martes, 5 de junio de 2007

Y ahora qué?

Nota del autor: Este artículo es irrelevante para tu vida (puede que incluso para la mía). De verdad, podrás vivir sin leerlo. Si decides seguir adelante, allá tú y lo que hagas con tu tiempo; pero yo no lo haría. Sé una persona sensata, párate un momento y piensa. Seguro que no tienes nada mejor que hacer? Pasear? Ir a la playa? Ducharte? Leer algo más interesante? Tomar una cerveza con unos amigos? Invitar a alguien a follar? A mí luego no me eches la culpa. Por tu cuenta y riesgo...

Acabo de llegar de casa de Albert y Vassos. Viven allá arriba, en las montañas. Me he autoinvitado, porque no tenía ganas de cocinar ni de cenar solo. Ya veis, una de las cosas buenas de no ser danés: puedes improvisar sin estar borracho.

Cenita tranquila. Pollo con curri y ensalada de la toda la vida, con aceite de oliva y todo. Un blanco espumoso portugués para acompañar y charla agrable antes, durante y después. Ah, y que no se me olvide, unas manzanas muy ricas de postre a dos coronas la pieza... Ahora iba a escribir que sólo faltó la compañía femenina para hacer la velada de lunes perfecta, pero no estoy seguro de que fuese verdad.

Después de todo eso, veinte minutitos en bici de vuelta a casa. Lo mejor para una buena digestión: aire fresco al anochecer; sí sí, anochecer, que aquí a estas horas aún no es noche. Y aquí estoy, meditando seriamente el siguiente paso, porque claro, el avión sale a las seis de la mañana. Eso quiere decir que tengo que estar en el aeropuerto hacia las cuatro o cuatro y media, o sea, que me tengo que levantar a las tres!!! A todo esto el reloj dice que son las 23:38. Y ahora qué?

No no, no os hagáis los tontos, que estoy hablando con vosotros. Ahora qué, eh? Me meto en cama para dormir tres horas y arriesgarme a quedarme sobado? Me quedo levantado y hago uso de mi nueva gran habilidad para dormir en los aviones? Haga lo que haga, creo que mañana aterrizaré en Asturias con ojeras, pa'variar.

Otra nota del autor: Perdona que te interrumpa; sólo quería recordarte que aún estás a tiempo de hacer otra cosa. No me voy a enfadar ni nada de eso, eh.

Qué vida más feliz la mía, que lo único de lo que se me ocurre quejarme es de semejante gilipollez y gran dilema. Es que estaba perdiendo la costumbre en esto de quejarme. Por cierto, un detalle en el que me fijé hace tiempo: os habéis dado cuenta que uno de los primeros comportamientos sociales que los niños asocian con el hecho de "ser mayores" es el quejarse. Manda güevos! Prestad atención, veréis que cuando una de esas criaturitas quiere hacerse el interesante, "el mayor", se queja por algo, lo que sea: de lo mal que durmió anoche, de lo terrible que fue viaje, de lo que le hizo fulanito, de lo que le duele no se qué, etc, etc. Y sobre todo si el interlocutor al que pretenden impresionar es de su quinta. Llamemos a esto Hecho Número Uno.

Por otro lado, los cerebros de esos retacos hiperactivos están programados para actuar como esponjas, para absorber todo lo que se le pone por delante, procesarlo e imitarlo. Ya sabéis, imitar es una herramienta de aprendizaje/supervivencia básica. Hecho Número Dos.

Montándonos un silogismo con el Hecho Número Uno y el Hecho Número Dos, tenemos algo así como:

- Los tiernos infantes se quejan de vicio, pa'molar y eso.

- Los tiernos infantes imitan sus diligentes progenitores, programación biológica.

- Ergo, vivimos en una puta sociedad de quejicas que se autoperpetua a sí misma, válgame la redundancia.

(Los corolarios se dejan como ejercicio al lector.)

Última nota del autor: De verdad que me siento halagado; pero ya puedes dejarlo, si en realidad no hace falta. Te querré igual y me alegraré de saber que estás haciendo algo más provechoso con tu vida.

Todo esto venía a que, entre que decido si meterme en cama o no, es un buen momento para ir contándoos cosillas. Como que ayer inauguramos la temporada de barbacoas. Con la disculpa de celebrar un par se cumpleaños, aprovechando que salió el sol y que nos daban de comer a cambio de que llevásemos unas cervezas, nos reunimos unos treinta en un parque a ponernos como gochos de salchichas, pollo y pasteles varios. Gran tarde de domingo.

Si alguien estaba esperando algo más sacado de mi vida interior, pues lo siento (mentira). Últimamente me dedico mucho más a eso de la vida exterior. La interior es un coñazo. Se queda ahí dentro dando la murga. Luego coge una de polvo que no veas y, cuando te quieres dar cuenta está toda echa un cristo. Con la pereza que da limpiar, lo vas dejando, lo vas dejando... Por eso son útiles los blogs, para sacarla a pasear, que le dé el aire y coja color. Higiene mental, si queréis; sacar la basura, mejor dicho, reciclar, ahora hay que reciclar, veis: coges cuatro idaes chorras que no tienen nada que ver las unas con la otras, trituras, amalgamas, recompones, y ya tienes unos cuantos párrafos que publicar un lunes por la noche.

Hala! Ya sólo quedan un par de horas para desayunar e ir a por el avión.

P. S.- En este punto, por una cuestión de respeto, fue cuando se me ocurrió poner la advertencia del principio. Si has llegado hasta aquí no es culpa mía, ya te lo advertí. Por supuesto, no tienes derecho a quejarte, y mucho menos por lo que has pagado. Si aún así lo haces, la costumbre y eso, por favor, que no sea delante de los niños.

3 comentarios:

  1. Buen viaje!!

    No tenia ni idea de que en este pais habia montañas!!!

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  2. Qué paja mental más buena... Y sí, había algo que hacer, pero no era mejor que leer tu blog (toma peloteo), así que no hay quejas :-)
    A sus pies

    Isa

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  3. Ya ves, Under, Dinamarca siempre puede sorprenderte ;)

    Isa, eres una pelota. Como me gusta... Y hablando de pajas mentales; aún me falta la de Berlín. ¡Qué ciudad más chula! En cuanto me manden las fotos...

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