jueves, 30 de junio de 2011

La carrera del ratón

"Una persona nacida en 1935 trabajaba 95.000 horas en el curso de su vida. Para los nacidos en 1972 se preveía una vida laboral de 40.000 horas, pero se calcula que los contratados en el 2000 deberán trabajar en torno a las 100.000. Se invierte así una tendencia secular a la reducción constatante de las horas de trabajo. A partir de los años ochenta nos hemos visto obligados a trabajar cada vez más compensar la caída continua del poder adquisitivo de los salarios, para hacer frente a la privatización de un número creciente de de espacios y de servicios sociales, y para poder comprar todos aquellos objetos que el conformismo publicitario impone a una sociedad en la que las seguridades psicológicas colectivas se han debilitado. En los años noventa la jornada laboral a pasado a ser prácticamente ilimitada. El trabajo cognitivo atrapado en la red telemática ha sido llevado a identificarse con la función de la empresa mediante una intensa campaña ideológica y mediante una presión psicológica competitiva. La distinción entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio ha sido sistemáticamente suprimida. El teléfono móvil ha reemplazado a la cadena de montaje en la organización del trabajo cognitivo: el cognitariado debe estar disponible ininterrumpidamente.

La retórica política de las últimas décadas insiste en la libertad individual, pero el tiempo de trabajo celularizado de las personas es sometido a condiciones de tipo esclavista. Aunque se respete perfectamente la libertad formal, la libertad es suprimida en el ejercicio concreto del tiempo de vida. La libertad es puramente virtual, formal, jurídica. En la realidad nadie puede ya disponer libremente del propio tiempo. El tiempo no pertenece a los seres humanos concretos (y formalmente libres), sino al proceso integrado de trabajo. Sólo los
drop out, los vagabundos, los fracasados, los vagos y los parados pueden disponer libremente del propio tiempo. El esclavismo contemporáneo no está establecido formalmente por la ley, sino rigurosamente incorporado a los automatismos tecnológicos, psíquicos y comunicativos. En las áreas periféricas del mundo donde las grandes empresas globales han localizado sus manufacturas, el esclavismo es fácilmente reconocible: las condiciones de trabajo son nocivas y humillantes y los salarios tan bajos que a duras penas permitan comprar la comida para sobrevivir. En el corazón de las metrópolis globales, sin embargo, el esclavismo tiene rasgos originales: trabajadores cognitivos translúcidos, hiperactivos, voluntariosos y sobreexcitados corretean en el tráfico ciudadano inhalando veneno y parloteando por el móbil. También ellos están obligados a seguir un ritmo que han dejado por completo de controlar. Como ratones en una rueda, han de correr cada vez más rápido para pagar los costes de una vida que ninguno vive ya."



Imágen: Puerta del campo de concentración de Sachsenhausen. La inscripción reza: "Arbeit macht frei." ("El trabajo te hará libre.")

lunes, 27 de junio de 2011

Valencia 2011: Uyyyy. . . Al palo.

La carrera de ayer me ha dejado sensaciones contradictorias. Por un lado la enorme satisfacción de al neno y su Ferrare plantado cara a los Red Bull por tercera carrera consecutiva; es más, dándose el gustazo de adelantar a uno de ellos en la pista, frente a miles de aficionados. Por otro, aunque el segundo puesto es un resultado excelente y pensar la victoria era apuntar muy alto, creo que Ferrari no jugó bien todas sus cartas. Me explico, ganar ganar en Valencia era poco menos que imposible, terminar segundo ya fue una hazaña, pero con otra estrategia quizá pudieran haber puesto a Vettel en mayores aprietos y, quién sabe, a lo mejor sonaba la flauta.

Como espectador, lo que retransmiten por la tele y la tabla de tiempos oficial en directo suponen una cantidad de información limitada y varios órdenes de magnitud inferior a la está a disposición de los ingenieros de Ferrari, así que no pretendo saber más que ellos sobre su trabajo. Lo que sí sé como científico es que, a veces, poseer más información no significa estar mejor informado. A veces, uno se obceca con detalles de relevancia discutible o confia con poco o ningún espíritu crítico en las optimizaciones y análisis hechos por un ordenador, obviando el sentido común y lo que se tiene delante de los ojos. Ayer, Ferrari optimizó la estrategia de Alonso para minimizar el número de vueltas que iba a tener que dar con los neumáticos medios, porque saben que el F150 sufre para calentar esas gomas. Ese me parece un planteamiento válido cuando una planifica la carrera el domingo por la mañana; pero cuando se apaga el semáforo, también hay que mirar lo que está ocurriendo en la pista.

Tras algunos desbarajustes en las últimas carreras, el más sonado de ellos el año pasado en Abu Dhabi, el nuevo estratega de Ferrari, Pat Fry, parece más preocupado de no cometer errores que de optimizar el resultado. Ferrari parece un tanto conservador, queriendo tenerlo todo controlado y temeroso de hacer cambios en el plan preestablecido. Ayer, parecieron más preocupados de marcar y defenderse de sus rivales que de atacarles y enseñarles los dientes. Si hubiesen hecho la primera parada de Fernando un par de vueltas antes que  Webber, hubiese podido adelantarlo en los boxes y así aprovechar sus mejores vueltas para acercarse y presionar a Vettel. Eso habría supuesto que el segundo juego de gomas iba a tener que durar algunas vueltas más de lo planeado. O tal vez habrían podido repetir la jugada en el segundo cambio de neumáticos y adelantar (soñar es gratis) o poner en graves apuros al alemán.

Una vez que el Ferrari fuese consumiendo gasolina y perdiendo peso, hubiera sido difícil seguir el ritmo de los Red Bull; pero aún así estaría luchando con Vettel por la primera posición en vez de con Weber por la segunda. Luego, es cierto que tendría que dar unas cinco vueltas más de lo planeado con los intermedios; pero creo que también hubiera abierto un margen mayor para defenderse. Además, no nos olvidemos que, en gran medida, el neno fue capaz de conservar la segunda posición con facilidad porque en la última parte de la carrera Webber tuvo problemas con la caja de cambios.

Elucubraciones aparte, la de ayer fue otra gran carrera, llena de adelantamientos, luchas y emoción. Empezando por la salida de Alonso. Patinó unos metros en lo sucio, pero se desquitó en la frenada merendándose a Hamilton, Webber y Massa, quien también hizo una salida soberbia. Parace que Ferrari le ha cogido el punto a las arrancadas. Luego, Schumacher volvió a mostrarnos la importancia de tener un gran coche para ser heptacampeón y no cometer errores porque nunca vas al límite. El que también merece mención especial es Alguersuari, quien, después del fiasco de la clasificación, hizo un carrerón. Remontó diez posiciones, terminando octavo por segunda carrera consecutiva y dándoselas con queso a Buemi.

Dentro de dos semanas, en Silverstone, veremos si la prohibición del blow-diffuser y las mejoras que llevará Ferrari son suficientes para seguir plantado cara a los Red Bull en un circuito que parece diseñado  para hacer brillar las virtudes del diseño de Newey. Sospecho, además, que buena parte del resultado estará condicionado también por la decisión de Pirelli: ¿le harán un favor a la mayoría de los equipos, Ferrari incluido, llevando los neumáticos medios y blandos o optarán por la opción conservadora que sólo parece favorecer a Red Bull y McLaren trayéndose los duros y medios?


Imágenes: Autosport.com.





viernes, 24 de junio de 2011

Marruecos V:
El día que sobraban las palabras




Lo prometido es deuda. Después de una noche especial, Beltain, mal que bien, siempre es una noche especial y más si hay amigos con empanada, tortilla, casadiellas, arroz con leche, queimada y conjuro. Añadan a eso que uno está en Escadinavia, donde a estas alturas del año la noche, lo que se dice noche negra y oscura, no existe. El sol apenas se esconde cuatro horas, durante las que se insinúa bajo el horizonte, dejándole a uno y a las estrellas con una sensación extraña, mágica. . . Y hablando de magia, les dejo a ustedes algunas de las mejores imágenes que me traje de otro lugar especial. Aquí están algunas de mis favoritas de entre las casi setecientas que me traje de Marruecos.

P.S.- Recomendación: hacer doble-click en las fotos para ir a Picasa y verlas a pantalla completa.


martes, 21 de junio de 2011

Lógico

"Tomemos un ejemplo. Supongamos que, en un momento dado, cierto número de personas trabaja en la manufactura de alfileres. Hacen tantos alfileres como el mundo necesita, trabajando, por ejemplo, ocho horas al día. Alguien crea un invento con el cual el mismo número de personas pueden hacer el doble de alfileres: los alfileres son ya tan baratos que difícilmente se comprarán a un precio inferior. En un mundo sensato, todos los implicados en la fabricación de alfileres pasarían a trabajar cuatro horas en lugar de ocho, y todo lo demás continuaría como antes. Pero en el mundo real esto se juzgaría desmoralizador. Los hombres aún trabajan ocho horas, hay demasiados alfileres, algunos empresarios quiebran y la mitad de los hombres anteriormente empleados en la fabricación de alfileres son despedidos. Al final, hay tanto tiempo libre como en el otro plan, pero la mitad de las personas están absolutamente ociosas, mientras la otra mitad continúa sobrecargada de trabajo. De este modo, se asegura que el ocio inevitable produzca miseria por todas partes, en lugar de ser una fuente de felicidad universal. ¿Puede imaginarse algo más insensato?"


Imágen: Sacada de aquí.



viernes, 17 de junio de 2011

Ámsterdam

Lo mejor de Ámsterdam es Bélgica. Nunca pensé que le iba a echar un piropo a ese medio país; pero ya ven ustedes, viajar abre la mente una barbaridad. Pues eso, que lo mejor de Ámsterdam son los gofres belgas, en caso de consigas encontrarlos, y las cervezas belgas, en caso de consigas encontrarlas.

Para encontrar cerveza belga, lo mejor es darse un paseo entorno a Leidseplein, huir del bullicio nocturno y adentrarse en alguna de las callejuelas laterales. Si has elegido la calle adecuada, encontrarás De Zotte (bonito nombre), una cervecería flamenco-valona, con dos cojones, con camareras sonrientes, clientela desenfadada, cervezas baratas y música decente. ¿Y cómo llegamos nosotros allí? Pues porque nos hartamos de buscar sitios que no estaban donde decía la Lonely Planet; sí, la de este año.

Encontrar los gofres, ya es para nota. Uno tiene que salir del Rijksmuseum cansado de caminar y sintiéndose estafado. Luego deambulas en la dirección contraria a la que parece razonable. Sigues los railes del tranvía y llegas a una calle convertida en mercadillo. Allí, entre puestos de ropa, tulipanes, pescado y zapatos, hay una amable señorita dispuesta a hacer realidad tus fantasías más dulces por el módico precio de 3€. Chocolate blanco, con leche o negro, los tres juntos, caramelo, cerezas, azúcar, canela, pide y se te dará. Eso sí, ándense ustedes con ojo, que el mercado cierra en domingos, festivos y fiestas de guardar.

Por lo demás Ámsterdam es una inmensa trampa para turistas incautos. Huye de todo lo que huela a turismo, va a ser una estafa, una estafa cara. Después de muchos kilómetros en la mochila, uno sabe que, donde más y donde menos, el turisteo hay que pagarlo un diez, un veinte o un treinta por ciento más caro de lo que sería razonable; pero lo de Ámsterdam es de órdago, ya no sólo por los precios, sino porque lo que te venden es basura. A un servidor no le importa pagar 6€ en el Prado o 15€ en el Louvre, donde uno puede pasarse días contemplando obras maestras de la pintura universal, pero los 12.50€ gastados en el Rijksmuseum de Ámsterdam son un timo: diez salas, cuatro Rembrads y pa tu casa salao. La casa de Anna Frank y el Museo Van Gogh, decidimos ignorarlos. Donde volvimos a pagar el pato fue con el paseíto en barco. En Copenhague cuesta 4€ y merece la pena, hasta se aprenden cosas. En Ámsterdam cuesta 20€, te ponen un grabación explicándote donde vive el alcalde y luego luego se saltan el horario y el trayecto para ir a echarle gasoil a la patera. ¡Timo! Y luego no se te ocurra ir a beber algo cerca del Barrio Rojo o la Estación Central. A 7.50€ la birra se te va quitar la sed en un plis. Y el hambre en un plas cuando en el hotel te digan que hay un impuesto para turistas: 5% del gasto por noche. ¡5%! El IVA en hoteles es del 7%, no digo más. . .

Así que, en general, me cago bastante en Ámsterdam. Una ciudad que se empeña en venderte lo que no tiene a precios insultantes. Por no hablar del mal gusto intrínseco. Con todos esos canales preciosos, acogedores, las callejuelas sombrías y hogareñas, las cafeterías con tres siglos de antigüedad, ¿y qué hacen los muy capullos? Llenan canales y calles con letreros horteras y neones fosforitos, redecoran las cafeterías con luces moradas, sonido chunda-chunda barato y el volumen justo para que tengas que hablar a gritos. Me encanta. . .

Si vas a Ámsterdam, huye, huye de los rebaños de chusma. Si la gente va en una dirección, tú en la contraria. Huye, ni los mires. Aléjate, ahorrarás dinero, no te sentirás estafado y quizá tengas la suerte de encontrarte con canales sin neones, casas flotantes con tulipanes en las ventanas, cafeterías acogedoras sin impuesto revolucionario, tiendas curiosas y holandesas guapas. Huye y tal vez encuentres buena cerveza y gofres belgas. Amsterdam, un lugar infame para turistas; pero, sin duda, una ciudad donde uno podría vivir muy a gusto. Y lo que nos reímos durante todo el fin de semana, de las marcianadas que se ven en esa ciudad, de las que los inventamos, de los timos, de nosotros mismos y de nuestras sombras, eso no tuvo precio.


Imágenes: Ámsterdam me pareció una ciudad complicada para hacerle fotos más allá del tópico de la bici, el canal y la patera-casa. Además con aquella luz nublada y grasienta que tuvimos todo el finde, no vi opciones de ir más allá del tópico. E'lo que hay. . .

miércoles, 15 de junio de 2011

Montreal 2011: justo ese día

Como viene siendo habitual en las últimas temporadas, cada vez que llueve, al circo de Maranello le crecen los enanos. Empezando por la lluvia misma. Justo en la primera carrera de la temporada en que los Ferrari lucharon por la pole y tenían una clara opción de victoria, justo ese día, llueve. Justo en el circuito en que el Ferrari no tiene problemas para calentar los neumáticos, toma agua fría. Justo el día que Alonso no necesitaba loterías, la carrera se convirtió en una tómbola. Por si fuese poco, por algún motivo inescrutable, la dirección de carrera decidió que la salida iba a ser con coche de seguridad. ¿Por qué? Ya no llovía y la pista estaba secándose. Además, también deshabilitaron el alerón móvil, no fuese a ser que Alonso adelantara a Vettel por descuido. . .

Ferrari también puso su granito de arena en la catástrofe. Cambiaron los neumáticos de Alonso, de mojado a intermedios, dos vueltas antes del diluvio. ¿No lo vieron venir o qué? Semejante tormenta no pudo haber cogido por sorpresa a los meteorólogos rojos. Qué más daba que Button fuese como un tiro con intermedios, el que importaba era Vettel, que era el que iba delante. No sé que estaban pensando cuando tomaron la decisión; a lo mejor lo mismo que en Abu Dhabi. . . Para más inri, cuando rodaban otra vez detrás del coche de seguridad, Ferrari vuelve a cambiarle los neumáticos a Alonso, con lo que pierde un puñado de posiciones más; todo de forma innecesaria, porque en la vuelta siguiente, sacan bandera roja y la carrera se detiene. Entonces todo el mundo pudo cambiar sus gomas sin perder posiciones. ¿Qué pasó, la dirección de carrera tampoco vio la que iba a caer? ¿Necesitaron cinco vueltas para darse cuenta de que no iba a parar? A los meteorólogos, los rádares y toda la jaitek molona la deben de tener de adorno, como Ferrari. Aunque, como dijo Domenicalli, todo aquello fue bastante irrelevante, porque Button terminó ganando la carrera después de hacer seis paradas.

La puntilla a la carrera un detalle minúsculo, que en cualquier otro momento hubiese pasado inadvertido, pero que tratándose de Alonso se amplificó hasta la catástrofe, para mantener el equilibrio por todos esos errores que no comete. Button se pasa de frenada, le da un toquecito al Ferrari y éste hace un trompo. Button sale ileso. El Ferrari se queda empanzado en el piano. Fin de la carrera para el asturiano. Alonso, y con él medio mundo, nos quedamos con cara de bobos, mientras, Button gana la carrera. Lo que más me toca los cojones es que, encima, no penalizaron al inglés. Y conste, que la victoria de Button es mejor para las aspiraciones de Alonso al título que si hubiera ganado Vettel; pero qué paso con la mano de hierro de los comisarios. De repente en Montreal valía todo. Hamilton se lleva por delante a Webber y luego trata de adelantar a Button por donde no hay sitio; pero no pasa nada, tampoco hay penalización para el chico maravilla. Button echa a Alonso de la pista, y no hay ninguna duda de que es culpa suya, pero los comisarios deciden que lo que hasta ahora fue sancionable en Canadá fue sólo un incidente de carrera. Tampoco consideraron que Karthikeyan tuviese nada que ver en el accidente de Massa. Por lo que un servidor sabe, son los doblados los que deben dejar la trazada libre a quién les dobla; pero el indio decidió que no se iba a quitar, que en lo mojado se iba a meter Massa, porque a él le daba la risa. Eso también fue un incidente de carrera. Lo que sí consideraron necesario penalizar fue el toque de Di Resta a Heidfeld. A Heidfeld no le pasó nada. Di Resta rompió el alerón y se comió un drive through. Tal vez, si hubiese ganado la carrera. . .

No sé lo que vieron ustedes el domingo, pero un servidor vio una comedia barata sin pies ni cabeza. A las sabias decisiones de Charlie Whiting y asociados, se añadió la desastrosa realización, que se olvidó de enseñarnos las paradas en boxes y consideró que los adelantamientos era mejor verlos repetidos, sólo repetidos, en directo no enseñaron ni uno. Así que, a parte de la lluvia de despropósitos que ahogó a Ferrari, no tengo nada claro que fue lo pasó el domingo en Montreal.

P.S.- Y no, no se me ha olvidado de la Rosa. Gratísima sorpresa verlo otra vez compitiendo; pero gracias a la wonderfulosa realización tampoco me enteré de cómo ni por qué se le escaparon los puntos.


Imágenes: Autosport.com.

viernes, 10 de junio de 2011

Oportunidades inesperadas

Algo le ha pasado a mi jefa. Hace cosa de semana y media que ha decidido volver a hacernos caso a todos los doctorandos. El resultado, por la parte que me toca, es que ayer mandamos uno de los artículos a publicar. De un día para otro, por decisión ejecutiva. El segundo, va en camino. Y el tercero, ahora mismo se está dignando a leerlo. No sé a que se debe el repentino cambio de actitud. A lo mejor que un servidor le mandase un meil al director del departamento hace quince días; aunque el hombre no me haya contestado, a lo mejor se ha dedicado a dar tirones de orejas. A lo mejor está contenta porque los periodistas y BP la quieren un montón últimamente. Sea como sea, un servidor y sus compañeros estamos aprovechando para ir finiquitando doctorados ahora que los hados nos son propicios.

Además, no son sólo los artículos, tengo un nominado a Premio Nobel opinando que no sabe a que esperamos para defender mi tesis, que aunque no sea una joya científica, con cuatro ajustes, estará de sobra. Incluso se ha comprometido a preguntarle diplomáticamente a mi co-supervisor cuál es el problema tan gordo que nos ha tenido estancados todos estos meses. Es una inyección de moral que alguien con cierto caché le de la razón a uno. Así que habrá que aprovechar el tirón y los aliados inesperados para quitarnos el doctorado de en medio de una puta vez.

Habrá que celebrar tal avalancha de buen rollilto. Pongan ustedes juntos billetes de avión baratos y fiesta el lunes, combinación perfecta para irse con un par de amigotes a pasar el finde a Ámsterdam. Nos vemos a la vuelta. Y espero poder encontrar algún garito para ver el Gran Premio, que lo primero es lo primero.

martes, 7 de junio de 2011

Marruecos IV:
el día que se contradijo a sí mismo

Volvimos a cruzar el paso de Tizi n'Tichka. Esta vez subimos y bajamos el Atlas con un sol radiante. Tras ocho horas de desierto, asfalto y calor, regresamos a Marrakech acompañados del atardecer. Un atardecer tropical, repentino. Uno cruza palmerales de sombras largas y cielos anaranjados. Media hora después, quedas sumido en la noche y el caos del tráfico. Empleamos las últimas reservas de paciencia y una hora más de lo debido en navegar entre el sinsentido urbano hasta el hotel. Pero una vez puesto el coche a buen recaudo, una vez duchados y frescos, lo único que importaba era el estómago. Lo único que necesitábamos era sumergirnos en la noche de Marrakech para saciar los sentidos. Y la plaza en el corazón de la ciudad, Djemaa el-Fna, es el lugar perfecto para saciar tanto estómagos como sentidos.

Esa noche, tras deambular entre los puestos de comida y los artistas callejeros, músicos, juglares, encantadores de serpientes y trileros, nos dejamos engañar para cenar en uno de los puestos. Luego, nos enamoramos de un té tan especiado, canela, pimienta, cardamon y otras mil más, que dudamos si sería una manera secreta de beber alcohol. Estábamos demasiado cansados para comprobarlo; pero acordamos que a la noche siguiente nos íbamos a beber al menos tres cada uno para hacer la prueba.

Tras una buena noche de descanso. El día siguiente lo teníamos reservado para perdernos por las callejuelas y souqs the Marrakech. Lo conseguimos sin mucho esfuerzo. Nos perdimos por la ciudad y algo se nos perdió en la cabeza. Callejones cubiertos y cielos despejados. Aromas y colores. Risas y musica. Después de una semana en Marruecos nos habíamos empapado de la atmósfera. Caminábamos con la confianza de saber que las ofertas de té eran honestas y desinteresadas, que bastaba con decir una vez que no pensabas comprar nada para abortar el inicio de regateo y despedirte con algo de charla desenfadada, que los comentarios graciosos y chanzas era mejor devolverlos con igual humor y sonrisas para ganar todos un buen rato, que no te iban a engañar cuando preguntabas por una dirección o lo que fuese, que capullos hay en todas partes y que allí eran los menos. Pasaba el día apacible, entre tiendas y palacios, entre jardines y tes, entre callejuelas y museos, y algo desapacible se nos acumulaba dentro. Una contradicción que llevábamos rumiando toda la semana y que, ahora, en el corazón de Marruecos, amenazaba con atragantársenos.

¿Cómo era posible que entre tanta pobreza, negocios diminutos, calles insalubres y atestadas, entre tanta miseria, casas frías y desnudas, vidas destartaladas, hubiera tantas sonrisas y alegría? ¿Cómo era posible que en aquel rincón del mundo a donde el progreso llegaba de refilón y sólo para unos pocos hubiese una economía tan vibrante, dinámica y creativa? ¿Cómo era posible que aquellas gentes, cada una dueña de su negocio, de sus ganancias, del cuándo y el cómo de sus vacaciones, cada uno dueño de su vida (mujeres a parte, pero esa es otra historia), envidiasen a los esclavos-asalariados de Europa? ¿Cómo era posible que nosotros, hijos de una civilización "superior", despreciemos las opiniones de nuestros mayores y los metamos en asilos, mientras allí veíamos a adolescentes y ancianos compartiendo un té, bromeando juntos, fingiendo peleas y, sobre todo, respetándose y apreciándose? ¿Cómo era posible?

Quizá sea que hay muchas fuentes de riqueza; pero la pobreza siempre surge del mismo desagüe. La pobreza económica de Marruecos y la pobreza social de occidente tienen la misma causa: la avaricia de unos pocos. A la gentes tercer mundo se le roban los recursos básicos para su crecimiento a cambio de su esperanza en el mañana y de promesas vacías. A las gentes del primer mundo nos obligan a vender los minutos de nuestra vida para que fabriquemos el progreso con lo que han robado. Luego nos lo compremos a nosotros mismos. Un pedacito para cada uno. Con empaquetado individual y debidamente esterilizado de cualquier idea comunitaria. El premio por tu salario individual y la bonanza de tu empresa. Esclavitud consentida a cambio de la seguridad de que nada va a cambiar, de que siempre habrá hospitales blancos y limpios con enfermeras amables. Al menos para quien se lo pueda pagar. Para quien pueda pagarse la habitación individual para morir limpio. Limpio y solo.

Y la solución. . . La solución ha sido siempre la misma. Cortar las manos a los ladrones para que no se aferren al poder. Arrancarles la lengua a los demagogos para que no nos envenenen el alma. Y recordar, recordar que lo poco que nos están dejando de "el estado de bienestar" lo conseguimos luchando juntos. No nos lo regaló ningún trono ni se cayó de ninguna junta de accionistas. Tal vez así, podamos comprender de una vez que no hay contradicción. Podemos tener otra vez juntos lo mejor de los mundos: la riqueza social y la riqueza económica. Y la mejor prueba, las encontramos al bajar del avión. De vuelta en Copenhague, nos llegaron noticias de inesperadas de un lugar inesperado. España había despertado. Un país entero parecía haber comprendido al fin donde estaba su riqueza. No en sus bancos, ni en su ejército, ni en sus gobiernos. No. La riqueza está en las personas. Ese día, llegaba de vuelta de un sueño, un sueño de arena y sol, de paisajes desolados y culturas exuberantes, y aterricé en otro sueño y indignación y esperanza, de acción y alternativas.

Este viaje ha superado todas mis expectativas; pero su importancia, quizá sólo pueda sentirla un servidor. La importancia de los que está pasando en España y Europa, quedará escrito en los libros de historia, junto a la Comuna de París y Mayo del 68. Y como con todos los sueños, tenemos dos opciones, dejar pasar el tren, hastiados y escépticos, o subirnos con nuestro granito de arena y hacerlo un poco menos sueño.

P.S.- No, el té de mil y una especias no llevaba alcohol.


Imágenes: Me gustaría tener más fotos de Marrakech; pero el día que pasamos perdidos entre sus callejones había una luz que mis limitadas habilidades no supieron aprovechar para captar la experiencia. Así que se van a tener ustedes que conformar con estas: (1) Músico y prestidigitador en Djemaa el-Fna, (2) "restaurantes" de Djemaa el-Fna, (3) dos personas corrientes charlando frente la mezquita de Koutoubia en el centro de Marrakech, (4) mediodía en un lugar cualquiera a medio camino entre Merzouga y el culo del mundo, también conocido como Taouz, (5) Hassan, nuestro wonderfuloso guia tuareg, (6) atardecer de una entre mil noches.


viernes, 3 de junio de 2011

Monte Carlo 2011: salvado por la campana.

Revancha y frustración. Las calles de Monte Carlo, siempre espectaculares, gracias a Pirelli, este años también fueron trepidantes; pero el guionista la cagó con el final. Toda el ansia de revancha acumulado en la parrilla de salida se convirtió en un anticlimax, en un podio frustrante. Incluso equivocándose de neumáticos, el Red Bull de Vettel volvió a ganar.

Dieron igual todas las ansias de Webber por demostrar que también puede sacar lo mejor del RB7. No importó que Hamilton estuviese cabreado por la mala suerte que tuvo el sábado y que le relegó a la novena plaza de la parrilla. Fue inútil que Button quiera aprovechar la oportunidad para asentar su autoridad en McLaren. De poco sirvió que Alonso llegase al principado con el cuchillo entre los dientes, preparado para ganar un Gran Premio en el que los puntos flacos de su Ferrari pesaban poco o nada. Al final, todo se conjuró para que el lider del campeonato llegue a las Américas más líder aún. De seis carreras, ha ganado cinco.

Webber volvió a hacer otra mala salida, nunca pareció cómodo en la pista y me atrevo a decir que el único motivo por el que llegó cuarto es porque pilota un Red Bull, si no, hubiera quedado fuera de los puntos. Hamilton, en vez de sacar fuerzas de flaqueza, se lanzó a una carrera kamikaze. Fue penalizado, con razón, por provocar dos accidentes sin sentido. Primero, intentó adelantar a Massa en la horquilla del Grand Hôtel y se lo llevó enganchado de la rueda media curva. Gracias a su suerte inaudita, su McLaren quedó intacto. Al contrario que el Ferrari de Massa, que fue incapaz de negociar el túnel y terminó contra el guarda raíl. Otra frustración para Massa y primer drive through al canto para el chico maravilla. Luego, tras la bandera roja, dichosa bandera roja, provocada por el accidente de Petrov a ocho vueltas del final, el moreno intentó adelantar a Maldonado en Saint Devote. Bueno, más bien fue un intento de violación, porque estaba claro que no eran ni el sitio ni el momento y que el colombiano no se iba a dejar. Pero como el chico maravilla estaba rabiado y tiende a olvidarse que los demás también tienen derecho a ser agresivos y defenderse, se llevó por delante al Williams, lo estampó contra el guarda raíl y, oh milagro, él y su MP4-26 volvieron a salir ilesos. Los veinte segundos de penalización, el equivalente a un drive through, que le aplicaron al final de la carrera, lo le hicieron perder el sexto puesto; pero por lo menos, junto con el resto de actuaciones de los comisarios, demostró que este año, aunque las penalizaciones están siendo muy estrictas, se aplican con el mismo rasero para todos.

Los que aplicaron mal el rasero fueron los ingenieros de Button. Un claro error estratégico le hizo perder una carrera que tenía en el bolsillo. Incapaces de prever la duración de los neumáticos blandos, le ordenaron una parada a destiempo, llevándole de la primera a la tercera posición. De nada le sirvió ser tres segundos por vuelta más rápido que Vettel y uno más que Alonso; adelantar en las calles del Principado es poco menos que misión imposible. A no ser que te llames Fernando Alonso y que tus gomas lleven rodando diez vueltas menos que las del rival que tienes delante. Entonces puedes acecharle durante quince vueltas, mimar tus propias gomas, aguardar el momento de dar el hachazo, adelantar a Vettel y rodar campante hacia una victoria épica, con vuelta rápida y arrancada espectacular incluídas. . . Pero no, eso no fue lo que pasó. Lo que pasó fue que en vez de alzarse la banderas rojas de Ferrari se alzaron las banderas rojas señalando la interrupción de la carrera. Entonces nos quedamos todos con la boca abierta. Esperábamos ver seis vueltas finaler de infarto: Vettel vs. Alonso vs. Button; pero lo que vimos fue a todos los equipos cambiando las gomas (Pirelli ya ha solicitado que se cambie el reglamento y no se permitan los cambios de neumáticos cuando una carrera quede neutralizada). Vimos esfumarse la ventaja que tenían Button y Alonso. Vimos como el reglamento nos robaba el espectáculo y le regalaba a Vettel una victoria que no merecía, porque este domingo en Mónaco hubo mejores pilotos y estrategias que la suya. Vettel volvió a recoger su trofeo desde lo más alto de podium. Alonso recogía dieciocho puntos que saben a poco, a victoria robada. Button, tercero, recogía frustraciones y oportunidades perdidas. Y Hamilton. . . Hamilton sembraba tempestades de niñato afortunado, arremetiendo contra los comisarios, sin razón, y con la misma capacidad autocrítica que una cebolla.

Alonso y Ferrari empiezan a quedarse sin margen de maniobra en el este campeonato. Cuando no es por una cosa es por otra, pero al final siempre se llevan otros el gato al agua. Confienmos que en Montreal, otro circuito urbano donde las deficiencias del Ferrari deberían pesar poco y las virtudes de Alonso mucho, empiece la remontada roja.


Imágenes: Autosport.com.

miércoles, 1 de junio de 2011

Ecos



Sí, sí, ya sé que estoy faltando a mis buenas costumbres y que os debo el comentario del Gran Premio del domingo pasado en Mónaco. Van a tener que disculparme ustedes. Entre las que está liando Blogger últimamente y las que lía un servidor, cuesta encontrar tiempo para tener Bitácora al día. ¿Que qué ando liando? Pues para empezar, esta semana tengo a las vikingas de visita semi-indefinida. Y para seguir, uno no puede quedarse en casa viendo en la Puerta del Sol, en Plaza Catalunya y en más de cien ciudades españolas se hace historia. Os dejo con los ecos de la SpanishRevolution que resuenan en Copenhague. Esta revolución es anónima; pero tiene un rostro: el tuyo. . .

P.S.- Si alguien quiere echarle un vistazo a las fotos ampliadas, dele usté al enlace (Face for a revo...) que aparece al posar el puntero sobre el cimbel amarillo de la izquierda o al clicar en el coso multicolor de la derecha. Puede usté incluso seguir el enlace que he puesto entre paréntesis después de la primera vez que escribí enlace o haciendo click aquí.