lunes, 31 de agosto de 2009

Reykjavik


Atardecer en el centro de Reykjavik.

jueves, 27 de agosto de 2009

32


Ya me lo digo a mí mismo:

Epaaaaa. . . ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!

Para empezar: cambio de imagen. Las sugerencias no sólo son bienvenidas sino que se ruegan.

Y ahora, al tema:

Dicen por aquí que el día de tu cumpleaños el clima te da lo que te has merecido durante el año. Hace un sol radiante. Veinticinco grados. Ni una nube en el cielo. No sé si merezco tanto. . . También hay quienes usan días señalados para usar el cerebro, recapacitar y reflexionar. Es bueno que lo hagan en algún momento. Como un servidor suele ejercitar las neuronas todo el año, hoy pasa. Sólo voy a pintar este 27 de agosto y sus alrededores.

¿Cómo terminamos el año? Terminamos con caos y déficit de horas. Pasan muchas cosas, el tiempo apenas llega; no me estoy quejado, enuncio un hecho objetivo. El trabajo no sale según lo planeado; ya lo esperaba así, pero eso no evita tener que bregar con ello. Apuro lo que se puede apurar y paso de lo que no tiene remedio. Dejamos el año con cambio de piso. Ya lo hemos bautizado con una laaarga cena. Aún no está todo aposentado; seguimos sin internet, mecagüen. . . Y no me olvido del memorable homenaje a la salud física y mental que me di en Varsovia hace unos días.

¿Cómo empezamos el año? Empezamos con caos y déficit de horas. Pasan muchas cosas, el tiempo apenas llega; no me estoy quejado, enuncio un hecho objetivo. El trabajo no sale según lo planeado; ya lo esperaba así, pero eso no evita tener que bregar con ello. Apuraré lo que se pueda apurar y pasaré de lo que no tenga remedio. Empezamos el año en un nuevo hogar. Haremos otra cenorra el domingo para asegurarnos de que estamos en casa. Pero antes del domingo, hoy llega Vitor de su periplo Venezolano. Para hacer el debido homenaje al caos, habrá que salir todo el fin de semana para celebralo, todo. . . Después del domingo, si nada sorprendente ocurre en el universo, vendrá el lunes, y el lunes nos vamos a Islandia. ¡ISLANDIA!!! Mi gran autoregalo de cumplaños. Un lugar que tengo entre ceja y ceja desde hace lustros. Nos vamos sin más plan que el billete de avión y la reserva de un todoterreno. Lo demás no importa. El mapa y los vientos no llevarán donde tengamos que ir. Dos semanas. Dos semanas peregrinando los alrededores del fin del mundo. . . Veremos como recorre el fin del mundo al peregrino. . . ¡Estoy impaciente!

Implicaciones directas: es muy posible que esto sea lo último que publique hasta que vuelva de Islandia. Sin internet en casa, con el caos y la vorágine, dudo que vaya a tener la oportunidad de sentarme a escribir. Tampoco pienso llevarme el ordenata; pero me ronda por la cabeza hacer algo especial con este viaje. Aunque no escriba, tengo intención de poneros una foto al día; veremos si es posible.

. . . Casi se me olvida. La foto de arriba, cortesía de Ángela en Skagen: día radiante como hoy. Un día para mirar al horizonte. Al horizonte y al mar misterioso, cambiante, cruel, impredecible, hermoso. Un día como hoy: para todo menos para quedarse en la orilla mirando. . . Aunque sepa que

En el mar puedes hacerlo todo bien, según las reglas, y aun así el mar te matará. Pero si eres buen marino, al menos sabrás dónde te encuentras en el momento de morir.

— Arturo Pérez-Reverte.

martes, 25 de agosto de 2009

Varsovia 2009: tras el telón caído


Domingo. Dos de la tarde. Sol radiante. Semáforo rojo. Miradas expectantes. Rugen los motores. Semáforo apagado y corazones detenidos una décima de segundo. Luego, el mundo acelera empujado por novecientos caballos. Primera curva y. . . Y no puedo contar nada más de la carrera en las calles de Valencia porque no la vi.

A aquellas horas estaba en la Galería Nacional de Varsovia. Paseaba entre las joyas pictóricas de Polonia. Apenas quedaba medio día para volar de vuelta a Copenhague. El mosaico de monumentos, calles, comidas, melodías, aromas, bares y gentes recolectado durante sensenta horas empezaba a formar la imagen de quién era Varsovia.

Varsovia se presenta fría, indiferente, reuyéndo la mirada. Arrasada por las bombas rusas y alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Reconstruida monóntona e impersonal por la economía soviética. Las avenidas amplias, los árboles omnipresentes y los enormes parques apenas la humanizan.

En rincones del laberinto de buses y tranvías, ocultos bajo la superficie, buscando detrás de monumentos nacionalistas, aparece la verdadera Varsovia. Aparece un pueblo amable, con leguaje susurrante y maneras tranquilas. Una nación entunsiasmada por volver a ser Polonia, por recuperar lo que los últimos siglos de historia les han robado. Alzan monumentos a poetas que ensalzaron su nombre. Resucitan héroes que la post-guerra olvidó. Recuerdan, tratando de entender lo incomprensible. Los treinta y cinco mil muertos en la prisión de Pawiak. Las trescientas mil almas hacinadas en trenes, en una estación desaparecida, camino a Auschwitz, Treblinka, Mathausen. . . Y no olvidan dónde estaban los muros del ghetto. Tampoco cómo era su ciudad. Han reconstruido el casco antiguo como era antes de las bombas para albergar su propia sirenita, la hermana con escudo y espada.

Pero si de verdad queréis entender quién es Varsovia, sentaros entre los árboles un domingo a medio día. Escuchad con el resto de la ciudad, niños y ancinos, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, solitarios, grupos y parejas, el susurro de los árboles coreando al piano de Chopin.


miércoles, 19 de agosto de 2009

Noche de verano


La luna llena observa. Vienen por el canal. Una orquesta sobre una gabarra. Notas a la deriva arrullando al viento fresco; medianoche de verano. Arcos de violines mecidos por las aguas; negro y plata. Y rojo y fuego y naranja, en las cuatro esquinas de la balsa. En las miradas concentradas de esmoquines e instrumentos de gala. Giran. Pasan en torno a ellos velos de colores. Danzan. Entre luces submarinas, mundos flotantes con caballeros y princesas.

Una coreografía de sueños que alguien contempla, escucha y huele sentando en el muelle de madera. Da sorbos a una tónica sin gin. Se pregunta en qué cuento de hadas ha caído. Como si importase. . . Bebe. Sonrie. Aplaude. A su espalda, un salón de cristal lleno de ángeles y música para demonios. Hora de cambiar de escenario. Basta de mirar. Hora de bailar.

lunes, 17 de agosto de 2009

Dos calles más allá

Está hecho. Empezó el viernes con pereza. Meterlo lo todo en cajas y mochilas. Comprobar con cierta satisfacción que, después de tres años, la cantidad de basura acumulada es mínima. Y una mudanza es la gran oportunidad para deshacerse de ella y volver a limpiar la vida.

Siguió el sábado por la mañana. Desmontar los pocos muebles, con el espíritu fresco y la cabeza preparada para el caos. Luego todo ocurre deprisa. Más deprisa de lo esperado. Del patio al camión. Del camión al portal. Del portal al tercer piso. Cervezas y chocolate, sentado en las cajas, con los amigos que han venido a echar una mano. Sudor y satisfacción. Mirando alrededor, a las paredes extrañas que ahora hay que convertir en un hogar. Primer paso: volver a sacarlo todo de las cajas.

Está casi todo en su sitio. Acogedor. Agradable. Más espacioso de lo que esperaba. Pero se me sigue haciendo un poco extraño. Supongo que es porque en este apartamento aún hay demasiadas cosas que no son mías. Supongo que hecho un poco de menos el otro. Su suelo inclinado. Sus habitaciones medio vacías. Recuerdos. . . Tandos buenos recuerdos y tantos buenos momentos con tantas personas que aprecio. . . Je. . . Ahora toca repetir la jugada en un nuevo escenario.


P.S.- Aún no hay conexión a internet en apartamento nuevo. Hasta que la haya, estaré medio desaparecido del Messenger, el Skype y esas cosas y un poco más lento para responder imeiles.


Imagen: http://london-lets.org/

miércoles, 12 de agosto de 2009

¿Tenéis diez minutos?

Es un tanto sensacionalista; pero el tal Julián Alterini aporta datos objetivos sacados de fuentes públicas. Las conclusiones son cosa tuya. . .



Recomendación: Ponedlo a pantalla completa (segundo botón por abajo a la derecha).

lunes, 10 de agosto de 2009

Evidente


Viernes noche. Noveno día consecutivo de vida nocturna. Acabo de llegar de ver ésta peli tirado al aire libre en éste parque. Versión original: en sueco. Subtitulos en danés. Con dos cojones. Llevamos un rato haciendo cola para entrar al MS Stubnitz. Tiempo sufiente como para que me mire de reojo por encima de la segunda cerveza y comente:

—No fumas, apenas bebes. . . —Casual tras el humo del cigarro. En perfecto castellano. Con su mezcla de acento entre madrileña y sueca.

—Ya ves, yo es que soy más de follar. . . —a veces me las ponen a güevo.

—Claro, por eso te fuiste de España.

Luego me tuve que reír. Mucho. Muchísimo. . .


Imagen: stubnitz.com.

sábado, 8 de agosto de 2009

Se te nota en la mirada

Bajan del avión. Cansados. Espectantes. Por la ventanilla del tren, ven la ciudad acercarse. Contemplan en silencio su lado menos agradable; las ciudades siempre son feas cuando llegas en tren. Alcanzan la calle entre el bullicio. Arrastran maletas y cargan mochilas. Giran la cabeza a un lado y a otro. Y siempre, siempre veo en quienes viene a visitarme la misma mirada.

Supongo que es la misma mirada que tenía un servidor cuando llegó por primera vez a Copenhague. Me sorprende y me agrada ver como estas calles les despiertan las mismas sensaciones que a mí. Cada vez alguien viene, resdescubro la ciudad a través de sus ojos, revivo mis primeras impresiones. Desempañan la rutina, y vuelven a sacarle brillo a la normalidad.

A unos les impresiona la luz, la del sol y la de los cabellos rúbios. Otros me recuerdan lo espectaculares que son los cielos, y sus reflejos en los ojos azules. El silencio y la calma de las calles. La paz de la vida moviéndose sin prisas. Las noches de verano que nunca se apagan. Pincelada a pincelada entre todos me vuelven a pintar una ciudad que lleva nueve días sin dejarme parar. . . Dormir. Trabajar. Salir. Dormir poco. Trabajar. Salir. Dormir menos. Trabajar. Salir. . . Y vuelta a empezar.

Me voy a la playa. Que hoy no hay que trabajar; pero sí hay que salir.


Imagen: Eternal gaze, Mr. X.

domingo, 2 de agosto de 2009

Mal, muy mal

No se puede consentir. Semejante afrenta a la tradición, el decoro, la decencia y las buenas maneras debería ser castigada con algo más que la indiferencia social; poco me parecen los fuegos eternos del infierno. Como sigamos descendiendo en esta espiral de decadencia moral y cultural no nos va quedar más que echarnos al monte a danzar desnudos entorno fuegos impíos y fornicar como animales.

Chavales y chavalas todas, que estamos a dos de agosto y este año aún no he hecho ni una miserable barbacoa ni puesto mis pies en playa alguna (bañarse en Skagen en april con el agua a menos de 12 gradros no cuenta, por motivos obvios). ¿Qué clase de verano es este, sin playa ni barbacoas? Vergüenza debería de darme, y me la da. . . Mal, muy mal. . .

Tenía que decirlo, soltarlo de alguna manera. Confesar mis pecados y purificar mi alma pecadora en los fuegos del público escarnio. Gracias por vuestra comprensión y buen ejemplo.

Ahora, con vuestro permiso, me voy a hacer penitencia: Copenhaguen Classic Cars Grand Prix, Stella Polaris, Rust. . . Hoy no pienso volver a casa hasta que limpie mi vergüenza y la ciudad me dé su bendición de luces nocturnas.