martes, 21 de julio de 2009

Éramos pocos. . .

. . . y parió la abuela.

Os lo voy dando en capítulos para que no se os atragante como me pasó a mí. Volvamos a Suiza, hace un mes. Imaginadme saliendo de la ducha, cansado, tranquilo, con hambre. Esa clase de calma y esa clase de hambre que te entran después de intentar matarte, primero subiendo y luego bajando montañas en bicicleta.

La bicicleta de montaña es un deporte muy divertido. Bajas despendolado en un estado permanente de uy-casi-me-caigo-pero-no recorriendo formaciones aleatorias de peñascos, grava y barro de unos cuarenta centimetros de ancho que algunos insensatos se atreven a llamar caminos y a cuyos lados, entre árbol y árbol, me han dicho que hay precipicios. No estoy muy seguro porque cuando conduzco algo, lo que sea, miro a donde quiero ir e ignoro todo aquello donde preferiría no terminar; sabia lección aprendida tras horas de ensayos y errores en el Colin McRae Rally. Todo el asunto parece divertido porque, cuando has terminado de subir, a tu cerebro no le llega suficiente oxígeno como para que nada te parezca nada. Y para cuando el oxígeno cerebral empieza a recuperar sus niveles normales ya llevas un buen rato, sin saber muy bien como, cuesta abajo con semejante colocón de adrenalina que todo te parece divertido.

Reciendo duchado, cansado, hambriento y aún con el subidón de adrenalina me pongo a mirar el correo electrónico. ¡Anda, qué divertido! Que dice nuestro casero que no nos renueva el contrato, tenemos que cambiar de apartamento. Eso sí que me pone cachondo: buscar piso en Copenhague. Cojonudo. Ya tenemos disculpa para hacer dos fiestas: una para despedirnos del piso y otra para inaugurar el nuevo. Yujuuu. . .

Hasta que se te baja el subidón de adrenalina. . .

Como tengo poco de qué preocuparme las próximas semanas (véase la entrada anterior), ahora hay que buscar piso y hacer mudanza. Por suerte, todo parece indicar que soy un tipo con suerte. Encontré piso a los cinco días de haberme vuelto a Copenhague. Ha sido todo muy raro. En vez de tener que desesperarme meses mandando meiles a anuncios que nadie contesta, ¡me llamaban para ofrecerme apartamentos!!! Apartamentos de verdad, no mazmorras rehabilitadas. Nos hemos decidido por uno aquí al lado, a un par de calles. Mismo tamaño, más barato y esta vez con lavadora, oh, yeah. . .

Si nada se tuerce ni nadie se arrepiente de aquí a que firmemos el nuevo contrato, tenemos que organizar la mudanza para mediados de agosto y las dos fiestas. Además me han ofrecido ir a pasar un fin de semana a Varsovia y otro a Berlín, sí, Berlín otra vez (Isa, a ver si a la tercera :)

Así no va a haber quien trabaje. . .


Imágenes: Página ofcial del Colin McRae Rally 2, y mi futura calle si nada se tuerce, sacada de Paronamio.

6 comentarios:

  1. Joé qué suerte, yo entre el piso de Sevilla y el de aquí, estoy que no duermo...me veo en la puta calle el 4 de Septiembre. O en una choza a 50 km de Copenhague, con la ducha en el edificio de al lado y la lavadora en otro pueblo...

    Qué has hecho para que te llamen? porque si no pones que buscas piso no te llaman....o sí?? A ver...*quiero ser rica*, *quiero ser rica y pasar de la ciencia, y viajar todo el rato o en su defecto tumbarme a la bartola*....nada...no funciona

    ResponderEliminar
  2. Será cosa de finales de julio, que todo es mundo está de vacaciones y nadie busca apartamento. Supongo que en agosto y septiembre, cuando empecien a llegar los erasmus y los estudiantes la cosa volvera ser chunga. Aún así, con el tema de que es casi imposible venderlos, la gente pone más pisos para alquilar. Hazte una cuenta aquí:

    www.boligportal.dk

    Y buena suerte!

    ResponderEliminar
  3. Buf, Berlín... tengo muchas ganas de conocerla. Algún día.

    ResponderEliminar
  4. En cuanto puedas, ni te lo pienses.

    ResponderEliminar
  5. Ves??? y tú preocupado,...
    anda, a hacer fiestas

    ResponderEliminar