No, hoy no es el solsticio de verano. Y no, el solsticio de verano tampoco se celebra el día que deberíamos; sinó que por razones históricas y de simetría lo hacemos la noche del 23 al 24 de junio. En tierras de idólatras y herejes la llamán noche de San Juan, Saint John, Sankt Hans o cosas por el estilo, fruto de la habitual propaganda cristianuza y diligente aplicación del tercer mandamiento: "Santificarás las fiestas." Cuando uno se inventa una nueva religión es más fácil y eficiente para ganar adeptos copiarles sus ideas y tradiciones y hacerlas pasar por propias.
Así, los cristianos europeos se apropiaron de los fuegos de Beltain, las hogeras que celtas, nordicos y germanos encendían en el solsticio de verano para celebrar el comienzo del verano y llevar un fuego nuevo y puro a sus hogares. Los cristianos, gentes ladinas y de pocos escrúpulos, a pesar de predicar paz y amor fueron incluso más allá: pervirtiron los fuegos sagrados y los usaron para quemar brujas y herejes, es decir, a cualquier seguidor de las religiones ancestrales europeas. Así es que, aún hoy, en los fuegos del solsticio de verano danés se quema una bruja de trapo para liberar y purificar su alma y de paso mandarla a Alemania. Brujas, adoradoras del demonio, un demonio que, hasta que llegaron a Europa, los cristianos no sabían la pinta que tenía; pero un día decidieron que debía ser igualito igualito a Cernunnos, el misterioso dios que a lo largo y ancho del continente se representaba como un hombre astado y, a menudo, asociado con serpientes. Qué casualidad. . .
Por suerte y por mucho que les pese a los mojigatos cristianuzos, a pesar de que convencieron a Europa de que había que cambiarle el nombre a la fiesta, nadie se olvidó de lo que hay que hacer en Beltain: saltar y bailar alrededor del fuego y el calor del verano, celebrarlo comiendo y bebiendo con los amigos y al carajo con todo por una noche, aunque sea la más corta del año, o quizás por eso. . . Todo para mayor alegría del demonio, los escesos y las tentaciones.
Para no ser menos y hacer las cosas como dios manda, y no el cristiano precisamente, el miércoles por la noche nos reunimos, junto a un fuego en una playa nórdica, amigotes y viandas. Cantamos y bailamos. Comimos chorizos, quesos y empanadas. Entonamos conjuros entorno a una queimada de orujo casero y bebimos a la salud de las brujas.
Así, los cristianos europeos se apropiaron de los fuegos de Beltain, las hogeras que celtas, nordicos y germanos encendían en el solsticio de verano para celebrar el comienzo del verano y llevar un fuego nuevo y puro a sus hogares. Los cristianos, gentes ladinas y de pocos escrúpulos, a pesar de predicar paz y amor fueron incluso más allá: pervirtiron los fuegos sagrados y los usaron para quemar brujas y herejes, es decir, a cualquier seguidor de las religiones ancestrales europeas. Así es que, aún hoy, en los fuegos del solsticio de verano danés se quema una bruja de trapo para liberar y purificar su alma y de paso mandarla a Alemania. Brujas, adoradoras del demonio, un demonio que, hasta que llegaron a Europa, los cristianos no sabían la pinta que tenía; pero un día decidieron que debía ser igualito igualito a Cernunnos, el misterioso dios que a lo largo y ancho del continente se representaba como un hombre astado y, a menudo, asociado con serpientes. Qué casualidad. . .
Por suerte y por mucho que les pese a los mojigatos cristianuzos, a pesar de que convencieron a Europa de que había que cambiarle el nombre a la fiesta, nadie se olvidó de lo que hay que hacer en Beltain: saltar y bailar alrededor del fuego y el calor del verano, celebrarlo comiendo y bebiendo con los amigos y al carajo con todo por una noche, aunque sea la más corta del año, o quizás por eso. . . Todo para mayor alegría del demonio, los escesos y las tentaciones.
Para no ser menos y hacer las cosas como dios manda, y no el cristiano precisamente, el miércoles por la noche nos reunimos, junto a un fuego en una playa nórdica, amigotes y viandas. Cantamos y bailamos. Comimos chorizos, quesos y empanadas. Entonamos conjuros entorno a una queimada de orujo casero y bebimos a la salud de las brujas.
A tu vuestra salud, pues!!!
ResponderEliminarPorque algo de brujos tambien teneis, sinó ya me explicareis de donde viene esa fuerza para hacer de cada dia algo especial en tierras extrañas (quizás algo madres) con productos de la tierrina y tenernos embrujados aún en la distancia.
Espero hayais quemado todo lo malo y conjurado la buena suerte.
Muak.
Gracias :) Pero, después del fostión que me comí en bici al día siguiente, no tengo muy claro que hayamos conjurado nada bueno. . . O sí, veremos ;)
ResponderEliminar