Lo mejor de Ámsterdam es Bélgica. Nunca pensé que le iba a echar un piropo a ese medio país; pero ya ven ustedes, viajar abre la mente una barbaridad. Pues eso, que lo mejor de Ámsterdam son los gofres belgas, en caso de consigas encontrarlos, y las cervezas belgas, en caso de consigas encontrarlas.
Para encontrar cerveza belga, lo mejor es darse un paseo entorno a Leidseplein, huir del bullicio nocturno y adentrarse en alguna de las callejuelas laterales. Si has elegido la calle adecuada, encontrarás De Zotte (bonito nombre), una cervecería flamenco-valona, con dos cojones, con camareras sonrientes, clientela desenfadada, cervezas baratas y música decente. ¿Y cómo llegamos nosotros allí? Pues porque nos hartamos de buscar sitios que no estaban donde decía la Lonely Planet; sí, la de este año.
Encontrar los gofres, ya es para nota. Uno tiene que salir del Rijksmuseum cansado de caminar y sintiéndose estafado. Luego deambulas en la dirección contraria a la que parece razonable. Sigues los railes del tranvía y llegas a una calle convertida en mercadillo. Allí, entre puestos de ropa, tulipanes, pescado y zapatos, hay una amable señorita dispuesta a hacer realidad tus fantasías más dulces por el módico precio de 3€. Chocolate blanco, con leche o negro, los tres juntos, caramelo, cerezas, azúcar, canela, pide y se te dará. Eso sí, ándense ustedes con ojo, que el mercado cierra en domingos, festivos y fiestas de guardar.
Por lo demás Ámsterdam es una inmensa trampa para turistas incautos. Huye de todo lo que huela a turismo, va a ser una estafa, una estafa cara. Después de muchos kilómetros en la mochila, uno sabe que, donde más y donde menos, el turisteo hay que pagarlo un diez, un veinte o un treinta por ciento más caro de lo que sería razonable; pero lo de Ámsterdam es de órdago, ya no sólo por los precios, sino porque lo que te venden es basura. A un servidor no le importa pagar 6€ en el Prado o 15€ en el Louvre, donde uno puede pasarse días contemplando obras maestras de la pintura universal, pero los 12.50€ gastados en el Rijksmuseum de Ámsterdam son un timo: diez salas, cuatro Rembrads y pa tu casa salao. La casa de Anna Frank y el Museo Van Gogh, decidimos ignorarlos. Donde volvimos a pagar el pato fue con el paseíto en barco. En Copenhague cuesta 4€ y merece la pena, hasta se aprenden cosas. En Ámsterdam cuesta 20€, te ponen un grabación explicándote donde vive el alcalde y luego luego se saltan el horario y el trayecto para ir a echarle gasoil a la patera. ¡Timo! Y luego no se te ocurra ir a beber algo cerca del Barrio Rojo o la Estación Central. A 7.50€ la birra se te va quitar la sed en un plis. Y el hambre en un plas cuando en el hotel te digan que hay un impuesto para turistas: 5% del gasto por noche. ¡5%! El IVA en hoteles es del 7%, no digo más. . .
Así que, en general, me cago bastante en Ámsterdam. Una ciudad que se empeña en venderte lo que no tiene a precios insultantes. Por no hablar del mal gusto intrínseco. Con todos esos canales preciosos, acogedores, las callejuelas sombrías y hogareñas, las cafeterías con tres siglos de antigüedad, ¿y qué hacen los muy capullos? Llenan canales y calles con letreros horteras y neones fosforitos, redecoran las cafeterías con luces moradas, sonido chunda-chunda barato y el volumen justo para que tengas que hablar a gritos. Me encanta. . .
Si vas a Ámsterdam, huye, huye de los rebaños de chusma. Si la gente va en una dirección, tú en la contraria. Huye, ni los mires. Aléjate, ahorrarás dinero, no te sentirás estafado y quizá tengas la suerte de encontrarte con canales sin neones, casas flotantes con tulipanes en las ventanas, cafeterías acogedoras sin impuesto revolucionario, tiendas curiosas y holandesas guapas. Huye y tal vez encuentres buena cerveza y gofres belgas. Amsterdam, un lugar infame para turistas; pero, sin duda, una ciudad donde uno podría vivir muy a gusto. Y lo que nos reímos durante todo el fin de semana, de las marcianadas que se ven en esa ciudad, de las que los inventamos, de los timos, de nosotros mismos y de nuestras sombras, eso no tuvo precio.
Imágenes: Ámsterdam me pareció una ciudad complicada para hacerle fotos más allá del tópico de la bici, el canal y la patera-casa. Además con aquella luz nublada y grasienta que tuvimos todo el finde, no vi opciones de ir más allá del tópico. E'lo que hay. . .
Para encontrar cerveza belga, lo mejor es darse un paseo entorno a Leidseplein, huir del bullicio nocturno y adentrarse en alguna de las callejuelas laterales. Si has elegido la calle adecuada, encontrarás De Zotte (bonito nombre), una cervecería flamenco-valona, con dos cojones, con camareras sonrientes, clientela desenfadada, cervezas baratas y música decente. ¿Y cómo llegamos nosotros allí? Pues porque nos hartamos de buscar sitios que no estaban donde decía la Lonely Planet; sí, la de este año.
Encontrar los gofres, ya es para nota. Uno tiene que salir del Rijksmuseum cansado de caminar y sintiéndose estafado. Luego deambulas en la dirección contraria a la que parece razonable. Sigues los railes del tranvía y llegas a una calle convertida en mercadillo. Allí, entre puestos de ropa, tulipanes, pescado y zapatos, hay una amable señorita dispuesta a hacer realidad tus fantasías más dulces por el módico precio de 3€. Chocolate blanco, con leche o negro, los tres juntos, caramelo, cerezas, azúcar, canela, pide y se te dará. Eso sí, ándense ustedes con ojo, que el mercado cierra en domingos, festivos y fiestas de guardar.
Por lo demás Ámsterdam es una inmensa trampa para turistas incautos. Huye de todo lo que huela a turismo, va a ser una estafa, una estafa cara. Después de muchos kilómetros en la mochila, uno sabe que, donde más y donde menos, el turisteo hay que pagarlo un diez, un veinte o un treinta por ciento más caro de lo que sería razonable; pero lo de Ámsterdam es de órdago, ya no sólo por los precios, sino porque lo que te venden es basura. A un servidor no le importa pagar 6€ en el Prado o 15€ en el Louvre, donde uno puede pasarse días contemplando obras maestras de la pintura universal, pero los 12.50€ gastados en el Rijksmuseum de Ámsterdam son un timo: diez salas, cuatro Rembrads y pa tu casa salao. La casa de Anna Frank y el Museo Van Gogh, decidimos ignorarlos. Donde volvimos a pagar el pato fue con el paseíto en barco. En Copenhague cuesta 4€ y merece la pena, hasta se aprenden cosas. En Ámsterdam cuesta 20€, te ponen un grabación explicándote donde vive el alcalde y luego luego se saltan el horario y el trayecto para ir a echarle gasoil a la patera. ¡Timo! Y luego no se te ocurra ir a beber algo cerca del Barrio Rojo o la Estación Central. A 7.50€ la birra se te va quitar la sed en un plis. Y el hambre en un plas cuando en el hotel te digan que hay un impuesto para turistas: 5% del gasto por noche. ¡5%! El IVA en hoteles es del 7%, no digo más. . .
Así que, en general, me cago bastante en Ámsterdam. Una ciudad que se empeña en venderte lo que no tiene a precios insultantes. Por no hablar del mal gusto intrínseco. Con todos esos canales preciosos, acogedores, las callejuelas sombrías y hogareñas, las cafeterías con tres siglos de antigüedad, ¿y qué hacen los muy capullos? Llenan canales y calles con letreros horteras y neones fosforitos, redecoran las cafeterías con luces moradas, sonido chunda-chunda barato y el volumen justo para que tengas que hablar a gritos. Me encanta. . .
Si vas a Ámsterdam, huye, huye de los rebaños de chusma. Si la gente va en una dirección, tú en la contraria. Huye, ni los mires. Aléjate, ahorrarás dinero, no te sentirás estafado y quizá tengas la suerte de encontrarte con canales sin neones, casas flotantes con tulipanes en las ventanas, cafeterías acogedoras sin impuesto revolucionario, tiendas curiosas y holandesas guapas. Huye y tal vez encuentres buena cerveza y gofres belgas. Amsterdam, un lugar infame para turistas; pero, sin duda, una ciudad donde uno podría vivir muy a gusto. Y lo que nos reímos durante todo el fin de semana, de las marcianadas que se ven en esa ciudad, de las que los inventamos, de los timos, de nosotros mismos y de nuestras sombras, eso no tuvo precio.
Imágenes: Ámsterdam me pareció una ciudad complicada para hacerle fotos más allá del tópico de la bici, el canal y la patera-casa. Además con aquella luz nublada y grasienta que tuvimos todo el finde, no vi opciones de ir más allá del tópico. E'lo que hay. . .
Ja,jajajajaja
ResponderEliminarAl fin y al cabo de eso se trataba, no?.
De pasar un finde divertido.
Besinos!!!!
Uy, otra cosa no, pero reírnos. . . ;)
ResponderEliminarEl futbol es asi...
ResponderEliminar. . . son once contra once. Y no se le puede echar la culpa de todo al árbitro ;)
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