"Un día, abrí los ojos y creé el Universo. Así es como de uno surgen diez mil cosas. Me pareció hermoso y así nació el respeto.
Al día siguiente, encontré un espejo. Así nació Yo. Así nació el miedo. Yo reflejado en el espejo, el universo entorno a mi. Separados. Yo sólo era los ojos de este mar. Los oídos de este árbol. La nariz de este viento. La lengua de esta serpiente. La piel del desierto. Caminé a través del miedo. Miré el mar. Escuché los árboles. Olí el viento. Hablé con la serpiente. Acaricié el desierto. Así crecí yo. Me pareció hermoso. Y decidí respetarme.
Pasaron los días y volví frente al espejo, a contemplarme en el universo. Y, cuando me alejaba satisfecho, descubrí mi error, no había uno sino dos. Dos espejos, dos ojos. Los ojos de otra. Así nació el terror. Otra persona mirándome, escuchándome, oliéndome, hablándome, tocándome. . . Creándome. Quise huir y nació la soledad. Volví. Crucé el terror. Alargamos las manos. Nos tocamos. Hablamos. Miramos. Escuchamos. . . Creamos. Así aprendimos a amar. Aprendimos a querer otros universos abrazados al nuestro. Fuimos en busca de otros, para enseñarles. Los encontramos; pero fueron ellos quienes nos enseñaron que ya sabían. Quise odiarlos, y así aprendí que éramos iguales. Y me pareció hermoso. Entendí que odiando, sólo me odia a mí, a quien había decidido respetar, respetarnos. Leímos la palabra que llevábamos escrita en la espalda: igualdad y libertad. Y el universo sonrió.
Perdí la cuenta de las veces que vimos salir y ponerse el sol. Olvidamos cuantas veces la luna había cruzado el cielo. Hasta que un día, tras la luna no salió el sol. Busqué en la oscuridad y encontré entre las sombras unos ojos cerrados. Así nació el horror. Cerrados para siempre, aquellos ojos jamás volverían a crear el universo. Caminé cargando el horror con mis brazos. Cuando llegué junto a vosotros, se había transformado en verdad. Y la verdad es simple, es esta historia. Mi vida es verdad. Igual e igual de cierta que los millones de ojos que abren el universo. Igual e igual de cierta que los millones de ojos que se cierran para siempre. Así, contando los días con el horror en mis manos, grité la verdad a los mentirosos. Grité a todos los ladrones de vidas, a los asesinos que pretendían convencerme de que cada persona debía abrir y cerrar los ojos de forma diferente. Grité a los demagogos convencidos de que el universo ordenaba que viviésemos los unos por encima de los otros. Grité y grito que es mentira cargando con la verdad en brazos.
Un día, yo, un parpadeo del universo, cerraré los ojos y el universo morirá conmigo. Y esto es la verdad."
- Tú
Cualquier sistema político, económico o social sustentado en cualquier principio diferente de la libertad y la igualdad de las personas es una falacia. Cualquiera que pretenda imponer cualquier forma de autoridad y justificar el valorar tu vida, tu trabajo y tu libertad por encima o por debajo de otras personas basándose en la geografía, la educación, los conocimientos, la raza, las creencias, la historia, la histeria, el acuerdo de una mayoría o cualquier otro tipo de violencia, es un ladrón de vidas, un asesino de voluntades, un terrorista universal, un fascista. Pero cuidado, porque los demagogos viven más satisfechos ocultos tras otros nombres: demócrata, comunista, profesor, policía, padre, burócrata, banquero, especulador, patrón, sacerdote, encargado, criado, científico, alumno, carcelero, maestro, gurú, activista e, incluso, yo mismo porque yo lo valgo. . .
Ojos abiertos. Boca presta a gritar . Manos preparadas para demostrar que la verdad es simple y está en un parpadeo del universo.
Graffitis: Banksy.
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