viernes, 27 de noviembre de 2009

Limbo y desidia

. . . Ayer. Hoy. Es noviembre. Lo sabemos todos. Saber dista de ser consciente. Y lo sabía, pero vivía inconsciente en noviembre. Dan igual las cosas distintas hechas cada día, noviembre hace iguales los días. Lo cubre todo con una pátina de monotonía y el clima se convierte en metáfora del alma, nubes oscuras, colores apagados. Los recuerdos se llenan de repeticiones y la memoria se olvida lo irrepetible. Los días pasan entre lluvias y noches alargadas. Escandinavia termina por hacerte consciente. No lo olvides. Eres humano. Limbo. Desidia. . .

Puedo sentirlo cada día de camino al trabajo, lluvia golpeándome la cara fría, tambores que anuncian batallas retumbándome en los huesos. En el norte, los vientos de noviembre despiertan el origen de las leyendas. Mirándo los cambios del espejo, entiendes las historias. Dos ejércitos batallan cada año. Dentro y fuera. Corte oscura. Frío. Invierno. . . Verano. Calor. Corte luminosa. El ciclo repetido. Este año creía habarme librado. Pero me descubro en un limbo de desidía. El tiempo fugándose ante mi pereza para obligarlo a hacer lo que quiero. La batalla librada entre los vientos, la misma historia contada en las leyendas, ocurre cuando el invierno pretende aletargarme el alma.

Es entonces hora de romper el ciclo. Acechar al tiempo y robarle momentos para escribir la historia como me place. Colarse en castillo helado de la reina del invierno para salvar las memorias que, oh perfidia, pretendía repintar en blanco y negro. Salir del limbo y enceder unas cuantas velas para alejar las sombras de la desidia. Llenar la copa de vino y reírnos todos juntos del invierno.

. . . Shhh. . .

Pero no gritéis mucho, que no es conveniente despertar al verano antes de tiempo. No es conveniente ignorar que al otro lado de la ventana aún nieva. No debemos olvidar que hay historias más largas que un invierno y un verano. Hay ciclos más amplios, limbos más profundos y, tal vez, desidias más importantes. A veces es bueno tener inviernos, para sentarse y pensar, para callarse y mirar, para terminar antes de volver a empezar.



Imagen: Fibonacci Spiral, Cabin Fever Arts.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Otra semana. . . ¿Ya?

Domingo por la tarde. Por primera vez en toda la semana tengo algo de tiempo para sentarme, a solas, sin que mi cuerpo quiera esconderse en la cama. Supongo que es bueno, andar ocupado, que los amigos vayan arrastrandome de un sitio para otro, hacer mil cosas y no parar un momento en casa. . .

Durante los últimos meses he contado demasiadas veces esta historia. Qué pena. Qué ocupado estoy. No tengo tiempo para escribir. Mal. A lo mejor es que no encuentro cosas que contar. Peor. . . Meditaré sobre ello.

Ahora, antes de largarme pitando a otra cena, os haré un resumen de lo que va del fin de semana. Viernes: cena/fiesta/evento-italo-festivo y muchos bares. Ayer: limpieza general, compras varias, cena y concierto doble. (Valravn, viejos conocidos que no defraudaron y Euzen, nuevo descubrimiento que habrá que añadir a la lista de descargas.) Hoy: plácido domingo y, como he dicho, otra cena en casa de unos amigotes. Después, creo que ignoraré al universo durante unas horas antes de acostarme con la esperanza de que la semana que viene no sea tan caótica.

Y con Euzen os dejo. subid el volumen y molestad a los vecinos:


domingo, 15 de noviembre de 2009

Hareskov

Aunque no es el país en que muestra sus mayores esplendores, en Dinamarca, la naturaleza también tiene sus momentos. Si uno vence la pereza, se coge unos amigos, algo que comer y un tren, puede encontrarse una tarde de otoño paseando por bosques como éste:




P.S.- Podéis ampliar las fotos pinchando en ellas.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Siete días. Cinco ciudades.


En una hora me voy para el aeropuerto. Iré con una sorinsa y la cabeza y la conciencia despejadas. Ayer, a última hora de la tarde terminé y envié a los jefazos el borrador del segundo artículo. Tres hurras por mí. . . Ahora me voy a pasar una semana dando vueltas por España visitando parientes y amigotes.

Va a ser un pequeño road trip de siete días. Hoy, vuelo a Madrid y voy cenar a Valladolid. Mañana, nacional VI hasta Lugo. El viernes, de fiesta a Santander. Sábado, Gijón; descansaré un par de días y el martes cogeré un tren de vuelta a Madrid. Y en una semana, miércoles otra vez y regreso a CPH.

Así que, los que vayamos a vernos: hasta pronto. Y los que no, también: hasta pronto; Bitácora se toma una semana de descanso, por motivos obvios ;)


P.D.- Ya, ya. . . Ya sé que la foto no es de España; pero es que el viaje a Islandia dio para mucho y no puedo, ni quiero, dejar de ir soltándooslas de cuando en cuando.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Abu Dabi 2009: Campana y se acabó

Menos mal que el circuito de Yas Marina es una preciosidad. He de reconocer que aunque correr al atardecer me parecía una chifladura, nos ha dejado imágenes preciosas. Una hermosa puesta de sol en el desierto. Ese hotel de ciencia ficción iluminándose al caer la noche. Un circuto que, gracias a lo pequeñas que tiene las escapatorias y lo cercanos a la pista que están los muros, muestra mejor la velocidad de los coches. Y menos mal, decía, que pudimos entretenernos mirando el decorado, porque la carrera fue un tostón.

Cuando quedó claro que Vettel iba a adelantar a Hamilton en el primer repostaje, adiós emoción. Lo único digno de mención fue la lucha por el segundo puesto entre Weber y Button en la última vuelta y el adelantamiento de Alonso a Kobayashi. Nada más pudo hacer con el peor R29 de la temporada. Ya que acercarse a los puntos fue imposible durante todo el fin de semana, dejó como regalo de despedida a su querido equipo, a Renault, un adelantamiento de libro, dándose, a sí mismo y a todos, el gustazo.

Poco más hay que decir de una carrera que ha sido como el resto de la temporada, anodina, sosa. Una vez más, el ganador lo hizo de calle y sin rival. No me malinterpretéis, la victoria de Vettel y el doblete de Red Bull son merecidísimos. Si no hubiera sido por esos más que turbios difusores dobles que Brawn se sacó de la manga, el coche diseñado por Newy hubiera ganado este campeonato. Ni siquiera pudimos ver un duelo digno entre Kimi y Kovalainen por la tercera posición del mundial de constructores. Tampoco Kimi pudo despedirse a lo grande con ese Ferrari que, como el Renault, ha dejado de evolucionar hace meses para centrarse en el monoplaza del año que viene. Esperemos que la decisión dé buenos resultados.

Temporada sosa, con carreras sosas y campeón soso. Lo cual es muy muy muy sorprendente, porque nunca jamás en la historia de la Fórmula 1 han estado los coches tan igualados ni los tiempos tan ajustados. Esta temporada, fue habitual ver los sábados clasificaciones donde entre el primero y el décimo había menos de un segundo; algo inaudito hace dos años. A pesar de las nuevas reglas aerodinámicas para facilitar los adelantamientos, que han funcionado bien, creo que la congelación de motores, la payasada de que los pilotos tengan que usar los dos tipos de neumáticos durante la carrera y la insensated de que las limitaciones de ocho motores y cuatro cajas de cambio por piloto y temporada, se han cargado el espectáculo. Estas reglas limitan, a menudo a una única opción, la varidad de estrategias y reglajes que se pueden usar, no dando margen de maniobra a la creatividad de los ingenieros y la genialidad de los pilotos. Quienes además pasan más tiempo preocupados de cuidar la mecánica para la próxima carrera que de exprimir sus cualidades al máximo. Así, todo termina igualado y aburrido, porque las reglas sólo dejan una opción buena y porque arriergar no merece la pena. Esperemos que ahora que el capullo de Moxley se ha retirado, su sucesor a la cabeza de la FIA, el señor Jean Todd, haga algo sensato para mejorar las cosas.

Ahora, momento de despidas. Temporada que se termina con más pena que gloria; pero dejándonos un montón de cambios a la vista. Tres equipos nuevos, uno de ellos español (Campos Meta), y mucho ajetreo en el mercado de pilotos. Entre ellos, como no, el que ha abierto la caja de Pandora: Fernando se despide de Renault. Y me da pena. Porque es su equipo de toda la vida. Porque es el equipo que siempre confió en él. Porque es el equipo con el ganó sus dos campeonatos. Porque siempre he sido fan de Renault y mis amigos cercanos saben cuanto me alegré cuando fichó por la marca francesa allá por el 2001, poco despúes de arrasar en la última carrera de la temporada de Fórmula 3000 en el mítico Spa. Pero aunque me dé morriña que deje Renault, también me alegra su fichaje por Ferrari. Porque es la mejor opción para volver a lo más alto. Porque un piloto como él merece formar parte del mito italiano. Y me alegro sobre todo, porque él está exultante pudiendo cumplir su sueño. Así que, hasta la vista, mil gracias y buena suerte, Renault. Ahora, toca empezar a pensar en rojo. . .


Imágenes: Autosport.com y TheF1.com.