Por fin! Dinamarca a decidido concederme estatus de persona. No le costó mucho reconocer mi existencia. Al poco de llegar ya me dieron el CPR. Es una tarjeta amarilla que sirve para todo: es tú dirección postal, tarjeta de la seguridad social, carnet de la biblioteca, deneí y requisito indispensable para cualquier trámite burocrático, incluido que te pongan multas por cruzar los semáforos en rojo, ir sin luces en la bici, no pagar el metro... Lo dicho, la prueba de que existes y eres único.
Pero el martes dimos un paso más. Después de casi un año, mi querida oficina bancaria ha decidido concederme una tarjeta de crédito; y en las mismas condiciones que a cualquier otra persona. No os creáis que es porque ya me crean digno de confianza, qué va... Dadle las gracias a Maj Brit, nuestra wonderfulosa Project Manager, que se las apañó para convencer al banco para de que era poco menos que esencial para los estudiantes extranjeros. Hurra! Además de ser único y existir, ya soy persona. Ya tengo derecho a pagar en los bares sin que me miren raro por usar trozos de metal y papeles de colorines. Ya puedo gastarme mi dinero en internet como cualquier persona del s.XXI (esto es humor danés con crítica social incluida). Ya no tengo que pedirles a los amigos que me compren los billetes de avión. Ya no tendré que andar con un montón de chiflos (1) en el bolsillo cada vez que viaje, ni medio acojonado por si me cruzo con Murphy o su madre.
Y hablando de viajes, hace unos cuantos días, tras un par de entuertos bancarios, cruce de meiles y desentuertos a base conferencias internacionales, Vitor y un servidor han reservado sus billetes para Japón. El 26 de abril nos encontraremos en el aeropuerto de Helsinki para cogernos un avión rumbo a Osaka. Hugo nos espera con los brazos y la puerta de casa abiertos, espero, si no la lía otra vez con la llave. El año pasado pactamos en Oslo que éste nos reuniríamos en Japón y allá vamos. Diez días para disfrutar de un choque cultural en condiciones y cumplir otro sueño. Sí, sí, tengo intención de contároslo con pelos y señales y haré lo posible por enseñaros millones de afotos. Por cierto, si alguien tiene interés en que le traiga de allá alguna de esas cosas imposibles de conseguir en el viejo continente por un precio razonable, o imposible sin más, que me mande un meil y vemos cómo nos las apañamos.
Pero antes de todo esto, me voy a pasar las Semana Santa preparando el segundo asalto al examen aquel en que me la metieron doblada hace unos meses. Y me estoy cagando en todo, porque el texto principal del curso es de esos que están llenos de frases que empiezan con "Es obvio que", "Se puede demostrar facilmente que", "Tras algunas simples manipulaciones se obtiene" y otras al uso que hacen que a todo veterano en tales menesteres se le pongan los pelillos como escarpias; porque al final, nunca es obvio, ni fácil y lo simple termina siendo tres folios de jeroglíficos. Amén de la miriada de argumentos hechos con las manos y cogidos por los pelos gracias a la buena fe del atento lector, que si no, ni eso. Esto ya es algo personal...
Siguiendo con la agenda para las próximas semana, en algún momento entre el examen y Japón tengo que ir a Århus, en la costa este de Jutlandia, a hablar con unos tipos que nos pueden ayudar a diseñar una milonga que necesitamos. Y a la vuelta de Japón, volvemos a Suiza. Otras cuarenta y ocho horas nonestop en el SLS. Ya veis, esto sigue siendo un no parar :)
(1) Chiflo.- Moneda de curso legal internacional. A saber, en el mundo sólo hay dos monedas: euros (también conocidos como panchos) y chiflos. En ocasiones, dependiendo de la localización geográfica, los chiflos adoptan diversas formas y valores relativos al euro, lo cual puede resultar confuso para el incauto; pero no se deje engañar por las leyendas y costumbres nativas, da igual como los denominen, siempre son chiflos.
De milagro no me apunto a lo de Japon, que me dicen que alli las tias buitrean a los occidentales que da gusto. Osaka es un pason me dicen. Los pajaros tirandose a las escopetas, vaya.
ResponderEliminarPero tengo que ir a Japon. Al tiempo, ajajjaa.
Je je, no sé si eso será otra leyenda urbana. Por lo que cuenta mi colega, una cosa es que tengan interés y otra que se te tiren en brazos, que la barrera cultural es bestial y por esos lares no se estila el aquí te pillo aquí te mato.
ResponderEliminarPero bueno, en breve lo sabremos...
diosssssssss que envidiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminares todo lo que tengo que decir....
Muak!
PD: Cuidado en Osaka, que ya sabes lo que pasa alli....