miércoles, 30 de diciembre de 2009

COP15


Voy terminar el año tratando de convenceros de que el mundo es una mierda y nosotros lo hemos cagado. Antes de que me fuese a España a esconderme un poco de mí mismo, tuvo lugar aquí, en Copenhague, esa pantomima político-mediática llamada COP15. Las Naciones Unidas, como organidoras del evento, dijeron al mundo que allí iban a arreglar el gravísimo problema de calentamiento global y miseria climática que ellas mismas habían causado.

Eso erá mentira. Allí nadie fue arreglar nada. De lo único que se trató en el COP15 fue de cómo parchear un sistema económico y social que hace aguas aprovechando el tirón mediático que tiene el ser verdes, ecológicos y buen rolleros. De lo único que se habló fue de cómo seguir aumentando los beneficios a pesar de la crisis que ellos mismo provocaron, engañar al planeta y quedar bien los periódicos.

¿No os lo queréis creer? Vale. . . ¿De qué se iba a discutir en el COP15? De calentamiento global. ¿Cuántos científicos había en la sala? Y me refiero a esa sala pequeñita a la que sólo podían entrar cuatro amigos y sus guardaespaldas; los otros quince mil acreditados estaban allí para que todo pareciese abierto, público y democrático no pudieron ni asomarse a la sala donde discutían los líderes del mundo libre. ¿Cuántos? Ninguno, no había ningún científico. Sólo sesudos políticos. No sé vosotros, pero cuando se me estropea la bici, se la llevo a mecánico de la esquina, no al Ministro del Exterior de Camerún. Alguien dirá que para eso están los asesores y comisiones científicas de cada país, para informar a sus gobernantes y que así puedan discutir de decidir con conocimiento de causa. Eso es una falacia barata. Eso es como mandar al presidente de un club de futbol a entrenar al equipo basándose en las notas que unos periodistas le han recopilado sobre cómo ganar partidos. Ningún club pone a su presidente a cargo del banquillo, no, todos contratan entrenadores. Será que nos preocupa más ganar la champions lig que detener el calentamiento global.

Así que en aquella sala no había nadie cualificado para discutir sobre calentamiento global. Ni falta que les hacía, porque ellos sabían que iban a discutir de otra cosa. Esa gentuza fue la misma que hace poco más de un año decidió que un bosque tropical y una plantación de pinos eran lo mismo. Firmaron un documento, según ellos destinado a proteger los grandes bosques del planeta, en el que daban luz verde a las multinacionales maderas para talar el Amazonas y plantar eucaliptos. Según ellos tanto da lo uno como lo otro. Eso sí, en los periódicos se dijo que se había alcanzado un importantísimo acuerdo global para preservar las grandes masas verdes del planeta. A eso es a lo que se dedican las Naciones Unidas. Eso es lo que hacen nuestros politícos y sus asesores científicos. Esta gentuza debería estar entre rejas en vez de dirigiendo países. Y ciertas pediodistas y periodistos, colgados de los cojones, las cojonas o del clítoris, segun corresponda, es lo que tiene esto de la iguadad y lo igualdado.

Esa chusma que vino a repartirse el bacalao a Copenhague, o Hopenhagen (hope en inglés significa esperanza) como ponen ahora los anuncios de Coca-Cola, tócate los cojones Mariloli, esa chusma, decía, no tiene la más mínima legitimidad moral o científica para decidir sobre nada. Pero por desgracia son la chusma que hemos elegimos en nuestras flamantes urnas cada cuatro años. Eso si eres de un país con suerte, porque allí también había dictadores bananeros, charlando con nuestros aladides de la democracia sin que ninguno se ruborizase lo más mínimo. Poderoso caballero es don Dinero. . .

Es galán y es como un oro;
tiene quebrado el color,
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero
es don Dinero.


Gracias, don Francisco. Y gracias que no llegaron a ningún acuerdo. Esta vez su avaricia no les ha servido ni para ponerse de acuerdo en el color de la mierda que nos querían hacer tragar. Lo que casi nos hacen tragarnos es que la culpa de que el calentamiento no se vaya a solucionar la tuvo la mala organización del evento. Manda güevos. . . Leyendo los periódicos, parece que Copenhague fue un campo de batalla, un desastre y que nada funcionó como era debido.

No estoy de acuerdo con ciertos métodos policiales usados durante la conferencia. Tener a mil personas arrodilladas en el asfalto durante dos horas de noche, a tres bajo cero, no son ni formas ni maneras. Y menos con la disculpa de que estaban disparando con escopetas; eran petardos, y ni siquiera se los lanzaron a la policía. Es un atropello contra la libertad de expresión, que la policía irrumpa en una charla y detenga al conferenciante porque sospechan que al día siguiente va a ir a una manifestación. Tampoco es de recivo que se impida la entrada al recinto de congresos a personas acreditadas porque vayan a decir cosas que nadie quiere oír. Pero de ahí a querer vendernos que esto fue una batalla campal permanente y que a los organizadores el asunto les vino grande y se les fue de las manos, va un mundo. Eso es lo que debería de haber pasado y no pasó. Eso es lo que podría haber ocurrido si en vez de policías daneses que sonreían cuando les fotografíaban con payasos burlándose de ellos hubieran sido guardias civiles castizos. Casi me da miedo pensar cómo hubiese terminado en cualquier otra ciudad del mundo una manifestación de cien mil personas abucheando a san Obama. ¡Cien mil! Un uno y cinco ceros: 100 000. Ha sido curioso ver como la prensa internacional, española incluída, hablaba peor de la policía que los propios manifestantes y detenidos. A algo había que echarle la culpa del fracaso, nunca jamás a nuestros bienintencionados y angelicales líderes mundi.

El calentamiento global, se va arreglar el día que tengamos la voluntad de arreglarlo, no faltan ni tecnología, ni recursos, ni dinero. Lo arreglaremos el día que obliguemos a los políticos a mirar más allá de las próximas elecciones. El día que nos demos cuenta que el mismo modelo productivo que genera el problema, no puede ser a la vez la solución. El día que comparemos los ochenta y siete millones que ha costado organizar el COP15 con la ficha de Cristiano Ronaldo y se nos caiga la cara de vergüenza. Hasta entonces, tendremos lo que nos merecemos: cantamañanas en las listas electorales, calentamiento global y gran hermano ad nauseam.


FELIZ AÑO NUEVO. . . O algo. . .



jueves, 17 de diciembre de 2009

¡Invierno, por fin!

Cinco grados bajo cero. Sensación térmica de catorce bajo cero. Copenhague, preciosa, cubierta con unos quince o veinte centímetros de nieve. Entre las nubes, el sol sonríe tímido y dorado antes de ponerse. Días como hoy me recuerdan por qué adoro el invierno en Escandinavia. Aunque venir al trabajo en bici halla sido una aventura. Empezando porque se han helado los cambios y siguiendo por la diversión de pedalear sobre esa fina capa de hielo que se esconde bajo la nieve. Todo el mundo debería probarlo. . .

Está siendo todo un detalle que la cuidad se halla vestido de blanco para despedirme antes de que me vaya a España. Hasta me da pena irme ahora que ha llegado el invierno de verdad. Así que, encuanto termine de escribir esto me voy para a casa, cogeré la cámara y iré a ver si encuentro alguna foto que poneros aquí antes de irme de vacaciones.

Mañana vuelo a Barcelona. Pasaré el fin de semana con unos amigotes. El domingo, otro avión a Asturias para disfrutar la Navidad con la familia y los colegas de toda la vida. Y este año, rompiendo con todas las tradiciones, el decoro y la decencia, me vuelvo a Dinamarca el lunes veintiocho para pasar la Nochevieja en Copenhague. Este va a ser mi cuarto invierno danés, así que ya iba tocando.

Poco más hay que decir, a parte de que, como veis, sigo sin tener mucho trabajo. Llevo toda la semana persiguiendo virus en el ornador y a mi co-director de tesis para que me explique, tres semanas después, qué demonios quiere que haga con los datos del tercer artículo. Los virus han sido erradicados. Mi co-director sigue en búsqueda y captura. Y dudo que vaya a encontrarlo antes de irme; más que nada porque no voy a buscar. Así que espero que me cuenten algo decente en enero. . .

Supongo que nos veremos antes, os debo una del COP15, pero por si las moscas:

¡FELIZ AŇO!


Imagen: metropolismag.com

jueves, 10 de diciembre de 2009

He visto cosas. . .


No puede ser. No puede ser que tenga esto abandonado tantos días sin predenderlo y sin una buena disculpa. Y no será por falta de cosas que contar. Claro que, pensándolo bien, cuantas más cosas hace o le pasan a uno, menos tiempo le queda para contarlas.

¿Y de dónde estoy sacando el tiempo hoy? Pues de supuestas horas de trabajo. Aunque parezca inaudito, ahora, en los momentos finales del doctorado, cuando debería desbordarme el trabajo, resulta que no tengo nada que hacer. Aquí estoy, de brazos cruzados esperando a que los jefes se vuelvan de sus vacaciones, conferencias o lo que quieran que estén haciendo. Mal síntoma, esto de no tener que hacer cuando uno está a las puertas finales del doctorado. . . Me temo que no va a ser un buen final. Ahora se trata de minimizar el drama, supongo.

Y si no es el trabajo lo que me mantinene alejado del trabajo, la única opción que queda son las malas amistades. Empezando por un gallego que ha tomado la decisión más sensata de su vida y ha decidido, otra vez, venirse a buscar trabajo a Copenhague. Lleva tres semanas alojado en mi sofá y siempre encontramos algo mejor que hacer juntos que sentarnos delante la pantalla del ordenador. Además, aprovechando el puente, otro amigote se ha venido de Barcelona. Nos hemos pasado el fin de semana rememorando y brindando el debido homenaje al tiempo que pasó aquí. Todo con la malasana intención de convencerle de una vez por todas de que regrese a vivir al frío norte.

Hemos sacado a relucir nuestras peores artes estos días: compras, cenas, cafés, cervezas, bares, fiestas. Grandes fiestas por cierto. . .
Este fin de semana he visto cosas que vosotros humanos no creeríais. Atacado escenarios incendiados a hombros de músicas impías. He visto rayos laser brillar en la oscuridad cerca de las puertas del infierno. Todos esos. . . momentos se perderán en el tiempo, como el sudor. . . en la lluvia camino a casa. Es hora. . . De contaros más; pero no me creeríais, así que cambio de tema.

Ayer, además de pasarme por una de las charlas del
Foro Alternativo y Paralelo a la gran pantomima mediático-climática que es el COP15, alagarmos la velada con otro viejo conocido que paró a visitarnos tras horas al volante en su largo camino de Uppsala a Praga. Y hoy, en cuanto termine de escribir esto me ire a casa a planear barruntar y preparar la despedida que se merece el gallego. Se vuelve mañana a pasar la navidades a España. Hasta los dedos de los pies tengo cruzados para que una casualidad muy casual ocurrida ayer evolucione en golpe de suerte y vuelva ocuparme el sofá en enero.

Lo dicho, me las piro. Espero tener algo de tiempo en breve para contaros de primera mano algo sobre el COP15 y de los millones de cosas que están pasando en la ciudad estos días.



Imagen: Blade Runner, la película de Ridley Scott que deberías de haber visto, dos veces. Y si ya lo has hecho, vétela otras dos.