Siempre, siempre que vuelvo al lugar donde viví tantos años, donde hay tantas personas que me esperan para darme un abrazo, todo tiene un regusto extraño. Por un lado la alegría, la ilusión del reencuentro. Las nuevas historias, ponerse al día. Volver a disfrutar y compartir esas cosillas que antes eran cotidianas y ahora son momentos especiales: una partida de mus, fabada y churrasco, un café a media tarde, un paseo por la playa, una cena tranquila en casa. Por el otro, saber que me vuelvo a ir en breve, que no se pueden hacer planes, que hay que aprovochar ahora y que suele saber a poco. Después de casi tres años, nos vamos acostumbrando. Empieza a ser normal que venga, pase unos días corriendo de un lado para otro, sin demasiado tiempo para casi nada ni nadie, y me vuelva ir. He aprendido a tomarme con calma el querer que ver a a tantas personas, a dosificar los días y de carreras las justitas. Vosotros me ayudáis a que todo sea un poco más normal; aunque nunca sea lo mismo, aunque las espectativas muchas veces se queden en eso, en espectativas.
Hablando de espectativas, antes de aterrizar en Asturias, pasé un fin de semana en Barcelona. Después de hacer los deberes con la Capital, era de rigor visitar a la competencia. En Barna, además de darme el gustazo de tomar unas cervezas con unos amigotes a los que no veía desde que se fueron de Copenhague hará año y medio, de volver a ver al compañero de fatigas en Shanghai y de practicar un poco de danés con la rubia, pude disfrutar de la ciudad. Barcelona me dejó una sensación agradable, de cuidad acogedora, manejable. Un lugar donde, al contrario que en Madrid, se puede ir de un sitio a otro paseando. Una ciudad viva, dinámica, que vive de cara al mar y se contempla a sí misma con orgullo. Y ojo, que digo orgullo y no obsesión. He vuelto a comprobar, esta vez in situ, que los catalanes no tienen rabo, ni cuernos, no escupen fuego por la boca. He visto con satisfación que la infuria catalano-independentista que nos venden ciertas instituciones catalanas y los medios de comunicación nacionales, están muy lejos de lo que se vive, se siente y se respira en la calle. En la calle uno se encuentra con unas gentes amables y educadas, que tan orgullosos se sienten de hablarte en catalán como en castellano, y que son igual de agradables compañeros de mesa ante un pulpo a feria que unos calamares fritos o una pizza.
En breve toca volver a CPH, y dudo que vaya a tener tiempo para ponerme al teclado hasta entonces. Aunque tengo muuuucho trabajo a la vista en Enero, no debería ser estilo "caos diciembre", así que espero que Bitácora vuelva por sus fueros cuando éste que firma tenga un poco más de tiempo para pensar en lo que escribe. Mientras tanto,
Feliz Año Nuevo a todos.
Sed buenos. . . O no ;)
Imágenes: Amaneces en Gijón (Juan Antuña), Barcelona desde el mar (David Guerrero).
Vaya, lo que cuentas de Barcelona es justo lo que me comentó un compañero que tras leer la Tesis se ha ido a trabajar allí. Como siempre hay de todo, pero lo que no entiende mucha gente que no ha vivido o no conoce lo que aquí se vive, es que se ha tenido que cultivar el respeto a lo de fuera y que la convivencia se hace de forma natural. Por supuesto, si te vas a sitios más en el centro, más de pueblo, encontrarás más gente estúpida, pero aún así, no es tan fiero como lo pintan.
ResponderEliminarAsí que hablas danés eh?? Muy bien :-D
Uy, con esa frase podrías hacer muchos amigos, Viajera:
ResponderEliminar"[...] si te vas a sitios más en el centro, más de pueblo, encontrarás más gente estúpida [...]"
Menos mal que uno es dado a querer entender lo que le dicen; pero ten cuidado cuando llegues a Presidenta; algún periodista con mala baba podría inferir que opinas que los habitantes de los pueblos del interior son estúpidos. Jeje. . .
En cuanto a lo hablar danés. . . ikke saerlig godt, men det er fint nok ;)
¿y no podrías haber visitado Barna un fin de semana más tarde?
ResponderEliminarCachis...
¡¡¡¡Feliz año nuevooooooooooooo!!!!
Juas, me refería al centro de cataluña, no del reino jajajjaja...ahora que lo veo sí, se podría entender otra cosa. Pero como yo no soy ni catalana ni andaluza, pos a mí plin. Que se peguen ellos mientras yo me harto de reír :-D Y que conste que ahora mismo estoy en un pueblo del interior y de menos de 400 habitantes. Que a mí lo de las nuevas culturas y experiencias me mola mucho :-D
ResponderEliminarY los nok, no son la coronas noruegas??? Ay, madre, a ver si este año me pongo las pilas y aprendo un poco...
Ya te digo, morena, ya te digo. Si es que siempre vamos a destiempo. . . Menos mal que en breve vendrás a vernos a CPH ;) Besitos y abrazos y sé buena este año :)
ResponderEliminarEso si que son viajes de aventura, Viajera.
Nok, nok. . . enok. . . enough ;)
No sé, no sé...quizás me reenganche a bitácora, aunque sea un poquito...
ResponderEliminarPelín tarde, Felíz añoooo!!!
(Noe & Gorka)
Jeje. . . Hasta marzo no hay Fórmula 1, así que puedes leer tranquila un par de meses :)
ResponderEliminarPor fin puedo opinar sobre un sitio que has visitado y yo tambien conozco, ya hace como 17 años que estuve en Barcelona, y aunque no soy muy dada a las grandes urbes es verdad que me gusto muxo más que Madrid, no se, como más limpia, más sitios para pasear, más acojedora, la gente camina más relajada por la calle, con excepciones (claro), todo sin despreciar la capi, por supuesto que tambien tiene su encanto.
ResponderEliminarNo me prodigo muxo últimamente, creo que no tengo muxo que decir ni que contar, pero si tando por aki, que lo sepais.
Probablemente cuando leas esto ya tarás muuuuuuuuuuy! lejos, y aunque esta vez no pudo ser, otra será, seguro, que tu tamien tengas un Feliz Año 2009, que enero sea más relajado que diciembre y que el trabajo de todo este tiempo en CPH siga dando sus frutos y sus buenos resultados, me alegro, recuerdas cuando en verano te dije que todo llega? pues eso todo llega.
muxos besos bixo, buen viaje y ya nos veremos. muak, muak, muakkkk.
Esta vez, mujer de poca fe, al final, también pudo ser ;)
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