martes, 29 de julio de 2008

Silverstone 2008: Que llueva, que llueva. . .

Da igual que hagas la mejor carrera de la temporada. Da igual que llueva a mares anulando las escasas diferencias que hay este año entre los monoplazas. Da igual que hayas sido el único piloto que supo navegar (con el agua que había en la pista aquello no era conducir) hacia la meta sin cometer un error. Todo da igual si el parte metereológico de tu equipo falla y además, ante la duda, eligen la peor opción.

Como dijo Fernando, toda la suerte que había tenido otros años le está faltando este; una sutil manera de decirnos que en el muro volvieron a meter la pata. Ese siempre a sido el punto flaco de Renault: las estrategias. En su eterno dilema entre ser agresivos o conservadores, entre confiar en su piloto o echarle freno, siempre parecen equivocarse de momento y lugar. En años pasados, con un coche competitivo, se maquillaban estos errores; pero esta temporada, Alonso está pagando muy cada pifia de los del muro; porque, siendo un milagro que consiga acercar ese coche al podium, cualquier error lo manda todo al carajo. Así que, que alguien me explique por qué teniendo el podium en bolsillo y la victoria a un golpe de fortuna de distancia, los estrategas de Renault eligieron la opción más arriesgada, la que menos margen de maniobra dejaría si algo iba mal.

Hagamos memoria: Silverstone, domingo 6 de Julio de 2008, ha dejado de llover y Fernando ha dado veinte vueltas de ensueño, rodando más rápido que nadie hasta que la pista a empezado a secarse y las manos empiezan a contar menos que la máquina. Llega el momento de la primera parada, el momento del dilema: ¿poner un juego nuevo de mojado por si vuelve a llover o dejar los que ya están casi lisos por si la pista sigue secándose? Las previsiones dicen que hay un 50% de posibilidades de lluvia, que es lo mismo que decir que nadie tiene ni zorra de lo que va a pasar. ¿Y qué deciden en Renault? Mantener los neumáticos usados. ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!!! Esa opción sólo habría funcionado si no hubiese caído una sóla gota de agua más; media llovizna y el podium al carajo. Lo que cayó minutos después en Silverstone no fue media llovizna, fue un chaparrón en toda regla. Todos lo pilotos cuyos equipos tomaron la misma decisión que con Fernando se vieron obligados a detenerse otra vez, a destiempo, y montar un juego nuevo de agua, los que no, como Hamilton, empezaron a volar.

Y ése no fue todo el problema. Obligado a detenerse antes de tiempo, la única opción que le quedaba a Alonso era cargar combustible hasta el final, treinta vueltas nada menos, y rezar para que no dejase de llover; porque con esa carga y en una pista que se va secando, los blándisimos neumáticos de agua duran menos que un caramelo a la puerta de un colegio. Ya sabéis lo que pasó, ¿verdad? Alonso luchando, agonizando, a los mandos para llevar 28R a la meta mientras sus rivales le iban adelantando a placer.

¿Por qué hubiera sido mejor poner un juego de gomas nuevo, como hicieron con Hamilton o Piquet? Primero, porque volvió a llover; pero eso, salvo algún pastor de la campiña, nadie podía saberlo. Segundo, porque ante la duda, deberían haberse cubierto las espaldas y defender el podium que tenían ganado. En el peor de los casos, que no hubiera llovido, Alonso habría sufrido durante unas cinco vueltas, hasta que las gomas se quedasen lisas de nuevo; pero no se habría visto obligado a adelantar su segunda parada comprometiendo el resto de la carrera; pudiendo incluso montar al final los neumáticos estandar y arrasar. De haber salido bien, ambas estrategias eran ganadoras; pero de salir mal, ésta era la menos mala. Aún así, en Renault decidieron meterse en un callejon sin salida. Sólo gracias a los abandonos trompos y pifostios que se montaron bajo la lluvia logró Alonso terminar sexto, a pesar, de habernos deleitado con el mejor pilotaje de la temporada.

Hablando de pifostios. . . Cinco, nada menos que cinco trompos se hizo el señor Felipe Massa, a los mandos de un Ferrari y luchando por el campeonato (sobran los comentarios). Para rematar la jugada, en los de Maranello tambien la cagaron con la estrategia de Kimi; pero él sí tenía coche para maquillar el resultado y terminar cuarto. Heikki fue un duro rival para Massa en la clasificación de trompos e hizo de perfecto escudero dejando pasar a Hamilton a pesar de haberle cerrado la puerta en la salida; ya sabemos porqué está este chico en McLaren. Heidfeld va a convertirse en digno heredero de Johny Herbert. A río revuelto supo aguantar con la caña y pescar ocho puntazos; mientras, Kubica, perdía los nervios y el coche harto de adelantar y remontar. A Nelsinho el agua le cogió por sorpresa y volvió a abandonar. Pero para sorpresa de verdad, la de Barrichello; ya se empiezand a notar en Honda las manos de Ross Brawn: cambio de estrategia, tres paradas, neumáticos de lluvia extrema y. . . ¡Bingo! Rubinho al podium. ¿Os fijasteis, Pat, Flavio? La próxima vez que decidáis arriesgar, hacedlo en condiciones y de paso a ver si no volvéis a dejar a Alonso atascado detrás de Heidfeld (he perdido la cuanta de cuantas van ya).

El último párrafo me lo guardo para el chico maravilla, para la maravilla de carrera que hizo, hay que quitarse el sombrero; aunque siga teniendo una flor en el culo y más suerte que un niño tonto (cada uno. . .), cualquier otro no hubiera salido tan campante de la excursión por la hierba que él hizo, mereció la victoria ante unos rivales, tanto equipos como pilotos, que no estuvieron a la altura.


P. S.- Va ya media temporada y siempre se me olvida decíroslo: en la güeb oficial de la Formula 1 hacen un guonderfuloso video-resumen de cada carrera; además tiene una opción para ajustar la velocidad para que disfrutéis de los mejores momentos a cámara lenta. Pincha AQUÍ :)


Imágenes: TheF1.com y Autosport.


lunes, 28 de julio de 2008

Contigo no, bicho

Mucho he dicho ya de la idiosincrasia de la mujer española, y no puedo más que reafirmarme ante semejante documento gráfico:



. . . Alguna lo que se merece es un italiano.

sábado, 26 de julio de 2008

Así, sí.

Esta vez ha sido una reconciliación. Dos años me ha costado, pero lo he conseguido, en gran parte graicas, a vosotros. Lo digo siempre y lo vuelvo a decir: volver a Asturias siempre me trae sensaciones dispares. Por un lado la alegría de volver y volver a veros y abrazos, por otro saber que el tiempo viene muy justo y las horas se harán cortas; por un lado la penita que siempre me cuando dejo Copenhague, por otro la sonrisa que me asoma cuando vuelvo a ver las montañas verdes y mar salvaje. Uno nunca se queda del todo satisfecho, la pregunta siempre martillea el fondo de la cabeza, y no sólo en la mía, me temo: ¿soy de aquí o de allá?

Pues ni lo uno ni lo otro ni todo lo contrario, oiga. La pregunta nunca tuvo mucho sentido, que uno tiene hogares en muchos sitios; aquí es dónde te quieren y allá el resto del mundo. A veces damos demasiado crédito a la geografía, a los kilómetros e insistimos en poner fronteras donde no las hay. No hace falta pasaporte para ir de aquí a allá, bastan una llamada de teléfono o una sonrisa.

Bitácora fue un buen inicio; que muchos hayáis venido a CPH o vayáis a hacerlo, va rompiendo las barreras entre aquí y allá; encontrarme allá personas de aquí y viceversa, nos va reconciliando con las distancias. Y después de dos años me alegra por fin sentir, y ver en vuestros ojos, más alegría por las horas que pasamos juntos, que pena por una despedida que cada vez lo es menos. Así, al menos un servidor, ha disfrutado mucho más de los ratos, las cervezas, las cenas, las charlas casuales, las sobremesas hasta la madrugada. Como siempre sin parar, de un lado a otro y descansando poco, pero esta vez hubo tiempo para casi todos, y bien que lo siento por los que se me quedaron en ese casi. . . Y aunque fuese poco tiempo, es lo que hay, fue bien disfrutado.

Así, sí. Así, sí que me alegro de volver a veros, de ver como van cambiando nuestras vidas, de contarnos nuestros pequeños planes de futuro y grandes proyectos, de compartir nuestras victorias, nuestras frustaciones y dudas, de ver que seguimos adelante sin miedo a seguir cambiando y mejorando.

Así, sí. . . Nos vemos, por aquí o por allá, tanto da.

Un abrazo.


Imagen: Marte, de Don Diego Velázquez. ¿Por qué? Os lo cuento otro día. . .

miércoles, 23 de julio de 2008

De vuelta

Sí, sí, ya sé, hace dos días que terminé las vacaciones y aún no os he contado nada nuevo. Calma y tranquilidad, mortales. Estoy poniendo cierto orden en el caos postvacacional y mi maltrecha manita derecha aún se cansa si la hago escribir demasiado; dadnos tiempo. . .

Os debo algunas reflexiones acerca de mi última visita a Asturias, la familia y los amigotes; de momento os adelanto que todo fue más satisfactorio que la última vez, al menos para un servidor. Tampoco se me va a olvidar comentaros las dos últimas carreras: Silverstone y sobre todo Hockenheim, que la pude ver en directo :) O tal vez :( Y si os portáis bien puede que os cuenta alguna que otra cosa uno de estos días.

Sedatio et tranquilitatis.

viernes, 4 de julio de 2008

201

Podría haber sido 201: Una odisea en el ciberespacio; pero para entrada friki ya estuvo la anterior y tendría poco que ver con lo que quiero contaros hoy. Podría haber sido 201: Fin de la quinta temporada; pero hoy quiero hablaros de algo más que de que me voy de vacaciones y dejaré descansar Bitácora durante dos semanas. Por eso está entrada va a ser 201, a secas, porque desde aquel 14 de abril de 2006 en que me senté a escribir esta es la entrada número 201 en Bitácora. 201, un bonito número para cerrar la temporada, un número que merece algún tipo de celebración.

Me viene rondando por la cabeza desde hace una temporada y hoy es el día perfecto para saltar al ruedo. Sí, nada mejor que una polémica para celebrar este 201 y empezar las vacaciones con buen sabor de boca. En los últimos meses he discutido el tema más veces de las que me gustaría. Lo que más me jode es que he tenido que hacerlo con personas que deberían tener las ideas más claras; pero parece que no se enterán de que va la fiesta. Me hace rechinar los dientes que personas que se hacen llamar científicos alberguen semejante bollo mental, ignorancia, caraja y confusión en algo que deberían tener muy muy muy claro:

Ciencia y religión.

El debate es antiguo, demasiado antiguo a mi modo de ver, es más, lo que no entiendo es dónde está el debate; en este tema no debería que haber nada que discutir. Deberíamos sustituir la conjunción copulativa y llamar al asunto:

Ciencia o religión.

Lo sorprendente es que la fuente de confusión no viene de la parte religiosa del asunto, ahí parece que todo el mundo lo tiene muy claro; la confusión empieza porque pocos, ni siquiera la mayoría de los que se hacen llamar cientificos, entienden lo que es la ciencia. En primera acepción de la RAE:

ciencia - Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales.

¿Queda claro? ¿No? Pues os lo explico. Ciencia es lo que uno aprende aplicando el Método Científico. Método que consiste en los siguientes pasos:
  1. Vete y mide algo de la forma más precisa, rigurosa y objetiva que puedas. Si lo mides muchas veces mejor. Y si lo haces muchas veces en diferentes lugares y condiciones, mejor aún.
  2. Trata de buscarle alguna lógica a los resultados que has obtenido; y por lógica entiendo algo que se pueda escribir en el lénguaje más lógico y exacto que tenemos: las matemáticas. Esto es tu hipótesis, tu ley, tu regla para entender la pequeña parte del universo que has elegido, y debe dar cuenta de todos y cada uno de los resultados que hayas medido.
  3. Coge tu nuevo y flamente pedazo de conocimiento y ponlo a prueba. Si de verdad lo que has obtenido tras tus medidas y sesudas deducciones lógicas es una de las reglas por las que se rige el Universo, ha de ser capaz explicar algún otro proceso o fenómeno, ha de tener consecuencias en otro campos, ha de ser capaz predecir otros fenómenos.
Si todo ha ido bien hasta el paso 3, ¡felicidades! Ya tenemos otro pedazo de conocimiento acerca del Universo. Ahora vuelve a paso 1 y mejora tus medidas, amplia su campo, el rango de fenómenos o el de variables y continúa iterando hasta que te canses.

Si algo ha fallado, ¡felicidades¡ Vuelve al paso 1 y mira a ver dónde te has equivocado,
mejora tus medidas, tus hipótesis, amplia su campo, el rango de fenómenos o el de variables y continúa iterando hasta que te canses.

Este método asume sólo dos cosas: primera, que el universo se rige por normas lógicas (matemáticas) capaces de ser desentrañadas por la percepción y razón humanas; segunda, que en caso de haber varias explicaciones lógicas, la más sencilla es la buena hasta que se demuestre lo contrario. El método tiene además varias consecuencias. Para empezar, toda nueva ley, enunciado, hipótesis, teorema, teoría, debe ser capaz de dar cuenta de todas las mediciones anteriores. Así, si midiendo algo sabido y conocido, nos encontramos con un nuevo fenómeno, la nueva teoría ha de ser capaz de explicar todo lo que explicaba la vieja además el nuevo descubrimiento; no, no vale porner parches, todo o nada. Y lo más importante, lo que suele ser el foco de la confusión, el método sólo es capaz de hablar, describir, aquello que se ha medido, ni más ni menos. La ciencia no es dogma, nunca dirá el Universo es así y se comporta asá, por los siglos de los siglos, amén. No, los enunciados científicos son mucho más humildes, la ciencia habla sólo de lo que ha sido capaz de medir hasta la fecha y, mientras no se mida algo que lo ponga en duda, es válido; si mañana fulanito descubre algo que no encaja en la teoria, tiramos la teoría a la basura y empezamos de nuevo. Ésto ya ha pasado bastantes veces en la historia y a nadie le ha temblado la mano, la vieja teoría a la basura y a seguir midiendo y pensando. Vuelta al paso 1. . .

Repito, para que nos quede claro: lo que no se ha medido o no es medible, no es asunto de la ciencia. La ciencia ni lo niega ni lo desprecia, simplemente no tiene nada que decir acerca de ello. Y nada, es nada. Hemos medidio hasta aquí, y hasta aquí las cosas funcionan según esta regla. ¿Y más allá? Más allá aún no hemos medido, así que no tengo ni puta idea, oiga; quién sabe, puede que haya ángeles y demonios, conejos parlanchines o tipos de negro que lanzan rayos azules por el culo; vaya usté a saber. . .

¿Que tiene esto que ver con la religión? Nada, nadita, nada. Eso es: NA-DA. La religión el otra historia, cada religión es otra historia. Las religiones son otras formas de adquirir conocimiento acerca del Universo, pero con unos presupuestos diferentes. Por lo general todo comienza hace muchos siglos, cuando algún iluminado dijo algo que alguien consideró importante y decidió ponerlo por escrito. Escritos que han pasado de generación en generación, sólo con ligeros cambios para ajustarlos a la moda, y que hoy los seguidores de la susodicha religión se creen y tiene por cierto y verdadero, palabra de [ponga aquí el nombre de su dios], amén. A esto, por lo general, se le llama fe. En segunda acepción de la RAE (la primera es más simpática, pero menos útil para nuestro caso):

fe - Conjunto de creencias de una religión.

He ahí la palabra clave: creencias. Ni conjunto de demostraciones lógicas, ni de conocimientos derivados de la observación, ni saberes deducidos de la razón pura; no, damas y caballeros, dice creencias a secas. Es más, para los católicos, la fe es la primera de las virtudes teologales, es decir, creerse las cosas a pies juntillas y sin preguntar ni quejarse lo hace a uno buen católico. Sentir la necesidad de demostrar las creencias religiosas, por el método que sea, revelaría falta de fe, pecado, herejía, arderás en los fuegos de infierno; sí, sí, se lo estoy diciendo a usted, no se esconda, señor creacionista. Por eso es ridículo tratar de convencer a alguien para que crea, apelar a su razón y su lógica para que crea algo que ni es ni, según se postula, debe ser lógico ni razonable. Convencer a alguien para que crea es privarle de lo que se le quiere convencer, es privarle de la fe, del cree sin prueba, ni demostración, ni lógica.

Mezclar ciencia y religión, es mezclar churras con merinas, es querer jugar al fútbol con las reglas de baloncesto; lo uno o lo otro, oiga, pero las dos cosas juntas no. Nada tienen que ver la una con la otra, empezando por los pilares, por sus presupuestos iniciales: fe ciega frente a demostración lógica. No son fusionables ni reconcilables, son agua y aceite. Fin de la confusión, si es que alguna vez la hubo. Punto. Finito. Kaput.

Ya, pero la ciencia no lo explica todo. Pues no, todavía no, pero ese es el objetivo y no vamos a mal ritmo. En sólo trescientos años mire todo lo que hemos aprendido, descubierto e inventado. No está nada mal, sobre todo si se compara con lo que otros han logrado tras milenios de rezos y plegagrias de lo más variopintas. ¿Qué la ciencia ha causado muchas desgracias? Pues sí, oiga, sobretodo cuando ha caído en manos de fanáticos religiosos que se han puesto a inventar armas y luego, ciegos de fe, se han dedicado a pegar tiros. Pero no empecemos a sacar trapos sucios, que todos conocemos lo que reza en los billetes de un dolar y nunca he visto a un cura fabricar televisores a base de padrenuestros. Mientras lo siguen intentando, a los que les disguste vivir con la incertidumbre de no saberlo todo, a los que les inquiete que la ciencia permanezca callada cuando desconoce algo, pueden rellenar los huecos con la religión que más les plazca. Hay sitio de sobra; pero tengan cuidado de que la religión que elijan sea modular, quiero decir, que permita creerse sólo los cachos que uno quiera para ajustarlos a los huecos, no sea que haya que creerse el paquete completo y por no leer la letra pequeña terminen en algún innombrable abismo infernal por toda la eternidad. Andenme con ojo y allá cada cual, en cuestiones de fe prefiero no meterme, sería ilógico; un servidor cuando se aburre o le entran ganas de matar a alguien, respira profundo y se va a dar un paseo por la playa.

¡Hala! Ya me puedo ir de vacaciones a gusto :)


Imágenes: Proporciones de la figura humana (Leonardo da Vinci), NASSP, Sphaera Coelestis Mystica (Johann Georg Hagelgans), Le Serpent de la Genèse: Le Temple de Satan (Stanislas de Guaita).