He trabajado lo esperable: más bien nada. El primer día en mi nuevo trabajo ha consistido en charlar con el jefe. Como los de IT aún no me han conseguido ni ordenata, ni cuentas de usuario, ni nada, poco más hemos podido hacer. Charlar, echarle un vistazo al proyecto y explicarme como va programa con el que me voy a tener que pegar durante las próximas semanas. Y ahí es donde vez me saltaron las alarmas. . . La oficina agradable, la peña maja, el jefe amigable, lo habitual cuando nadie te mete presión, aunque sabemos que la va a haber. . . Y el programa de gestión corre en red y sólo a través de Explorer. Miedo, miedito, miedo me da; sobre todo después de ver su wonderfulosa interfaz y la velocidad a la va. A ver quién le mete presión a ese. . .
Así que, a parte de la buena impresión general, el primer día me deja con una pregunta: ¿por qué siempre acabo trabajando para el enemigo? Primero una petrolera y ahora una de márketin. . . Seguro que Sigmund tendría algo que decir.
Imagen: robada de aquí.
Mercenario XD.
ResponderEliminarjeje di que si, boikotea desde dentro!!;) besin
ResponderEliminarEpa, neno, ha desaparecido la respuesta que puse a tu comentario. . . Turbio. . . Creo recodar que puse algo así como que era todo para conocer al enemigo ;)
ResponderEliminarMariaN, calla, coño, que me van a destapar el plan ;)
Afortunado tú, mercenario...
ResponderEliminarMuak!
Vero.
Nunca he negado ser un afortunado :)
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