lunes, 28 de septiembre de 2009

Singapure 2009: La suerte de los campeones

Suerte. A base de suerte se labró el chico maravilla su victoria de este fin de semana. Pero fue una clase especial de suerte. Esa suerte que consite en mantenerte imperterrito en la pista mientra tus rivales van metiendo la pata uno tras otro. La misma clase de suerte que, un año después, por fin a devuelto a Fernando Alonso al podium. La suerte que se forja a base de manos, temple y vueltas rápidas.

Todo comenzó el sábado. El accidente de un Barrichelo nervioso, acariciando otra vez el campeonato y sin poder agarrarlo, le regaló a Hamilton la pole y a Fernando una quinta plaza que hubiera sido difícil de mantener hasta el final de la clasificación. Durante la carrera, los únicos dos hombres que podían inquietar al inglés cometieron errores estúpidos. Nico Rosberg, que hasta el momento estaba haciendo un sorprendente fin de semana con el Williams, se saltó la curva a la salida de boxes. Error de novato. Error inexplicable en un piloto de su calidad. Poco después Vettel se saltó el límite de velocidad a la entra del pit lane. Sólo fueron 1.4 km/h de más y él jura y perjura que su limitador de velocidad estaba activado. Si fue un error en la electrónica del Red Bull, en el radar o otra de esas decisiones turbia de los comisarios, lo sabremos en los próximos días. Así las cosas, el chico maravilla se quedó sin rivales que inquietasen. Y esta vez no metió la pata en la última vuelta y se alzó con su segunda victoria de la temporada. Así las cosas, Alonso se encontró en el tercer escalón del podium. Porque él tampoco cometió errores, no es su estilo. Porque volvió a hacer lo increíble con el R29. Viendo como sobreviraba el Renault a la salida de cada curva sigo sin creerme que fuera capaz de marcar la vuelta rápida y seguir la estela de Glock durante sesenta y un vueltas.

Y hablando de Timo Glock: carrerón del alemán. Sacó petroleo del habitual exceso de agresividad de Webber cuando trató de adelantar a Alonso en la primera vuelta, adelantando a ambos. Luego defendió su posición hasta alzarse con el segundo puesto a bordo de un Toyota irregular.

Aprecio a Mark Webber. Me parece un gran piloto y estaría encantado de que el camponato lo pudiera ganar él en vez de Button; pero me toca las narices cuando se empeña en creerse que para adelantar vale todo. Le gusta jugar sucio en el cuerpo a cuerpo, hacer la animalada y esperar que el otro se aparte para evitar el choque, estilo Schumy. No es ni la primera ni la última vez que lo hará; pero al menos está vez se llevó la merecida penalización, aunque el daño ya estuviera hecho.

A parte del sorprendente podium, al que no se subieron ninguno de los aspirantes al título. . . Lo cual dice bastante de esta temporada y de estos aspirantes. . . A parte del podium, decía, hay que dar la bienvenida a los puntos a Kubica. Parece que en BMW-Sauber están echando el resto para garantizarse su presencia y sus patrocinadores la próxima temporada, cuando BMW deje la Fórmula 1. Los que no tienen ninguna intenció de dejarlo, aunque parezcan haber desaparecido, son los de Maranello. Ferrari ha decidido centrarse en el coche del año que viene y olvidarse es esta temporada loca en que, por mucho que me revuelva las tripas, parece que Button va a ser campeón, no porque lo merezca, hace demasiado que no pisa el podium, sino porque Barrichelo sigue tirando sus opciones a la basura.


Imágenes: TheF1.com y Autosp
ort.com.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Islandia


Si tuviese tiempo, la echaría de menos. . . Cada media hora, a veces cada diez minutos, repetíamos el ritual. Mirarnos boquiabiertos. Frenar. Apagar el motor. Cojer la cámara y salir del coche. Despacio. En silencio. Como si temiésemos que tanta belleza fuera a esfumarse ante cualquier movimiento brusco. Daba igual dónde estuviésemos o a dónde fuéramos. Daba igual la hora del día, mañana, tarde o noche. Daba igual que lloviera o brillase el sol, Islandia nos ofrecía cada media hora alguna maravilla para sorprendernos. Siempre diferente. Siempre cambiante. Siempre espectacular.


En unas pocas horas puedes pasear por playas de arena negra junto a un mar salvaje. Puedes conducir al pie acantilados monumentales y perder la cuenta de las cascadas que caen desde sus cimas. Cruzar kilómetros de llanuras negras, desoladas, vacías, donde lo único que destaca es la carretera negra, desolada, vacía. Puedes caminar al pie de gigantescos glaciares, deslumbrado por su blancura cuando el sol se cuela entre las nubes, o encontrar el mismo glaciar rompíéndose en una bahía tranquilla, dejando que las focas naden entre inmesos bloques de hielo azul. Conducir a través de cañones volcánicos, subir y bajar caminos de cabras, vadear ríos, dar una curva y descubrir un valle inmenso, lagos alimentados por ríos cantarines que bajan saltando por las laderas rocosas. Puedes detenerte junto a arroyos de aguas calientes y darte un baño contemplando montañas rojas de cimas nevadas.


Y cuando creas que Islandia ya no te puede sorprender, cambiará el viento, las nubes, pesadas como yunques, se descorreran dejando que el sol ilumine nuevas cimas, pinte el paisaje con nuevos colores resplandecientes. Colores que volverán a cambiar cuando se acerque la noche y el negro húmedo, el verde brillante y los bláncos prístinos se tornen naranjas, rojos intensos, reflejos terrestes de cielos en llamas. Y no tienes nada que decir. La naturaleza ha hablado y lo ha dicho todo. Y piensas en cómo, cómo serás capaz de contarselo a nadie; con qué palabras. . . Y te alegras de tener la cámra para hacer justicia, la poca justicia que te permitan tu arte y el saber que la lente no capturará el silencio inmenso, ni la frescura del viento, ni la caricia del sol sobre la piel húmeda.


La belleza de Islandia es una belleza monumental, salvaje, cambiante, sobrecojedora. Tratando de mirarla con los ojos de sus primeros pobladores, Hombres curtidos que llegaron en barcos de madera hace doce siglos, vi una belleza inóspita, cruel, violenta, vibrante. Islandia es un lugar joven, sin terminar. Es una tierra donde las montañas son agresivas y orgullosas, donde los ríos aún no han decidido sus cauces y los redefinen con cada deshielo. Un lugar donde hierbas y arbustos no han tenido tiempo a acomodarse y siguen colonizando valles y laderas con timidez. El clima y las nubes corretean y cambian de idea como niños jugando, siempre en movimiento, siempre incansables. Islandia es un cuadro cuya luz transmite una energía especial, cuyas pinceladas son demostraciones de poder, cuya composición evoca una calma majestuosa.


Al final del día, o de unos cuantos días, cuando tanta belleza te halla dejado, no ya sin palabras, sino sin pensamientos, cansado y sin saber aún cómo te va a cambiar lo que has visto, te puedes refugiar en cualquier rincón de Reykjavik. Disfrutar de las acojedoras cafeterías: muebles desgastados, suelos de madera y velas. Saborear la esquisita e enorme variedad de carnes y pescados que sirven en cualquier restaurante en que se te ocurra entrar. O olvidarte de todo, tomarte unas cervezas y disfrutar de la incansable vida nocturna y su fauna, desenfadada, guasona y amigable. Qué gran gente los islandeses, aunque estén grillados, o precisamente por eso.


Islandia, sus cientos de caras, son el lugar más hermoso en el haya estado nunca. Añadiendo a sus habitantes, la comida, los balnearios naturales y la compañía, este ha sido el mejor viaje que he hecho en mi vida. Y recordad que esto lo dice alguien que viene de Asturias, donde la naturaleza es abundante y generosa, como las cazuelas.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Spa, Monza 2009: nostalgia y pasión.

Vais a tener que disculparme que haya tenido la Fórmula 1 aparcada las últimas semanas. Entre Islandia y una semana ajetreada apenas he tenido tiempo a relajarme frente al teclado, y cuando lo he tenido, estaba demasiado cansado como para escribir nada coherente. Pero ahora es sábado por la mañana, he dormido como un bebé y hace sol; así que antes de hacerme unos bocatas e irme a comer en cualquier parque, voy a poner un poco de orden por aquí; sólo un poco. . .

Spa. . .




Monza. . .



Nombres con un eco especial. Trazados históricos. Muy diferentes entre sí. Han ido cambiando con los años; pero conserban un mismo espíritu: Fórmula 1, velocidad, pasión. Poco circuitos en el mundo poseen el mismo aura que Monza y Spa. Escuchar los ecos de novecientos caballos desbocados en un valle boscoso escondido en las Ardenas mientras enlazan las secuencias de curvas más bellas de todo el campeonato, sólo es comparable al bramido furioso de esos mismos caballos lanzados al galope en las rectas interminables de Monza.

Al margen de los detalles, podemos sacar varias conclusiones de las últimas dos carreras. Hace falta una clase especial de hombres para enfrentarse a esos trazados donde se han forjado leyendas. Hace falta ser un piloto con una clase especial para brillar en esos asfaltos. Kimi y Alonso se lo demostraron a los hombres del Force India cuando intentaron conquistarles su reino belga. Hamilton, con su desafortunado accidente en la última vuelta italiana (no diré que me dio pena), mostró que el talento no es suficiente para domar estas bestias. Cualquier desliz es fatal en Monza o Spa, tan hermosos como crueles. Y quizá por eso, por su crueldad, porque la velocidad manda y nada ocurre despacio en sus trazados. Quizá por eso los errores se pagan con el deshonor y espectáculo siempre sale ganando. En Spa y Monza nos hartamos a ver luchas, coches emparejados, frenadas límite, adelantamientos perfectos y humeantes, fallidos y de quitarse el sombrero. En Spa y Monza puedes tener la mejor estrategia del mundo; pero eso no basta, aún necesitarás un piloto que sepa defenderla, lucharla y ganarla.

Un piloto y un motor. Sin una buena pieza de ingeniería tras el asiento el piloto no llegará lejos. Monza y Spa son la historia de la Fórmula 1. Y esa es una historia de potencia y velocidad pura, sin compromisos ni disculpas, como volvimos a ver este año. El mejor motor de la parrilla, incidentes a parte, deslumbró en ambos circuitos. El motor Mercedes que montan McLaren, Brawn y Force India ha mostrado tral superioridad que la FIA se está planteando descongelar las mecánicas para que es resto de equipos puedan ponerse a su altura. Sólo el motor Ferrari parace ser capaz de plantarles cara; como muy bien demostró Kimi con su merecida victoria en Spa. En Monza, por motor, estrategia y temple, BrawnGP no dio opción a sus rivales, y parece que el título se van a jugar entre Button y Barrichelo. A la vista de que, de los cuatro circuitos que quedan, en dos, Interlagos y Fuji, la potencia también es clave, salvo milagros o heroicidades, Red Bull parece haber perdido la partida. Adrian Newey ha contruido el que puede ser el mejor coche del año, pero las carencias del motor Renault obligan a sus pilotos a adoptar demasiados compromisos con la aerodinámica cuando se trata de ir rápido sin más. El mismo motor Renault que Fernando ha estado esprimiendo hasta lo increíble. Al asturiano le faltarán caballos, pero le sobran clase, talento y temple. A pesar del abandono en Spa (otra maldita rueda) y de no haber llegado al podium en Monza, llevó su R29 a unos nieveles de rendimiento más allá de esperado, lo que, no por habitual es menos sorprendente. Nunca llegó a codearse con los de arriba; pero volvió a reclamar a gritos un coche que le haga justicia.



P.D.- Ambos vídeos son extractos de la grandiosa película Grand Prix (1966). Fue rodada en los circuitos originales; si no la habéis visto, vedla. ¡Ya! Spa es ahora mucho más corto; pero sus sectores más carismáticos se conservan en el circuito moderno. En Monza, el óvalo peraltado ya no se usa, aunque aún existe. Se le han añadido tres chicanes por seguridad, para acortar las rectas; pero el trazado sigue siendo el original.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Þingvellin


El valle the Þingvellin, el lugar donde la falla Atlántica se abre, a un ritmo de un centímetro por siglo. El muro de roca que surge en la foto es el principio de América, la placa Europea, a vuestras espaldas.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Gullfoss


¿Veis avlas personitas en la roca que sobresale por la izquierda entre las dos cascadas?

jueves, 10 de septiembre de 2009

Landmannalaugar


Valle en el interior de una caldera volcánica, doce por dieciocho kilómetros de extensión. A la izquierda se ve un flujo de lava del que surgen arroyos a unos 35 grados; perfectos para un baño después de andar haciendo el cabra. Si hacéis doble click en la imagen también podréis ver el campamento a los pies de la lava.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Dyrhólaey


Acantilados y playas de arenas negras de Dyrhólaey, cerca de Vik.

martes, 8 de septiembre de 2009

Eldgjáfoss


Sobran los comentarios, ¿no?

lunes, 7 de septiembre de 2009

Skaftafell


Skaftafell, un valle entre dos lenguas del glaciar más grande de Europa: Vatnajökull.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Vik


Iglesia encaramada en la colina que domina un pueblecito llamado Vik.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Geysir


Strokkur, al lado del famoso Geysir, erupciona cada diez minutos. El chorro de vapor puede alcanzar los treinta metros de altura. Geysir sólo erupciona tras terremotos y puede lanzar vapor a más de setenta metros.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Bláa Loniđ


Aguas termales de Bláa Loniđ, La Laguna Azúl, por motivos obvios.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Seljalandsfoss


Atardecer tras las aguas de Seljalandsfoss.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Jörkulsarlon


Bahía de Jörkulsarlon, donde el hielo de la lengua glaciar de Breidamrkurjökull se rompe enormes icebergs.

martes, 1 de septiembre de 2009

Mýrdalssandur


La carretera que rodea Islandia cruzando Mýrdalssandur, una llanura de arena volcánica. Casi setenta kilometros de ancho. La arena proviene de la mayor erupción vólcanica de la que tenemos registros históricos: la del volcán Hekla en el siglo X. Cuando sopla viento cortan la carretera; la arena es capaz de arrancar la pintura de los coches.