterior es biológicamente aceptable y exitosa. Y aunque no lo sea, da igual, cojones! Si de lo que se trata en el fondo no es de meterla o no... Fondo... Meter... Uy! Esta frase podría dar mogllón de juego... A lo que iba, que uno busca es que no le hagan sentirse como una mezcla entre un completo imbecil y ser más indeseable de la Tierra cada vez que trata de dar pie a una relación que, a ser posible, termine en una cama y, preferiblemente, no la de un hospital. Porque eso está claro, no nos andemos con pijadas, si te acercas a hablar con una moza que no conoces de nada, es porque te pone y punto. Ella lo sabe y tú también; aunque la mayor parte de las veces el juego consista en hacer como que no. Si terminas entre sus piernas, bien; pero si no tampoco pasa nada. Te vuelves a tu camita solo y feliz de haber tenido una conversación interesante o haberte reído un rato, que para eso se sale de copas, no?

No sé si ha quedado claro, chicas, a ver, que porque un tío al que no os queréis tirar se os acerque no es un putobaboso, es muy probable que sea una persona y tenga sentimientos. Y en caso de os lo queráis tirar, no es un imbecil por no haber elegido el momento que vosotras planeasteis ni la mejor frase del mundo, pensad que ya habrá hecho bastante el pobre con atreverse a arrimarseos dadas las elevadas probabilidades de que lo humilléis de la manera más infame. Que esa es otra: que bonito es quedarse esperando con el cuchillo entre los diendes, para qué se van a molestar ellas en tomar ningún tipo de iniciativa constructiva, verdad? Como me a dicho más de una: "Entrarle yo a alguien? Uy! Qué va! Es que si me dice que no lo mato. Encima que me tomo la molestia..." Manda güevos!!

Uno es un científico, o eso dicen, y no se ha contentado con observar el fenómeno, sino que ha tratado de buscar explicaciones; pero como esto ya está alargándose más de lo previsto, son las tres de la mañana y acabo de llegar de una fiesta a la que me invitaron ayer unas amables y vistosas señoritas, vamos a dejarlo para otro día o para los comentarios que vayan surguiendo. Así pues, me despido, no sin antes dedicar unas líneas a los patrocinadores de esta entrada:

Plataforma Yo No Tengo la Culpa de que No Seas Multiorgásmica (PYNTCNSM),

Coordinadora en Pro de en la Cama Hay que Hacer Algo Más que Creerse Irresistible, Bonita (APCHHAMCIB)

y

Asociación Aunque No Quieras Follar Conmigo No Hace Falta que Me Escupas (AANQFCNHFME).


Nota: todo lo expuesto es fruto de un estudio estadístico, pudiendo existir sujetas que no encajen en el perfil aquí tipificado. Recientes estudios parecen indicar que dichas sujetas que son celosamente custodiadas por sus afortunados amantes.


Recomendaciones:

- Si es usted española y se ha ofendido al leer esto, consulte a su médico o farmaceútico.

- Si es usted española y no se ha ofendido, consulte a su médico o farmaceútico.

- Si es usted española, consulte a su médico o farmaceútico.

lunes, 15 de enero de 2007

Inevitable redacción post-navideña

Disculpen vuesas mercedes. Sé que muchos esperabais esto para hace unos días; pero el servirdor de blogger se fue al carajo y no había manera de publicar nada. Dicho esto en mi descargo, todo lo demás es culpa mía, como siempre...

Estas "vacaciones" fueron un caos en todos los sentidos. De lo cual me alegro, lo malo hubiera sido decir que fueron aburridas. Empezaron con una noche diferente y wonderfulosa en la capital del reino. Siguieron volando a Asturias de doblete un día antes del que pensabais todos, je je... Teníais que haberos visto las caras (los que estábais esperando en Gijón, claro). Allí iba, medio muerto de sueño, en el primer asiento del autobus desde el aeropuerto para poder ver las montañas verdes y una carretera con curvas. Llevaba puesta una sonrisa de oreja a oreja y el sol brillaba allí arriba, alto, muy alto, dando luz de verdad. Todo el mundo me miraba raro, porque había nueve grados e iba en camiseta. Coño! Nueve grados y un sol resplandeciente, qué más se puede pedir? Os juro que tenía la sensación de estar en verano, no por la temperatura, sino por el sol, tan alto que mi sombra apenas medía un metro. Y luego todo dios hablando en castellano, era todo muy raro. Diréis que se me va la pinza, que en seis meses no es tiempo suficiente como para sentir algo así. Lo mismo opinaba un servidor... Hasta tuve que pensármelo dos veces para no hablarle
en inglés al conductor del taxi que me cogí en la estacion de autobuses.

Luego, lo que os decía, uno llega a casa y todo el mundo flipa'o. Pero tú que haces aquí? Pero no llegabas mañana? Qué risa pasé... Me metí algo rápido entre pecho y espalda y me fui a seguir dando sorpresas antes de caerme dormido en el sofá. Y así estuve, toda la tarde arriba y abajo caleyando per Xixón. Nun yes tú... Qué sí, coño! Y ya lo sé, soy un cabrón por no avisaros; pero lo que me estoy riendo no tiene precio. Al final, enganché la cama a no sé que horas de la noche. Depués de dos días viajando y sin dormir, lo hice como un bebé, rodeado de los millones de libros y trastos que había dejado atrás, acunado por aromas familiares... De pronto, parecía que no había pasado el tiempo. Estaba en casa, en otro rincon de mi hogar.

El resto de las tres semanas se pasason como cualquier otra navidad. Trabajando un poco por las mañanas, saliendo con los amigotes, dando alguna que otra clase para no perder las buenas costumbres. Cómo echaba de menos lo dar clase, eso de ser el centro de atención, decir cosas que suenan importantes y que te miren con cara de no saber si lo es o que se te ha ido la pinza del todo. Muy reconfortante para el ego, os lo recomiendo; si no, escribid un blog, también funciona. A lo que iba, que mucha juerga los fines de semana. Liadas en el ciberchigre hasta horas que sólo confesaré en presencia de mi abogado, jartándonos de gominolas y sabiéndo que al día siguiente iba a levantarse a currar San Apapucio. Por supuesto, no faltaron la tradicional partida de mus la tarde de fin de año y ni las comilonas de rigor en esas fechas, incluido un reencuentro de exiliados para ponernos hastas las cejas de fabada; aunque este año el ambientillo familiar anduvo un tanto descafeinado por cuestiones de calendarios y agendas personales.

Y sí, fue un caos. Un no parar, compras, visitas, quedadas, los remordimentos por no estar trabajando ni la mitad de lo que debería. Nunca mais! No me vuelvo a ir de "vacaciones" a medias tintas, o sí o no, que luego ni se trabaja ni se disfruta todo lo que se debería. Claro, que a mis años, no sé de qué me extraño... Como si no nos conociéramos.

Pero para entender de verdad lo que fue este regreso a Gijón, tenéis que aderezarlo con otro par de cosas. Esa ciudad está llena de recuerdos. La sombra de Pre deambula en cada esquina y lo que en Copenhague casi era agua pasada en Gijón no lo es ni de broma. Tenía miedo cuando me subí en el avión: si nos encontramos y no me habla, me da algo; si hablamos, la vamos a liar; si no la veo... Al final fue eso, la casualidad nos esquivó; mejor, supongo. Esas tres semanas sin ella por Gijón fueron fuego purificador para mis heridas; epílogo, cierras el libro y lo dejas en paz en la estantería. Sales a dar una vuelta por esas calles que son tuyas; pero ya no las únicas. Te encuentras con tus amigos para un hola y otr o adiós que siempre llega antes de lo que esperas. Siempre con la sensación de que falta algo, de que ya no es lo mismo, hasta que caes en la cuenta de que falta un futuro, que no hay planes en común. Nuestras vidas ahora corren paralelas y nos hará falta mucho más empeño para torcelas lo suficiente y que se vuelvan a cruzar. Empeño, tiempo y dinero... Todo se andará. De momento seguimos teniendo a Bitácora, el Messenger, Skype y demás maravillas del s.XXI, para que la próxima vez que nos veamos sigamos reconociéndonos. O para gritar un SOS llegado el caso.

Luego está la family, que siempre se quedan con la sensación de que no te han visto nada; aunque te hayan visto más que nadie. Será que te quieren, o algo... Venga, vale, yo también.

Llega el día de volverse a CPH: purificado; cansado de apenas dormir, comer a destiempo, poco o demasiado; triste, porque vuelves a dejarlo todo, porque todas las miradas parecen decirte que han quedado cosas por hacer, porque volvéis a estar sólo tú y tu mochila... Te sientas en el avión, suspiras y vuelves a sentir ese cosquilleo en el alma, y sonries, y sigues sonriendo cuando el aire frío de Escandinavia te da la bienvenida a tu sueño, a la vida que elegiste. Después de un par de horas y de cervezas vuelves a estar en casa, pensando en cuándo y a dónde te va a llevar el próximo avión...