Llevo unas semanas pensando, dándole vueltas a muchas cosas, reflexionando sobre libros que leído en los últimos meses, mezclándolo con mis experiencias cotidianas, desempolvando recuerdos, poniendo patas arriba cosas que sabía, mirándo desde otros ángulos hábitos e instintos. Ando haciendo limpieza general, tirando lo que no me sirve, desempolvando cosas que había olvidado, sacudiendo los pilares, sacándolo todo a la luz. Reinventándome.
Una de las cosas sobre las que he pensado estas semanas es sobre aquella polémica acerca de si soy o no soy un machista, un prepotente, que si me doy aires de superioridad, que si el amor, que si el odio y toda la pesca. ¿Recordáis?
Hace muchos años que no justifico nada de lo que hago, digo o pienso con argumentos del tipo de "es que yo soy así y al que no le guste. . ." Esto, además de no explicar nada, es mentira. Nadie "es así". Nadie es siempre un borde. Nadie es siempre amable. Nadie tiene paciencia infinita. Nadie anda siempre buscando bronca. Nadie antepone su orgullo a todo. Nadie hinca siempre la rodilla. Nadie escupe todo lo que piensa. Nadie calla y otorga siempre. Todos tenemos un abanico muy amplio de recursos sociales y actitudes vitales. Usamos unas u otras a conveniencia, según la situación o experiencia previas. Y el hábito de usar unas más que otras nos hace sentirnos más cómodos con ellas, hace que las personas en nuestro entorno reconozcan nuestras reacciones, asumen y asumimos nuestro rol social y terminamos por configurar lo que llamamos nuestro caracter, nuestro "yo soy así". Experiencia, costumbre y aceptación social, eso son nuestros "yo soy así". Nada intrínseco a nosotros. Nada que no podamos cambiar o que no hayamos elegido. ¿Cuántas veces hemos visto cambiar el comportamiento de una persona tras alguna experiencia significativa en su vida? ¿Cuántas veces hemos visto a alguien empeñarse en cambiar, por cuestiones de trabajo, de pareja o simple de cabezonería, y lograrlo? ¿Cuántas veces hemos visto a personas, nosotros mismos sin ir más lejos, cambiar de actitud según estén con los amigos, con la familia o en el trabajo? ¿Qué nos queda entonces del "es que yo soy así"?
Nada. Nadie "es así".
Detesto cuando alguien dice frases del estilo "Yo soy así y no consiento que me grite ni Dios. . ." Sí, claro, exceptuando al jefe, a tu mujer, la hijita en la edad del pavo que está rebelde y al gilipollas del Ataulfo, que desayuna en el mismo bar que yo y tiene mucho caracter. "Mucho caracter. . ." Otra que me da la risa cada vez que la oigo, porque viene a ser sinónimo de hablar a gritos y no atender a razones. Eso es lo que entienden muchos por terner caracter, cuando lo que en realidad tienen es sentimiento de inferioridad y necesitan reforzar sus palabras ante sí mismos y ante los demás con gritos, aspavientos y mucho voto a tal y voto a cual.
Me entenderéis ahora cuando os diga que NO "soy así". Nunca "soy así". Llevo años practicando el noble arte de adaptarme, de cambiar, de usar según lo requieran la situación y mis objetivos cualquiera de los recursos sociales que tengo a mi alcance. Ese es el arte: saber cuándo ser amable, cuándo ser agresivo, cuándo ser apasionado, cuándo mantenerse firme, cuándo dar una caricia, cuándo tender la mano, cuándo dar un puñetazo en la mesa, etcétera, etcétera, etcétera. . . Algunos sabéis que es cierto, me habéis visto cambiar de actitud en un abrir y cerrar de ojos. Algunos también me habéis visto meter la pata; no siempre elijo bien el "cúando" o me puede la pasión, me fallan los instintos o me traicionan las malas costumbres.
Seguro que alguien anda pensando que tanto cambiar de cara, ahora ser así y luego a asá, es ser un chaquetero, un falso y un manipulador. No, nada de eso, es inteligencia emocional. Uno puede defender sus ideas o enfrentarse a situaciones a gritos o siendo afable con la misma honestidad. Uno puede expresar un sentimiento con igual veracidad con una caricia silenciosa o con un discurso apasionado. Pero siempre suele haber un camino más efectivo que otros para expresar lo que queremos, para que el resultado sea óptimo, más razonable o más justo para todos. ¿Por qué limitarse a los cuatro recursos a que nos tiene acostumbrados nuestro "yo soy así"? Porque es más cómodo, porque estamos habituados y sabemos lo que va a pasar. Porque los demás ya se lo esperan y es reconfortante que lo reconozcan a uno. Es reconfortante sentirse identificado con algo, saber cual es la respuesta adecuada, tener una solución rápida. Esto no es suficiente para mí. No voy a dejar que un "yo soy así" me limite. Voy a seguir explorando, más allá de los estereotipos, más allá de "lo bueno" y "lo malo". Porque he conseguido mejorar partes de mi mundo siendo agresivo y salvaje. Porque ha habido personas que me han agradecido mi crueldad.
¿Qué tiene todo esto que ver con la discusión aquella del machismo y la prepotencia? Ahí voy, concededme un par de párrafos más. Me esfuerzo por explorar, cambiar y mejorar. Por eso suelo decir que hay dos maneras de hacer las cosas: la mía y la equivocada; porque cuando encuentro una forma mejor la tomo, cambio, la hago mía. Así que no deja de sorprenderme que personas que me conocen, que ya saben todo esto que cuento hoy, a veces aún me tachen de prepotente, de darme aires de superioridad y demás. Creo que mi actitud de cambio, adaptación, de querer aprender, de cuestinármelo todo, incluye una profunda humildad y un gran respeto por todo lo que no comprendo y las lecciones que pudiera esconder. Algo debo estár haciendo mal si mi actitud y lo que los demás perciven son opuestos. ¿El qué?
Creo que hay tres factores para explicarlo. Primero que, cómo ya he dicho, me gusta jugar, cambiar de actitud, mostrar diferentes caras, y es obvio que quien haya tenido la mala fortuna de toparse conmigo sólo cuando he decidido que debía ser agresivo, visceral, firme, cabezota, contundente o incluso prepotente tendrá muy mala opinión de mí. Sobre todo teniendo en cuenta que tiendo a ironizar, y mucho, con comentarios prepotentes y, claro, a base de hacerlo, hay quienes terminan por creerse que ciertas cosas las digo en serio. Será esta mala costumbre de los del norte de hacer chistes sin reírnos. El segundo factor es la falsa modestia, o más bien, la falta de ella. Ya lo he dicho en otras ocasiones, evito menospreciarme a mi mismo, estoy orgulloso de lo que hago bien y no me importa decirlo, celebro mis progresos, no busco los halagos, pero tampoco los desprecio si los considero merecidos y sinceros. Detesto la falsa modestia y eso está muy mal visto donde reina la envidia. Sin embargo, ninguno de estos dos factores debería de engañar a quienes me conocen bien; pero para mi sorpresa, incluso ellos a veces piensan que soy un prepotente o similar. He aquí la que creo que debe ser la causa: la actitud que adopto en el noventa por ciento de los casos para defender mis argumentos en una discusión. Ahora me doy cuenta de que si creo que tengo razón, ya no es sólo que trate de convencer hilvanando un argumento tras otro y refutando punto por punto lo que me lancen, no, mi objetivo tiende a ser destrozar a mi interlocutor, victoria completa, conmigo o contra mí. Es un mal hábito que adquirí en la universidad; muchas discusiones y muchas broncas. Un argumento cogido por los pelos, una palabra dicha a destiempo, un resquicio o un ápice de buena fe servía para que te desacreditasen, te humillasen y hundiesen en la misera cualquier idea que tuvieras. Tender la mano sólo servía para que te arrancasen el brazo y luego te golpeasen con él. Fue enfrentandome con aquellos hijos de puta/profesores de la Faculta de Ciencias de Oviedo cuando eliminé de mi vocabulario la palabra conciliador. Fue entre perros donde aprendí a ladrar y morder. El problema es que desde entonces, cuando me enfrento a cualquier discusión, actuo de la misma manera: directo, agresivo, metiendo los dedos donde duele y sin pensar jamás en aceptar una posición intermedia. O tú me convences a mí o yo a tí. Victoria o derrota totales. Esta actitud tenía su sentido en su momento, pero ahora, cuando discuto con mis amigos, mi familia o con otras personas razonables, está fuera de lugar. Debo dejar de tratar de destrozar a quien se me ponga por delante y adoptar una actitud conciliadora. Lo cual no quiere decir dejar de defender lo que creo, sino hacerlo desde una posición más abierta, menos agresiva/defensiva y más flexible; a las personas que aprecio sí que les puedo tender la mano ni miedo a que me muerdan. Esta es la conclusión: para evitar que se me tome por prepotende debo reaprender a ser conciliador. Menos agrasividad y más tender la mano.
Hay otro aspecto en todo esto en el que sin embargo no tengo ninguna intención de cambiar: voy a seguir esforzándome por ser una persona cada vez más incómoda. Me voy a seguir empeñando en sacar punta a lo que digáis y hagáis, en criticar lo crea correcto y lo que no, en no dejar que durmáis a gusto en una cama de demagogia barata e ideologías prefabricadas. Voy a ser más cruel y os agradeceré que me pagéis con la misma moneda. Y que al final terminémos amándonos u odiándonos, bueno, al menos no nos habremos sido indeferentes, insulsos, inocuos, irrelevantes. . .
Imagen: extraida de la película de Hiroshi Inagaki Samurai III: Duel at Ganryu Island. (www.organicmechanic.org)
A todo eso se le llama "crecer".
ResponderEliminarSigue creciendo!!!
Cuando la semilla es buena, da buenos frutos.
Pero ese crecimiento debe ser constante y lleva mucho, mucho tiempo. Creo que una vida, a veces, no es suficiente. Yo sigo intentándolo todos los dias.
Besinos.
Cachis. . . Y un servidor que se creía que estaba haciendo algo más espectacular, y resulta que sólo está creciendo. . . ¡Puah! Pues vaya. . .
ResponderEliminarVaya, menudo post. Me has hecho pensar, cachis...
ResponderEliminarCoincido en muchas cosas. Otras las tengo que pensar. Ahora, para mí tampoco vale el que "soy así al que no le guste que se joda" que te sueltan muchos. No, nadie es así porque sí, y eso sólo denota una falta de voluntad o de qué sé yo para hacer algo al respecto. Pero claro, luego están los que realmente no quieren cambiar, están orgullosos de ser como son y luego sueltan un "es que yo soy así" a modo de disculpa, cuando en realidad deberían decir "soy así, porque quiero ser así"... Son cosas diferentes...
Alguien que lo cuestiona todo siempre resulta incómodo. Pero creo que si todo el mundo se cuestionara las cosas que dan por sentadas, otro gallo nos cantaría en este mundo. Pero desgraciadamente, como leí en no sé dónde, los que están dispuestos a cambiar, a comprender, a cuestionar todo lo que ven, esos por lo general no tienen aspiraciones de poder. Vaya...
Por cierto, recuérdame que no discuta nunca contigo. Todavía no tengo mucha práctica en ese arte, aunque es cierto que cuando te van obligando a defenderte con un cuchillo entre los dientes, progresas a toda leche y no dejas ni un resquicio qu e pueda suponer tu muerte... :-D
Ala, me las piro...
Yo hace mucho tiempo decidi que discutir de nada servua, que cada uno tiene su punto de vista sobre infinidad de cosas, y que para cada uno lo que piensa es cierto y correcto. Y desgañitarse, enfadarse, porfiar, enfrentarse, etc, para hacer cambiar al de enfrente de punto de vista, no vale la pena.
ResponderEliminarLo que si me gusta es lo que dejas entrever, el "be water". Saber cambiar de registro. Saber estar con los de arriba y con los de abajo, con los del centro y con los de los extremos. Con todos.
Me viene a la memoria este bello fragmento del Tenorio:
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
O como bien decia mi padre: "Cuando vayas a Alemania haz como los alemanes".
Mano izquierda, amigos, mano izquierda es el secreto para pasar por este valle de lagrimas sin hacer ni que te hagan demasiado daño.
Beatles:
And in the end
the love you take
is equal to the love
you made.
Esa es la unica verdad.
Under P.
Jooo. . . ¿Cómo que no vamos a discutir? Venga, síii, sólo un poquito, porfaaaa. . . Mmm. . . Bueno, te dejo que te lo pienses, Viajera.
ResponderEliminarCon quien sí voy a discutir, aquí y ahora, es contigo, Under. No estoy de acuerdo con tu primer párrafo. Ya lo he dicho alguna vez: no creo que todas las opiniones sean iguales ni igual de respetables y no tolero que ciertos energúmenos se vayan de rositas en mi presencia. Llámame broncas, pero considero un deber cívico, una responsabilidad social y moral, el cantarle las cuarenta al que me diga cosas como que los negros son una raza inferior o que las mujeres no deberían salir de la cocina. Y como estas, muchas otras lindezas que quien las diga en mi presencia más le valdrá tener cartas en la mano para aguantar el órdago.
Mmm. . . Y ahora que te releo con más calma, me apunto el extracto del Tenorio, y te digo que también discrepo en lo del valle de lágrimas; que no sé si este mundo lo será o no, pero lo que es seguro es que ni vos ni un servidor, con nuestras vidas fáciles, tenemos derecho ni motivos para llamarlo así. Y cuanto a nuestros dolores, son una bendición, porque no llegan ni por asomo a destrozarnos, pero si son suficeintes para enseñarnos. Así que no me vengas con lagrimeos cristianuzos, que a estas alturas de la fiesta no cuelan. Ah, y también discrepo con los Beatles, esos lo que son es unos hippies con demasiado dinero :p
Bueno, te lo dejo pasar todo porque como he dicho antes no quiero discutir jejeje. Todo menos lo de los Beatles. El ABC de la musica, el alfa y el omega, el principio de todo. Cuanto he aprendido de ellos!!!
ResponderEliminarCuando vuelva a CPH discutimos, jeje, ahora estoy demasiado quemado por el sol y no me llega la sangre al cerebro...
Under P.
Qué cabrón. . . Aprovecha, aprovecha a cargar las pilas para el invierno ;)
ResponderEliminarDiosssssssssssssss, no tenía muchas dudas al respecto pero ahora ya no me queda ninguna, ya se de donde te viene la vena de "artista/escritor" o llámalo X. Creo que tu mami ha resumido en una sola palabra todo lo que tu has contando en el post.
ResponderEliminarToy de vacances hasta el 29 y aunque he intentado mantenerme alejada de este cacharro, no he podido por que tu post no me ha dejado indiferente, no se os puede dejar solos ni un minuto,y como dice uno de mis compis "tais armándola continuamente".
Tengo que confesarte una cosa, siempre que escribes un post tan largo y reflexivo, a la vez que lo voy leyendo voy tomando notas para que no se me escape nada a la hora de contestarte y darte mi opinión sobre cada párrafo o idea que expones, y sabes lo que me ha pasado hoy? que no sirve para nada, por que ha medida que iba leyendo tu solito te das la soluciones a los "problemas" que vas exponiendo y darte mis puntos de vista era repetir lo que tu sabes mu bien que tienes que hacer.
Por eso lo único que me resta decirte es que quien de verdad te aprecia nunca podría odiarte y creo que tienes razón, mil caras tenemos todos. En algún momento todos queremos agradar, en algún momento todos queremos hacer daño, en algún momento todos queremos que nos olviden, en algún momento todos queremos que nos escuchen, en algún momento todos ............ .
El entonar el "mea culpa" lo deberíamos practicar todos de vez en cuando.
Muxos Besitos desde el paraiso.:*
¡¿Tomas notas cuando me lees?! :o ¿En vacaciones también? Ahora me siento culpable; voy a dejar de escribir hasta el 29. . . Bueno, a lo mejor no ;)
ResponderEliminarUn abrazo y disfruta esas vacaciones.
Ole...
ResponderEliminarTú y el arte de ordenar las cosas de tu (nuestras) cabeza y escribirlas al teclado....
¿A que te ha venido bien? a mí si...
No creo que tenga que comentar nada al respecto, me quedo con lo retórico.
Sigue siendo así, cambiando así. (Y nosotros que lo veamos).
Muak.
PD: No he podido evitar la sonrisilla que se me escapaba al leer el último párrafo... esa es tu esencia. Ese es mi Iván.
Pues sí, ese es uno de los motivos por los que adoro escribir, porque para contar algo para que otras personas lo entiendan me obliga a pensar mucho, a reordenarlo todo en mi cabeza. Me alegra que opines que lo he conseguido. Gracias :)
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