
Cuando crucé bajo aquella puerta me alegré estar un lugar histórico atestado de turistas. Me alegré de tener que caminar despacio, detenerme y esquivar personas boquiabiertas, mirando a lo alto, gritando y parándose a ojear lo que los tenderos exponían en la agonsta calle principal que sube hasta el castillo condal. Uno tiene dejar las prisas de lado, armarse de paciencia y disfrutar la mezcolanza de aromas a comida, incienso, velas, cuero y sudor, abrir los oídos a la cacofonía de pasos sobre el empedrado, gritos de niños, risas de adultos y voceos de los tenderos. Y sí, digo disfrutar, porque así atestadas y ruidosas es como debieron ser en su día esas calles estrechas y empinadas, retorcidas y sombrias. Por una vez la aglomeración de turistas sirvió para dar el ambiente adecuado, porque Carcassone fue en su día el centro comercial y cultural de Occitania e, igual que hoy, sus calles debieron estar atestadas de gentes llegadas de todas partes de Europa: campesinos y mercaderes, viajeros y juglares, gentes de paso y habitantes permanentes ocupados en sus asuntos y negocios, subiendo y bajando por las callejuelas empedradas, tan asombrados como los viajeros de hoy ante la colosal belleza del lugar.
Aunque haya expertos que se quejen, la labor de reconstrucción de Carcassone es ejemplar, no sólo murallas y torres están siguen patrones acorde a las varias épocas y fases de su construcción original (o a lo que se creía en el momento de la reconstrucción), sino que todos y cada uno de los edificios, casas, tiendas, posasdas y tabernas conservan el estilo y ambiente originales: vigas de madera, puertas pequeñajas, escaleras peligrosas y todo tipo de "lujos" medievales. Lo que si es un lujo es subierse a las murallas y contemplar el valle como debieron verlo señores de antaño; como debieron verlo las tropas del rey de Francia acuarteladas tras los muros antes de iniciar la caza de herejes y rebeldes, la cruzada contra los proscritos por el Papa de Roma, contra los cátaros y sus ideas demasiado peligrosas para la ambición católica.
A principios del s. XIII la región cuyo centro es Carcassone era codiciciada por el rey de Francia, por su situación estratégica como frontera con el reino de Aragón y como puerta al comercio mediterraneo. La disculpa que necesitaba para hacer marchar sus tropas fueron los cátaros, quienes creían de que la salvación sólo podía alcanzarse a través del conocimiento personal de la verdadera esencia divina, sin necesidad de intercesión de ningúna institución religiosa, a las que consideraban obra del demonio, como a todo lo terreno y como probaban la opoluencia, riqueza y ambición que ostentaba la Iglesia Católica. Aquellas gentes austeras, dedicadas y devotas del servicio a Dios a través de la mejora personal suponían un obvio peligro para las estructuras católicas, cuya tesis es que la salvación sólo puede alcanzarse gracias a la intermediación de la Iglesia y sus miembros entre los pecadores y Dios. Ni el Papa, ni ninguno de sus fieles, estaban dispuestos a tolerar semejante ataque y desprecio por su poder. Declararon hejeres a los cátaros e instaron a los reyes de la zona a lanzar una cruzada contra ellos. Era la señal que el rey de Francia esperaba.
Ya sea caminando sobre sus murallas, perdiéndose por sus callejuelas, subiendo a sus torres, mirando por las rendijas de los matacanes, disfrutando de sus restaurantes o paseando por su basílica, Carcassone nos permite echar un vistazo a algunos de los capítulos más apasionantes de la historia de Europa. En Carcassone aún retumbna los ecos de las vidas de las personas que vivieron y murieron para levantar, defender o asediar sus muros; en Carcassone podemos rastrear los pasos para entender mejor por qué nuestro mundo es como es, cómo llegamos hasta aquí, lo que perdimos y lo que ganamos en el camino.
Imágenes: Puerta de Narbona (Wikipedia) y Expulsión de los cátaros de Carcassone (Wikipedia).
Impresionante lección de historia. Seguiremos atentos esperando la próxima entrega.
ResponderEliminarTe refieres a la de Wikipedia, ¿no? ;)
ResponderEliminarAys, si te hubiese tenido a tí contandome estas cosas allá por mis años mozos de instituto... Otro gallo hubiese cantado cuando vi mi nota de historia en selectividad... jajajja.
ResponderEliminarSi es que nos lo cuentas tan bien, y el enlace tan facilito, para que sepamos más... jo, que bien...
No sé cuantas veces te lo he dicho ya, pero... que envidia me das, cabronazooorrrllll!!!
Debe ser una pasada andar por esas calles, pasar por esas puertas, murallas... un lujazo.
El segundo plato es Praha, y no sé ni si leerte, porque me voy a empezar a poner verde....
Muaaaakkkk!!!
PD: toy leyéndote...
PD2: ...un 2.
Me alegro de que lo hayas disfrutado :) A ver si os meto tanta tanta envidia como para que os pongáis a juntar euros como locos y la próxima vez nos vamos juntos :D
ResponderEliminarUn abrazo.
P.S.- Pues parecida a la mía en física. . .