lunes, 4 de febrero de 2008

Relación de daños

No he tenido tiempo, y aunque lo hubiese tenido, no hubiera pagado el precio escandaloso de la conexión a internet del hotel; es lo que tiene pasarse una semana en un pueblecito perdido en medio de los Alpes Austriacos, que Bitácora se ha quedado colgada siete días. Pero aquí estamos, apenas unas horas después de aterrizar, para enmendar el entuerto.

He crecido entre el mar y las montañas. He pasado la mayor parte de mi vida teniendo que mirar al mar cuando quería ver el horizonte; la tierra llana es algo antinatural. Rocas y montañas, bosques y cascadas forman el paisaje de mis recuerdos. He subido y bajado montañas, corriendo, saltando, brincando; he han hecho reir y llorar, me han hecho sudar y tiritar, me han empapado y me han secado, me han acariciado y arañado y aún así, los Alpes me han acojonado. Acercándome a ellos desde el norte, cruzando la llanura entorno a Munich por una autopista sin límite de velocidad, los vi surgir, primero como una sombra blanca en el horizonte, luego como una muralla descomunal de roca oscura y atalayas níveas. Se alzan sin previo aviso desgarrando la llanura, descomunales e impasibles: no pasarás. Con la misma reverencia con que uno cruza las puertas de una catedral, pasé ante los guardianes de piedra, en un abrir y cerrar de ojos, desapareció la llanura y el mundo de convirtió en una sucesión de valles nevados rodeados de picos majestuosos. En uno de esos valles, no muy lejos de Salzburgo, se encuentra Maria Alm, un pueblecito donde casi todo son hoteles para esquiadores. En uno de ellos me pasé la semana, alternando el tiempo entre charlas científicas, ilustrativas algunas y aburridas las que más, y aprender a hacer snow-board.

Sí, es cierto, los Alpes son muy muy escarpados; de las siete estaciones de esquí que teníamos a diez minutos de autobus ninguna tenía pistas verdes (de las fáciles, vamos), de azules para arriba todas, y de esas, en cualquier pais civilizado, la mayoría estarían clasificadas como rojas (o sea, jodidas). Quizá no era el mejor sitio para calzarse una tabla de esnou por primera vez; pero, quién dijo miedo habiendo hospitales? No hace falta que os diga que lo de mis caídas aprendiendo a esquiar el año pasado en Noruega fue de broma comparado con las de este. . . Qué risa. . . Aquí está la relación de daños (de abajo a arriba):

- Ligera distensión de ligamento interno en la rodilla derecha.
- Contusión en el glúteo derecho (la nieve no es tan blanda como dicen).
- Pequeña rotura de fibras en la sección central derecha del recto abdominal (y no fue de reirme, aunque duele cuando lo hago).
- Leve contractura en el area superior del lumbar derecho (para compensar).
- Contusión en la inserción cubital de la muñeca izquierda (no siempre me caía de culo).
- Ligera distensión en el codo izquierdo (esa ya casi ni la noto).

Lo de las agujetas, sobre todo en los antebrazos y triceps (manda güevos!), ya lo dáis por supuesto; pero lo que no sé si sereis capaces de imaginaros es la satisfacción de estar allí arriba, con el sol brillando en el cielo azul, tiñendo de dorados y púrpuras la nieve de cumbres y valles. Allí,
con el aliento del invierno refrescandonos la cara, sentados en el silencio invernal, compartiendo una cerveza alejados del bullicio de las pistas marcadas, contemplando a nuestros pies la ladera de nieve prístina, inmaculada y virgen. Y dejarnos caer gritando de alegría y adrenalina, contener el aliento entre los susurros de la nieve. Sssshhhhh. . . Deslizarse con la tabla sobre un metro nieve virgen es como hacer el amor entre sábanas de seda.

11 comentarios:

  1. Anónimo5/2/08, 1:02

    ...pero aprendiste o no??

    ResponderEliminar
  2. Anónimo5/2/08, 7:55

    eh, eh, eh, eh! que las comparaciones son odiosas eh!.
    Me alegro por ti, bueno quiero decir que disfrutases de la nieve y el paisaje como lo hiciste, no de lo otro, osea de las leches que te metiste por decirlo finamente y de las consecuencias que siguieron a esas leches.
    Casi puedo imajinar lo que sentias al estar tan cerca del cielo por que ya sabes que yo crecí un pelin mas arriba que tu y se lo que significa respirar la pureza de esos paisajes casi virgenes.
    Ah! y yo tambien pregunto? aprendiste hacer snow o sólo aprendiste a caerte de la mejor forma posible para sufrir el menor daño? je, je, je, es broma.
    besitos desde el paraiso.

    ResponderEliminar
  3. Si es que hasta cuando deberías de dar penita... acabas dando asco.
    Joe macho... Reunión científica en los Alpes... eso no es ir de congreso!!!!!!!
    DE todas formas, con la envidia que das.. HA SIDO POCO!!!!!
    :-p
    Ahora a recuperarse.
    Un abrazo melenas.

    ResponderEliminar
  4. Aprendí, aprendí :)

    Y algo que también he aprendido en el tiempo que llevo fuera de la patria, Juaki, es que aunque uno descubra cosas mejores, no por eso se la quiere menos.

    Je, je, ya ves Fxx, del amor al odio sólo hay un paso ;)

    ResponderEliminar
  5. Ivan, recuperate pronto que el dia 22 de febrero, viernes, nos vamos al Rock the night en The Rock. Te hace?

    ResponderEliminar
  6. Pues ahi vamos. Mi colega Juan Antonio tambien quiere ir. Me disfrazare de jovenzuelo, jeje, sacare alguna camiseta heavylona del baul de los recuerdos ochenteros!!!

    ResponderEliminar
  7. jejejejejejeje!!!!!!!!!!!!
    Más heridas de guerra...
    Pero parece que merecieron la pena, como casi siempre.
    Sigue llenando el saco de experiencias y cosas nuevas, de eso se trata, y por supuesto, sigue contándonoslas, un auténtico placer leerte.
    (muak, muak, sana sana culito de rana....muak) hala!!! ya estás listo para otra...

    BESINOS!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  8. Merecieron... :) Y gracias por los besinos, jeje.

    ResponderEliminar
  9. Las heridas se curan en unos días con un poco de reposo. La alegria de lo vivido no se olvida nunca. Me alegro de que estés disfrutando.
    Un beso.
    Keli

    ResponderEliminar
  10. Coño, qué bonito!

    Esta me la apunto :)

    ResponderEliminar