lunes, 29 de marzo de 2010

Melbourne 2010: Por si había dudas. . .

De décimo segundo, a cuarto. Y todo lo demás que podamos decir sobre la carrera de ayer, casi sobra. Alonso hizo una de las peores salidas que le recuerdo; el asfalto mojado y las líneas blancas del trazado urbano de Melbourne no ayudaron. Luego se vio metido en medio del sandwich Button-Schumacher. Un toque tonto. Uno de esos incidentes de carrera en que nadie tiene la culpa. De lo malo, sólo hizo un trompo y se quedó con el coche mirando al lado equivocado. Entonces empezó el espectáculo. De décimo segundo, a cuarto.

Ayer sólo hubo un piloto en la pista. El neno hizo una de las mejores carreras que he visto en años. Basta comparar su resultado con el de Massa, que hizo una salida casi perfecta; pero Massa llegó tercero a la primera curva y terminó la carrera tercero. Y, ojo al dato, ni el primero ni el segundo, fueron quienes iban delante de él en la primera curva; es decir, acabó tercero, pero lo adelantaron dos veces. Fernando, con el mismo coche, adelantó a dieciocho rivales. Lo único que detuvo su remontada fue su buena educación, su sentido común y su compañero de equipo. Massa es su rival directo en el campeonato, y el neno no quizo enzarzarse en una lucha fraticida que pudiera haber arruinado la carrera de los dos, y los mandamases de Ferrari prefirieron mantener las formas a ganar más puntos. No me cabe duda de que si en vez ordenarle a Fernando que "cuidase sus gomas", le hubieran dado luz verde para pasar a Massa, habría estado luchando con Button por la victoria.

Estratosférico. Deslumbrante. Increíble. Sobre mojado, con ruedas nuevas y con ellas destrozadas tras cuarenta vueltas, el ritmo de Alonso fue demoledor. Hubo momentos en que Webber y Hamilton fueron más rápidos; pero ellos destrozaron sus gomas y necesitaron hacer una parada extra que les costó el podium. Luego terminaron en la grava, mientras intentaban adelantarle. Y es que Alonso ayer no sólo fue rápido, fue el piloto más inteligente y el que mejor gestionó sus opciones, su combustible y sus gomas. Supo cuando atacar y cómo atacar. Supo cuando ser diplomático, para mi pesar y frustración, y evitar iniciar una guerra en el equipo. Supo defender su posición y la de su compañero cuando éste iba patinando de un lado a otro de la pista y por detrás llegaban dos perros de presa con ganas de sangre roja.

Ayer Alonso estuvo sublime. Y Massa le habrá robado tres puntos, pero el hachazo moral y la demostración de fuerza, maña y astucia fueron contundentes e incontestables.

Si tubiese que elegir otro piloto ayer, sería Kubica. Soberbio. Otra vez. Hizo una arrancada espectacular, de noveno a cuarto. Luego volvió a exprimir lo mejor de su Renault para llevarlo hasta el segundo puesto; adelantamiento a Massa incluido. Bravo también por Barrichello, Rosberg y los estrategas de McLaren. Los de Woking se la jugaron poniéndole a Button los neumáticos de seco antes que a nadie. Les salió redondo. El inglés evitó errores estúpidos, jugó sus cartas y terminó ganando; nada que objetar.

El podium: Button, Kubica, Massa. Tres pilotos muy distintos. Tres carreras muy distintas. Inteligente, soberbia y mediocre. Pero por encima de todo hubo alguien que no estuvo en podium ni en la rueda de prensa; pero. . . De décimo segundo, a cuarto. Y lo demás sobra.


P.S.- También he oído que corrió un tal Michael. Dicen terminó décimo tras vérselas y deseárselas para adelantar a un jovenzuelo español y a un de la Rosa al que le traicionaron los neumáticos.



Imágenes: Autosport.com

viernes, 26 de marzo de 2010

Ahora sí



Viernes. Anochece. Otro de esos atardeceres lentos, largos que tenemos aquí en el norte. Pero estos días hay algo diferente en el aire. La primavera ha llegados para quedarse. Sólo queda nieve en los recuerdos y cielo azul ya no es sinómo de frío cortante. Atardece, mucho, mucho más tarde que hace un mes, y como todos los días de esta semana el sol poniente me ha encontrado tecleando.

Es lo que he hecho esta semana: escribir, escribir y escribir. Llega el viernes, anochece. Debería de dar por terminada la semana, después de hacer las dos copias de seguridad de lo que llevo escrito de la tesis. Debería de alejarme lo más rápido posible de la pantalla que llevó mirando ocho, diez, doce horas al día. Debería. . . ¿Y qué hago? Me quedo aquí sentado otro par de horas, esribiendo esto. . . Para que luego no digáis que no os quiero.

Ha sido una semana productiva. He hecho más de lo que esperaba, y puede que menos de lo que debería. Una de las cosas que he hecho, y que también debería haber hecho antes, ha sido comprar billetes de avión. Toda una aventura; puedes pasarte días cotejando precios, barajando opciones y haciendo mil malabares para cuadrar horarios y presupuesto, y al final va a dar igual. Al final siempre termino comprando billetes que tienen poco o nada que ver con la idea y opciones iniciales.

La idea era dejarme caer por España en Semana Santa, aprovechando que ahora que no me pagan tengo todas las vacaciones me apetece (sonrisa irónica). Pero no va a ser para la semana que viene. La idea era volar a por un precio infame Madrid y condudir hasta el norte para ahorrar dinero. La idea era ir de lunes a lunes. . . Al final será la semana después de la dichosa Semana Santa. Voy a volar el martes 6 y volverme el martes 13. Y lo haré a Asturias, para mi sorpresa, por la mitad de precio (lo cual no es sinónimo de barato) que cualquiera de las opciones que encontré en dos semanas de búsqueda. Eso por si necesitabais alguna prueba más de que soy un capullo con suerte.

De martes a martes: ocho días. Dos para volar y los otros seis voy a repartirlos a partes iguales entre Galicia y Asturias. Los tres primeros, miércoles, jueves y viernes, a Lucus Augustus. Los otros tres, del viernes por la noche al lunes, junto al mar Cantábrico. Seguid siendo tan buenos chicos como las últimas veces y no me compliquéis mucho la agenda ;)

Ahora sí. Apago el ordenata. Cenorra. Y juerga.

Ah, si necesitáis desperezados y activar el party mood en menos de dos minutos, subid el volumen y dazle a play, otra vez. . .

domingo, 21 de marzo de 2010

Pequeñas catástrofes de un día cualquiera



Acabo de verme Mulholland Dr., la peli del zumbado de David Lynch. La tenía en lista desde hace mucho tiempo; pero como casi siempre encuentro algo mejor que hacer que sentarme delante de una pantalla durante un par de horas sin hacer nada, la lista sigue creciendo y creciendo y creciendo. No, no voy hablaros de la peli. Os lo digo porque Lynch puede dejarle a uno en un estado mental un tanto trastornado; así me quito parte de culpa por lo que pueda escribir a continuación. . .

Si no lo hubiese escrito con mis propias manos, al leer el párrafo anterior, tal vez me preguntase de por qué hoy entre todos los días encontré tiempo para verme un a peli. Puede que esté relacionado con que mi cuerpo está en modo autista este fin de semana. El viernes, más bien el sábado, dormí diez horas. Del tirón, como un bebé. Eso no pasaba desde hacía años. De seis de la mañana a cuatro de la tarde, con el sol de primavera entrando por la ventana. Fue como echarse la siesta más larga de la historia. Aún estoy preocupado. Mucho, porque hoy casi repito. Será la primavera. He sobado otras nueve horas. A ratos, despertando a menudo, cuando se movía o me quitaba el edredón.

Ahora me duele la cabeza. No mucho. Un poco, como si me remordiesen las neuronas por haber sido tan improductivo en los últimos días. ¿Se puede estar cansado de dormir? Se podrá. . . De la habitación de al lado me llega una música extraña, como siempre estos días. He llamado hace un rato para confirmar que aún no sabía si iba a ir a cenar. El hombre no puede vivir sin música, y ya vive sin demasiadas cosas como para tocarle las narices. Claro que me apetece ir a cenar; pensadlo: comida gratis y ya cocinada. Claro que, como estoy un poco autista, parece que prefiero quedarme a escuchar música extraña y tirarnos los dos en el sofá a comer helado jugando al Risk.

A todo esto, me había sentado a escribir, con la intención de lloriquear un poco. El martes. . . El martes de hace dos semanas se me murió el disco externo. No sé si es definitivo. Tendré que hablar con la gente de IT del curro; aún no lo he hecho porque llevo toda la semana sin pisar el despacho. Estos días prefiero trabajar desde casa; aunque siendo honestos, desde que el lunes mandé a mis coautores la versión ampliada del último artículo, no he hecho gran cosa. Ordenar y reordenar las ideas para la tesis. Mañana no hay disculpa, tengo que empezar a escribir. Aún no tengo muy claro cómo, pero hay que empezar.

Eso, que se mi querido disco duro se ha ido al carajo. Las pelis, la musica, las copias de seguridad del trabajo de tres años y algunas otras cosas me dan igual; pero las fotos. . . Un año de fotos. Miles de fotos. Copenhague en verano, Islandia, Copenhague en otoño, Berlín, Copenhague en invierno, Suiza, amigos, cenas, experimentos. . . Puedo haber perdido miles de fotos. Veremos. . . Y veremos también lo que tarda este ordenador en decir hasta aquí he llegado. Ya me lo ha hecho tres o cuatro veces en los últimos diez días. Una de ellas se cargó la tabla de particiones. De pronto todo empieza a ocurrir a cámara lenta, el disco duro se queda pillado. Shhhhiiiiih, tik, tik. Shhhhiiiiih, tik, tik.
Shhhhiiiiih, tik, tik.
Shhhhiiiiih, tik, tik.
Shhhhiiiiih, tik, tik.
Shhhhiiiiih, tik, tik.
Mal asunto. . . No es ni de lejos el mejor momento para que se me joda el ordenata. Ya me estoy mentalizando. La ley de Murphy es inexorable. . . Y sí, ya he hecho copias de todo otra vez: en el ordenata de mi compañero y en el servidor del curro.

Creo que voy a ir a la cena. No me apetece cocinar y la música de la habitación de al lado cada vez es más extraña. A la parte derecha de mi cerebro le apetece pasear por el viento de la primera noche de primavera. La izquierda y resto de mi cuerpo dicen con pereza que me deje de bobadas y empiece a pelar patatas para la tortilla. . .

Nah, me voy. Ya he dormido demasiado estos días.


Imagen: Una llave azul, obviamente.

lunes, 15 de marzo de 2010

Sakhir 2010: Se terminó la espera

Algunos, y me incluyo, esperaríais ansiosos el comienzo de esta temporada. Muchos esperábamos volver a ver sonreir a Fernando desde lo más alto del podium. Otros verlo vestido de rojo. No pocos aguardabamos el merecido regreso Pedro de la Rosa a la competición. Y habrá incluso algún rarito que esté disfrutando con la vuelta de Schumy. Incluso tenemos un equipo español. Después de muchos años persiguiendo el sueño, aunque sea por los pelos, Adrián Campos lo ha conseguido: Hispania Racing Team (HRT-Cosworth). Sea lo que sea lo que esperaba cada uno, la espera ha terminado. El Campeonato 2010 ha comenzado, y de qué manera.

Cuesta imaginar un comienzo mejor. A pesar del pequeño error en la clasificación, Alonso volvió a demostrar que teniendo máquina para plantar cara a sus rivales, es difícil pararle. Como especialista que es en sacar lo máximo de una ventaja mínima, el neno aprovechó la parte limpia de la pista en la salida para dejarle las cosas claras a Massa. Le hizo un adelantamiento de libro: frenanda por el exterior en la primera curva y rematando por el interior en la segunda. Y por si no había quedado claro, cuando un problema eléctrico traicionó a Vettel y Alonso se puso en cabeza, hizo una tanda de vueltas espeluznantes dejando al brasileño a cinco segundos. Marcó una vuelta rápida espeluznante, un segundo y media más rápida que la mejor de Massa. Y, vamos a decirlo todo, me alegro de que Fernando le haya enseñado los dientes a las primeras de cambio; pero también me alegra ver a Felipe de vuelta y en plena forma tras su espeluznante accidente de Hungaroring el año pasado. Aunque no sea gran fan suyo, prefiero verlo derrotado por otros pilotos que por muelles. Además, su comportamiento en la primera curva fue ejemplar. Luchó rueda con rueda con Alonso, pero con limpieza y elegancia.

A parte de los gritos de alegría en Ferrari por la victoria y el dobletazo, aún se me hace raro pensar que los de Maranello ya no son el enemigo y que ahora el rojo es mi color favorito. . . A parte de las satifechas voces rojas, decía, tras la carrera empezaron a oírse muchas otras insatifechas. Se quejan de las nuevas normas. Dicen que la prohibición de repostar va ha hacer las carreras aburridas, procesiones de coches carísimos incapaces de adelantarse. Tal vez tengan razón; pero creo que aún es demasiado pronto para juzgar. Y en esta carrera en concreto, quien tuvo buena culpa del aburrimiento fue Red Bull, que le dio a Vettel un coche roto y nos privó del duelo en las diez últimas vueltas para el que Fernando estaba conservando sus neumáticos, detrás, paciente, agazapado, preparando un zarpazo final que no fue necesario. Que Luscious Luz (así llama Sebastian Vettel a su coche de este año) se rompiese no es culpa de las normas. Que Button, como dijo, fuese demasiado conservador con sus gomas cuando luchaba por cazar a Schumy, no es culpa de las normas. Que el Mercedes de Roberg no estuviese a la altura del McLaren de Hamilton, tampoco es culpa de las normas. Y si no, que le pregunten a Kubica. Tras el desafortunado trompo en la salida por un toque de Sutil, se dedicó a adelantar un rival tras otro con su flamante Renault negro y amarillo, remontando hasta terminar undécimo. Eso sí que fue un espectáculo. El polaco tiene unas de las mejores manos de la parrilla, y a poca suerte que tenga, puede convertir al R30 en la sorpresa de la temporada.

Si después de cuatro o cinco carreras, esto sigue siendo un tostón, un servidor seguiría sin buscar al culpable entre las nuevas normas, ni empezaría a poner parches ni a hacer cambios a mitad de temporada. Si alguien tiene la culpa, me parece que es Bridgestone. Ellos hacen los neumáticos, sí, esos neumáticos que son capaces de aguantar una carrera completa. Que alguien me explique, por favor, por qué no han fabricado gomas menos resistentes pero con más agarre, del estilo de las super-blandas que se usan en ciertos circuitos. Eso no sólo obligaría a los equipos a hacer más de una parada en boxes, sino que además el agarre mecánico adicional permitiría a los pilotos rodar más pegados en las curvas rápidas, facilitando los rebufos en las rectas y favoreciendo la lucha. ¿En qué estaba pensando esta gente durante la pretemporada?

Sea como fuere, veremos cómo evoluciona la cosa. De momento, vamos a disfrutar de la victoria de Fernando en su primera carrera de rojo. Vamos a disfrutar de su vuelta apoteósica a lo más alto. Vamos a disfrutar sabiendo que este año sí tiene un coche a su altura, un coche para luchar por lo que él merece. Vamos disfrutar, pero con los ojos puestos en Merbourne y la mosca detrás de la oreja. En Red Bull no se han dormido en los laureles este invierno. Le han dado a Vettel un coche terrorífico. Habrá también que andarse con cuidado con los McLaren en cuanto solucionen su pequeña falta de rendimiento en clasificación. Y no nos olvidemos de Mercedes, que con Rosberg y Schumacher pueden empezar a dar disgustos en cualquier momento. Pero de momento, y sabiendo que las conclusiones sacadas de las primeras carreras pueden ser engañosas, vamos por fin a disfrutar la victoria:


¡TOMÁ!!!


Imágenes: Autosport.com.

domingo, 14 de marzo de 2010

Surrealista



Bip-bip. Bip-bip.

No es el correcaminos. Me acaba de llegar un mesaje al móvil. Lo leo y me entra la risa. Entre carcajada y carcajada, casi me tiran al suelo. No me lo puedo creer, así que sigo riéndome por no llorar. Surrealista. . .

Era una tal Marta, disculpándose porque no iba a poder venir a no sé qué. Un servidor no había quedado con ninguna tal Marta, ni para hoy, ni desde hace mucho tiempo. Me lo pienso unos minunos, no fuese a ser que me se hubiera olvidado algo o alguien. No. Seguro que hoy no he quedado con ningna Marta. Con toda mi amabilidad dominguera, le respondo dándole a conocer las altas probabilidades de no fuese a mí a quien quería escribir. Letra tras letra, meneo la cabeza pensando que tiene coña la cosa. Manda güevos. . . No es que sea extraño que a uno le lleguen de vez en cuando mensajes equivocados; pero después de las tres últimas semanas. . . ¡Manda güevos!

En los últimos veinte días no hacen más que cancelarme citas, planes, compromisos, de todo. Mujeres, compañeros de trabajo, amigos, todo el mundo me cancela o me aplaza planes, trabajo, cenas. . . Respiro hondo y me lo tomo con calma. No me estreso. Me trago los cabreos y me hago el comprensivo. No pasa nada. Tómate tu tiempo. Lo entiendo. Ya lo haremos otro día. Sí, sí, claro; tú no te preocupes. Hay rachas, ya sabéis. Pero que una desconocida me mande un mensaje para cancelarme una cita que ni siquiera teníamos, me parece que es adentrarse en territorios del surrealismo profundo. Muy profundo y muy surrealista.

Lo mejor que puedo hacer es dar por terminada la semana y meterme en cama a meditar los pecados de la carne.


Imagen: Variations - 9 women of power, Gilles Tran (http://fantasyartdesign.com).

domingo, 7 de marzo de 2010

Me he enamorado


No van a tardar mucho en fabricarlo. . . Y como sea un tracción trasera como está mandado, puede que algún día haga una estupidez. . . Incluso les perdonaría que no le monten un V6 decente o que no usen le geometría transaxle de Alfa de toda la vida.

En la página de Pininfarina, abajo, después de la chapa en inglés, tienen un video y un montón de fotos más:

Alfa Romero 2uettottanta

Aysss. . . Es taaaaan, tan. . . Tan como tiene que ser: un Alfa, rojo y diseñado por Pininfarina. Qué pena que esta gente no fabrique mujeres. . .



miércoles, 3 de marzo de 2010

Apatía


Hace unos instantes estaba de pie, mirando por la ventana de mi habitación. Hace un día soleado, frío, precioso y he decidio quedarme a trabajar en casa; muy duramente como podéis ver. Mientras veía pasar la vida por mi calle, barruntaba qué demonios iba a escribir aquí hoy, una semana y un día desde la última vez. Y eso no es bueno. No es bueno que tenga que pensar qué voy a escribir. No es bueno que las ideas e historias no me asalten la cabeza e insistan para que las teclee. No es bueno. . .

Pensaba, hace un rato mientras contemplaba coches y bicis pasar bajo mi ventana, y ayer cuando cerré el libro y me quedé unos minutos alternando miradas entre escritorio y la cama, ganó la cama, que si no hay historias que contar es que mi vida se está volviendo demasiado monótona. ¡Mal! Pero después de mirar un poco más al cielo azul, me fui dando cuenta de que no es eso. Será por historias estos días. . .

A veces, escasez de tiempo, pero sobre todo pereza y apatía. Esas son las culpables de mi desidia estos días. La apatía es un mecanismo de defensa. La pereza es inducida.

Siguen pasando las semanas. Después del frenesí de productividad de enero y las primeras semanas de febrero, vuelven los tiempos de espera. Espera que alguien eche no se qué cuenta. Espera a que se lean los borradores. Espera a que manden las correcciones. Espera. Espera. Espera.

Para seguir sonriendo por las mañanas tengo que levantar muros de apatía. Para no vomitar cada vez miro el reloj tengo que distanciarme de todo. No pensar. No sentir. Tiene que darme igual que estemos a tres de marzo y que mi jefa no se haya leído el artículo que mandé el nueve de diciembre. Tienen que darme igual que todo ocurra a cámara lenta. Es la única manera de no echar a correr. Es la única manera de no cabrearme y poder seguir trabajando todos los días. No pienses. Hazlo. No pienses. Tú sólo hazlo.

Cuando uno empieza a actuar como una máquina, el entusiamo y la motivación se evaporan. Te vuelves presa fácil para el buitre de la pereza. La apatía que me sirve para mantener las frustraciones laborales a raya, va estendiéndo sus tentáculos hacia otros rincones de mi vida. Me va distanciando de las historias que pasan ante mis ojos. Me cubre los oídos con un velo que ahoga los gritos de las historias que me asaltan la cabeza e insisten para que las teclee.

Así, la pereza me dice que es futil, que no merece la pena, que no es relevante contaros como me cabrean las noticias que me llegan de España estos días: jubilación a los sesenta y siete, la última parida de puta SGAE, la legalización de la esclavitud para menores de treinta años o los intentos de parchear y reinflar la burbuja inmobiliaria; a ver si explota otra vez y todo el puto país con ella. Tras el cristal ahumado de la apatía, carece de interes contar cómo pasarse una noche de sábado haciendo de celestino para una australiana, cómo es posible que existan fotos como la de arriba o porqué y cómo se acuerda y se cancela una cita para un martes a las dos de la madrugada.

Peligrosas compañeras de viaje, Pereza y Apatía. Cualquier día las cambio por los hermanos Izquierdo y Derecho, también conocidos como Mis Cojones.


Imagen: El Mar de Aral, o lo que queda de él. . . Sacada de Аральское море: кладбище кораблей.