Se encienden rojas. Una a una. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. . .
¡Y empezó el espectáculo!
La temporada pasada nos dejó con ganas de revancha. Luego, para alargar la espera, nos cancelaron en Gran Premio de Bahrein. No se ustedes, pero un servidor no cabía en si de impaciencia cuando se apagaron las cinco luces rojas del semáforo.
Australia suele darnos carreras emocionantes y un tanto locas. Y ayer, con todos los cambios en el reglamento y, sobre todo, debido a los nuevos neúmaticos, nos dio lo que queríamos. Ha vuelto esa Formula 1 que cambia cada quince vueltas. Ha vuelto la variedad estratégica. Han vuelto las opciones. Ha vuelto la diversión. Visto el dominio que parece tener Red Bull, aunque sin sacar conclusiones precipitadas, que el asfalto de Melbourne siempre ha sido peculiar, tal vez no vayamos a tener una temporada tan trepidante como la pasada; pero las carreras va a ser muuuucho más divertidas.
La mayor parte de la culpa la tiene Pirelli. Han causado confusión en muchos y enfado en algunos. En Ferrari se mostraban perplejos tras la clasificación. Por algún extraño motivo aún incomprendido, de la noche a la mañana, el F-150 fue incapaz de poner las gomas a su temperatura óptima en la clasificación. Por suerte, Alonso solucionó el problema en la carrera. ¡Y qué carrera! Después de que le empujasen a la hierba en la salida, cosas que pasan, empezó una remontada marca de la casa. Una de esas remontadas que eran imposibles el año pasado, porque sólo había una estrategia posible: una parada. Así los pilotos no se podían dar el lujo de destrozar los neumáticos buscando adelantamientos. Pero con el aleron móvil y los Pirelli, es otra historia. El adelantamiento de vértigo a Kobayashi. La caza y captura de Massa. El duelo con Webber. La persecución de Petrov; faltaron un par de vueltas para robarle su merecido primer podium. La carrera de Alonso no tuvo desperdicio y el Ferrari mostró el potencial de que careció el sábado. Aunque el resultado no lo refleje, la tabla de tiempos no engaña; en cuanto averigüen qué pasó el sábado con los neumáticos, Red Bull va a tener un problema. Un problema rojo.
Y otro plateado. McLaren a despejado las dudas que devantaron en la pretemporada. Llegaron a Australia con un MP4-26 remodelado y rápido y temible. Igual que Renault, que a pesar de no tener al Kubica al volante, han vuelto dispuestos a dar disgustos. Y hablando de disgustos, aprovecho para mandarle mis mejores deseos para una pronta recuperación a Kubica; la Fórmula 1 necesita a pilotos con tu clase y tus manos. ¡Vuelve pronto!
En resumen, comparto el cabreo de Trulli con Pirelli. No tiene sentido que el comportamiento de los neumáticos durante toda la pretemporada fuese tan diferente al que tuvieron en Australia. Eso ha causado muchos quebraderos de cabeza, y ahora los equipos tendrán analizar los datos y reajustar las puestas a punto para Malasia. Aún así, con el cambio hemos ganado en diversión y espectáculo. Ahora los pilotos pueden hacer algo más que preocuparse se conserbar las gomas durante cincuenta vueltas. Ahora, todo el mundo promete guerra. Y espero que así sea. Preferiría evitarme el espectáculo de volver a ver a Vettel dominar implacable de principio a fin.
Imágenes: Ferrari.com y Autosport.com.
Gomas de chicle ponía yo!!!
ResponderEliminarMenos mal! Una carrera entretenida. Al fin!!!
Y un gran acierto el poder compensar las turbulencias con la pérdida de ala para fomentar los adelantamientos. Ya iba siendo hora de que coincidiese con las normas de la FIA.
Pues, el cambio de gomas me parece un gran acierto; pero aún no estoy del todo convencido con lo del alerón trasero móvil. Me resulta demasiado artificial con todas esas restricciones en su uso. Aún así, habrá que esperar antes de sacar conclusiones.
ResponderEliminarEsto promete... :D
ResponderEliminarMuak!
Mucho :)
ResponderEliminar