lunes, 11 de octubre de 2010

Suzuka 2010: Minimizando daños

Esta vez sí. Suele ser cosa poco alagüeña cuando un equipo habla de minimizar daños; pero en Suzuka, visto el ritmo infernal de los Red Bull, era lo que le tocaba a Ferrari. Y así lo hicieron. Bueno, al menos Fernando; Massa se dedicó más bien a maximizar daños, empezando en la primera curva. . . Alonso, aprovechándose del infortunio de Kubica y con adelantamiento de órdago a Button en la primera curva, camufló una clasificación no todo lo buena que se esperaba y otra mala salida del F10. El asturiano, cuando no hace la pole, parece condenado a salir siempre cuarto, siempre por lo sucio. Así se hizo en el mejor puesto al que se podía aspirar: tercero. Durante toda la carrera persiguió a los Red Bull, agazapado, con el cuchillo entre los dientes, esperando un error o un fallo mecánico de los rivales. Nunca ocurrió tal cosa. Esta vez tanto las máquinas como los hombres de Red Bull cumplieron a la perfección. Vettel y Webber trajeron bien aprendida la lección de Estambul y evitaron enzarzarse en luchas fratricidas.

Así las cosas, la carrera terminó como empezó: Vettel, Webber, Alonso. El menor de los males, teniendo en cuenta que el lider del campeonato, Webber, llegó segundo en vez de primero y que este era, en teoría, el circuito más favorable a Red Bull de los que cuatro que quedaban. En los tres siguientes, el F10 debería ser capaz de tratarlos de tú a tú, sobre todo si, como ya son muy conscientes en Ferrari, son capaces de mejorar para plantarles cara en las cronometradas del sábado, como ya hicieron en Monza y Singapur. Porque el Ferrari, al menos cuando lo pilota Alonso, ya ha demostrado que es capaz de igualar al RB6 en ritmo de carrera.

Pero no adelantemos acontecimientos, que ayer pasaron otras muchas cosas sobre el asfalto japonés. . . Bueno, o no. . . La verdad es que poco más ocurrió ayer; a parte de un tifón tropical llamado Kamui Kobayashi. Impresionante. Brillante. Exhilarante. Corría en casa, en su circuito, delante de su gente y nos brindó el espectáculo en una carrera que, de momento, sólo había estado aderezada por la extraña estrategia de Button, que no funcionó, por cierto. Con su actuación de ayer, con su rosario de adelantamientos, límpios, al límite, impresionantes, este japonés de veinticuatro años me ha convencido de que es algo más que el típico pilotp kamikaze japonés. ¿Agresivo? Sí, mucho, muchísimo. ¿Osado? Como el que más. ¿Suicida? No. Eso es lo que parece diferenciarle de los otros nipones que han pasado por este deporte. Kobayashi, está demostrando que tiene la cabeza mejor amueblada que sus predecesores, Katayama, Sato y compañia. Kobayashi sabe dónde están los límites. Sabe cuando caminar por el borde con el cuchillo entre los dientes y cuando quedarse a una distancia segura. El que parece que sigue sin tenerlo muy claro es Alguersuari; aún estoy tratando de entender lo de los toquecitos estilo Hamilton , tuch, tuch, que le dio a Kobayashi cuando le adelantaba. Y hablando del chico maravilla, para cerrar el comentario con buen sabor de boca, volvió a fallarle su suerte inaudita. Esta vez no lo dejó en la cuneta, pero casi. Dos cajas de cambio en un fin de semana. . . ¿Barrunto problemas en McLaren?. . .

. . . Veremos. . . Quedan tres carreras y aún está todo en juego. La fortuna aún puede ponerlo todo patas arriba. Los que tienen los pies muy en su sitio son Alonso y Ferrari. Ya no piensan en podios, ahora la consigna es ganar las tres carreras que quedan. ¡Ese es el espíritu!

¡VAAAMOS!



Imágenes: Autosport.com.

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