Cierto que hace frío. Cierto, es un coñazo andar quitándo y poniéndose capas de ropa cada vez que uno entra o sale; jersey, chaqueta, guantes, gorro. . . Cierto que, si te quedas parado unos minutos, el viento del norte que recorre las calles te roba el calor, se te mete dentro y te hiela los huesos. En cuanto el termómetro baja de cero la vida cambia. El agua se congela, el mundo no es el mismo.
A diez grados bajo cero el mundo se convierte en tu enemigo. Un enemigo jodídamente hermoso. . . El frío y la nieve, los cielos azules y prístinos, envuelven al mundo en manto de pureza y sosiego, en una belleza delicada e inóspita. El mismo aire helado que te recuerda que estás vivo, te cuarteará los labios. La nieve que susurra y acuna cada paso, te helará los pies conviertiéndote los dedos en dolor.
Ámala u ódiala, pero la belleza inmaculada y gélida de invierno escandinavo no durará; tal vez eso lo haga más hermoso. Tal vez por eso, este fin de semana, tuve que aprovechar la oportunidad de caminar por primera vez en mi vida sobre un lago helado. Sí, esos llanos blancos que veis en las fotos son los lagos que rodean el centro de la ciudad. Y sí, hay personas paseando, andando en bici, patinando o haciendo snow-kiting por encima.
Tampoco pude resistir la tentación de experimentar una nueva nueva forma de intentar matarme. La tradición consiste en ponerse unas botas muy apretadas con cuchillas de metal por suela y luego tratar de correr con ellas por el hielo a velocidades indecentes. Como el hielo parece ser una cosa bastante fría y muy dura, decidí que era mejor mantenerlo a una distancia prudencial de mi culo. No sé muy bien cómo, pero conseguí pasarme una hora en la pista manteniendo pies, culo y cabeza en sus posiciones relativas habituales. Me temo que voy a tener que volver a probar. Y me temo que no seré tan afortunado. O a lo mejor debería dejar mi corta carrera como patinador ahora que aún estoy en la cumbre y con la dignidad intacta, más o menos. . .
A diez grados bajo cero el mundo se convierte en tu enemigo. Un enemigo jodídamente hermoso. . . El frío y la nieve, los cielos azules y prístinos, envuelven al mundo en manto de pureza y sosiego, en una belleza delicada e inóspita. El mismo aire helado que te recuerda que estás vivo, te cuarteará los labios. La nieve que susurra y acuna cada paso, te helará los pies conviertiéndote los dedos en dolor.
Ámala u ódiala, pero la belleza inmaculada y gélida de invierno escandinavo no durará; tal vez eso lo haga más hermoso. Tal vez por eso, este fin de semana, tuve que aprovechar la oportunidad de caminar por primera vez en mi vida sobre un lago helado. Sí, esos llanos blancos que veis en las fotos son los lagos que rodean el centro de la ciudad. Y sí, hay personas paseando, andando en bici, patinando o haciendo snow-kiting por encima.
Tampoco pude resistir la tentación de experimentar una nueva nueva forma de intentar matarme. La tradición consiste en ponerse unas botas muy apretadas con cuchillas de metal por suela y luego tratar de correr con ellas por el hielo a velocidades indecentes. Como el hielo parece ser una cosa bastante fría y muy dura, decidí que era mejor mantenerlo a una distancia prudencial de mi culo. No sé muy bien cómo, pero conseguí pasarme una hora en la pista manteniendo pies, culo y cabeza en sus posiciones relativas habituales. Me temo que voy a tener que volver a probar. Y me temo que no seré tan afortunado. O a lo mejor debería dejar mi corta carrera como patinador ahora que aún estoy en la cumbre y con la dignidad intacta, más o menos. . .
Qué bonito...creo que cuando llegué aún no estaba helado. Pero al día siguiente tras regresar de fiesta, paso por delante y veo que hay nieve encima....y tuvimos que bajar a comprobar si era hielo y si se podía andar. Y se podía :-) :-) Ahora imagino que ya no hay peligro, porque unos días más tarde vi a la poli intentando cazar a un tío que andaba por el medio de los lagos.
ResponderEliminarLife's
Ningún peligro, ya te digo, andan los daneses quitando con palas la nieve de encima del hielo para patinar :) Y en vez de dar la vuelta por los puentes, ahora atajan por los lagos.
ResponderEliminarjoé, con lo bien que me hubiera venido eso de atajar por los lagos más de una vez...en cambio a ir más rápido y sacar la lenga :-P
ResponderEliminarJejeje :)
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs precioso. Lástima que mi total intolerancia al frío no me deje disfrutar de paisajes de ese tipo sin acordarme de algún ser divino.
ResponderEliminarComo dicen por aquí, no existe el mal tiempo, sino la ropa equivocada ;)
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