lunes, 30 de agosto de 2010

33

Hay días que son perfectos; aunque no haya follado.

Viernes. Despierto sin necesidad del despertador. Ni tarde, ni temprano. A eso de las ocho y media. Encuentro el desayuno preparado en la mesa del comedor, en el silencio soleado. Satisfecho el estómago. Con más calma de la acostumbrada, me siento en mi rincón de leer. Una taza de té humea sobre el radiador. Enfriándose. La primera página de un libro, un buen libro, abierta frente a mis ojos. Calentándose. Pasan los sorbos y bebo páginas. Saboreo las palabras líquidas, hasta los posos del primer capítulo. El teléfono suena con las primeras felicitaciones.<

Ducha. Hecho un vistazo a las noticias del día. Y es hora de cumplir otro ritual.

Camino por las calles animadas. Envueltas en sol de verano y aire fresco que ya huele a otoño. La música gotea en mis oídos. Entro en la tienda y me envuelve el olor familiar y agradable a tinta y papel. Voy convertir en costumbre esto de regalarme un libro el día de mi cumpleaños.De alguna manera, ya es mediodía. Es el momento perfecto para sentarme en alguna cafetería acogedora. Al lado de la librería, no hace falta ir más lejos. Devoro medio capítulo con media cerveza antes de que llegue la comida. La otra mitad cuando el plato está vacío.

Vuelvo a casa. Saldo cuentas con los correos pendientes. Trabajo unas horas. Remato los objetivos de la semana. Luego hay que hacer compra y cena para cuatro. Torradas con gambas al ajillo. Ensalada de quesos, serrano y anchoas frustradas. Tomates rellenos. Buena compañía, un par de cervezas raras y un Rioja decente. Y buen humor. Mucho. Calentamos a conciencia el músculo de la risa. Luego consumamos una decisión, que para eso montamos el sarao de la cena. Empieza el tercer ritual del día. Ella pregunta un par de veces. Le tiembla la mano de las tijeras. Sonrío en el espejo. Y salta un flash.

Gofres con helado de vainilla y mermelada. Luego salimos a carreras. Aún así llegamos los primeros. Van apareciendo. Cargados de abrazos y sonrisas. Me envuelvo en mis amigos. Y llegan más. Y más. Y nos perdemos en la noche.

Y cuando un buen puñado de horas después, cansado y somnoliento, estiro el brazo y apago la luz de la mesita, sé que ha sido el día perfecto para cumplir treinta y tres.

11 comentarios:

  1. Quita esa mano, da la cara! XD
    A mi no me gusta celebrar los cumples, me da bajón, casi me alegro más por mis no-cumpleaños.

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  2. Uy, pues un servidor cada año se lo pasa mejor ;)

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  3. Me alegro que cada año te lo pases mejor.

    Para mi cada año que pasa significa serenidad, metas conseguidas y nuevos retos. Los días pasan demasiado rápido para mi.

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  4. Una cosa no quita la otra. . .

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  5. ay fíu, muy mal me debo explicar... jajaja

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  6. Felicidades !!
    A disfrutar de la edad de los médicos: abra la boca y diga ....... 33 !!!

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  7. JAJAJAJAJA :)

    (Pa'las dos ;)

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  8. Enhorabuena por vivir así los días, pirata!
    Siento no haber estado por aquí en su momento, pero me he pasado todo Agosto de mudanza y sin internet.
    Lo de las tijeras... como cuánto de "estropicio" ha sido? no vaya a ser que la próxima vez no se te vea venir.

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  9. Bienllegado a tu nueva casa :) Para comprobar el efecto de las tijeras, obsérvese detenidamente la imagen ;)

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  10. Eso me parecía... pero no tenía claro si era efecto del tamaño de la imagen, si de la luz o qué...
    Bueno, se te seguirá viendo llegar ondeando la melena.

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  11. ". . . efecto de la luz. . ." Si te cuento los efectos que tuve que hacer con la luz para que esa foto saliese medio decente, nos da la risa a todos ;)

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