martes, 14 de diciembre de 2010

En un aeropuerto

Desandaba el andén nevado quemándome la lengua con el té. Sonreía. Pensaba en la cadena de sucesos que me había llevado hasta allí. Extraordinaria. Casualidad, les gustaría decir a algunos. Y les dejaría, si no fuese porque he leído el I Ching y sé que las casualidades no existen, sólo los momentos propicios.

Sale de la terminal a paso vivo, todo lo vivo que le deja la mochila que carga. Acaba de llegar de París, cansada, eufórica y con ganas de fumarse un pitillo. Entre la gente esperando en "Llegadas" hay un tipo con un cartel rojo que pone CPH:DOX*. Le mira un instante, se devuelven la sonrisa y sigue su camino.

A fuera, enciende el cigarro bajo un sol frío. Disfruta esos momentos en su pequeño mundo: aire fresco, la música de los auriculares, nicotina y sol. Le ve pasar por el rabillo del ojo, con el cartel rojo doblado en una mano y tratando de explicarle algo a un chino. No le mira, pero le ve dudar un instante. Vamos, hombre, piensa, date la vuelta e invéntate una disculpa para pedirme el teléfono. Nadie se da la vuelta, ni le pide el teléfono. Termina el cigarrillo, vuelve a cargarse la mochila al hombro y se marcha.

CPH:DOX*, festival internacional de documentales. Internet es una cosa wonderfulosa. Entre otras muchas cosas, en la pantalla del ordenador, aparece la dirección de imeil del director del festival. Qué demonios, piensa, no tengo nada que perder.

Al día siguiente aparece la respuesta en su bandeja de entrada. Una de las coordinadoras del festival le ha seguido el juego, le ha enviado el imeil del tipo del cartel rojo que vio en el aeropuerto. ¿Y ahora? Se pregunta entre sorbo y sorbo a una taza de café. Mira la pantalla acunando la taza entre las manos. Ahora, de perdidas al río. Empieza a escribir: "¿Te arrepientes de no haberle hablado a la rubia con auriculares del aeropuerto?. . ."

Y al anochecer, sorpresa, otro imeil. Lo lee un par de veces entre la euforía y la decepción. Ha contestado; pero no pacere recordarla. Mmm. . . Pues te voy a refrescar la memoria, cariño, pero a cambio te va a tocar mover ficha, que una servidora ya ha hecho bastante, demasiado quizá.

Después de otro par de imeileses, alguna llamada y media semana, va en un tren camino de Copenhague. Estoy loca. Más de lo que pensaba. Se me ha ido la pinza. Más de lo normal. . . Mira su propio reflejo en la ventanilla, mientras el mundo pasa a toda hostia. Mejor, en vez de parar en la Estación Central, me bajo en la siguiente y me voy directa al curro. El tren va con algo de retraso. Le manda un mensaje para avisarlo.

Debería haberme bajado en la siguiente. . . Sube las escaleras del andén hasta edificio de la estación. Quién me mandará. . .¡Ni siquiera sé que clase de psicópata es! Lo ve allí, apoyado en una columna, leyendo. Esperándola. . .

No hará falta que diga que el que esperaba era un servidor. Sí, este mismo capullo afortunado. Tampoco sabía que clase de psicópata era ella; pero cuando alguien perpetra la osadía de escribirte el guión de un cuento de hadas escandinavo, lo menos que puedes hacer es pagarle una cerveza. Así que allí estaba, agarrando al momento propicio por el cuello. Esperándola. . . A pesar de que necesité alguna pista en los imeils, en cinco días yendo y vieniendo al aeropuerto uno se cruza con mucha gente, al verla en la estación, la reconocí al instante; hay cosas que son difíciles de olvidar. Esa noche pagué la cerveza y por la mañana preparé el desayuno. Luego. . . Luego pasaron muchas cosas, entre ellas la escena del andén. Y después. . . Después ya se verá.


Imágenes: Arrivals in CPH de Morsi y Fairy Silhouette the Adam Sebastian West.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Esclavos-asalariados

Entre WikiLeaks, los atracos reiterados que sufrimos a manos de los putos banqueros y los recortes sociales que nos imponen los gobiernos "socialistas", me lo están poniendo fácil. Nos lo están poniendo fácil para darnos cuenta de una vez por todas que de las democracias liberales y el capitalimo rampante, "el mejor mundo posible" según algunos, son el mayor engaño de la historia de la humanidad. Nos han convencido para que vivamos en un pozo de mierda y para que, además de gustarnos el olor, nos creamos que es lo máximo a lo que la humanidad puede aspirar. Así que a callarse todo el mundo y a trabajar más por menos, que con tanta huelga, tanta filtración y tanta protesta es imposible gobernar y los banqueros van a terminar por ganar menos dinero este año que el anterior. . .

Y hablando de trabajar, quizá dí la impresión el otro día de que me cabreaba esta moda que se está extendiendo por el "mundo civilizado", eso de exigir que trabajemos gratis. Pues no, eso del trabajo no-remunerado, contratos basura de prácticas basura sin sueldo basura y mierdas afines están tan lejos de la línea de lo considero razonable, que más que cabrearme me provocan risa, risa histérica. . . Lo que me cabrea es la alternativa al trabajo no-remunerado. Lo que me cabrea de verdad es el trabajo remunerado.

A este pavo se le ha ido la pinza definitivamente. . .

Shhh. . . Vamos a pensar un poco y luego decidimos a quién se de va la pelota. Cojamos un país medio del primer mundo. Uno normalito, de esos a los que ni les va muy bien ni muy mal, por ejemplo, España. En España, el profesional cualificado medio puede aspirar a consiguir, con algo de suerte, un trabajo a cambio del cual le paguen un sueldo digno. Donde por sueldo digno solemos entender un salario que nos permirta pagarnos la comida, la casa (en alquiler o hipotecada), algo de ropa y puede que algún lujillo superfluo (libros, un ordenador o cenas románticas ocasionales). Comida, casa y ropa, eso es lo que nos proporciona un sueldo digno. Comida, casa y ropa, eso es lo que obtenía, como mínimo, un esclavo en la antigua Roma, en la Grecia clásica o entre los despiadados vikingos.

Ya, hombre, pero además de comida, casa y ropa ahora somos libres de hacer y elegir otras muchas cosas. . .

Ejem, ejem. . . Sí, ahora somos libres de elegir una vez cada cuatro años, metiendo un papel en una urna de metacrilato, de que cólor queremos la mierda: clarita popular u oscura socialista. ¡Una vez cada cuatro años! El resto del tiempo alguien, cuyo nombre no sale en ninguna papeleta, nos dictará cómo debemos vivir, cuantos impuestos pagar y qué amigo suyo es mejor dárselos. Lo cual es razonable, porque nosotros estarémos demasiado ocupados decidiendo libremente a quién le vamos a suplicar que nos permita, si no es molestia, hipoticar a nuestros nietos: al BBBVBA o al Fachander. También somos libres, si no nos importa el linchamiento mediático, de ponernos en huelga para suplicar unas condiciones laborales decentes. Más que nada, por aquello de llegar a casa con las fuerzas necesarias para echar un polvo dignos a quien corresponda. Incluso, si uno es un radical empedernido, puede usar su libertad de prensa para sacar mierda de debajo de las alfomfras gubernamentales con la esperanza de que se haga justicia; eso sí, mientras te vas a esperar en una celda de aislamiento londinense a que la justicia decida primero de qué te va a acusar, si de follar sin condón o de, con perfidia y alebosía, no haber contestado un mensaje de texto, so cabrón.

Y démonos cuenta de que todo esto ocurre en el primer mundo. Lo máximo a lo que puede aspirar un trabajador cualificado medio en el primer mundo, en esos escasos lugares del planeta donde hemos nacido cuatro afortunados, es a ser un esclavo-asalariado con comida, casa y ropa. El otro 80% de la población mundial no puede aspirar ni tan siquiera a comida, casa y ropa. A si que el próximo que me diga que el sistema funciona, que no se sorprenda si le escupo a la cara, en mi nombre y en el del 5300 millones de personas. Mientras tanto, señores ladrones con despacho, esfadores con cargo público y cómplices de papeleta y urna, pueden ir ustedes metíendose su capitalismo y su democracia liberal por el culo.

Bueno, bueno, tranquilo, eh, que tú mucho quejarte; pero qué alternativa propones, listillo. . .

Pues mirusté. . . Primero, no tengo porqué proponer ninguna alternativa, que para darse cuenta de un coche no funciona no hace falta saber arreglarlo y, segundo, alternativas ya las han propuesto y puesto en práctica otros. Por ejemplo, otros no muy lejanos, allá en un lugar llamado España, hará cosa de setenta y cinco años. Lástima que nos lo hayan olvidado. . . A ver si otro día, entre ración de mierda y ración de mierda, saco un rato y rehacemos memoria. Mientras, vendría bien recordar aquello que reclamaban durante la Revolución Francesa: "La tierra para los que la trabajan". . .


Imágenes: esta vez echadles la culpa a Google y Wikipedia.

jueves, 9 de diciembre de 2010

En un andén

Corría por el andén. Qué sería de las estaciones de tren sin personas corriendo por los andenes. Forma parte del romanticismo que envuelve a los trenes. Cada carrera, una historia. Por suerte, de vez en cuando, nos toca interpretar el papel protagonista y no necesitamos montarnos películas para saber de dónde empezó y cómo terminará. Aquel día, un servidor corría por el andén.

Corría por el andén y si alguno de ustedes levantó la vista a la caza de una historia, quizá viese que en una mano sujetaba un vaso de cartón y tapa de plástico. Té caliente, sería una suposición razonable para cualquiera que me conociese. Aunque, pesar de lo que me estaba incordiando, dudo de que alguien se hubiera fijado en aquel vaso. Seguro que resultaba más llamativa la niña de unos tres años sentada en mi otro brazo.

Un observador atento, se percataría de que un servidor, vaso de té en la mano izquierda y niña en el brazo derecho, corría tras una mujer. La mujer cargaba una mochilla. Cada diez o quince pasos, con un revuelo de cabellos rubios, volvía su mirada azul para comprobar si seguía victorioso en mi pelea por sujetar en condiciones a la niña, conserbar el vaso y evitar hostiarnos todos en la nieve helada que cubría el andén.

Quizá habíamos corrido ya demasiado lejos para que alguien viese como llegamos a la puerta del vagón bajo los gestos apresurados del revisor. Posé a la niña en el lo alto de los escalones y, con un pie dentro y otro fuera, alargué el focico para besar a la mujer. Se cerraron las puertas y el tren se las tragó. Tras un gesto con la mano alzada, di media vuelta y desanduve el andén nevado quemándome la lengua con el puto té.

No sé a dónde irá este tren; pero sí sé de dónde vino: de un aeropuerto. . .

Continuará. . .


Imagen: Sacada del uno de los blogs de geo.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Esclavitud 2.0

Sentados, uno frente a otro, con unas tazas de té. La nieve al otro lado de la ventana y la conversación caían tranquilas, inofensivas. Tan inofensivas e inócuas parecían las palabras en el calor del hogar, que tarde en darme cuenta. Necesité pedaledar unos cientos de metros sobre la nieve, blanca y lenta, con el viento la cara, cortante y limpio. Necesité el golpe térmico para sacudirme las neuronas adormecidas. Habíamos hablado como si, a fuerza de habitual, todo fuera normal. . . Y habitual sí, pero normal no. De normal no tiene nada, ni aquí ni en ningún sitio, ni ahora ni nunca. ¡No es normal!

No es normal. No es normal que a las personas les exijan que trabajen gratis. Pero es habitual. Se está haciendo cada vez aún más habitual. Y suelen ser los organismos internacionales y agencias no gubernamentales (ONU, Unicef, diversos organismos Europeos, etc) las que lo hacen con mayor descaro, sin mostrar vergüenza alguna. Ellos ven normal que queramos trabajar gratis. Plagan internet con ofertas laborales que dan risa, o pena, o mala hostia, según el día que tenga uno. Un mes, dos, seis, un año trabajando por la jeta. Lo que sea por meter la patita y mejorar el currículum. ¿Nos hemos vuelto todos locos o qué?

No, es que mientras estás en proceso de aprendizaje. . . Me cago en el proceso de aprendizaje y en la puta que los parió a todos. Cuando en la Edad Media un artesano tomaba un aprendiz, lo mínimo que le ofrecia por su esfuerzo era cama y comida, lo mínimo. Griegos y romanos daban a sus esclavos cama, comida e incluso respeto por el trabajo bien hecho, incluso los bárbaros y despiadados vikingos alimentaban y mantenían calientes a sus esclavos. Pero hoy, en el siglo XXI, no. En el siglo XXI, en los estados de bienestar del primer mundo, en el mundo libre, justo y democrático, en el mejor mundo posible, en este mundo, no. En el mundo del siglo XXI ni siquiera te darán cama y comida por tu trabajo. En el siglo XXI es habitual exigirle a los esclavos que trabajen gratis, porque en el fondo te hacen un favor dejándoles que les chupes polla, no te jode. . .

Y nos quedamos tan tranquilos. Y nos parece normal, normalísimo. Trabajar gratis ya es ley de vida. Cuando era pequeño a eso lo llamábamos esclavitud, y en Europa estuvo abolida durante algunos siglos, hasta ahora. Ahora, las grandes corporaciones, los organimos internacionales (garantes de la paz mundial y adalides de la libertad), los putos bancos y sus gobiernos títere han vuelto a instituirla. Ahora la llaman contratos en prácticas, becas de formación, periodos de prueba y otras cosas políticamente correctas. Que lo llamen como quieran: la esclavitud vuelve a ser legal y nos parece normal, incluso nos han convencido de que es por nuestro bien. Y para no coartar nuestra libertad, ya ni siquiera nos van a dar un sueldo de mierda, y de cama y comida ni hablar; eso sí, cuando terminamos la jornada somos muy libres de irnos al Macdonalrs, al Corta Ingles, al Carreflurs o donde nos plazca a gastarnos todo lo que nos han enseñado ese día. Incluso podemos ir a pedir un crédito al banco. No sé de que nos quejamos. . .


Imagen: SpreadShirt

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Muérete

Por cierto, si alguien de los que leen esto se dedica a la banca o la especulación financiera. . .

Muérete. . .

Es una pequeña idea. Sólo trato de sembrar semillas. Tal vez, tal vez algún día arraiguen; no lo sé. Uno lo intenta. Uno hace lo que puede. . . Muérete. . . En serio, hazlo, muérete. No, de verdad, no existe racionalización alguna para lo que haces, eres un hijo de Satanás, ¿vale? Muérete. En serio. Eres el destructor de todas las cosas buenas. En serio.

No, esto no es un chiste. Debéis de estar pensando: "Jeje, ahora viene el chiste. . ." No va a venir ningún puto chiste. Eres un engendro de Satán que llena el mundo de violencia y miseria, estás podrido, eres una puta mierda. Muérete. Es la única mánera de salvar tu alma. Muérete.

Sé lo que están pensando todos los banqueros: "Nah, sólo está bromeando. . ." No hay broma ninguna. Mete la cabeza en el horno, cuélgate, pídele la puta escopeta a un amigo facha, no me importa cómo lo hagas. Libera al mundo de tus putas maquinaciones nefandas. . . ¿Nefandas? Vosotros me
entendéis. . . Muérete.

En 2008, los bancos centrales por todo el mundo (la Reserva Federal de EEUU, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japon, el Banco Central Europeo, etc) decidieron inyectar, es como ellos llaman a regalar, en la banca privada del orden un billón de dólares. Repito: 1 000 000 millones de dólares; millón arriba, millón abajo, ya entrados en gastos. . . Sobre todo si los gastos los pagamos tú y yo, porque ese dinero que les han regalado es dinero público.

Las Naciones Unidas calculan que cada día mueren de sed 5 000 niños. En el mundo, 925 millones de personas pasan hambre y otros 925 millones están desnutridos. La FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación) afirma que para que esos 2 000 millones de personas dejasen de pasar hambre y sed bastarían 30 000 millones de dólares.

1 000 000 millones regalados a los bancos. . .

30 000 millones necesarios para terminar con el hambre en el mundo. . .

1 000 000. . . 30 000. . .

Pero claro, que 2 000 de personas se estén muriendo de hambre y sed no se considera una crisis tan seria como que los putos banqueros se pongan a lloriquear. Tras sus años de estafas y robo al por mayor, han dejado de fiarse los unos de otros y ya no quieren jugar juntos. La crisis la han alimentado, engordado y provocado los bancos con sus prácticas financieras inmorales y criminales. Y todo ello con el consentimiento de los gobiernos e instituciones financieras de todo el mundo.

¿Quires saber qué están haciendo los bancos con todo ese dineros que les hemos regalado? Seguramente no; pero te lo voy a contar. No lo han vuelto a poner en circulación para reactivar la economía y los procesos productivos, dando créditos a particulares y empresas para que salgan del bache y vuelvan a generar empleo y riqueza. No, nada de eso. Lo que han hecho es gastarse buena parte de los 1 000 000 millones en canibalizarse los unos a los otros. Otra parte la han vuelto a depositar en los bancos nacionales que se lo regalaron para ir cobrando intereses a la espera de lleguen momentos mejores para los negocios. El resto lo han dedicado a especular con el precio de los alimentos básicos.

Putos banqueros, cómo podéis dormir. . . Porque me apuesto lo que sea a que dormíis como bebés por la noche. ¿Qué has hecho hoy, cariño? Nada, he usado el dinero de los ciudadanos para especular un poco por aquí y por allá; he conseguido que precio del trigo se ponga por las nubes. Nos vamos a forrar. Ah, y este año van a morir más niños en Africa que en cualquier otro de la década pasada porque, a esos precios, no van a poder pagar el pan. Buenas noches.

Qué no se te olvide, querido banquero cabrón, haznos un favor:

MUÉRETE.


Nota: Buena parte de esta entrada es una adaptación, plagio para los amigos, de un monólogo de Bill Hicks. Los datos están sacados del libro La crisis financiera, de Juan Torres López.


Imágenes: Alexander Vórtice, Psychology Today y Diverted Motion.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Trazando líneas (y Dos)

Esto fue lo que respondí al berrinche de mi jefa, al día siguiente con la cabeza despejada. Ante tanta desfachatez, decidí que había que plantarse y decir un par de cosas claras: uno, que al contrario de lo que quiere creer, los demás también somos conscientes de los problemas y dos, que ella ha tenido tanta culpa de que nos encontremos en esta situación como los errores que un servidor haya podido cometer. Y eso había que decirlo dejando puertas abiertas, sin caer en la trampa de convertir el problema en una cuestión personal ni terminar enquistando el problema:

"¡Buenas!

Estoy siendo educado. Nunca he tenido intención de ser maleducado, ni ahora, ni antes. Irónico, sí. Maleducado, nunca. Así que, probablemente deberías estar agradecida de que aún conserve cierto sentido del humor.

Lo que de hecho es de mala educación es esperar ocho días para responder un imeil. Y ahora que insistes en buscar culpables voy ser yo quien de un repaso a los hechos, tus memorias parecen un tanto distorsionadas. TÚ pareces haber olvidado que fui YO quien ya en 2007 dijo que el primer manuscrito iba a ser flojo sino conseguíamos más datos. TÚ me dijiste que dejase de perder el tiempo quejándome, que escribiese el borrador con los datos que teníamos y que pasase a la reflectividad. Allí nos encontramos con la misma historia. Advertí que los datos eran buenos pero escasos. TÚ me contestate lo mismo: deja de quejarte, escribe el mejor borrador que puedas con los que tenemos y sigue adelante. Como era muy consciente desde hace tiempo de que se acercaban problemas, intenté remediarlos varias veces. Por ejemplo, traté de recoger más datos significativos para el primer manuscrito durante del primer proyecto externo; pero no quisiste pagar por el SAXS, así que los datos nunca estuvieron completos. En 2008 pensé que podía fortalecer aquella historia aplicando el método a otro tipo de muestras. Esbocé un proyecto con el grupo en Islandia (lo que, de paso, también habría solucionado el problema que tenemos ahora con mi falta de "experiencia externa"); pero TÚ me detuviste alegando que no era interesante. A cambió, YO perdí mi tiempo con un esperimento que TÚ diseñaste y que nunca funcionó, porque bajo las condiciones que TÚ estipulaste la reacción que se suponía que teníamos que estudias nunca podría ocurrir. Cuando traté de explicártelo, TÚ me dijiste que cerrase la boca e hiciese el experimento por si acaso. Como puedes ver, he sido consciente de los problemas y he buscado soluciones durante mucho tiempo.

[. . .]

Podría seguir y seguir y seguir. . . Pero todo esto no tiene sentido ahora. No me importa de quién fue la culpa. Todos lo hicimos lo mejor que pudimos, y sí, todos cometimos errores y fallos por el camino; pero lo que importa ahora, al final de la historia, es lograr terminar algo con lo que tenemos. Y sí, a pesar de haber dado lo mejor de nosotros mismos, puede que aún así no sea suficiente. Triste pero cierto. Si ese es el caso (y así lo he pensado durante mucho tiempo), aceptémoslo y dejemos de perder el tiempo echándonos la culpa el uno al otro.

No queda tiempo para seguir mareando la perdiz. Si es suficiente, bien, adelante. Hay tres cosas que tenemos que hacer. Tres cosas que no llevarán más de un día-hombre de trabajo:

1.- Revisar la Synopsis a la caza de erratas, errores y frases confusas, hacer mejoras menores (el tiempo de los grandes cambios se fue durante el año pasado) e incluirlos todos en el manuscrito final.

2.- Decidir el comité para la defensa.

3.- Rellenar los formularios para la burocracia.

Si no es suficiente, bien, hora de recoger los trastos, pagar la cuenta y a otra cosa. Lo que ahora no tiene sentido es decirme que viste venir todo esto y preferiste no decir nada hasta ahora. ¿Para qué? ¿Por qué ahora?

Sea como sea. . . Mis más sinceros y mejores deseos, y discúlpame si mi franqueza te suena o sonó ofensiva. Nunca ha sido mi intención ofender,
Iván."


Ha pasado una semana y aún no he recibido respuesta; así que supongo que he fracasado en mis objetivos. . . Habrá que cambiar de estrategia.


Imagen: Cameron Shayne.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Yas Marina 2010: Cagada

"Estamos con la moral muy baja en este momento. Teníamos el coche, el equipo y el conductor con el que ganar el título pero no lo conseguimos, porque tomamos la decisión equivocada en términos de estrategia, y no hay excusas. Nos hemos concentrado demasiado en lo que Mark estaba haciendo y entonces nos quedamos embotellados en el tráfico y nos costó el título. Se podría decir que se veía muy de cerca lo que pasaba detrás de nosotros sin ver lo que estaba delante de nuestras narices. Es una pena porque perder así duele, duele mucho."

Esas fueron las palabras de Chris Dyer, el director técnico de Ferrari. Todos tenemos muy claro lo que pasó ayer y Ferrari, como veis, más que nadie.

Ahora, podríamos cebarnos con los estrategas rojos. Podríamos preguntarnos por qué tuvo el ruso que hacer ayer, precisamente ayer, la carrera de su vida. Podríamos llorar y patalear. Pedir que rueden cabezas. . . Pero lo que debemos hacer es dar un paso atrás, respirar hondo y contemplar el paisaje.

Después de diecinueve carreras, ha ocurrido lo más razonable. Ha ganado el campeonato un gran piloto, Sebastian Vettel, al volante del mejor coche, el RB6 diseñado por el genial Adrian Newey. El campeonato no se perdió ayer. Se perdió en la clasificación de Sepang. Se perdió en la salida falsa de Shanghai. Se perdió en el desliz de Montecarlo. Se perdió con el coche de seguridad en Valencia. Se perdió con la penalización en Silverstone.

Y a pesar de haber perdido, Ferrari y Alonso han ganado mucho esta temporada. La unión más esperada de la última década ha resultado ser una combinación brillante. Ferrari le ha dado un hogar a Fernando. Fernando ha reavivado la pasión y la magia de Maranello. Ganaron y perdieron carreras como un equipo, un equipo entorno a un lider genial, un lider arropado por un equipo admirable, unidos como ninguna otra escudería. Ganaron y perdieron carreras juntos. La lágrimas de Mónaco y Spa. Los saltos de alegría de Monza y Singapur. Juntos lograron lo que a mitad de temporada parecía imposible: llegar a la última carrera liderando el campeonato. Puede que esta haya sido la mejor temporada de la historia de la Fórmula 1, y Ferrari y Alonso han estado luchando hasta el final. Se me hacía raro verlo de rojo en las primeras carreras; pero después de diecinueve grandes premios, y más después de ayer, puedo decir sin miedo a equivocarme que Ferrari es Alonso.

¡Bravo, neno! ¡Grande, Ferrari!

¡Felicidades Sebastian!

La temporada 2011 empieza esta misma semana. Los equipos se van a quedar en Abu Dhabi para hacer sus primeras pruebas con los nuevos neumáticos para el año que viene. Bridgestone se despide de la Fórmula 1. Pirelli regresa prometiendo gomas más agresivas que propicien más espectáculo y variedad de estrategias. Ya ven ustedes, el Gran Circo no descansa; pero un servidor sí. Nos vemos el 13 de marzo en Barhein.


P.S.- A los os hayáis quedado con ganas de más detalles, os recomiendo el análisis de Hector Campos en TheF1.com.


Imágenes: Autosport.com.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Trazando líneas (Uno)

Por fin contestó. Después de ocho días, mi jefa se dignó a responderme aquel imeil. Es que, en las últimas semanas, una de las personas que teníamos en mente para el tribunal se ha casado e ido de luna de miel. Esa fue su justificación para seis meses de retraso. Eso fue todo lo que se le ocurrió alegar frente a mis argumentos.

Debería haberme ofendido, mucho, ante tamaña muestra de indiferencia. Pero decidí tomármelo a risa. Respondí que esperaba que los otros dos miembros del tribunal no tubiesen que llevar a los niños al colegio, no fuese a ser que eso nos costase otro año. Luego le di otra oportunidad para recapacitar.

Y se lo tomó a mal. Decidió que mi fina ironía le resultaba ofensiva y que era hora de hablarme con franqueza; cuatro años después. . . Ponderó inclusó la posibilidad de que, tal vez, debiera haberlo hecho antes, tal vez. . . Un lider nato, mi jefa. Su franqueza consistió en informarme de mi tesis estaba un poco cogida por los pelos. Vaya, y un servidor pensando que era la hostia. . . Me desveló el plan secreto trás los retrasos: me estaban haciendo un favor pedagógico, esperaban a ver si me daba cuenta por mí mismo de los problemas y los solucionaba por iniciativa propia en vez de pasarme la vida quejándome. Gracias por la lección magistral y el sublime ejemplo de supervisión académica. Añadió, por si no me había quedado claro, que si tardaban tanto era porque mis manuscritos eran aburridos y no les motivaba leerlos. La próxima vez tendré que poner chistes encabezando los gráficos. Concluyó, que para librarme de mis frustraciones debía callarme la boca, ponerme a trabajar y esperar lo que a ella le saliese de los cholos. Supongo que necesitaba recordarse a sí misma quien manda, con razón o sin ella. . .

En ese momento, alarmado por el aumento de temperatura en el apartamento, mi compañero de piso me ordenó que cerrase el correo, apagase el ordenador y me fuese a tomar unas cervezas. Fue lo más sensató que escuché en todo el día. Obedecí y esperé a la mañana siguiente para hilvanar una respuesta sensata a tanto sinsentido.

Continuará. . .

martes, 9 de noviembre de 2010

Interlagos 2010: Gracias, Sebastian

Alonso termina la penúltima carrera liderando el campeonato con ocho puntos de ventaja. Hace un mes, eso habría sido una locura, un sueño, una fantasía inaudita. Ayer, fue una pequeña decepción. Así de rápidos y radicales son los cambios esta temporada. Y, a pesar de todo, como dijo el propio Fernando: "nada ha cambiado".

En Brasil, Webber le robó tres puntos a Alonso. Tres puntos que dolieron porque se perdieron a pesar de haber hecho una carrera impecable. Fernando aderezó en las primeras vueltas la carrera. Luego todo se volvió tan anodino que hizo falta que apareciese el coche de seguridad para despertarnos. Alonso empujó los límites del chico maravilla, forzó su error y le adelantó mientras se paseaba por la escapatoria. Luego, se lanzó a por Hulkenberg. Ese jovenzuelo alemán que el sábado dio a todos una lección sobre cómo calentar los neumáticos, llevándose la pole con un segundo de ventaja. Increíble. Se defendió de los ataque de Fernando con las uñas y dientes que no enseñó a los Red Bull; pero terminó sucumbiéndo la trampa que le tendió Alonso. Lástima que los Red Bull ya hubiesen puesto tierra de por medio. Y aunque el Ferrari pudiera tener mejor ritmo de carrera nunca fue suficiente para alcanzarlos.

Cuando todo parecía decidido, la fortuna pareció guiñar el ojo derecho en forma de coche de seguridad; pero se lo penso mejor y guiñó también el izquierdo, poniendo siete doblados entre Alonso y Webber. Aún así el asturiano lo dio todo, se lanzó con el cuchillo entre los dientes a por el australiano. Mientras, en McLaren lanzaron órdago a grande, poniendo gomas frescas mientras la carrera estaba neutralizada; pero ni con esas lograron ponerse al ritmo del trio de cabeza. Así, con coche de seguridad o sin él, todo quedó como estaba: Vettel, Webber, Alonso.

Vettel, Webber, Alonso. . . Aún sigo sin entenderlo. Me alegro. Me alegro tanto como se alegraba Fernando durante la rueda de prensa. Pero no lo entiendo. ¿Por qué Vettel no dejó pasar a Webber? En Red Bull dicen que no van a cuartar la igualdad entre sus pilotos; pero dudo mucho que si fuese Vettel quien estubiese por delante de Webber, siguieran el mismo criterio. Así, en vez de pornerle las cosas fáciles a Webber (si hubiese ganado ahora estaría a un punto de Alonso); le han dado aire a Fernando, dejándole conservar ocho de los once puntos de ventaja que tenía. Gracias, Sebastian. Gracias, Red Bull.

Aún así, nada, o poco, ha cambiado. Las opciones, son favorables, mejores de lo que nos atrebíamos a soñar hace dos carreras; pero para llevarse el gato al agua el objetivo de Alonso en Abu Dhabi sigue siendo el de las últimas cinco carreras: estar en el podium por delante de Webber. Ocho puntos dan confianza para afrontar la última batalla de la temporada; pero aún así el neno tendrá que luchar y ganar esa batalla.

¡VAAAAAAMOS!!!!


Imágenes: Autosport.com y TheF1.com.

viernes, 5 de noviembre de 2010

CPH:DOX*

Ya puestos a trabajar gratis, por lo menos hacerlo para personas que lo agradecen. Ayer, hoy y la semana que viene estaré currando de voluntario para el para el Festival Internacional de Documentales de Copenhague, alias CPH:DOX*. Por las mañanas, temprano, me dan y las llaves de un coche y una lista con nombres y horas. Mi misión consiste en recoger en el aeropuerto a las persona indicadas a las horas marcadas, llevarlas hasta sus hoteles, darles charla agradable y consejos sobre la ciudad si lo desearen y procurar que no vomiten durante el trayecto. Sencillo como el mecanismo de un sonajero.

A cambio uno recibe un saludable cambio de aires y actividad durante unos días. Días para conocer un montón de personas. Personas con las que entrar por la cara a documentales, conciertos y fiestas. Lo cual es, cuando menos, interesante. Sobre todo si, además, después de pasarte doce horas yendo y viniendo del aeropuerto vuelves a la oficina a devolver las llaves del coche y los coordinadores dejan lo que están haciendo, se ponen en pie, te apluden y te dan un abrazo. Dicen que por habértelas apañado para recoger a un invitado sin tener aún coche. Por hacer malabarismos con los vuelos retrasados y cambios de agenda improvisados. Llegar siempre a tiempo pese a todo. Hacer hueco para algún trayecto extra. Y, sobre todo, por mantener el optimismo y la sonrisa en medio del caos.

A veces, que a uno le reconozcan el esfuerzo ayuda a dormir mejor que el dinero.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Cruzando líneas


El año pasado, para celebrar Samain, escribí esto. Este año, he escrito este correo a mís jefes:

"¡Buenas!

Hoy, por primera vez en diez años, soy incapaz de pagar mi alquiler, mis facturas y mi comida. Desde hoy va a ser mi padre quien pague mi vida, otra vez. . .

A comienzos de agosto, nos comprometimos a evitar que este día llegase. Por respeto y buena voluntad, acepté términos que no creía fuesen la mejor línea de acción, otra vez. Y cumplí con mi parte, otra vez: reescribí la Sinopsis y dejé el manuscrito sobre reflectividad listo para publicar. No funcionó, otra vez. Todo ha sido retenido durante un mes, saltándonos por partida doble las fechas límite que nos marcamos, sin razón aparente.

Entendí que sois personas ocupadas con asuntos mucho más importantes que los objetivos de un estudiante de doctorado. Entendí, me lo recordé a mí mismo cada día a lo largo de este año, un año sin sueldo. La última vez, nos comprometimos a entregar la tesis antes de octubre. Hoy es uno de noviembre. Hoy, mi cuenta bancaria está a cero. Mi paciencia terminada. Mi buena voluntad acabada. Hoy, hemos cruzada la línea a partir de la cual no consideré nunca más el que estéis ocupados como una escusa válida.

Hay tres cosas que tenemos que hacer. Tres cosas que no llevarán más de un día-hombre de trabajo:

1.- Revisar la Synopsis a la caza de erratas, errores y frases confusas, hacer mejoras menores (el tiempo de los grandes cambios se fue durante el año pasado) e incluirlos todos en el manuscrito final.

2.- Decidir el comité para la defensa.

3.- Rellenar los formularios para la burocracia.

Una pena que yo juegue un papel tan pequeño para dejarlas hechas. . . Aún así, podéis considerar que dejar esas tres cosas hechas es mi única preocupación en la vida.

Saludos,
Iván.


P.S.- Aún estoy esperando el pago por las 225 horas invertidas en los projectos externos de este año y el anterior."



Ah, y no se alarmen ustedes, a efectos prácticos, que en estas cuestiones son los que cuentan, mi cuenta bancaria no está vacía; aunque el dinero que hay en ella no lo haya ganado mi sudor.

sábado, 30 de octubre de 2010

Teaser

Teaser, una palabreja que usan los angloparlantes para denominar, entre otras cosas, a los aperitivos mediáticos. Avances, filtraciones consentidas, guiños a la audiencia antes del lanzamiento definitivo del producto, película, coche, libro. . .


Eso es esta imagen, un teaser. Por si haber escrito ciento treinta, quizá ciento cincuenta, páginas de tesis fuese poco. Por si escribir con regularidad manteniendo este blog al día fuese insuficiente. Para satisfacer a mis tripas y neuronas, he tenido que escribir otras cosas. . .

lunes, 25 de octubre de 2010

Yeongan 2010: Qué alguien me pellizque

Ni en mis sueños más húmedos me imaginaba un final mejor para la carrera coreana. Tras la igualadísima ronda de clasificación, apostaba por la victoria de Fernando. Comerse con patatas a Webber en la salida, aprovechando que en este circuito el lado sucio está muy sucio. Luego, en la curva tres, merendarse a Vettel. Y si este sencillo plan no funcionaba, el ritmo de carrera del F10 y las manos de Alonso harían funcionar una estrategia ganadora. Sencillo como el mecanismo de un sonajero.

Hasta que llegó la lluvia. . .

Y con la lluvia el caos. Aún sigo sin tener claro por qué esas dieciocho vueltas en procesión tras el coche de seguridad. Por qué si la visibilidad era tan mala no esperar sin más. Por qué Chalie Wihitting se empeñó en regalarnos ese espectáculo lamentable. Supongo que los horarios y contratos televisivos tuvieron buena culpa; pero visto que podium se celebró siendo ya noche cerrada (regalándonos, dicho sea de paso, algunas fotos preciosas), tal vez la motivación principal fuese evitar quedarse a media carrera como ocurrió el año pasado en Malasia.

Sea como fuere, lo importante es que Alonso ganó. Sumó veinticinco puntos. Ninguno de los Red Bull terminó. Y ahora el neno lidera el mundial con once puntos de ventaja.

Ayer se hicieron buenas muchas perlas de sabiduría automovilística. Frases de esas que Alonso gusta de recordar a la prensa de vez en cuando, como por ejemplo, que para ganar una carrera primero hay que terminarla, o que los puntos no se reparten el sábado sino el domingo. Él supo terminar la carrera y llevarse todos los puntos.

¿Tuvo suerte? Claro. Sin los guiños de la fortuna, uno no gana en la Fórmula 1. Pero la suerte también se fabrica. La fabrican día a día en Maranello profesionales empeñados en hacer un coche que termine y gane carreras. La fabricó Fernando curva a curva, vuelta a vuelta bajo unas condiciones infernales. Tan rápido como el que más, mantuvo la calma, no cometió errores y trató con delicadeza sus neumáticos; tanta, tanta delicadeza que en las últimas vueltas era capaz de rodar cuatro segundos por vuelta más rápido que nadie. ¡Cuatro segundos! Cuatro segundos que ni el chico maravilla ni los ingenieros de Bridgestone achacaron a la suerte.

Con el desastre golpeando a Red Bull, y la gloria bañando a Ferrari, el resto de los pilotos casi pasaron desapercibidos. Casi. . . Sutil mostró lo delgada que es la línea entre lo heroico y lo estúpido. Si no hubiese acabado en la cuneta, tras pasearse por ella un par de veces, hoy estaríamos dedicándole los mismos elogios que a Kobayashi tras la carrera en Suzuka. Kobayashi corrió al borde del precipicio sin caerse. Sutil resbaló. . . La diferencia en el pilotaje fue mínima, en el resultado, abismal. Habrá que mencionar también a Schumy. Terminó cuarto, su mejor carrera de la temporada. Aunque, sin intención de restarle mérito, dudo que la prensa hablase tanto de él si Webber no se hubiera llevado por delante a Rosberg. Visto su adelantamiento a Hamilton a las primeras de cambio, el jovenzuelo díscolo hubiera vuelto a sacarle los colores a la leyenda ganándole también en su juego favorito: sobre una pista empapada.

Quedan dos carreras, pero como apuntó Alonso nada más terminar, nada ha cambiado. El objetivo sigue siendo el mismo que hace un mes: terminar en el podium y luchar por la victoria. Un paso en falso puede volver a darle la vuelta a la clasificación; preguntadle a Webber. . . En los dos circuitos que quedan, igual que en Corea, no se tratará tanto de ganar el campeonato, sino de no perderlo.


¡Vamos, neno!!!


Imágenes: Autosport.com.

viernes, 22 de octubre de 2010

El dragón cojo se cuela por la puerta de atrás de la cocina



Hoy ha amanecido un otoño brillante, azul, frío; el termómetro rozó el cero. Ayer, a media tarde, le entregué a la jefa la copia completa de la tesis. He llegado de entrenar hace un rato, he cenado, me he sentado a enredar en el ciberespacio. Este blog va a volver a cambiar de aspecto. El día se ha nublado, ha decidido llover. Salí del gimnasio con la lluvia, apacible, cansado. Después de entregar la tesis, debería haberme ido, ido a olvidar, a dejar que la jefa sugiera los cambios que tiene que sugerir, debería haberme dejado a arrastrar por un libro, una película, una cerveza, una foto o un amigo, lejos. Euforia, suele ser euforia lo que siento después de entrenar; hoy fueron calma, tranquilidad y movimientos lentos, pensamientos lentos. Me he cansado del barroco oscuro, distinto de todas las imágenes que me impulsaron a renovar Bitácora, opresivo, inquietante. En vez de sentarme a descansar, a dejar la ciencia reposar, hoy he vuelto al despacho temprano, a corregir, pulir, a preparar otras veinte páginas que tal vez quiera añadir a las ciento treinta; tal vez. . . La noche avanza lenta, las letras caen despacio, clak clak-clak clak, el té humea cálido, plácido, me acaricia el cuello, el vientre. Espacios en blanco y simplicidad sosegada; la nueva imagen de este sitio va a explorar más allá de las intenciones originales. Será la luz al final del tunel lo que me impulsa ahora a seguir trabajando, quizá, quizá sea el placer meticuloso por los detalles. Quizá la tranquilidad tras el sudor, el esfuerzo, todas los detalles aprendidos hoy, eso, quizá eso, os sorprenderían, después de más de un cuarto de siglo, todos los detalles aprendidos hoy. Mañana. . .

Mañana.


P.S.- Sí, la canción tiene que sonar sucia y con ruido.

jueves, 14 de octubre de 2010

¿La luz al final del túnel?

Están en la habitación de al lado, reposando encima del escritorio. Ciento treinta páginas impresas. Están plagadas de garabatos, flechas, tachones y correcciones que la tinta roja hace los parecer más graves de lo que son. Esas ciento treinta páginas son el primer borrador completo de la tesis que he imprimido. Lo hice el martes a última hora. Sin darle apenas importancia. Pero cuando sentí el peso reconfortante del papel caliente en las manos, entonces, me di cuenta que de aquellas ciento treinta páginas significaban algo. Eran algo especial. Son la luz al final del túnel. Esta vez sí. Esta vez parece que será cuestión de horas, días de trabajo y estará lista para ir a la imprenta. Es una sensación reconfortante verlas ahí, todas juntas, una encima de otra. Un centímetro de folios que aún no son tal como quiero que sean, pero pronto lo serán. Espero. . .


Imagen: Ciarán Ryan.

lunes, 11 de octubre de 2010

Suzuka 2010: Minimizando daños

Esta vez sí. Suele ser cosa poco alagüeña cuando un equipo habla de minimizar daños; pero en Suzuka, visto el ritmo infernal de los Red Bull, era lo que le tocaba a Ferrari. Y así lo hicieron. Bueno, al menos Fernando; Massa se dedicó más bien a maximizar daños, empezando en la primera curva. . . Alonso, aprovechándose del infortunio de Kubica y con adelantamiento de órdago a Button en la primera curva, camufló una clasificación no todo lo buena que se esperaba y otra mala salida del F10. El asturiano, cuando no hace la pole, parece condenado a salir siempre cuarto, siempre por lo sucio. Así se hizo en el mejor puesto al que se podía aspirar: tercero. Durante toda la carrera persiguió a los Red Bull, agazapado, con el cuchillo entre los dientes, esperando un error o un fallo mecánico de los rivales. Nunca ocurrió tal cosa. Esta vez tanto las máquinas como los hombres de Red Bull cumplieron a la perfección. Vettel y Webber trajeron bien aprendida la lección de Estambul y evitaron enzarzarse en luchas fratricidas.

Así las cosas, la carrera terminó como empezó: Vettel, Webber, Alonso. El menor de los males, teniendo en cuenta que el lider del campeonato, Webber, llegó segundo en vez de primero y que este era, en teoría, el circuito más favorable a Red Bull de los que cuatro que quedaban. En los tres siguientes, el F10 debería ser capaz de tratarlos de tú a tú, sobre todo si, como ya son muy conscientes en Ferrari, son capaces de mejorar para plantarles cara en las cronometradas del sábado, como ya hicieron en Monza y Singapur. Porque el Ferrari, al menos cuando lo pilota Alonso, ya ha demostrado que es capaz de igualar al RB6 en ritmo de carrera.

Pero no adelantemos acontecimientos, que ayer pasaron otras muchas cosas sobre el asfalto japonés. . . Bueno, o no. . . La verdad es que poco más ocurrió ayer; a parte de un tifón tropical llamado Kamui Kobayashi. Impresionante. Brillante. Exhilarante. Corría en casa, en su circuito, delante de su gente y nos brindó el espectáculo en una carrera que, de momento, sólo había estado aderezada por la extraña estrategia de Button, que no funcionó, por cierto. Con su actuación de ayer, con su rosario de adelantamientos, límpios, al límite, impresionantes, este japonés de veinticuatro años me ha convencido de que es algo más que el típico pilotp kamikaze japonés. ¿Agresivo? Sí, mucho, muchísimo. ¿Osado? Como el que más. ¿Suicida? No. Eso es lo que parece diferenciarle de los otros nipones que han pasado por este deporte. Kobayashi, está demostrando que tiene la cabeza mejor amueblada que sus predecesores, Katayama, Sato y compañia. Kobayashi sabe dónde están los límites. Sabe cuando caminar por el borde con el cuchillo entre los dientes y cuando quedarse a una distancia segura. El que parece que sigue sin tenerlo muy claro es Alguersuari; aún estoy tratando de entender lo de los toquecitos estilo Hamilton , tuch, tuch, que le dio a Kobayashi cuando le adelantaba. Y hablando del chico maravilla, para cerrar el comentario con buen sabor de boca, volvió a fallarle su suerte inaudita. Esta vez no lo dejó en la cuneta, pero casi. Dos cajas de cambio en un fin de semana. . . ¿Barrunto problemas en McLaren?. . .

. . . Veremos. . . Quedan tres carreras y aún está todo en juego. La fortuna aún puede ponerlo todo patas arriba. Los que tienen los pies muy en su sitio son Alonso y Ferrari. Ya no piensan en podios, ahora la consigna es ganar las tres carreras que quedan. ¡Ese es el espíritu!

¡VAAAMOS!



Imágenes: Autosport.com.

lunes, 4 de octubre de 2010

Tour de oficinas



Es viernes por la tarde, bastante tarde, cosa de las ocho y aún estoy en el trabajo. Para ser exactos, aún estoy en el edificio donde trabajo, lo que no implica que esté trabajando. Para nada. En absoluto. Lo que llevaba eran cuatro horas haciendo el gambas, jugando juegos chorras y comiendo comida basura, incluida una hamburguesa con queso en dos bocados. Ese dos es literal: dos. No preguntéis por qué; sólo necesitáis saber que gané.

A lo que iba, ocho de la tarde, hora arriba, hora abajo. Se abre la puerta de la última oficina de la tarde. Todo rosa, blanco, decorado con velitas. Empieza a sonar música litúrgica y nos ponen un bebe de plástico en brazos. Hay un individuo disfrazado de cura. La sotana hecha con una bolsa de basura negra, el gollete con folios doblados y grapados y el babero gigante ese que se ponen para dar misa era un mantel de papel blanco. El bautizo de los susodichos infantes de plástico incluye canto de salmos en danés, toda una experiencia, lectura de pasajes bíblicos debidamente sacados de contexto, comunión con patatas fritas y vino de cerezas y competición de cambio de pañales. Épico.

Los nórdicos serán fríos, tímidos, cuadriculados y todo lo que queráis; pero cuando llega la hora de organizar saraos y dejarse el sentido del ridículo en casa, no conozco a nadie que les gane. Aquella tarde, de oficina en oficina, pasé por una fiesta de cumpleaños infantil, una escena de El Padrino, un restaurante japonés, un club gótico-infernal y un bautizo. Luego, como estos daneses son unos frikis y unos gira'os, además de ir considerablemente borrachos, se pusieron a bailar la marcianada del video; aunque, todo hay que decirlo, con cierto déficit de elegancia. Aún así, hay que perdonarlos. No es culpa de ellos. Se lo enseñan en la escuela, no me preguntéis por qué, y claro, cuando se maman, les salen los traumas de adolescencia.

No sé ustedes, pero un servidor no se imagina a ningún catedrático de la Universidad de Oviedo disfrazado de cura y actuando para divertimento de sus pupilos. Me los puedo imaginar disfrazados de otras cosas. . . Pero, atendiendo al buen gusto y al decoro y por si hubiere alguien comiendo, mejor lo dejamos aquí. Y allá cada cual con sus perversiones. . .

lunes, 27 de septiembre de 2010

Singapur 2010: Cosa de dos

Llevo media hora sentado delante del teclado sin tener muy claro por donde empezar a comentar la carrera de ayer. Si por el principio, por esa arrancada de infarto donde Alonso y Vettel se enseñaron garras y dientes, hasta que con un zarpazo el asturiano puso las cosas en su sitio y se apoderó del liderato. O tal vez por el final, por esas últimas vueltas agónicas en que Fernando hizo malabares para esquivar doblados, banderas amarilla y mantener al joven alemán a raya. Quizá deba empezar por el medio donde, entre las espectacular iluminación de un Singapur nocturno, ambos pilotos intercambiaron una vuelta rápida tras otra, jugando un juego de nervios que volvió a ganar el maestro de la caza y la presión.

Al final, lo miremos como lo miremos, de cerca o de lejos, del derecho o del revés, la carrera de ayer fue cosa de dos. Uno, Fernando Alonso, que volvió a sacar lo máximo de una ventaja mínima que se ganó el sábado con una vuelta de clasificación extraordinaria. El otro, Sebastian Vettel, que nunca cejó en su empeño de alzarse con la victoria, persiguiendo incansable al Bicampeón. Al final le fue imposible ganar al maestro en su propio juego, ni con toda su agresividad ni con un Red Bull que parecía, no estoy seguro que fuese, superior al Ferrari; porque si algo a demostrado Alonso a lo largo de estos años es que nadie como él para manejar la presión, a su favor y contra sus rivales. Y en el precioso escenario que es Singapur, circuito que en sólo tres carreras ya empieza a ganarse un lugar entre los lugares míticos de la Fórmula 1, la presión no la ponen sólo lo rivales. Como en Mónaco, los muros son inmisericordes, su trazado revirado hace que las carreras rocen el límite de las dos horas, un coche de seguridad a destiempo puede desbaratar el trabajo de todo un fin de semana, y además, ayer, contábamos con la amenaza de una lluvia que decidió no aparecer. Pero nada de eso amedrentó ni a Fernando ni a Ferrari, que volvieron a repetir la hazaña magistral de hace dos semanas en Monza: pole, vuelta rápida y victoria. Y más victoria aún si cabe. Alonso rodó en primera posición desde la arrancada hasta la bandera a cuadros. Administró una ventaja mínima con su rival, que siempre estuvo a menos de tres segundos y medio, pero nunca le consintió que se acercara lo suficiente como para ni tan siquiera intentar un adelantamiento. Dos horas de carrera. Sesenta y un vueltas dominando la presión sin un sólo error. Sublime. Perfecto.

Por si todo eso fuese poco, durante media carrera, planeó sobre los estrategas de Ferrari la sombra de Mark Webber. Se la jugó parando en boxes en la primera aparición del coche de seguridad, una segunda aparición a destiempo, podría haberle servido para arrebatarle la victoria de Alonso. Pero ayer la fortuna, por fin, sonrió a Fernando, o al menos no le hizo un corte de manga. Aún así, la estrategia de Webber le permitió para adelantar a ambos McLaren, que luchaban por minimizar los daños y mantener las formas. Hasta que el de Red Bull cometió un pequeño error con un doblado. El chico maravilla se le tiró al cuello y terminó contra el muro víctima de otra de esas maniobras al borde de lo razonable que les gustan hacer a ambos. Todos conmigo: "Oooooh, qué pena. . ." El incidente, éste y el idéntico que protagonizaron Schumacher y Heidfeld unas vueltas después, volvió a ser otra prueba de que la FIA aplica las sanciones al tun-tun. Qué me es expliquen porqué no penalizaron ni a Webber ni a Schumy, cuando llevan toda la temporada sancionando acciones similares. Tanto el australiano como el alemán iban por detrás cuando llegaron a la curva y embistieron a sus rivales que, dicho sea de paso, cerraron la puerta un poco más de lo que deberían. Para un servidor, ambos son incidentes de carrera, cosas que pasan cuando se mezclan adrenalina, agresividad y gasolina; pero la FIA lleva toda la temporada sancionando hechos similares, como a Vettel en Spa, ¿por qué esta vez no?. . . Ahora sí que estoy completamente convencido de que las decisiones de la FIA son un imponderable más de las carreras, como la lluvia, una lotería que a veces beneficia a unos y a veces a otros y hay que tomarlas como vienen; aunque ahora mismo no me viene la mente ninguna ocasión en que beneficiasen a Fernando. . . Pero esa es otra historia.

Y hablando de historias, para terminar la de hoy, no podemos olvidarnos de la guinda que Kubica le puso a las últimas vueltas del pastel. Un pinchazo inoportuno le obligó a detenerse en boxes a poner gomas nuevas. Luego, para resarcirse, nos regaló un recital de adelantamientos que lo devolvió hasta justo una posición por detrás de donde estaba antes del pinchazo. Precioso espectáculo que, a parte de alegrarnos la vista, levantó sombras sobre la actución de Felipe Massa. El brasileño empezó con todo en contra, saliendo desde la última posición por culpa de un fallo mecánico en la cronometrada del sábado, pero aún así, tras ver a Kubica, muchos empezamos a preguntarnos por qué, conduciendo un Ferrari, Massa se pasó más de media carrera atascado detrás de Glock y Hulkenberg.

Sea como fuere, lo que importa es el otro Ferrari, el número ocho, el que ha firmado dos hat tricks consecutivos en circuitos con características opuestas. Ese Ferrari que se ha vuelto a meter de lleno en la batalla por el título gracias al trabajo incasable de los ingenieros. Ese Ferrari que en las manos mágicas de Alonso es el rival que más temen todos. Y con razón, porqué él y su equipo están dando y darán el ciento diez por fin hasta el final. Singapur habrá sido cosa de dos; pero este Campeonato es aún cosa de cinco pilotos. Insólito. Cuatro carreras. Trepidante. Y tensión a raudales. Lo nunca visto.

¡Vamos, neno!



Imágenes: Autosport. com.

martes, 21 de septiembre de 2010

Último día del verano



Dicen por ahí que hoy es el equinocio de otoño. Ese día en que la noche y el día duran lo mismo. El primer día del otoño. O el último día del verano. Nunca lo tengo muy claro. Y ahora mismo no importa. Lo que importa son la lluvia, el viento, las tormentas que nos han aderezado las últimas semanas. Los días menguan demasiado rápido. El mismo viento que antes te acariciaba la piel soleada, ahora te cuela las manos húmedas bajo la camiseta. Y te araña.

Aunque uno se empeñe en seguir andando en pantalón corto y de vez en cuando aún asome el sol, miras hacia atras, a las hojas secas barridas por el viento y te das cuenta. Da igual lo que diga el calendario. Te das cuenta de que hoy no es el último día del verano. El último día del verano pasó hace semanas. Y nadie se dio cuenta. Como la última vez que haces el amor con alguien. Rara, muy rara vez te das cuenta de que será la última vez que compartáis el sol. Eso lo descubres más tarde. El día que te tienes que poner un jersey debajo de la chaqueta. El primer día del invierno. . .

Supongo que hay una lección en todo eso. ¿Verdad? Tenemos el otoño para meditarlo. . . Pero mejor si lo dedicamos a otros menesteres. . . ¿Verdad?

domingo, 19 de septiembre de 2010

El arte vikingo del combate singular



A veces, en ciertos momentos, y sospecho que sólo es posible en esos momentos concretos, uno se encuentra ciertos párrafos que leídos cualquier otro día pasarían desapercibidos; pero ese día producen una extraña sensación de reconocimiento no del todo agradable. Aunque a uno le chirríen ciertas frases, aunque considere la redacción mejorable, aunque tenga la sensación de que algo se escapa a la comprensión, esos párrafos pulsan cierta cuerda en las entrañas cuya nota deja ciertos ecos vibrando en los huesos. Como si reflejase cierta parte de uno, de su vida y el mundo que le rodea y fuese incapaz distinguir ni cuál ni porqué ni qué hay de cierto en todo ello. Ocurrió hace un buen puñado de horas con ciertos párrafos de Brian Wood. Northlanders, tomo y capítulo terceros: The Viking Art of Single Combat (El arte vikingo del combate singular). A ver si me los sacudo de encima. . .

"[. . .] Los jóvenes entre nosotros graznan felizmente ¡Thor! cuando les preguntan acerca de los dioses de la guerra; pero un guerrero cabal, del tipo que no hará algo tan cobarde como desangrarse estando un muro de escudos cuando se supone que debe cubrirte la espalda, ese hombre sonreirá y hablará de Loki. Escurridizo, escurridizo Loki. El perfecto dios de la guerra, pero también el dios de la poesía, la educación, el engaño y las tretas, todo junto en uno. Thor te brama desde las alturas como un jodido gilipollas arrogante, pero Loki se te acercará por detrás mientras le estés dando palique a alguna doncella y te arrancará un riñón con una azada. El concepto central de "golpear al enemigo donde no está." Engañar, como lo llama otra gente. Normalmente los muertos. ¿Por qué perder cuando puedes ganar? ¿Por qué morir cuando puedes vivir? ¿Por qué no volver a casa cuando puedes volver a casa, sembrar un par de hectáreas, desarrollar una receta de vino de patata verdaderamente épica y vivir para ver a tus nietos echar a andar? ¿Por que ir a la batalla irreflexivo, como un idiota? Ese es el estilo del berserker. Una vida media de dos veranos. A esos tipos, los reyes y señores los adoran. Arrójales algunos pertrechos de segunda mano y un puñado de setas. Luego, estarán tan jodidamente colocados que masticarán sus escudos, sin percatarse de sus dientes partiéndose ni de que están a punto de cargar al enemigo con una espada oxidada y embotada. La gente normal sacude sus cabezas asombrada ante la visión de un berserker babeante y ojeroso lanzándose de cabeza entre una docena de puntas de lanza. Pero ellos tienen la ventaja distintiva de aterrorizar al enemigo desprevenido. Y por eso, por todas la batallas ganadas que no lo habrían sido de otro modo, brindaremos por los lunáticos. Para tí mismo, el hombre común, es muy fácil encontrarte en medio de una leva, reclutado para el servicio por tu terrateniente. ¿Seguro que los impuestos que pagas significan que el señor y sus guardaespaldas tienen la obligación de encargarse de que no te tragues un hacha? Los cereales no se cosechan solos, ¿a que no? Incluso si sólo reclaman a la mitad, siempre parece que sale tu papeleta, y allí estás, dando un beso de despedida a los renacuajos y evitando la mirada siniestra de la esposa. Camino a prender fuego a la vida de algún otro pobre granjero, y luego rondar incómodo, pretendiendo que los huscarles no están violando a todas y cada una de las mujeres que encuentren, allí mismo, enfrente tuyo. Y lo único en que puedes pensar es en el hogar y rezar porque en su siguiente guiño la fatalidad no decida mandar media leva en tu dirección.

Y luego tienes al de corte emprendedor, del tipo de los que pueden olfatear riquezas en los vientos y consideran apropiado perturbar esos hermosos, dorados días de verano haciendo un poco el vikingo. Tres semanas en un bote grasiento nunca es un paseo, pero la recompensa puede ser enorme. Golpear y correr arriba y abajo por la costa de Hibernia puede marcar fácilmente la diferencia si la cosecha es menor de lo esperado. Todo el mundo sueña con su Lindisfarne particular, allí, una fortuna que tomar y montones de monjes que despachar. Ir por libre está plagado de peligros y decepciones, pero todo lo que hace falta es esa teta dorada a la que puedas volver una y otra vez. [. . .] Si no lo has hecho, no puedes entenderlo. Como con los berserkers, alzamos nuestras copas por el inventor del calado bajo. ¿Un barco largo con capacidad para cincuenta hombres y que requiere menos de un metro de agua para flotar?
Venga. Dinos quién es el enemigo y dónde toma su baño de la tarde. Navegaremos ese cauce, ese arrollo, ese charco de agua sucia y caeremos sobre él como demonios. Incluso con la cabeza de dragón en lo alto y los cantos miserables en que algunos se empecinan, no sabrás que estamos llegando hasta que sea tarde, demasiado tarde.

No es por palmearnos la espalda en demasía, pero siempre he admirado el pragmatismo que gobierna las razzias. Por descontado, pensar y actuar con astucia beneficia a cualquiera con un poco de disciplina; pero hay una cierta. . . pureza en todo ello. Ni por los dioses, ni por un rey, ni por un conjunto de reglas, un blasón o una filosofía. Sino por comida, por tierra que cultivar y aguas para pescar. Por escapar de la corrupción y la violencia. Por una vida mejor para familia. Escaso consuelo para el conquistado, pero los dioses sólo hicieron un mundo, probablemente para partirse el culo mientras luchábamos por él. Qué así sea. [. . .]

Es fácil olvidar que el mundo es un lugar hermoso. A menudo pienso que es un truco sucio de los dioses. Nos muestran vistas asombrosas y mares brillantes, huertos de manzanas fragantes y colinas verdes tan frescas que dudas si pisar sobre la hierba. Pero es tan puta la lucha por tan sólo estar ese mundo. Por encontrar tan sólo la tierra y comida necesarias. Por ir tan sólo de aquí para allá sin que algún gilipollas te madrugue o te imponga impuestos o secuestre a tu compañera e incendie tu hogar. Esos largos meses de invierno acurrucado con tu esposa, todas esas gloriosas, acogedoras horas en el catre haciendo bebés. . . Si logran sobrevivir su primer año, gastarás la docena siguiente en un estado de terror contenido temiendo que algo horrible les ocurra. Que las cosas terribles que has hecho tú mismo vengan de vuelta. Y que no haya ninguna puta cosa que puedas hacer para evitarlo. Y Loki se ríe de esto con su risa más poética, su astuta, tramposa risa, y todos vosotros agacháis la cabeza porque, bueno, sí, eso sería justo, ¿o no?

El ansia de huir os corroe. Poned tierra de por medio entre vosotros y los que amáis. A lo mejor ese les evite algún dolor. Todo lo que os evita a vosotros es de ser testigos. La culpa permanece. Así que por supuesto no lo hacéis. Por supuesto, los abrazáis más fuerte y contempláis las tierras del norte menguar cada año. Construís una casa mejor. Atendéis vuestras granja y alejáis vuestras reservas y movéis vuestros rebaños a nuevos escondites y mantenéis vuestras espadas afiladas. Tratáis de olvidar la fealdad. Y rezáis porque no se levante viento del oeste."



P.S.- La canción es Marsk, de los daneses Valravn, y las imágenes, aunque no lo digan, son del lugar más bonito del mundo.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Monza 2010: Misión cumplida

Ayer, sobre el mítico trazado de Monza, hubo tres momentos clave que definieron otra página de su leyenda automovilística.

Primero, la salida, como no. La arrancada fulgurante de Button desde el lado sucio y el precioso adelantamiento que le hizo a Fernando en la primera chicane, convirtieron lo debía ser una victoria fácil de Ferrari en un juego del gato y el ratón de proporciones históricas. Fue una al límite de ambos campeones, con toque incluido; el propio Button confesó su sorpresa por lo tarde que había frenado Alonso. Al final el británico se llevó el gato al agua; pero tuvo que sufrir treinta y seis vueltas de caza implacable, con silueta roja del F10 inamovible en sus retrovisores. El mismo tipo de caza que ya sufrieron Schumacher, Räikkönnen, Hamilton, Montoya o Vettle, y Button era muy consciente de cómo había terminado en la mayoría de las ocasiones.

La de ayer, quizá fue una carrera que para alguien que se haya aproximado a la Fórmula 1 hace poco, podría haberle parecido un tostón; pero para cualquiera que disfrute con los entresijos de este deporte, fue un espectáculo delicioso. Ver durante treinta y seis vueltas a Button entrar al límite en cada chicane, acariciando los pianos con su pilotaje delicado y sutil, haciendo deslizar el coche un poco más de lo que le gusta para conservar sus décimas ventaja una vuelta más. Y detrás, Alonso, tendiéndole trampas cada vuelta en un lugar diferente. Rodando a rebufo del McLaren, controlando en cada curva la pérdida de carga aerodinámica que eso supone. Hubo un par de momentos espeluznantes en la Parabólica, la última y legendaria curva del trazado italiano, Alonso queriendo arañar centésimas, pegarse lo suficiente al difusor del McLaren para cogerle el rebufo y adelantarlo delante de miles de tifosi al final de la recta, a punto estuvo de perder la trasera del Ferrari. Fue increíble verlo hacer esos contravolantes calmados a más de doscientos cincuenta kilómetros por hora, a milímetros de la hierba y la catástrofe. Y ese no fue el único espectáculo del que disfrutamos ayer. En Monza abundaron los duelos y adelantamientos para aderezar el duelo de nervios y manos entre Button y Alonso: las luchas de Webber con Hulkenberg y Schumy, la remontada de Sutil o la insólita y eficiente estrategia de Vettel, aguantando con las gomas blandas hasta la última vuelta, cuando sólo el reglamento le obligó a cambiarlas.

El segundo momento clave de la carrera nos lo regaló la estupidez del chico maravilla. La victoria de Alonso fue mucho, muchísimo más dulce, tras ver al ex-lider del campeonato irse a casa con cero puntos. Hamilton sabía que había cometido un error no usando el conducto-F. Tal vez trataba de rehacerse por las bravas. Tal vez por una vez la suerte no ha bendecido sus errorres. ¿Acaso pensaba que Massa se iba a quitar de en medio porque sí? No entiendo por qué volvió a cerrar la trazada cuando ya había perdido la posición. Tal vez le salió mal el truco sucio: toquecito en la rueda trasera y Massa al prado. Voy a contarse un secreto, chico maravilla, eso sólo funciona cuando les golpeas por el interior, porque si lo haces por el exterior, debido al sobreviraje natural del rival, es su rueda trasera quien te golpea a ti y entonces, las leyes de la física te joden bien jodido. Una pena. . .

Pero lo que de verdad hizo que mereciese la pena estar sentados hora y media pegados a la tele, lo que de verdad convirtió la pole, la vuelta rápida y la victoria de Alonso en algo sublime fue lo que ocurrió entre las vueltas treinta y seis y treinta y ocho. El tercer momento clave de la carrera ocurrió cuando Button se adelantó a Ferrari con su repostaje, aclaró todas las dudas sobre si sería mejor parar antes o después que tenían en el muro rojo, ya sólo había una estrategia. Una vuelta estratosférica de Fernando y el increíble cambio de ruedas que hicieron sus mecánicos, ¡3.4 segundos!, le hicieron salir de boxes emparejado con Button. Se repetía la escena de la salida; pero esta vez el neno llevaba el lado bueno y ya había pasado la hora de andarse con contemplaciones. Hizo el adelantamiento que tenía que hacer. El que le pedían miles de gargantas desde las gradas. El que borraba las memorias amargas de Spa. El que le devolvía a la lucha por el campeonato. El que dejaba a Button preguntando a su ingeniero de pista si había sido buena idea cambiar las gomas cuando lo hicieron. Y mientras, Fernando se escapaba a golpe de vuelta rápida a recoger los laureles que aguardaban tras la bandera a cuadros.

Pole, vuelta rápida y victoria. Fin de semana perfecto. Cuando más hacía falta. Dónde más hacía falta, en la patría de su equipo, en su segundo hogar, ante la marea roja salpicada de azul, Fernando cerró las bocas que empezaban a cuestionar su papel en Ferrari. Veinticinco puntos valiosísimos y con sabor aún más dulce porque el chico maravilla se quedó en la cuneta, Webber sólo pudo ser sexto, aún así suficientes para recuperar el liderato del campeonato, y porque Massa redondeó el podio.

¡Misión cumplida! Próximo objetivo: Singapur.


Imágenes: Autosport.com y TheF1.com.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El oso panda dormita entre el bambú y no ha desayunado



¿Por qué sale uno a correr a las once de la noche?

Un par de horas después de haber cenado. ¿Por qué decide uno salir de casa? Después de haberse pasado todo el día delante de la pantalla, trabajando o pretendiéndolo. ¿Por qué de noche cuando a brillado el sol todo el día?

Hay muchas respuestas. Las sé todas. Y ninguna es cierta.

Uno sale a correr con la esperanza de alcanzar un día que se escapa. Uno corre huyendo de la falsa calma. De la rutina engañosa donde todo parece progresar adecuadamente. Donde cada día avanza convencido hacia el punto final. Avanzar hacia el final está bien y lo justifica todo. Finalidad, excepto por un pequeño detalle: no hay final, sino otro principio.

Uno corre mientras las promesas se evaporan. Huye asustado de la rutina resquebrajada por la que asoma el futuro. La incertidumbre. El acantilado. Uno mismo. Y allá a donde corra, uno sólo encuentra lo que lleva consigo. Las preguntas y las respuestas. Aclaradas bajo el agua tibia, desaparecen por el sumidero de la ducha. Frente al espejo, empañan la mirada.

Corre para fregar los pulmones con aire fresco. Limpiar del cerebro las habitaciones cerradas. Corre porque sí. Y vuelve a casa con las manos vacías. Vacías de letras que van derramándose sobre la pantalla. Otra vez la pantalla. . . Y mañana, despertará otra vez la rutina autojustificada, satisfecha de seguir avanzando hacia el final.

Y allí, aquí, sentados estarán todos. El que fue a correr. Y el que volvió. El que seguirá escondido tras las rutina. Y el que mira a través de la finalidad. El que se ríe de todos ellos. El contempla el acantilado y quiere saltar. Los que saldrán corriendo; uno hacia la derecha y otro hacia la izquierda. El que dará media vuelta. El que bajará trepando a esperar un barco en la orilla. El encontrará escusas para no nadar. Su peor enemigo. Y su mejor amigo. La única persona de la que no puede huir. Y la que más le cuesta encontrar. . .

martes, 31 de agosto de 2010

Spa 2010: los enanos crecen

Esta temporada, en cuanto caen dos gotas, si a Fernando le puede salir algo mal, le sale mal. Este año, en cuanto llueve, a Ferrari le crecen los enanos. Ya empezamos mal sábado, cuando, mira tú que cosa, tiene que ponerse a llover justo cuando a Alonso le montan el último juego de neumáticos blandos que le quedaba sin usar; al final, décimo. Tocaba remontar. E iba camino de ello tras de una salida espectacular. Recuperó un par de posiciones y se mantuvo en la pista mientras los demás se paseaban por las escapatorias con las primeras gotas de lluvia. Impecable. Hasta que Barrichello decidió que la mejor manera de celebrar su Gran Premio número 300 era llevarse por delante a alguien. Y no podía ser otro que Fernando, claro.

A la vista de las posiciones perdidas en el incidente, y dando gracias de que el F10 todavía se movía, en Ferrari tomaron la decisión adecuada: entrar a boxes y poner gomas intermedias. ¿Y que ocurrió entonces? Paró de llover, evidentemente. Vuelta a boxes, y vuelta a empezar. . . A Fernando le costó sólo un puñado de vueltas remontar de vigésimo a décimo tercero; aunque la realización de la carrera consideró que había cosas más importantes que enseñar. Llegó a adelantar a dos coches por vuelta y su ritmo era igual, o en ocasiones más rápido que el de la cabeza de carrera. Todo eso pilotando un coche que, después del encontronazo con Rubinho, tenía una sospechosa tendencia a irse hacia la derecha; lo cual tengo entendido que no es bueno cuando uno va trescientos kilómetros por hora.

Sólo quedaba esperar un milagro. Otra tromba de agua en el momento oportuno, que, por supuesto, no llegó. Llegó tarde, quiero decir. Llegó cuando Alonso se dejaba la piel por arañar algo más que dos puntos. Llegó para demostrar una vez más que Hamilton puede salirse de la pista, pasar rozando los muros y salir indemne de todos sus errores. Mientras que Fernando otra vez más pagó un precio desproporcionado por el menor de los errores, si se le puede llamar tal, teniendo en cuenta que su coche estaba tocado. A él el muro no le perdonó la indiscreción.

Pero el de Alonso no fue el único drama que vimos en el precioso, espectacular, increíble trazado de Spa. Vettel también vivió su calvario particular. Primero un choque desafortunado con Button, que destrozó el coche del inglés y a él le costó un alerón y una sanción injusta. Cada vez entiendo menos a los señores de la FIA. Todos los años andan mareando la perdiz con cambios y más cambios en las reglas para fomentar los adelantamientos y luego, cuando un piloto se la juega, arriesga dentro de los límites razonables, le sancionan si le sale mal. Vettel ni infringió regla alguna, ni hizo nada a propósito que pusiera en peligro la vida de nadie; sólo hizo su trabajo y le salió mal. Igual que Barrichello, por mucho que me fastidie que diera al traste con la carrera de Alonso, tampoco hizo nada para ganarse una penalización. Son errores, incidentes normales que ocurren en las carreras, donde a los pilotos les pagan por conducir máquinas salvajes al límite de sus posibilidades.

Mención especial merece también la penalización a Alguersuari. A ver si lo he entendido bien: el chaval se pasa de frenada, se salta una chicane y Liuzzi, que iba un segundo por detrás, no consigue aprovechar la oportunidad para adelantarle. La FIA decide penalizar a Jaime por defender su posición por fuera de la pista, cuando Liuzzi nisiquiera estaba en condiciones de adelantarle y en la vuelta siguiente, trazando la chicane como es debido, el español marcó el mismo tiempo. No entiendo nada, y cada vez menos, porque creo recordar que en la primera vuelta, los cuatro primeros se saltaron la misma chicane y tenían un buen puñado de rivales a menos de un segundo; pero nadie los ha penalizado. . . Porque hacer semejante cosa, a ellos o a Jaime, carece de cualquier sentido.

Sea como fuere, al final, al chico maravilla le salió todo a pedir de boca. A pesar de sus errores, cruzó primero la meta, justo por delante del lider del mundial, al que le falló el embrague en la salida, y con los otros tres rivales noqueados por el infortunio. es difícil imaginar cómo podría haberle salido mejor la jugada. . .

Y voy a terminar con algo que he escrito muchas veces esta temporada: bravo, bravísimo Kubica y que pena de la Rosa. . . El polaco ha vuelto a hacerlo, ha vuelto a dar la sorpresa con un Renault que mejora de carrera en carrera y más cuando lo pilota él. Y de la Rosa, esta vez no fue el motor, fue un charco; pero el resultado es el mismo: la fortuna se sigue cebando en él, porque el caltalán no es el chico maravilla y los muros no se apartan a su paso.


Imágenes: Autosport.com y TheF1.com.

lunes, 30 de agosto de 2010

33

Hay días que son perfectos; aunque no haya follado.

Viernes. Despierto sin necesidad del despertador. Ni tarde, ni temprano. A eso de las ocho y media. Encuentro el desayuno preparado en la mesa del comedor, en el silencio soleado. Satisfecho el estómago. Con más calma de la acostumbrada, me siento en mi rincón de leer. Una taza de té humea sobre el radiador. Enfriándose. La primera página de un libro, un buen libro, abierta frente a mis ojos. Calentándose. Pasan los sorbos y bebo páginas. Saboreo las palabras líquidas, hasta los posos del primer capítulo. El teléfono suena con las primeras felicitaciones.<

Ducha. Hecho un vistazo a las noticias del día. Y es hora de cumplir otro ritual.

Camino por las calles animadas. Envueltas en sol de verano y aire fresco que ya huele a otoño. La música gotea en mis oídos. Entro en la tienda y me envuelve el olor familiar y agradable a tinta y papel. Voy convertir en costumbre esto de regalarme un libro el día de mi cumpleaños.De alguna manera, ya es mediodía. Es el momento perfecto para sentarme en alguna cafetería acogedora. Al lado de la librería, no hace falta ir más lejos. Devoro medio capítulo con media cerveza antes de que llegue la comida. La otra mitad cuando el plato está vacío.

Vuelvo a casa. Saldo cuentas con los correos pendientes. Trabajo unas horas. Remato los objetivos de la semana. Luego hay que hacer compra y cena para cuatro. Torradas con gambas al ajillo. Ensalada de quesos, serrano y anchoas frustradas. Tomates rellenos. Buena compañía, un par de cervezas raras y un Rioja decente. Y buen humor. Mucho. Calentamos a conciencia el músculo de la risa. Luego consumamos una decisión, que para eso montamos el sarao de la cena. Empieza el tercer ritual del día. Ella pregunta un par de veces. Le tiembla la mano de las tijeras. Sonrío en el espejo. Y salta un flash.

Gofres con helado de vainilla y mermelada. Luego salimos a carreras. Aún así llegamos los primeros. Van apareciendo. Cargados de abrazos y sonrisas. Me envuelvo en mis amigos. Y llegan más. Y más. Y nos perdemos en la noche.

Y cuando un buen puñado de horas después, cansado y somnoliento, estiro el brazo y apago la luz de la mesita, sé que ha sido el día perfecto para cumplir treinta y tres.