Aeropuerto Internacional de Kansai.
9:00, hora local .
Viernes, 27 de abril de 2007.
Una terminal descomunal construida sobre una isla artificial. Sospechosamente parecida a la T4, con las diferencias que está bien construida y diseñada, es útil y cogerían dentro unas cuantas tecuatros. Esa fue la primera imagen, la primera impresión de Japón. Descomunal, impresionante, sin concesiones. Iba caminando con Vitor por aquel documental del Discovery Channel, la mochila a la espalda y sendas sonrisas estúpidas en la boca: tábamo'en Japón! Aún así, lo más extraño de todo era el aire de familiaridad que respirábamos. Literal, el aire en Japón, la brisa del Pacífico es algo que reconoce cualquiera que se haya criado y crecido en las costas gallegas o asturianas, como era nuestro caso. Húmedo, pesado, fresco y cargado de mar y recuerdos. No sé si fue debido a ese aire, a que hace algún tiempo que las cafeterías de los aeropuertos son como el bar de la esquina, a la compañía de viejos amigos o a un poco de todo junto; pero estando al otro lado del planeta, que bien podría ser otro mundo, durante los nueve días que duró el viaje, siempre hubo una sensación de familiaridad en todo lo que me rodeaba: perdido en Ichinomoto (que debe significar algo así como culo del mundo), en las calles silenciosas de Tenri y su templo tranquilo y sosegado, bajo las autopistas que vuelan sobren las avenidas de Osaka, ante el inmenso buda de Nara, subiendo los 399 escalones del templo de Hasedera, paseando por las callejuegas anticuadas de Kyoto a la caza de una geisha, contemplando el mundo desde lo alto del castillo de Himeji, alucinando ante la inmensidad de Tokyo. Tokyo... Sus maraña de trenes, avenidas y autopistas en cruces imposibles, torres de cristal y acero hasta donde alcanza la vista, mosaicos de pantallas gigantes y neones desproporcionados, millones de almas de compras insospechadas, sus noches multicolor de luces y personas, una flor de cerezo asomando sobre el muro de una casita en una callejuela silenciosa. Tokyo... Blade Runner... Ghost in the Shell... Algo familiar una rave party en Shibuya, trance y japonesas guapas, en el aire neblinoso que recortaba la silueta del Fuji tras la ventanilla del Shinkansen. El olor del hogar tomando la última cerveza con mis amigos en un parque antes del amanecer, antes de ir a por el avión de vuelta.
Muchas cosas que contar... No esperaba que fuese para menos; pero tampoco que fuese para tanto. Por eso me lo voy a tomar con calma. No sé cuantos artículos saldrán de este viaje; pero ha habido tiempo para ver, aprender y reflexionar mucho. De momento, quedaros con la brisa del Pacíficio, con ese pedacito de hogar que encontré en Japón, entre miles de neones y cerezos al atardecer.
Continuará...
P.D. - Sí, sí, sí, habrá fotos, cienes y cienes de fotos. Paciencia, mortales.
Mi sueño es ir a Japón... ains... Kyoto, Tokyo...
ResponderEliminarNi paciencia ni leches...FOTOS YA, jeje
ResponderEliminarPero ligaste o no ligaste?
ResponderEliminarSe liga alli o no? Es verdad eso de que las japonesitas nos buitrean a nosotros, los pajaros tirandose a las escopetas.....
Un saludo del Miguel de DK, que estoy anonimo ahora no se porque..
q envidia manin que bonito es todo!!! q me trajiste????
ResponderEliminaryo tambien puedo ir a ver a tu amigo??
un bs.
la rata
sniff.....
ResponderEliminarsi es que hay cosas que nunca se olvidan!!!
muy emotivo.
Y Si, QUEREMOS MAS, MUCHO MAS!!!!
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarBienvenido a este otro pedacito de tu hogar Bixo. Me alegro un monton que te haya gustado tanto Japón y sus japonesitas.
ResponderEliminarNi que decir tiene que queremos fotos ya para que gracias a ti todos conozcamos este pais un poco más.
Y ahora si que es verdad que ya no me cabe la menor duda de que como alguien creo que dijo una vez "ERES UN CIUDADANO DEL MUNDO". MUXOS BESITOS DESDE EL PARAISO TERRENAL.
Pues nada, que del blog de under me he venido al tuyo a hacerte una visita, yo llevo aquí en Kbh sólo tre s mesecitos, y no sé si leer tu resumen anual me ha hecho bien o mal.
ResponderEliminarLo que sí me ha llegado al alma es el comentario ese del tal nacho, "los daneses son como los catalnes, cuando te dan su amistad lo hacen de verdad' o algo así. Menudo topicazo. Estuve en Japón hace ya casi tres años, donde conocí al motivo que me hizo dejar Barcelona y venir para aquí. Un buen motivo, y un magnifico país (Japón, claro). Suerte y ánimos.
Coño, qué éxito! Me echávais de menos, eh? Jeje...
ResponderEliminarBienvenido de nuevo al mundo de los vivos Kike.
Ligar, sí, algo ligamos; o mejor dicho, pudimos pero no quisimos. Así de sobrados que somos. Y eso de que se tirán a por los occidentales es una verdad a medias. Depende de los sitios a los que vayas; pero lo que no funciona es el aquí te pillo aquí te mato. En Japón se puede ligar mucho; pero hay que tomárselo con calma, Under.
Encantado de tenerte por aquí, Carolina. Espero que vuelvas de visita más veces :) Si crees que el artículo del cumpleaños no te ha sentado bien, bueno, sigue buscando, encontraras otros para reirte un rato... (Marketing barato, jeje.) Y no le hagas mucho caso a Under que es un poco agonías. CPH mola, sobre todo en verano, ya verás.
Y los demás, repito, paciencia mortales. Ah, y gracias por seguir ahí :D
Que cabron!! Jajaja, que soy un agonias.
ResponderEliminarA golpes me ha forjado a mi Dinamarca. Carolina, tu lee mi blog que ahi esta LA VERDAD de DK, jajaja.