domingo, 21 de marzo de 2010

Pequeñas catástrofes de un día cualquiera



Acabo de verme Mulholland Dr., la peli del zumbado de David Lynch. La tenía en lista desde hace mucho tiempo; pero como casi siempre encuentro algo mejor que hacer que sentarme delante de una pantalla durante un par de horas sin hacer nada, la lista sigue creciendo y creciendo y creciendo. No, no voy hablaros de la peli. Os lo digo porque Lynch puede dejarle a uno en un estado mental un tanto trastornado; así me quito parte de culpa por lo que pueda escribir a continuación. . .

Si no lo hubiese escrito con mis propias manos, al leer el párrafo anterior, tal vez me preguntase de por qué hoy entre todos los días encontré tiempo para verme un a peli. Puede que esté relacionado con que mi cuerpo está en modo autista este fin de semana. El viernes, más bien el sábado, dormí diez horas. Del tirón, como un bebé. Eso no pasaba desde hacía años. De seis de la mañana a cuatro de la tarde, con el sol de primavera entrando por la ventana. Fue como echarse la siesta más larga de la historia. Aún estoy preocupado. Mucho, porque hoy casi repito. Será la primavera. He sobado otras nueve horas. A ratos, despertando a menudo, cuando se movía o me quitaba el edredón.

Ahora me duele la cabeza. No mucho. Un poco, como si me remordiesen las neuronas por haber sido tan improductivo en los últimos días. ¿Se puede estar cansado de dormir? Se podrá. . . De la habitación de al lado me llega una música extraña, como siempre estos días. He llamado hace un rato para confirmar que aún no sabía si iba a ir a cenar. El hombre no puede vivir sin música, y ya vive sin demasiadas cosas como para tocarle las narices. Claro que me apetece ir a cenar; pensadlo: comida gratis y ya cocinada. Claro que, como estoy un poco autista, parece que prefiero quedarme a escuchar música extraña y tirarnos los dos en el sofá a comer helado jugando al Risk.

A todo esto, me había sentado a escribir, con la intención de lloriquear un poco. El martes. . . El martes de hace dos semanas se me murió el disco externo. No sé si es definitivo. Tendré que hablar con la gente de IT del curro; aún no lo he hecho porque llevo toda la semana sin pisar el despacho. Estos días prefiero trabajar desde casa; aunque siendo honestos, desde que el lunes mandé a mis coautores la versión ampliada del último artículo, no he hecho gran cosa. Ordenar y reordenar las ideas para la tesis. Mañana no hay disculpa, tengo que empezar a escribir. Aún no tengo muy claro cómo, pero hay que empezar.

Eso, que se mi querido disco duro se ha ido al carajo. Las pelis, la musica, las copias de seguridad del trabajo de tres años y algunas otras cosas me dan igual; pero las fotos. . . Un año de fotos. Miles de fotos. Copenhague en verano, Islandia, Copenhague en otoño, Berlín, Copenhague en invierno, Suiza, amigos, cenas, experimentos. . . Puedo haber perdido miles de fotos. Veremos. . . Y veremos también lo que tarda este ordenador en decir hasta aquí he llegado. Ya me lo ha hecho tres o cuatro veces en los últimos diez días. Una de ellas se cargó la tabla de particiones. De pronto todo empieza a ocurrir a cámara lenta, el disco duro se queda pillado. Shhhhiiiiih, tik, tik. Shhhhiiiiih, tik, tik.
Shhhhiiiiih, tik, tik.
Shhhhiiiiih, tik, tik.
Shhhhiiiiih, tik, tik.
Shhhhiiiiih, tik, tik.
Mal asunto. . . No es ni de lejos el mejor momento para que se me joda el ordenata. Ya me estoy mentalizando. La ley de Murphy es inexorable. . . Y sí, ya he hecho copias de todo otra vez: en el ordenata de mi compañero y en el servidor del curro.

Creo que voy a ir a la cena. No me apetece cocinar y la música de la habitación de al lado cada vez es más extraña. A la parte derecha de mi cerebro le apetece pasear por el viento de la primera noche de primavera. La izquierda y resto de mi cuerpo dicen con pereza que me deje de bobadas y empiece a pelar patatas para la tortilla. . .

Nah, me voy. Ya he dormido demasiado estos días.


Imagen: Una llave azul, obviamente.

2 comentarios:

  1. a mi se me jodio el disco duro y perdi un monton de fotos pero para no cabrearme pense que peor era quedarse cojo o impotente,ademas las fotos son solo una ayuda al alzheimer,mejor mantener freska tu cabeza siempre con los recuerdos,entre ellos ..saber como se follaba para cuando vuelva el momento ;-)

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  2. Cabreo ninguno. . . Estas cosas pasan. Y el disco es la menor de mis preocupaciones estos días.

    Por follar, no hay peligro, no es una de esas cosas no se olvidan de un día pa'otro :p

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