sábado, 30 de mayo de 2009

Copenhagues


Todos los años por estas fechas, antes o después, me da por hablaros del tiempo, o mejor dicho, de cómo esta ciudad cambia con el clima, de cómo cambiamos todos con ella. Este año prefiero que lo veáis. Mismo lugar, Peblinge Sø (Lago Peblinge) y Dronning Louises Bro (Puente de la Reina Louise); misma hora, a eso de las cinco menos cuarto de la tarde. La diferencia: arriba, 16 de febrero, abajo, 28 de mayo. Y sigo sin saber cuál me gusta más. . .


P.S.- No, el Photoshop no ha tocado ni uno sólo de sus píxeles.

lunes, 25 de mayo de 2009

Montecarlo 2009: Rabia contenida

"Estoy cansado de que me dejen atrás." Palabras de Fernando y resumen perfecto de la carrera por las calles de Montecarlo. Todos, de los Ferrari a los Toyota, de los Reanult a los BMW, pasando por los Red Bull y Toro Rosso, todos menos los hombres de Brawn GP se fueron de Mónaco frustrados. Ferrari por estar casi ahí, casi, pero no. Sobre todo Massa, que teniendo el ritmo para estar delante, terminó cuarto por culpa de una estrategia mal pensada. Toyota y BMW, porque tras unas carreras enseñando los dientes, se perdieron sin razón aparente entre las últimas posiciones. Red Bull y su escudería hermana, Toro Rosso, sufrieron por pequeños deslices que en principado siempre se pagan caros y con la igualdad que hay esta temporada más. De McLaren ni hablo; no recuerdo haberlos visto en la pista.

Y Renault. . . Renault y un servidor sufrieron viendo a Alonso atrapado en el tráfico sin opción de adelantar. Primero, perdiendo un tiempo valiosísimo detrás de un Vettel renqueante. Después, por medio cochino segundo, taponado por un Kimi acababa de salir de boxes. Luego, pagó por el tiempo perdido estando media carrera tras el difusor del Force India de Fisichella. Media carrera rumiando la impotencia. Sólo en las últimas vueltas, cuando el neno no tuvo ningún torpe delante, pudo volar. Y vaya si lo hizo. Durante quince giros machacó el cronómetro haciendo unos tiempos que, de haber tenido un coche decente para la clasificación, le habrían permitido luchar por podium. Fernando era rápido, lo sabía y lo demostró en cuanto tuvo opción; marcó la cuarta mejor vuelta en carrera, a tan sólo dos décima de la vuelta rápida de Massa.
Pero en este deporte no valen los "y sí . . ." Lo que cuenta es el reloj y a Reanult hace tiempo que no le salen las cuentas. Por un motivo o por otro, y rara vez por culpa suya, a Fernando siempre se le escapan los puntos y los rivales. Briatore debería dejarse de prometer y hacer, como ha hecho muchas veces, que su equipo cumpla. Hacer que esos hombres, que estoy seguro que llevan meses dejándose la piel dia y noche, fabriquen de una vez no un coche tan rápido como el Brawn, basta con que hagan un coche que, en manos del mejor piloto del momento, pueda luchar con los Brawn.

Sé que llevo un par de carreras repitiéndome; pero es tan frustrante ver al neno hundido en la mitad del pelotón por culpa de un par de cochinas décimas. Es tan frustrante verlo en cada carrera sacarse de la manga medio segundo mágico y que sus ingenieron no sean capaces de darle esas dos cochinas décimas.

Admiro al equipo Renault. Eran mi equipo desde antes de fichasen a Fernando, desde los tiempos en que sólo hacía motores para Williams. Me alegro de que haya ganado sus dos campeonatos con la escudería francesa. Me alegro de que haya vuelto con ellos tras la traición de Ron Dennis. Me alegraría que volviese a ganar con ellos más que con ningún otro equipo; pero sobre todo me alegraría que volviese a ganar. También estoy cansado de que le dejen atrás. Mientras, Button lleva cinco de seis y Brawn tres dobletazos. Como alguien no les pare los pies, van a sentenciar la temporada antes de que los demás empiecen a correr.


Imágenes: Autosport.

jueves, 21 de mayo de 2009

Interludio

(inter.- entre; ludium.- juegos.)

No he encedido el ordenador en más de treinta y seis horas; algo extraños en estos tiempos, sobre todo si no estoy de viaje. Hace años hubiera sido algo normal. Ahora internet está en nuestas vidas y parte de nuestas vidas en internet. Los dos últimos días hemos tenido en el trabajo invitados de Alemania y Holanda. Son los grupos que comparten con nosotros el nuevo mega-contrato a diez años. Esta ha sido la primera toma de contacto. Charlas y más charlas para explicarnos los unos a los otro que sabemos hacer y averiguar que podemos hacer juntos.

Soy poco amigo de los eventos sociales en el trabajo. Ir a cenas donde todo el mundo se lo tiene que pasar y bien y hablar más y mejor de trabajo dista de ser mi ideal de velada erotizante; pero he de reconocer que estos día me lo he pasado bien con los alemanes. Quizá porque, terminadas las charlas y las discusiones oficiales tenía tantas ganas de seguir mareando la perdir como un servidor, o sea, entre cero y menos uno.

El lunes a las siete y media de la mañana tengo que cogerme un tren a Hamburgo,
beam-time en DESY. Tal ver vuelva el jueves, tal vez el viernes. Tal vez tenga el día libre el miércoles para pasearme por Hamburgo, tal vez tenga que hacer otro turno de dieciséis horas. Así que ante tanta incertidumbre laboral, hoy hay que aprovechar que es fiesta nacional en Dinamarca y hace sol. Y sí, mañana voy a hacer puente y también va hacer sol; hay que cargar pilas antes de Hamburgo.

Hablando de cargar pilas, ahora necesito una ducha. Hoy he despertado en una cama que no era mía, hablando en sentido capitalista. He llegado casa hace poco más de una hora. Después del café con leche, la dosis de azucar y lectura matutinas y este interludio narrativo, es hora de seguir persiguiendo el día, que a la que uno se descuida se le escapan.

Mientras me ducho, para que tengáis algo que pensar, os dejo un
meme (ya me iba tocando hacer algo por internet): Cinco Libros Vivos.

Cinco libros que cambian el lugar desde el que miro las vida. Cinco libros que a la vez odio y, por los mismos motivos, amo. Cinco libros sin los que sería un poco menos.

- Dune, de Frank Herbert. Primer puesto indiscutible, él y los otros cinco de la saga, en especial el cuarto; pero atengámonos a las normas: Dune, de Frank Herbert.

- Tao Te King, the Lao Tze. Diciendoos algo más no diría lo que quiero decir.

- Rayuela, de Julio Cortazar. Como dijo quien no me lo recomendó: "Este libro nunca se lo recomiendo a nadie." Cada uno lo lee cuando le toca. Mejor dicho, Rayuela le lee a uno.

- Territorio Comanche, de Arturo Pérez-Reverte. Tiene más. Los tiene mejores; pero éste es el fulcro.

- La posibilidad de una Isla, de Michel Houellebecq. Cualquier otro libro suyo os dirá lo mismo; pero éste fue el que primero cayó en mis manos, por eso es el que más odio.

Esta lista no es la misma que la de Los Cinco Mejores Libros que He Leído, o Los Cinco Libros que Más He Disfrutado Leyendo. Estos son Cinco Libros Vivos, con todo lo que ello implica, para ellos y para mí; entre otras cosas que la lista seguirá cambiando, con el tiempo y conmigo.


Imagen: robada del MySpace de alguien.

sábado, 16 de mayo de 2009

Entiendo, ergo. . .

Poco a poco, después de tres años ya iba siendo hora, el danés está dejando de ser un sinsentido de sonidos infernales. Hasta me empieza a sonar "normal"; los que hayáis escuchado danés alguna vez en vuestras vidas sabréis que eso es preocupante. Gracias a los amigos y a pequeños esfuerzos cotidianos, cada vez más a menudo me descubro intercambiando frases en danés. Aunque mi repertorio deje bastante que desear, estoy la hostia de orgullo se mí mismo. Por primera vez desde que aterricé en este país, tengo esperanzas fundadas para creer que algún día seré capaz de manejarme en este idioma.

El viernes pasado nos fuimos ver cuatro cortometrajes realizados como trabajos de fin de carrera por estudiantes de la escuela de cine. Terminamos allí porque una amiga australiana de una amiga catalana tenía otra amiga australiana a la que no veía desde hacía doce años y que, oh casulidad, era la directera de uno de los cortos. Después un pequeño desaguisado con las entradas, no tuvimos más opción que usar la conexión australiana y colarnos por la jeta. Armado de calma y curiosidad me acomodé en la butaca dispuesto disfrutar, por decir algo, de cuatro cortometrajes en danés, sin subtítulos ni nada, a lo bruto. ¡Y lo disfrute! Lo disfruté cien veces más de lo que esperaba, porque, a parte de la calidad y frescura de los trabajos, para mi sorpresa lo estaba entendiendo todo, todito, todo, salvo alguna palabra o expresión sueltas que mis neuronas erán capaces de poner en su sitio por el contexto.

Vale que entre entender y hablar, va un abismo. Pero entender me va dando confiazna para a hablar cada vez más. Así que, aunque las camareras cuando les pido las copas en danés se empeñen en seguir respondiéndome en inglés, mis orejas, y lo que es más importante: mi lengua, ya son capaces de diferenciar entre un
kylling --- leído kÿlin--- y un killing ---leído kilin, por sorprendente que parezca---. Cuestión harto importante en cualquier establecimiente culinario que se precie, que no es lo mismo pedir pollo que gatito. . . O algo peor si a uno se le ocurre cambiar por inocente descuido la y por una æ. . .

Imágen: Adds of the World.

lunes, 11 de mayo de 2009

Montmeló 2009: la diferencia entre 12 y 5

Sabe a poco. Cononociendo el esfuerzo brutal que están haciendo en Renault para mejorar el R29 cada carrera. Sabiendo que lo conduce el mejor piloto. Viendo la igualadad inaudita de esta temporada; los diez mejores tiempos del sábado en la Q2, donde todos van descargados, cupieron en menos 0.6 segundos (!!!), es decir, una diferencia de rendimiento entre el primero y el décimo de menos del 0.8%. Sabe a poco. Un quinto puesto sabe a poco.

Si un coche no es rápido en Barcelona, es difícil que lo vaya a ser en algún otro sitio. Montmeló es uno de esos circuitos técnicos donde los malos coches no tiene donde esconderse. Además, a estas alturas del campeonato, los márgenes de mejora empiezan a menguar. Aunque medio segundo parezca poco, en Fórmula 1 sigue siendo un abismo, porque hay que recuperar ese medio segundo más todo lo que mejoren los demás, que no se van a quedar de brazos cruzados. Renault, ya lo hizo el año pasado. Si éste aún quieren aspirar a algo, tienen que volver a hacerlo. Pronto. Y son carreras como la que firmó ayer Fernando, las que dan alas a un equipo que confía en él al cien por cien; aunque un quinto puesto a nosotros pudiera sabernos a poco, para el equipo ha sido un milagro, y os voy a decir porqué.

Duodécimo. Esa era la posición en que las simulaciones de Renualt decían que, a la vista del rendimento del coche y las cargas de combustible, suya y del resto, iba a terminar Alonso. Duodécimo. Duodécimo terminó Piquet. Alonso cruzó la meta en quinta posición. Alonso volvió a mandar al carajo las simulaciones, las espectativas y las opiones de los expertos. Condujo de libro, o mejor dicho, como no está escrito en ningún libro, como siempre, pidiéndole a gritos a cada uno los ingenieros de Renault que le fabriquen el coche que se merece.

La batalla empezó en la salida. Está vez le salió bien. Está vez fue él quien le explico a Rosberg como se defiende una posción, toque de ruedas incluido y sin necesidad de maniobras dudosas. Continuó momentos después de que el coche de seguridad abandonase la pista tras el desaguisado que causó el propio Rosberg. Sí, sí, no fue culpa de Trulli. A Trulli lo empujó el alemán a la hierba cuando volvía al asfalto con el rabo entre las piernas tras su encuentro con Alonso. Decía, que la batalla continuó tras el coche de seguridad, esta vez contra Weber, otro que tiene afición a empujar a los demás a hierba cuando el talento no le llega para defenderse, y no es la primera vez.

A partir de ahí fue una lucha pura y dura contra el reloj. Mientras los Brawn se enzarzaban en su lucha particular
(ojo, que Button lleva cuatro de cinco), décima a décima sin tener muy claro si ganarían con más ventaja haciendo dos o tres repostajes, los demás los veían alejarse sin remedio. Unos, como Massa, satisfechos de que por fin el Ferrari estuviese a la altura del podium; otros, como Vettel, frustadados por tener un coche más rápido que el F60 en todo el circuito menos donde le hacía falta: al final de recta para adelantar a Felipe. Alonso conseguía mantenerse en la estela de Weber, hasta que un pinchazo le obligaba a adelantar cuatro vueltas su segundo repostaje. Cuatro vueltas cruciales. Cuatro vueltas para las que había estado cuidando las gomas con intención de apurar antes del repostaje y asegurar su posición. Pero el imprevisto le obligó a sacar la casta, cargado de gasolina, con las gomas duras, para que su viejo amigo Rosberg, que iba más largo, no le comiese la merienda. Y no lo hizo, porque ayer Fernando estuvo intratable. Para dejarlo claro, a la salida de boxes le explicó a Sir Lewis Hamilton cómo se adelanta con el coche cargado y los neumáticos fríos. Luego terminó de ganarle la batalla a Rosberg apretando los dientes y clavando el crono. Mientras Weber se aprovechaba de la lucha ciega entre Vettel y Massa para adelantarlos a ambos en el segundo repostaje y hacerse con el podium.

El sexto puesto era de Alonso, y entonces tuvo la suerte que le faltó en otras carreras. Entonces Ferrari volvió a echar de menos a Jean Todt, a Ross Brawn, a Michael Schumacher. Ni calcularon mal ni Massa gastó más combustible del necesario, el brasileño se quedaba sin gasolina por culpa de un fallo en la máquina de repostar o en su motor; aún no está claro. Lo que sí está claro es que el año pasado esto no pasaba. Ni esto, ni cosas como la pifia de Kimi y sus ingenieros en la clasificación, que creyéndose sobrados se quedaron cortos. Lo que también quedó claro es que Alonso volvió dar el todo por el todo. Se lanzó a la caza de Massa pilotando con la misma furia que cuando luchaba por llegar décimo con el Minardi, con el mismo coraje con que vencía de tú a tú a Schumy. Alcanzó al Ferrari renqueante, lo adelantó por fuera. Llegó hasta el quinto puesto incansable, sin rendirse nunca, pilotando como el campeón que es. Y esa, esa y no otra, es la diferencia entre 12 y 5.


Imágenes: Autosport.

martes, 5 de mayo de 2009

Va a pasar algo diferente

Cuando abrí la puerta mi jefa estaba improvisando para los jefazos de la petrolera, las enviadas de la High Technology Foundation, todos mis compañeros, colaboradores y algún expontáneo. Es lo que tiene llegar tarde a tu propia charla, que tu jefa se pone nerviosa; pero generas expectación, que es de lo que se trataba. No es lo mismo levantarte de entre el público, que aparecer en la puerta mientras todos te esperan.

Entro caminando despacio. Se hace el silencio. Ya he captado toda su atención sin haber abierto la boca. Prueba superada. Empieza el espectáculo. Última charla del día. Se acabaron las tonterias. Ahora hay que estar a la altura de la expectación.

Me divierto dando charlas. Es una de las partes que más me gusta de este trabajo. Me divierto durante las horas que hay que pasarse preparándolas, creando la historia, encajando las piezas, puliendo los detalles. Disfruto con el reto de condensar el trabajo de meses en una exposición de media hora. Los nervios y la adrenalina de estar delante del público, tener que convencerles de mi trabajo y el de mis compañeros merece el dinero que han invertido, me hacen sentir vivo, me hacen sentir que lo que hago importa.

Importa. . . En pie, frente a todos, disfrutando el momento y haciendo lo posible que para que los demás difruten la historia. Importa. . . Voy montando el puzzle en sus cabezas mientras en la mía empiezo a escuchar un ruido de fondo familiar. Importa. . . ¿A quién le importa? Estoy mendigando mi sueldo y el de mis compañeros a una petrolera. Vendemos nuestros conocimientos, nuestra creatividad, nuestro tiempo para que ellos multipliquen sus beneficios anuales.

Tengo el mejor trabajo del mundo. Me considero un tipo muy afortunado. Pero como el primer día, sigo preguntándome si cuando se termine, en noviembre, querré seguir vendiendo mi alma. ¿Tendré si quiera la opción de seguir vendiéndola?

Se acercan tiempos interesantes, tiempos de cambio. Se acercan rápido. Los días largos de sol y primavera se me escapan entre los dedos. Van pasando entre mis libros y mis amigos, entre mi trabajo y mis benditas horas de gimnasio. Ha pasado una semana desde que me senté frente al teclado; apenas sé dónde se me ha escondido el tiempo, y Bitácora no es lo único que estos días se me va quedando atrás. Miro de reojo hacia el final del tunel sin ver luz, temiendo un precipicio.

Por la noche, cuando el silencio descubre ese ruido de fondo en mi cabeza, el tic tac de mi miedo, termino recordando sus palabras: "No te preocupes. No hagas planes. Va a pasar algo diferente." He aprendido a hacerle caso porque es una mujer sabia. ¿Tendré el valor de darme cuenta cuando pase? ¿Tendré los cojones de hacer que pase algo diferente?


Imagen: Destiny (
Neil Gaiman's The Sandman), Jake Amora.