Discúlpenme ustedes el retraso; estos días, la Fórmula 1 es la última de mis preocupaciones. En medio de la montaña rusa emocional que tengo por vida, escasean los momentos en que puedo y quiero ponerme a escribir trivialidades. A ver si este dura lo suficiente para terminar la entrada. . .
A lo que iba: ¡madre del amor hermoso, qué carrerón vimos este domingo! Hamilton, Alonso, Webber, jugando al gato y al ratón durante las sesenta vueltas del gran premio. Retándose, adelantándose, en la pista y en los boxes, intercambiando vueltas rápidas y posiciones, los tres sacaron lo mejor de sus monoplazas para darnos un espectáculo de primera clase. Ferrari demostró que Silverstone no fue un espejismo y además bordó la estrategia; una pena que hubiera trece grados en vez de veinte, sino otro gallo habría cantado. Lo que está claro es que los cambios en el organigrama de Maranello, las dimisiones de Aldo Costa y Chris Dyer junto a la promoción de Nicolas Tombazis y el fichaje de Pat Fry, empiezan a dar sus frutos. Además, Red Bull y Vettel no parecen inmunes a la presión y, ahora que Ferrari y McLaren les plantan cara, empezamos a errores y deslices que no se veían a principio de temporada.
¿Y qué me deciis del duelo Vettel vs. Massa? Cuarenta vueltas de tú a tú, frenadas al límite y estrategias improvisadas. "Haz lo opuesto que Massa. Si el entra, tú quédate en la pista. Si el se queda, tú entra a boxes." Fue lo que le dijo su ingeniero y el teutón cometió un error al no seguir las instrucciones. Los dos pararon en la última vuelta. Massa iba delante; pero Red Bull tiene la ventaja de usar el primer box. Desenlace de infarto con la tuerca traidora otra vez en el papel de estrella invitada, que decantó la moneda del lado de Vettel, dejando a Massa parado en los boxes durante cinco segundos y medio mientras Vettel le adelantaba. Suerte, Vettel, mucha suerte.
Y ahí no terminó la cosa, no. Además, vimos a Schumy y a Rosberg metidos en mil saraos, con Petrov, Massa, Button y media parrilla. También Kobayashi sacando petróleo de una estrategia brillante que lo llevó del decimoséptimo al octavo puesto. En resumen, un carrerón de principio a fin, donde Alonso volvió a poner la anécdota al tener que detener el F150 en la pista antes de regresar al parc fermé para evitar quedarse sin el último litro de gasolina, necesario para las verificaciones de la FIA. Webber tubo que hacer de taxista llevándoselo sentado en el pontón del RB7 hasta el podium. Una imagen entrañable en un mundo dominado por la tecnología y el cronómetro. Una muestra de respeto y fraternidad después de haberse batido sin cuartel durante sesenta vueltas. Un momento simpático para cerrar una carrera épica.
Si seguimos viendo carreras como la del domingo, me da igual quien gane el campeonato. O casi. . . ;)
Imágenes: Autosport.com y YallaF1.com.
A lo que iba: ¡madre del amor hermoso, qué carrerón vimos este domingo! Hamilton, Alonso, Webber, jugando al gato y al ratón durante las sesenta vueltas del gran premio. Retándose, adelantándose, en la pista y en los boxes, intercambiando vueltas rápidas y posiciones, los tres sacaron lo mejor de sus monoplazas para darnos un espectáculo de primera clase. Ferrari demostró que Silverstone no fue un espejismo y además bordó la estrategia; una pena que hubiera trece grados en vez de veinte, sino otro gallo habría cantado. Lo que está claro es que los cambios en el organigrama de Maranello, las dimisiones de Aldo Costa y Chris Dyer junto a la promoción de Nicolas Tombazis y el fichaje de Pat Fry, empiezan a dar sus frutos. Además, Red Bull y Vettel no parecen inmunes a la presión y, ahora que Ferrari y McLaren les plantan cara, empezamos a errores y deslices que no se veían a principio de temporada.
¿Y qué me deciis del duelo Vettel vs. Massa? Cuarenta vueltas de tú a tú, frenadas al límite y estrategias improvisadas. "Haz lo opuesto que Massa. Si el entra, tú quédate en la pista. Si el se queda, tú entra a boxes." Fue lo que le dijo su ingeniero y el teutón cometió un error al no seguir las instrucciones. Los dos pararon en la última vuelta. Massa iba delante; pero Red Bull tiene la ventaja de usar el primer box. Desenlace de infarto con la tuerca traidora otra vez en el papel de estrella invitada, que decantó la moneda del lado de Vettel, dejando a Massa parado en los boxes durante cinco segundos y medio mientras Vettel le adelantaba. Suerte, Vettel, mucha suerte.
Y ahí no terminó la cosa, no. Además, vimos a Schumy y a Rosberg metidos en mil saraos, con Petrov, Massa, Button y media parrilla. También Kobayashi sacando petróleo de una estrategia brillante que lo llevó del decimoséptimo al octavo puesto. En resumen, un carrerón de principio a fin, donde Alonso volvió a poner la anécdota al tener que detener el F150 en la pista antes de regresar al parc fermé para evitar quedarse sin el último litro de gasolina, necesario para las verificaciones de la FIA. Webber tubo que hacer de taxista llevándoselo sentado en el pontón del RB7 hasta el podium. Una imagen entrañable en un mundo dominado por la tecnología y el cronómetro. Una muestra de respeto y fraternidad después de haberse batido sin cuartel durante sesenta vueltas. Un momento simpático para cerrar una carrera épica.
Si seguimos viendo carreras como la del domingo, me da igual quien gane el campeonato. O casi. . . ;)
Imágenes: Autosport.com y YallaF1.com.
Jejejeej...
ResponderEliminar"o casi".
XDDD
Pero sí... me sumo al disfrutar de las carreras en lugar de hacer de hinchada, que nunca se me dio bien eso de hacer de ultrafanático de nada.
Pues de eso se trata y así se aficionó uno: disfrutando de las carreras.
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