Hace unos minutos me estaba bañando bajo la lluvia en una playa de arenas negras y aguas turquesa. Ahora, desde un ventanal del hotel veo las nubes de tormenta teñirse con el naranja del aterdecer sobre el Atlántico. Unos cientos de kilómetros más allá está esta la costa de África, el Sahara. He vuelto a las islas donde dicen que me engendraron.
Hace unas horas estaba convirtiendo en tradición el hábito de no domir la noche de coger un avión de madrugada. Una cena con grandes amigos terminó en un encadenado de anécdotas traídas desde los rincones del mundo. Risas y cariño compartido hasta la hora de hacer la maleta.
Hace unos días estaba buscando minutos que robar para poder contaros alguna de la historias que se me van quedando estos días en el teclado. Historias atrasadas, trabajo atrasado, trabajo nuevo que no puede esperar, historias que gritan ser contadas; el tiempo no me espera y la vida me apremia. El cansancio y la frustración bailan con la pasión y la alegría al ritmo de los latidos de mi corazón.
El resto del grupo se ha ido a cenar mientras robo unos minutos para contaros que soy feliz, para deciros que la isla de La Palma es una preciosidad de acantilados y riscos negros salpicados verde, para explicaros que el arrullo del salto de agua artificial del patio centrar del hotel, la sensación de mi piel limpia y ropa fresca sobre ella, la luz del atardecer y los acordes árabes de Hans Zimmer forman un remanso de paz que creía imposible hace unas horas. No durará mucho, lo sé y me alegro, lo sé y me entristece compartirlo con vosotras sólo a través de estas palabras.
Serán días intensos en esta isla. No sé cuando volveré a escribir, y aunque me joda es señal de que cada uno de estos días esconderá un reto, será especial y digno de ser vivido hasta que me caiga rendido en la cama. De eso se trata. Eso explicaron los amigos de Stine en un memorial entrañable que le dedicaron el viernes, eso explicaban cada una de las fotos de ella que iluminaban el auditorio. Ese sigue siendo mi objetivo para cada uno de los segundos que me queden: hacerlos especiales e intensos, ponerles una pizca de pasión y cariño que los haga dignos de ser compartidos, saborearlos hasta que me entreguen la lección que esconden las lágrimas, acariciarlos hasta que me revelen los misterios que brotan de las sonrisas.
OK, nos quedamos el apartamento. Nos mudamos en tres días. . .
Güeb the IKEA: busca, rebusca, compara, suma, resta. Éste. No, mejor aquel. Y que tal si. . . A ver cómo y cuándo preparas las muestras para el fin de semana. . .
Compra los muebles. Cama, armarios, estantes, sofá, alfombras, mesitas. Hostia! Y los platos y vasos? Sube, baja, busca, comapara. Eso mejor déjalo. Hoy sólo los muebles, otro día decoras. Mierda! No tienen el puto sofá. Mierda! No tienen el puto sofá. Nah. . . Otro día. Dale que libras. Carga. Descarga. Sube. Monta. No va a quedar mal, eh?
Levántate. Saca. Limpia. Ordena. Empaqueta. Ha sido un placer, Tobias. Que todo te vaya bien y ya sabes donde estoy. Muévelo todo. Creo que nos va a hacer falta otro viaje. Vuelve. Mete. Regresa. Reunión de grupo en diez minutos. Nos vemos el lunes. Todo bien? Sí, el tío del taller es un fiera y ha conseguido preparar las muestras. Bienvenido a tu nuevo hogar. Sigue montado. Desempaqueta. Coloca. Hostia! El meil de Brian. Hey, man! Sería molestia si me pasase por ahí a estas horas? Al contrario, Iván, vente, estamos en casa de sus padres recordado historias de ella. Tren. Lo siento muchísimo. Trabajabamos juntos. Sólo la conocí un par de meses. Apreciamos de verdad que hayas venido. Tren. Piensas: coño, han perdido una hija, una esposa, una amante, una amiga, una estrella y no había lágrimas; había cariño y recuerdos esntrañables, fortos divertidas y recuerdos comunes. Hola, Stine!
Duerme tres horas. Maleta. Tren. Aeropuerto. Avión. Disculpen, damas y caballeros, tenemos una fuga de gasofa en el ala. Otro avión. Manchester. Taxi. Pues todo esto que ves son granjas de un sólo tío. Ahora tienen mucho tirón los porductos ecológicos en Inglaterra. Pues que bien, oiga. Laboratorio. Instrución de seguridad. Prueba. Mide. Compara. Aprende. Mide. Analiza. Copia. Duerme.
Domingo por la mañana. Sin ventanas. Ordenadores. Zumbidos. Aire acondicionanado. Qué carajo hago aquí? Taxi. Este es mi pequeñín. De cero a cien en seis coma un segundos. No está para un diesel, eh? Cambio tiptronic de siete velocidades. Pues que bien, oiga. Aeropuerto. Avión. Copenhague. Tren. Hogar, dulce hogar.
Amanece, que no es poco. Oficina de empadronamiento. Mirusté, que nos hemos cambiado de domicilio. . . Rellena formulario. Les mandamos el nuevo CPR a casa. Okey, tak. Tiempo: dos minutos. Embajada del Estado Español. Mirusté, que nos hemos cambiado de domicilio. . . Rellana formulario. Oiga, señorita, seguro que hace falta rellenar todo esto para un simple cambio de domicilio? Sí sí, todo. Rellena. Aquí tiene, señoria. Uy! Pero si esto no hacia falta que lo rellenaseis. La matas tú o la mato yo? Mejor rellenamos otro impreso que aunque lleve más tiempo es más limpio. Rellena. Aquí tiene, señorita. Uy! Pero esto lo habéis rellenado mal. La mato yo. Deje, deje, no nos hace falta otro formulario. Tacha. Corrige. Aquí tiene, señorita. Ahora sí. Perdonad, es que son unos formularios nuevos y. . . Ya ya, sí sí. . . Y una mierda. Buenos días. Tiempo: una hora. Por qué será que en Dinamarca se sale de trabajar a las cuatro de la tarde y en vez de diez horas, si eso, trabajan siete? Y no echáis de menos España? Pues lo justito, oiga.
Mierda! Siguen sin tener el puto sofá; pero estas velas con aquellas flores secas van a quedar cojonudas.
Iván, que tal los datos de Manchester? Alguna cosilla interesante, pero no sé si la resolución será lo bastante buena. Y el borrador de el artículo aquel? Pues no va. Y análisis de los datos del experimento gordo? Iba a ser cosa de media hora; pero se ha atascado no sé qué en el software; dos días perdido. Vaya. . . Aquí tienes las correcciones del otro artículo, y prepara los gráficos para la reunión del martes. Qué reunión?!
Mierda! Siguen sin tener el puto sofá. Mejor, así no nos lo manchan en la fiesta. Dos hombres, una casa, sesenta invitados. Y las risas que nos echamos. Hogar, dulce hogar. Seis de la mañana: todos a casa. Siete y media: quién dijo que aquí hubo una fiesta?
Amanece, que no es poco. Y la vida vuelve a fluir tranquila: peli, comida, una visita expontanea. Te sientas a escribir. Cenas. Abrazas la noche de Copenhague. Amanece, que no es poco. Ducha, música y terminas de escribir.
Prueba superada.
Mierda! Siguen sin tener el puto sofá. . . Y que más da, tienen sofás de sobra en el Opera, y música, y té.